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martes, 8 de noviembre de 2011

TADEO ZARRATEA - EL CASTELLANO PARAGUAYO / EL CASTELLANO PARAGUAYO Y EL GUARANÍ PARAGUAYO (CONFERENCIA, 2007)








EL CASTELLANO PARAGUAYO



El día 25 de abril próximo se iniciará un ciclo de conferencias y debates sobre el tema: EL CASTELLANO PARAGUAYO, con motivo de la semana del periodista. La iniciativa corresponde al comunicador RAFAEL GÓMEZ RODRÍGUEZ, del Diario Última Hora, y el primer conferenciante será el escritor TADEO ZARRARTEA. Se llevará a cabo en la Universidad Americana bajo la coordinación de GRACIELA PARINI. El disertante abordará el tema: CARACTERIZACIONES DEL CASTELLANO PARAGUAYO Y DEL GUARANÍ PARAGUAYO.

El grupo que promueve esta iniciativa entiende que el pueblo paraguayo no asume las formas dialectales de ninguna de sus dos lenguas, y es posible que sea la causa por la cual los paraguayos tenemos inseguridad de lenguaje, impropiedad, complejos de ser malos hablantes tanto del castellano como del guaraní, parquedad, timidez y escasa predisposición para el diálogo. Por ello un grupo de intelectuales, educadores y comunicadores pretende instalar un diálogo nacional en los más altos niveles culturales a fin de promover la asunción del castellano paraguayo y del guaraní paraguayo por los referentes principales de la comunidad.

El grupo entiende que cuando el pueblo paraguayo asuma las formas dialectales de sus dos lenguas oficiales, consolidará una fuerte identidad de lenguaje, condición fundamental para llegar a tener identidad cultural, tanto individual como colectiva. Sostiene que las personas y los pueblos tienen entidad propia en la medida de su identidad cultural, y que ésta es la base fundamental del desarrollo.

El pueblo paraguayo tiene condiciones para tener una forma propia y distinta de castellano y también de guaraní; de hecho existen los dos fenómenos, pero necesitan que los profesionales del lenguaje los caracterice, los defina, establezcan sus reglas y modalidades; en suma, que dibujen los contornos del castellano paraguayo y del guaraní paraguayo, que los identifiquen, usen, divulguen e informen al pueblo que su modo de hablar no es malo sino diferente y que esa diferencia constituye precisamente su esencia, porque es el signo de que tiene algo propio: un lenguaje que lo identifica en cualquier lugar del mundo y en cualquier circunstancia.

Asunción, abril de 2007.



CONFERENCIA:

"EL CASTELLANO PARAGUAYO Y EL GUARANÍ PARAGUAYO"

(Universidad Americana de Asunción, miércoles 25 de abril de 2007)

(*) Por TADEO ZARRATEA.


Señoras y señores:
Con esta conferencia queremos dejar habilitada una gran campaña que, por la identidad del lenguaje del ciudadano y del pueblo paraguayo, acabamos de lanzar un pequeño grupo de ciudadanos preocupados por la necesidad de asumir nuestro lenguaje en ambas lenguas nacionales y oficiales: el guaraní y el castellano. Aclaramos de entrada que lo hacemos sin ser especialista en la materia y que emprendemos la campaña precisamente para convocar a los especialistas.

Los temas que vamos a abordar son temas tabú en nuestro país. Aquí nadie quiere hablar del castellano paraguayo ni del guaraní paraguayo. ¿Y por qué son temas tabú? ¿Por qué la gente no quiere hablar de estos temas? Para mí, porque la existencia de ambos fenómenos no se hallan admitidos por el sistema educativo, y la gente no quiere ingresar al campo de lo nuevo cuando ese “algo nuevo” no se halla oficialmente aprobado. Nuestra gente sólo acepta la innovación cuando viene por vía del sistema. ¿Qué hace la gente cuando se le plantea un tema tabú? Asume actitudes diversas. ¿Y por qué estos temas no nos vienen por vía del sistema educativo? Tal vez porque el sistema no está en la vanguardia de los conocimientos; no incorpora, no asimila lo nuevo y por tanto no tiene la capacidad para divulgar conocimientos de última generación; pareciera que se limita a repetir conocimientos largamente consagrados, algunos ya desfasados, otros ya esclerosados. Entonces para tratar de interesarlo en algún tema nuevo, no queda otro camino que campañas como ésta que hoy lanzamos. Esta campaña es una irreverencia; una transgresión; casi un alzamiento contra el stablishmen educativo. De allí que deben comprometerse con ella solamente aquellos ciudadanos que tienen alma de insurgente.


