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viernes, 12 de marzo de 2010

TERESA MÉNDEZ-FAITH y FRANCISCO FEITO - LA BABOSA Y SUS CRÍTICOS / PALABRAS PRELIMINARES. Por JOSEFINA PLÁ

LA BABOSA Y SUS CRÍTICOS
por FRANCISCO FEITO y
TERESA MÉNDEZ-FAITH
(Enlace a datos biográficos y obras
en la GALERÍA DE LETRAS del
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ENSAYOS DE:
RUBÉN BAREIRO SAGUIER,
FRANCISCO FEITO,
JUAN MANUEL MARCOS,
WILLIAM MEJÍAS-LÓPEZ,
TERESA MÉNDEZ-FAITH y JOSEFINA PLÁ
Intercontinental Editora, Asunción-Paraguay 2007
Ilustración de portada y diseño: ENRIQUE COLLAR
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PALABRAS PRELIMINARES (Por JOSEFINA PLÁ)
** La biografía de Gabriel Casaccia es sumamente simple. Una vida repartida sin visibles conflictos entre el imperativo de vivir (escritorio de abogado) y la solicitación implacable del creador. Una vida sin relieves externos aparentes, y en la cual sólo unos pocos hechos podrían señalarse en vista a ulteriores análisis. Su estada como estudiante en un colegio de Bue-nos Aires. Su abandono de un fácil puesto en retaguardia para ir a desempeñar una auditoría en el Chaco (guerra con Bolivia). Y, posteriormente, su voluntario destierro, o mejor, distanciamiento material de su país, igualmente en la Argentina, en donde trabajó como profesional y buscó realizarse como escritor durante los últimos cuarenta años de su vida.
** Casaccia hace su aparición subitánea en una literatura prácticamente ensimismada en sus fronteras, vuelta hacia sí misma. La literatura en la cual, si no faltaban ciertamente poetas o narradores, fueron poquísimas las obras que pudieran atraer la atención crítica extra-fronteras. En rigor, sólo podría mencionarse a tres: uno de ellos Rafael Barrett, el formidable periodista; el segundo Teresa Lamas, agradable escritora que cultivó el tema erotativo; y el tercero Eloy Fariña Núñez, poeta y ensayista, quien por cierto, realizó su obra en el exterior.
** Esta literatura, que cubre más del primer tercio del siglo, fija unánime su vista en el pasado, concebido éste como paradigma que lógicamente sólo puede subsistir y prolongar sus diseños sobre presupuestos estáticos.
** Se caracteriza por la entronización de lo tradicional como modelo, y del paroxismo heroico de una epopeya como ejemplaridad. Ello lleva al escritor a supeditar la psicología individual o colectiva a conflictos de escasa variación en sus esquemas agonísticos; prolonga la fijación de sentimiento e imaginación en el ayer idealizado.
** Con las excepciones antes mencionadas -más dignas de estima por tan escasas-esta narrativa podría calificarse de "deshumanizada", en cuanto el personaje no es en ella agente autónomo, mediante el juego diverso y libre de sus movimientos íntimos. No es él quien, con su conducta, a la vez lógica y contradictoria, determina, paso y compás, la marcha del conflicto: el desenlace es aceptado como inevitable parte del statu quo que rige rumbo y andadura. El "sufrimiento injusto" en esta literatura, podría ser, clave analítica de un complejo colectivo en el que lo heroico, lo glorioso, se ofrece siempre como contrapartida. En suma, está ausente cuanto puede significar catarsis; pero con esta misma actitud persistente, ella cumple el papel de "testimonio" que corresponde a toda literatura, aún la más convencional o artificiosa.
** Dado que el personaje de esta narrativa responde a índices previos y determinados de conducta, de pensamiento, de acción, que se dan como características y rasgos inherentes a su condición de hijo de un ambiente físico y humano a su vez consagrado arcádicamente en sus rasgos generales, la literatura que lo utiliza se colorea de folklore, camino del mito. El análisis de esta situación ha sido abordado en los últimos lustros, en lúcidos lampos, por Augusto Roa Bastos y unos pocos críticos jóvenes como Francisco Pérez-Maricevich, Rubén Bareiro Saguier, Roque Vallejos, etc.