EL CASTELLANO PARAGUAYO (C.P.).

Para entrar en tema debemos partir de la premisa que, para nosotros, el castellano paraguayo existe; por eso nos ocupamos del mismo. Creemos que tiene una entidad y una identidad propias, pero lo conocemos muy poco. Por eso queremos convocar a los estudiosos del lenguaje e instalar con ellos el diálogo científico; queremos que nos ayuden a caracterizarlo, a definirlo; queremos conocerlo acabadamente, asumirlo, amarlo y defenderlo; queremos hacer del C.P. una marca de nuestra identidad cultural.

Y ya en el marco de la campaña queremos darles la noticia de que existen importantes estudios realizados y publicados, pero que no se divulgan. ¿Por qué no se hace? Esa es una cuestión profunda, larga y polémica. Prefiero dejar a cargo de ustedes esa investigación. Me limitaré a exponer ante ustedes lo poco que yo sé del castellano paraguayo, aclarando una vez más que no soy especialista en el tema. Yo soy estudioso de la lengua guaraní y promotor del guaraní paraguayo. Me inscribo en esta lucha para lidiar en ese campo. Para el castellano tendrán que venir otras personas; los especialistas. No obstante ello, les daré mi opinión de lo que entiendo por castellano paraguayo y de cómo debe abordarse, a mi juicio, su estudio.

Para mí el C.P. es un castellano diferente de todos los castellanos de América y del mundo. Es propio del pueblo paraguayo; es exclusivo, único, inconfundible e intransferible. Pero tiene varios problemas, que son:

1) El paraguayo no sabe que tiene un castellano propio y en consecuencia no puede asumirlo de modo consciente.
2) El sistema educativo se niega a reconocer la existencia del castellano paraguayo, a cultivar y divulgarlo.
3) No se tiene caracterizado, no se sabe cuáles son sus aspectos, su marca, su sello, su identidad.

En cuanto a cómo debe acometerse el estudio de este fenómeno, entiendo que debemos partir de su ubicación geográfica; de un estudio diatópico, para proseguir con un estudio diacrónico, es decir, recorrer la historia de este dialecto; luego emprender el estudio de su permanencia en situación de contacto con otra lengua durante cinco siglos, para finalmente salir a escuchar cómo habla nuestro pueblo el castellano, observar los niveles de uso del lenguaje y allí establecer las notas diferenciadoras.

Por su ubicación geográfica, es axiomático afirmar que el castellano paraguayo es un castellano de América, un castellano del Río de la Plata y un castellano del Paraguay, pero para completar el cuadro debemos señalar que su territorio y población se encuentran adyacentes al Brasil, motivo por el cual la lengua portuguesa interviene también en la formación del castellano paraguayo. En el estudio diacrónico debemos considerar el sempiterno aislamiento del Paraguay y por lo mismo el desarrollo de una cultura de características isleñas.

Como castellano americano, el castellano paraguayo se caracteriza por suprimir el “ceceo”, es decir, por eliminar los sonidos de la /Z/ y de la /C/, sustituyéndolos por la /S/. Ej. Calzón/calson; canción/cansión. Sustituye el pronombre de segunda persona del plural “vosotros” por el pronombre de la tercera persona ficticia“ustedes”, y en concordancia con dicha sustitución suprime la forma de los verbos correspondientes al pronombre vosotros, tales como: veréis, sabréis, si vosotros cumplís; si vosotros pedís, etc. Estas formas no utilizan ninguno de los castellanos de los países de América. Por tanto, la marca más visible del castellano americano es la supresión del ceceo y del pronombre vosotros; aquí decimos: si ustedes cumplen - si ustedes piden.

En segundo lugar, como castellano rioplatense que es, el castellano paraguayo es un dialecto voseante, característica que comparte con Argentina y Uruguay. Elimina el pronombre personal de segunda persona del singular “Tú” y lo sustituye por el acrónimo “VOS”, vocablo derivado de la abreviatura de Vuestra Señoría (V.S.) tratamiento de respeto en el castellano antiguo e incluso hasta ahora en el castellano de España.

Pero lo que más distingue y caracteriza al C.P. es su rasgo de lengua sincopada, sin sinalefas ni elisiones, presumiblemente como consecuencia de su permanencia en contacto con el guaraní en un mismo territorio y hablando ambas lenguas la misma población. La síncopa es un fenómeno del habla que consiste en cortar la cadena hablada entre palabra y palabra; en separar claramente una palabra pronunciada de la anterior y de la siguiente. El guaraní tiene esta inconfundible característica, pero es debido a que todas sus palabras terminan en vocal como el italiano, ninguna en consonante; y todas sus sílabas son directas como en japonés. Entonces se produce un corte glotal entre palabra y palabra. Evidentemente el paraguayo transfirió esta característica del guaraní a su castellano y la convirtió en lengua también sincopada. Dice por ej. el’ombre, el’ángel en vez de decir "elombre", "elangel". El stop glotal virtual que el guaraní usa entre palabra y palabra, aquí aplicamos también al castellano.

También es característica del C.P. la entonación cadenciosa. Los arrastres y alargues onomatopéyicos, la permanencia del fonema /LL/, la riqueza de vocabulario, la sobriedad del discurso, su carga de palabras arcaicas, pero sobre todo su construcción sintáctica peculiar, alterada y en muchos casos calcada sobre la sintaxis guaraní.

IDENTIFICACIÓN Y CARACTERIZACIÓN

Un paraguayo puede identificar el castellano de su país al escuchar hablar a alguien. Lo identificaría por algún aspecto, pero no podrá explicar por qué es castellano paraguayo. No lo podrá hacer porque el sistema educativo no le ha brindado las herramientas para reconocerlo; no le ha inculcado las características de este dialecto que es el suyo y de su pueblo. Una cosa es identificar un dialecto empíricamente, de oídas, y otra bien diferente es poder caracterizarlo; señalar sus notas diferenciales. En nuestro caso los lingüistas y dialectólogos establecieron hasta ahora la caracterización del C.P. atendiendo a tres aspectos: LA FONÉTICA, EL LÉXICO y LA SINTAXIS.

CARACTERÍSTICAS FONÉTICAS.

Según el dialectólogo español don Germán de Granda, el mejor estudio que se tiene realizado sobre la fonética del castellano paraguayo es el del lingüista sueco Bertil Malmberg, titulado: “Notas sobre la fonética del español en el Paraguay”. Este estudioso ha observado los siguientes fenómenos en el C.P. 1) La preservación del fonema /Ll/. (Cabe aclarar hoy, que pertenezco a la última generación de paraguayos que sostiene la /Ll/; mis hijos ya la perdieron.). 2) La articulación africada de la /Y/. Ej. Ya, ye, yo en vez de la diptongación ia, ie, io. 3) La eliminación de la /S/ intermedia y su sustitución por una fuerte espiración gutural. Ej. poste/pohte; puesto/puehto; pasto/pahto. A estos tres aspectos agrega De Granda otros tres: 1) La fuerte oclusión glotal entre palabra y palaba; es decir la síncopa. 2) La unificación de los alófonos: /Y/, /C/, /L/ (sho, yo, cho) y 3) La prolongación de la /V/.


CARACTERÍSTICAS LEXICALES.

Siguiendo a don Germán de Granda señalaremos que el castellano paraguayo se caracteriza también por su léxico muy especial. En este castellano abundan los arcaísmos hispanos, palabras caídas en desuso en otras regiones; especialmente un conjunto de palabras de origen náutico. Luego se observa una inusitada abundancia de palabras de origen militar. Sigue con otra serie de lusismos; con otro importante grupo de italianismos y finalmente con su carga de guaranismos. Veamos por parte.


PALABRAS DE ORIGEN NÁUTICO

Abajo,de aguas abajo, sur; arriba, aguas arriba, norte; adentro, tierra adentro, interior; alambrar, originariamente era “realizar alambra en el mar”; arribar, subir una cuesta o llegar a destino; arribeño, forastero; averiado, persona con malos antecedentes; abarrotar, llenar; abombado, confuso; abra, lugar abierto; aguada, amarrar, amenazo, anclar, anclado; arrumarse, juntarse mucho; astillero, estalero y estadero, lugar donde se trabaja la madera; avío, aviarse, llevar alimentos para consumo en viaje; bajo, depresión leve de terreno; bajear, ir hacia el bajo; balde, baldear; banco de arena; bandear, cruzar, traspasar; bolear, girar; empatar, originariamente era “unir dos cabos de cuerda”; embicar, dirigir una nave hacia la costa; virar, dar la vuelta; zuncho, abrazadera, etc.