** Una explicación desde el punto vista socio-histórico podría hallarse, como han insinuado estos escritores, en el prolongado "sueño" literario de la colonia al cual la independencia no puso final, el despertar ilusionado de la breve actualización carolina y la catástrofe subsiguiente, que en el hondón de la psiquis colectiva podría actuar como justificación para el desistimiento de todo esfuerzo y conformidad con una "estabilización" tradicional.
** La obra actualizadora de los López, en efecto, abrió horizontes increíbles, puso en movimiento resortes renovadores, y con ellos, deslumbradoras esperanzas; pero la guerra del 70 arrasó las estructuras nacientes, y el paraguayo, que ha perdido prácticamente en la catástrofe, no solamente todo lo reciente, sino también muchos de los elementos tradicionales, no consigue, durante mucho tiempo, ni reemplazar éstos, ni recuperar aquellos en su articulada funcionalidad. Continuar lo empezado se entrevé imposible; tampoco es posible volver del todo al estado anterior. El hombre paraguayo, prendido aun pasado insuficiente, se cierra él mismo la vista al futuro. No desea "mirarse sufrir". Pero esta situación no es fácil de mantener ni de prolongarse indefinidamente.
** Cuando, avanzando los años, y tras el éxito de los historiadores novecentistas, a través de los cuales el Paraguay accede al exterior, y las nuevas generaciones buscan actualizarse, el enclaustramiento en que se debaten se refleja inevitablemente en su literatura. Las literaturas foráneas llegan en escaso volumen, no siempre representadas por sus mejores auto-res, fragmentadas en cronología y su proceso, no hay guías que las articulen y hagan visible la dinámica de su evolución y rumbo. Temas, personajes, conflictos, peripecias, buscan su modelo en literaturas ajenas. El patrón del personaje simbolista decadente, flotante en un medio impreciso, que prolifera en la literatura paraguaya en estas primeras décadas del siglo XX, es revelador. Por otra parte, "la idealización del fracaso", signo romántico, fue logotipo espiritual de las generaciones de "CRÓNICA" y "JUVENTUD". Inútil buscar en esta literatura algo que refleje una toma de conciencia de lo para-guayo. A esto se refirió sin duda Casaccia al decir: "No estamos equivocados, estamos vacíos".
** En este ambiente y en este momento surge Casaccia. Sobre las ruinas de la generación que fue la suya y a la que nunca perteneció: la de "JUVENTUD". Los versos y la prosa decadente de aquellos entusiastas y desorientados muchachos no hallaron, pues, sintonía en él. Deseaba escribir, pero el mundo de pasiones humanas de que era testigo y observador, no se correspondían en absoluto con los moldes que la contemporaneidad literaria local le ofrecía. Intuitivamente, había hecho ya suyo el descubrimiento que califica al autor nato: "Fuera del hombre, todo es literatura". Pero aprehender a este hombre paraguayo inédito, no era fácil.
** Casaccia es no solamente el primer narrador paraguayo propiamente dicho que trascendió las fronteras (paradójicamente desde afuera), sino que el pueblo y el mundo que en esos relatos ofrece era algo enormemente distinto de aquello que a través de ecos épicos y resonancias idílicas había contribuido a formar una imagen de su historia y de su humanidad. A esas páginas se asoma un pueblo cargado, como otro cualquiera, de sufrimientos, de rebeldías, de inquietudes, pero diferente en el grado, en la forma de manifestarse, o en el colorido pasional, o simplemente en el cuadro circunstancial que lo envolvía. Hasta el lenguaje utilizado fue un shock para los lectores. Harto se sabía que ese lenguaje se daba cotidianamente, pero eso era la "realidad" y, ¿para qué servía, en el consenso común, la literatura sino para esconder la realidad, o por lo menos para "cosmetizarla"?