El hablante de castellano que usa estas palabras, es muy posible que sea paraguayo. Pero hay más. Están los arcaísmos hispanos o palabras viejas, como: bastimento, baqueano, bodega, bonanza, bolicho, bordear, boyar, calafatear, candelero, costa, costanera, costear, derrotero, despachar, embarcadero, embarcadizo, encomienda, embromado, ensenada, entablar, estadía, estero, espinel, fija, flete, fletar, flote (salir a flote), galleta, garúa, grampa, isla, isleta, islería, mariscar, maroma, maleta, mazamorra, monte, paloapique, petaca, picada, piloteada, playada, provista, popa (viento en popa), punta, rebenque, roldana, toperol, trincar, torniquete.


PALABRAS DE ORIGEN MILITAR

Tenemos en nuestro léxico otro importante grupo de palabras que son de origen militar. ¿Y esto por qué? Porque la historia política del Paraguay es la de cinco siglos de gobiernos militares o de tipo militar. El paraguayo antes que ciudadano fue soldado y muchos lo son todavía. De allí que su lenguaje tiene una importante carga de términos militares, tales como: birrete, campaña, compañía, cucheta, diana, hilera, oficial de compañía, sargento de compañía, intendente, rancho, ranchear, ranchero, desertor, trinchera, trincheta, disparar, baqueta, parada, machete, reyuno, fogueo, retreta, paisano, bala, balita, caja, partida, macana, tienda, yatagán, vaqueta.


LUSISMOS O LUSITANISMOS Y BRASILEÑISMOS

La contigüidad del Paraguay con el Brasil y la interacción intensa a través de los siglos con este país, ha dejado vestigios en el castellano paraguayo. Este dialecto registra lusismos y brasileñismos tales como: Banza, del portugués Banzo, travesaño. Bosta, del port. Bosta. Cachaza, del p. cachaça. Cacho, del p. cacho. Carimbo, del p. carimbo. Carozo, del p. caroço. Casal, del p. casal. Cerrazón, del p. cerrazao. Changa, changador, del p. jangada. Jangada, jangadero, ídem. Despachante, del p. despachante. Fariña, del p. farinha. Lobisón, luisón, del p. brasileño lobis-homen.

El hablante del castellano que usa estas palabras es muy posible que sea paraguayo, pero también los que usan: firulete, friolento, garúa, liña, mucama, naco, pandorga, pedregullo, pichincha, plagueo, plaguear, piola, pombero, puchar, quilombo, rabincho, recova, rengo, repartición, reviro, revirarse, zafado, soco, tacho, temar, temático, tranquera, verija, farra, cachada.

ITALIANISMOS

La proximidad del Paraguay a la Argentina y la intensa interacción humana y social a través de cinco siglos con este país, ha ingresado a nuestro castellano muchos italianismos, tales como: atenti, antipasto, ambiente, altoparlante, bocho, capo, corso, coso, crepar, crocante, crosta, cucha, chau, eco, ecolecuá, escrachar, espiedo, facha, fato, festichola, feta, fiaca, fregar, foguista, lungo, mafia, negocio, óleo, pastafrola, risoto, salame, salute, siete velo, sonar, tano, tratativa, tuti, berretin, biyuya, cana, chanta, chantapufi, chapar, linyera, malandra, mersa, mufa, peseto, polenta, toco, tuco, chimentar, falluto, laburar, pálpite, pizza, yeta, apolillar, bulín, caficho, campana, morfar y muchas más.


GUARANISMOS

Huelga señalar que aquel hablante de castellano que usa alguna palabra guaraní en su discurso es indudablemente paraguayo. Sin embargo, el castellano paraguayo puede ser tal, y lo es de veras, sin usar ninguna palabra del guaraní. Es lo que don Rafael Rodríguez Marín califica como "el castellano paraguayo culto o estándar”, por oposición al “castellano paraguayo popular o coloquial”. El nombrado, entonces Secretario de Lexicografía de la Real Academia de la Lengua, nos dijo en ocasión de nuestra última visita, en su casa de Madrid:
“Para mí no existe castellano más bello que el castellano paraguayo culto”y a continuación aclaró: “Los portadores del C.P. culto son los profesionales paraguayos de distintas ramas de las ciencias. Estos, cuando vienen a España a dictar conferencias científicas sobre sus respectivas especialidades, traen el C.P. de más alto nivel. Ellos no usan palabras del guaraní, pero el guaraní está presente en su discurso. ¿Y cómo?: en la síncopa, en el tono, en la abertura de las vocales, en los alargues onomatopéyicos, en el léxico, pero especialmente en la construcción sintáctica”.

Por su parte el C.P. popular o coloquial delata a cada paso su origen y entidad por la cantidad de palabras, lexemas y morfemas del guaraní que incrusta a su castellano. Veremos este fenómeno pero antes les quiero advertir que existe un importante grupo de palabras de origen guaraní que ha sido admitido y asimilado al castellano por el diccionario de la R.A.E. En 1970 la R.A.E. publicó la edición decimonona de su diccionario general, y en ella ya se encontraban estas palabras, algunas como de origen guaraní, pero la mayoría todavía como argentinismos o voces del Rio de la Plata. Veamos:
abatí, aguaí, apepú, arasá, caaminí, caburé, caca, caiguá, camambú, cambará, camuatí, caracará, caracú, caraguatá, caranday, caraú, carayá, cario, caroba, carurú, catinga, catingudo, catingoso, catiguá, curuvica, chiripá, guabiyú, guabirá, guaicurú, guará, guaraná, guaraní, guazubirá, manguruyú, maraca, maracaná, maracayá, ñandú, ñacaniná, ñacurutú, ñandutí, paraguay, paraguayo/a, piraña, pireca, pororó, sarandí, saría, surubí, tacuara, tacurú, taita, tapera, tapir, tataré, tatú, tereré, teruteru, tipoí, tucán, tupí, ura, urundey, urú, urubú, urucú, uruta, yacaré, yagua, yaguar, yaguané, yaguareté, yataí, yapú, yarará, yaré, yatay y yuquerí.

Luego de 37 años de esta publicación debemos suponer que fueron introducidas muchas palabras más, sobre todo ahora que la Federación de Academias se abre hacia el reconocimiento de los regionalismos o dialectos regionales. Es posible que los paraguayos estemos usando más que otros estas palabras, pero desde que son admitidas por las Academias significa que ya pertenecen a toda la comunidad hispanohablante. Es el aporte del guaraní a la lengua castellana. Pero ¿acaso nosotros hacemos lo mismo para acrecentar el guaraní paraguayo? No. Nosotros resistimos a los hispanismos. Pero esto no viene al caso. Prosigamos y concluyamos.


LAS LOCUCIONES. Existen otras marcas del castellano paraguayo consideradas locutivas o propias de la locución, del discurso. Es un modo de hablar.

LOS PLEONASMOS. Una característica bien marcada del castellano paraguayo es la profusión de pleonasmos. No podemos precisar la causa, pero todos hemos observado expresiones tales como: me subí arriba; me bajé abajo; caminé a pie, etc.

LOS ALARGUES DE LAS VOCALES. Luego tenemos los alargues de las vocales en ciertos puntos de las palabras, que constituyen onomatopeyas de movimiento, tales como: me iiiiba despacito; veníiia caminando. Agarró y se fueee; leeejos se fue. Este fenómeno es posible que tenga origen en el guaraní, idioma en que abunda la onomatopeya tanto de sonido como de movimiento. Estos rasgos son más propios del castellano paraguayo popular.