** Era natural que su obra llamase la atención, que fuese esculcada como hecho herético y, en lo que se refiere a la opinión pública intra-fronteras, anatematizada. Pero los juicios adversos dentro del país no han ejercido, por supuesto, influencia alguna sobre la crítica en el exterior. Y actualmente, la opinión intra-fronteras se suma al juicio sobre la fundamentalidad de esa obra. Su estudio empezó hace poco y se prolongará seguramente mucho tiempo, pues aunque hoy el Paraguay cuenta ya con un cierto número de escritores internacionales en proyección, la ruptura que la obra de Casaccia representa en el proceso evolutivo de esta narrativa fue en su hora demasiado radical como para haber agotado todas sus sugerencias analíticas. Todos estos hechos son conocidos, pertenecen al legajo judicial de la narrativa casacciana pero, cómo y sobre todo porqué, surge de repente Casaccia iconoclasta rompiendo moldes idílicos y modelos arcaicos, es tema, creo, que aunque reconocido en sus dimensiones sólo ahora empieza a ser atacado en profundidad, interrogado, no ya en sus circunstancias, sino en su proceso personal. En otras palabras, ¿qué efecto podemos atribuir al "perspectivismo" en la liberación de Casaccia como escritor?
** El perspectivismo se relaciona inevitablemente, en lo que al Paraguay se refiere, con el destierro. Destierro forzado a veces, voluntario otras. En ambos casos establece entre el desterrado y el país que abandona, la situación de alejamiento, de espacio imposible o vedado, necesario para la mejor óptica de la circunstancia. La angustia del alejamiento, el dolor del ser cercenado, se manifiesta diversamente; la nostalgia puede llevar a la idealización; pero en el escritor nato no se produce caso digno de mención fuera del representado por Eloy Fariña Núñez, que no afectó a la narrativa. El desterrado lleva, como dice un poeta paraguayo del exilio, Hérib Campos Cervera, "la raíz y la suma de la patria sobre la cordillera de sus hombros" ; pero en esa raíz y en esa suma, están también la historia y lo que esto conlleva de errores, de catástrofes, de bueno y de malo en las decisiones vitales colectivas. No sólo en los paisajes y el folklore está la "ceniza redimida" de un pueblo.
** Casaccia ha tenido una primera ocasión de perspectiva en sus años adolescentes al estudiar en Buenos Aires. En ese tiempo tiene ocasión de leer libros que no habría leído en su país; y esta huella será imborrable. Pero quizá influya también, y más, el ambiente de inquietud literaria que le rodea y que su sensibilidad es capaz de potenciar. Aventuremos pues la hipótesis de que esos años juveniles plantaron en el estudiante y lector ávido, las semillas que más tarde fructificarían ante la situación literaria local. No hay referencia acerca de la fecha en la cual realmente empezó a escribir. La referencia absoluta la da la publicación en 1930 de su primera novela HOMBRES, MUJERES Y FANTOCHES, que lleva la huella de Enrique Larreta. Y dos años más tarde, el drama EL BANDOLERO, que lleva la de Valle-Inclán. En 1932 Casaccia ha publicado ya estos dos libros que, por supuesto, no le satisficieron. Sabemos que estuvo en el Chaco como auditor de guerra, y a su regreso se traslada a la Argentina. A Posadas primeros, más tarde, a Buenos Aires, y no regresará al Paraguay sino como visitante. Pero comienza justamente entonces a dejarnos en letra escrita (y no conocida a fondo hasta después de su muerte), el testimonio de la lucha que comenzó mucho antes por "hacerse escritor". De ello es testimonio el epistolario CARTAS A MI HERMANO, en el que figuran algunas misivas que no son de Casaccia a César Alberto, sino de éste a él, aunque su inclusión está catalíticamente justificada. Leer estas cartas, escritas sin prurito literario alguno, es asistir a un desfile de testimonios de los más auténticos y nobles, que de sí puede dar en su lucha por "hacerse escritor". En nuestra literatura es un libro único hasta ahora, pues no sólo ilumina la obra en su autenticidad y la bautiza inequívocamente en su búsqueda de lo humano, sino que encierra la maqueta del proceso de actualización de una literatura, llevando aquí, como la cruz de Cristo, solo sobre unos hombros. Ya para la fecha en que se inicia el epistolario (1937) Casaccia ha leído mucho y a estas alturas siente como un imperativo descubrir al hombre paraguayo. Pero duda, o mejor dicho, teme -saludable temor- no poseer las cualidades necesarias para el inédito viaje. Ya sabemos que "sabe mirarse sufrir", signo de vocación de escritor. En sus CARTAS A MI HERMANO vibra constantemente ese grito silencioso del espíritu agarrotado, alimentado y devorado sucesivamente por su propia ansiedad.