LAS MARCAS MORFOSINTÁCTICAS. Finalmente ingresamos a lo principal; la construcción de las frases y oraciones en el castellano paraguayo. Esto sí es definitorio. Reitero que el C.P. también tiene sus niveles, en especial los dos citados y que en el nivel culto no se usa palabras del guaraní pero igual tiene una identidad absolutamente paraguaya. Se distingue por sus características fonética, discursiva, lexical y locutiva. Pero especialmente por su construcción sintáctica. Aparentemente nada de guaraní hay en expresiones como: vino de balde; se fue no más; le dije luego; etc. Sin embargo constituyen calcos sintácticos perfectos del guaraní: Son copias de: ou rei; ohónte; ha’e voi chupe kuri. Esto sube de punto cuando se trata del C.P. popular. Allí se registra una marca no sólo sintáctica sino morfosintáctica. Allí es donde se usan los morfemas del guaraní tales como: hína un morfema que indica accidente de tiempo presente continuativo en guaraní. Se usa en expresiones como: estaba hína. Otra partícula sufija de tiempo es: kuri, que indica tiempo pretérito reciente. Una partícula que indica modo simulativo de uso frecuente es: gua’u, se usa en expresiones como: hacemos las cosas de gua’u. Entre las palabras del guaraní admitidas por la Academia encontramos abatí y tupí, las cuales pueden usarse en contextos castellanos, pero en ese contexto no se puede construir una frase como: “avati tupi”, como decimos en guaraní; se tendrá que decir “el abatí de la variedad tupí”. La expresión “avati tupi” responde a la construcción sintáctica guaraní, donde el género precede a la especie y procede por mera yuxtaposición. Del mismo modo se construye la posesión de las cosas, donde el poseedor precede a la cosa poseída. Ej. Kili kamisa jyva votö. El castellano construye a la inversa. Ej. (El ) botón (de la) manga (de la) camisa (de) Aquilino. Muchas de estas construcciones sintácticas del guaraní se realizan en el castellano paraguayo, el cual se halla profundamente influido por la sintaxis guaraní, y es tanto más cuando más bajo es el nivel.

Bien hasta aquí las noticias que tengo del castellano paraguayo. Es justo que deje en este punto para que prosigan los especialistas en lengua castellana. Por mi parte esto constituye casi una irreverencia desde que soy guaraniólogo y del castellano apenas soy un hablante.

(*) Guaraniologo.

Registro de enlace: Noviembre 2011

lunes, 16 de mayo de 2011

ÉRIC COURTHÈS - EL PARAGUAY ES UNA UTOPÍA REAL / Simposio Internacional: « VOCES Y PRESENCIAS DEL PARAGUAY, UNA MIRADA HACIA EL BICENTENARIO DE SU INDEPENDENCIA”, 2011



EL PARAGUAY ES UNA UTOPÍA REAL
París IV La Sorbona
CRIMIC SAL

En el marco del Simposio Internacional:
« VOCES Y PRESENCIAS DEL PARAGUAY,
UNA MIRADA HACIA EL BICENTENARIO DE SU INDEPENDENCIA”,
Mérida, Venezuela, Universidad de los Andes, 9-11 de noviembre de 2011:



«El Paraguay no es un país, es una obsesión.»
 Juan Carlos Herken


«Siempre tuve la sensación de que el tiempo en Paraguay es inmóvil, el tiempo de la fijeza, seco, vacío, fósil.
Y lo que se mueve en esta isla rodeada de tierra,
es la gente en incesantes peregrinaciones,
en éxodos interminables.»,
Augusto Roa Bastos



 


  1. ENLACES CON LAS TEMÁTICAS DEL SIMPOSIO

Al comprobar en la red que se estaba gestando un Simposio Internacional sobre el Paraguay, en la Universidad de los Andes, en Mérida [1], en Venezuela, no pude dar crédito a mis ojos…
Me resultó aún más sorprendente ver aparecer en la pantalla dos citas de mi ensayo del 2005, La Ínsula paraguaya [2] , en la presentación de dicho evento por la Doctora Phil. Lilibeth Zambrano, pero al recordar la inolvidable frase del Supremo, transitando por la voz lisonjera de los hermanos Robertson: “El Paraguay es una Utopía real [3] .”, me dije que por algo había elegido el Paraguay, o más bien que el Paraguay me había elegido a mí…
De hecho, desde que encontré a Augusto Roa Bastos en su casa, el seis de septiembre de 2000, mi vida cambió radicalmente, porque al arrebatarme por su escritura tan extraña, tan hipertextual, me arrebaté también por su sociedad, por su país y su amorosa gente.
De inmediato, fue un flechazo con el Café Literario, Servilibro y la Plaza Uruguaya, el Lido Bar, el Britannia y Hooters desde luego, me sentí en Asunción, como en casa, y siempre tuve la misma sensación de libertad  en otras provincias del país.
Ahora vivo en Tahití, quedo a doce horas de avión de mi querida Ínsula paraguaya, es para mí el lugar de la utopía, del sueño hecho realidad en palabras, “un lugar que se llevó mi lugar a otro lugar [4] ”, como la Escritura…
Me acabo de comprar un campito en Ytaguá [5], me tocó una preciosa falda del Cerro Patiño, con vista al Lago Ypacaraí, por algo será…
Ahora bien, volvamos a los ejes temáticos de este simposio interdisciplinario sobre el Paraguay, que no dejará de ser para mí, una extraña manifestación exotextual de mi ensayo sobre las insularidades paraguayas…
El eje siete me parece ser el más rico de todos, porque algo hay que entender sobre el Paraguay, es una isla, “una isla de tierra sin mar”, una isla continental, una ínsula extremadamente a-isla-da del resto del mundo, medio real y medio utópica, como la Ínsula Barataria de Sancho Panza, y desde luego su tenencia o pertenencia tiene que ver con el poder, en especial el poder de las palabras…
Es alucinante comprobar por ejemplo que pese al hecho de que el país está rodeado por ríos y tiene una superficie de unos 450 000 kilómetros cuadrados, sólo tres puentes lo relacionan con sus vecinos, uno en Ciudad del Este, con Foz de Iguazú en Brasil, otro en Asunción, en Puerto Falcón, con Clorinda, en Formosa, Argentina, y otro en Encarnación, con Posadas, en Misiones, Argentina.
Pues “los intercambios fronterizos y desplazamientos”, desde Paraguay a los países lindantes, y también, dentro del Paraguay, de una región a otra, o más difícil aún, de una comunidad a otra, son una de las problemáticas actuales del Paraguay.
En efecto, conviene recordar también que se trata de una Nueva Babel Horizontal, donde se hablan 27 lenguas diferentes, por las llegadas sucesivas a lo largo del XIX y XX de inmigrantes de todo el orbe, por una parte, y por otra, por la extrema atomización lingüística de las lenguas indígenas, de hecho, son por lo menos cuatro grupos lingüísticos distintos y diecisiete lenguas diferentes, según mi amigo don José Zanardini [6], con tan sólo 1,5% de la población que es indígena pura, empero, un 90% de la gente habla guaraní o jopará.

Por lo tanto, me parece acertado proponerles un plan en cuatro partes más:
    1. LA INSULARIDAD EXTERNA DEL PARAGUAY
    2. LA INSULARIDAD INTERNA DEL PARAGUAY
    3. ¿CÓMO PASAR DEL CIERRE A LA APERTURA?
    4. “LA ISLA DE TAMOARÉ”