** Y el arrebatar al personaje idealizado sus oropeles, le entrega como compensación al dolor. El dolor que él carga como roca de Sísifo a lo largo de un epistolario: el dolor de vivir, el dolor de morir, el dolor de no poder nunca decir suficientemente cuánto duele vivir y morir como hombre, sin la seguridad del bautismo de un destino peculiar que vaya más allá de lo individual anónimo. El personaje paraguayo hará la historia como la hace el hombre común en lo redondo del mundo, sin historia. Ese será pues el rescate, el pago que el personaje paraguayo habrá de realizar a lo largo de las páginas de Casaccia para efectuar el trueque de ese contorno estático y reiterado por otro cuyo movimiento traerá consigo el dolor, signo de vida. El personaje así podrá seguir o acompañar el ritmo dinámico del devenir al que tiene, no ya derecho, sino también obligación de servir anónimo. Leyendo con atención creemos percibir en el encarnizamiento de lo que llamamos comúnmente "maldad" de un personaje (y sobre todo, en lo que se refiere a los de Casaccia a partir de LA BABOSA), cómo esa maldad no es sino el retorcimiento del dolor innominado que satura a esos personajes y cuya razón no conocen.
** Este autor zaherido y maltratado por los comentaristas compatriotas, acusado de no amar a su patria, de atentar a la imagen paraguaya, amó sin embargo a su país como pocos escritores suyos lo han amado; como lo amó otro escritor que no nació en el país ni murió en él, pero dejó infuso en su atmósfera un espíritu que los años no consiguen desvanecer: Rafael Barrett, al que también se acusó de ver "la realidad con anteojos negros".
** De lo que en la obra de Casaccia hay de entrañable amor desengañado a su pueblo, de amor incorruptible a la verdad, de respeto sacral a la misión de escritor, da fe ese epistolario (CARTAS A MI HERMANO) transido de sinceridad y de fervor creativo, y que merece un estudio amplio, riguroso y agudo, del que son sólo un llamado estas insinuaciones. - JOSEFINA PLÁ
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ÍNDICE
PREFACIO a un libro que debió nacer veinte años atrás - TMF
Palabras preliminares de JOSEFINA PLÁ
· Gabriel Casaccia o la difícil alianza entre el compromiso y el arte (A manera de introducción) - FRANCISCO E. FEITO
· Contexto histórico de la evolución literaria paraguaya - JUAN MANUEL MARCOS
· Antecedentes literarios y recepción de La Babosa en el Paraguay. JUAN MANUEL MARCOS
· La Babosa o el fin de una narrativa yugulada - FRANCISCO E. FEITO
· Hacia una lectura contextual de La Babosa - TERESA MÉNDEZ-FAITH
· La Babosa y el contexto socio-cultural - RUBÉN BAREIRO SAGUIER
· Texturas, formas y lenguajes - WILLIAM MEJÍAS-LÓPEZ
· La lengua de La Babosa - RUBÉN BAREIRO SAGUIER
· Dossier de la obra - FRANCISCO E. FEITO
** No es el pueblo más despreciable, Facundo Recalde
** Carta abierta de Gabriel Casaccia a Facundo Recalde sobre La Babosa
** Los muertos que vos matáis gozan de buena salud. Guido Rodríguez Alcalá
BIBLIOGRAFÍA
FRANCISCO E. FEITO
I. Ediciones de La Babosa
II. Bibliografía crítica (selecta) sobre La Babosa
III. Obra general de Gabriel Casaccia
IV. Bibliografía general (selecta) sobre Gabriel Casaccia.
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Poesía, Novela, Cuento, Ensayo, Teatro y mucho más.

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