 2.- LA INSULARIDAD EXTERNA DEL PARAGUAY

Tal como lo señala la Dra Phil. Lilibeth Zambrano, el cierre férreo del Paraguay respecto de sus vecinos se remonta a las dos dictaduras más feroces y atroces del país, la de José Gaspar Rodríguez de Francia (1814-1840), que no obstante tuvo sus aspectos ilustrados y sociales, y la peor de todas, la del tristemente famoso Tiranosaurio, Alfredo Stroessner (1954-1989).
Pero también tiene que ver con su insularidad terrestre, como bien se sabe, en su parte oriental, está casi totalmente rodeado por ríos: el Paraguay al oeste, el Paraná al sur y el Apá, en el extremo noreste, aquel impresionante semicírculo de ríos sólo está interrumpido por dos sierras, en el este, en la frontera con Brasil, la de Amambay y la de Mbaracayú…
Además, toda la parte oriental está surcada por cualquier cantidad de ríos, esteros, arroyos y yerbales, es una verdadera esponja que sigue manando de Eupana…
En cuanto a la parte occidental, el Chaco [7], la otra mitad del país, está rodeada por ríos inmensos también, el Paraguay al este, el Pilcomayo y el Bermejo al sur, nada más que no forman círculo sino que tienen que luchar para conquistar su espacio con el desierto del Chaco.
En algunas partes, como en el Pantanal  Matogrossense, al norte del país, en el Alto Paraguay, ganan su antediluviana pelea con la arena, con 200 000 km2, entre Paraguay y Brasil, de lagunas inmensas, totalmente puras a nivel ecológico, pero en el otro extremo, en la frontera boliviana, triunfa la arena con aplomo casi sahariano.
Si añadimos a este cuadro tan acuático, las cataratas de Yguazú [8], las mayores del mundo con unos 275 saltos de  hasta 80 metros de altura, en la Garganta del Diablo, nos enteramos de que el Paraguay es el país del agua,  las impresionantes represas de Ytaipú y Yaciretá, lo confirman sobremanera, y pues se trata de una verdadera isla, aunque esté perdida en medio del continente latinoamericano.
Una isla continental desde donde mana el agua por doquier, y aquella riqueza inconmensurable [9], explotada sin vergüenza por sus vecinos, Argentina en Yaciretá, y Brasil en Itaipú, bien podría constituir una de las última reservas de agua del planeta…
Es más que probable también que en el Chaco occidental, los yacimientos de gas y  petróleo sin explotar, en la frontera boliviana, constituyan en un futuro próximo nuevos campos de explotación de estas energías fósiles. Si bien no es de recomendar ese tipo de explotación por el recalentamiento global, es otra fuente de riqueza potencial para el Paraguay…
En estos aspectos energéticos, el Paraguay es al mismo tiempo diferente y parecido a sus vecinos, el único problema, que tiene que ver con su insularidad externa no resuelta, es que sus vecinos lo explotan, dado que las reservas de agua y pues de energía eléctrica son suyas, históricamente, y las de gas y petróleo de Bolivia, también fueron suyas…
La solución desde luego no está en un conflicto con sus vecinos -ya pagaron por ello los paraguayos un tributo demasiado grande- sino en ásperas negociaciones con ellos, para explotar conjuntamente estas riquezas, en un plan de igualdad…
Aquella ínsula paraguaya pues, por los dos grandes conflictos que la enfrentaron con Argentina, Brasil y Uruguay, en la Guerra de la Triple Alianza, de 1864 a 1870, y luego, de 1932 a 1935, con Bolivia, perdió gran parte de sus territorios. De hecho, en la época de la Provincia Gigante de las Indias, al comienzo de la Conquista, se extendía desde los Andes bolivianos hasta Santos, en la actual costa brasileña.
Hoy el Paraguay sigue viviendo en parte ensimismado y en estado de dependencia respecto de Argentina y Brasil, por su falta de acceso a uno de los dos océanos. Aunque parezca mentira, a la hora del Mercosur, el año pasado, en noviembre y diciembre de 2010, un sindicato de navieros argentinos, el SOMU,  se atrevió a bloquear el tráfico de la flota paraguaya en la Hidrovía Paraguay-Paraná [10] (HPP), y como en la época del Doctor Francia, se echaron a perder toneladas de mercancías paraguayas por ese bloqueo…
Y el mismo Sindicato de Obreros Marítimos Unidos  amenaza ahora con volver a empezar, si no logra romper el casi monopolio de la flota paraguaya, so pretexto de que los costos laborales e impositivos son menores en Paraguay, cuando en realidad les tienen envidia a los navieros paraguayos que se sacan más beneficios que ellos por esa misma razón y sobre todo, tratan de frenar la circulación de  naves argentinas con bandera paraguaya, que aprovechan el sistema paraguayo…
O sea que ni siquiera la libre circulación de bienes, teóricamente garantizada por el Tratado de Asunción desde 1991, está asegurada fuera de la ínsula paraguaya, por la presión de ese gremio argentino, orquestado desde luego por el poder central de los Kirchner.
Y para colmo, sea lo que sea la vía elegida, terrestre o fluvial, para salir del país, para el viajero o el comerciante, las trabas aduaneras y los controles policiales son tan extremos y feroces, por la gran cantidad de drogas y otras mercancías de contrabando que circulan, y sobre todo el apetito desmesurado de coimas de los funcionarios, que resulta ser una verdadera aventura entrar y salir del Paraguay…
En Ciudad del Este y sobre todo en Clorinda, puede terminar el viaje en verdadera pesadilla, lo experimenté en carne propia, al viajar en colectivo o en auto alquilado varias veces hasta Resistencia, Corrientes, Santiago del Estero y Tucumán, y lo peor es que del lado argentino, es exactamente lo mismo…

3.- LA INSULARIDAD INTERNA DEL PARAGUAY

El Chaco, como ya lo anticipamos, es una zona que queda hoy en día en gran parte impenetrable, una increíble reserva ecológica que es al mismo tiempo: desiertos, esteros, bosques primitivos, matorrales, lagunas y sabanas, y donde se alzaron las murallas y los baluartes infranqueables de un sin fin de comunidades extranjeras, en especial de menonitas y brasileños.
Se sabe muy poco de estas comunidades, pese a los rigores climáticos de esa zona, los menonitas por ejemplo, heredando el modelo jesuítico del mate, se hicieron muy ricos con la producción de productos lácteos, pero su sistema, con religión, lengua y educación propia, no está integrado al panorama nacional, es uno de los tantos elementos del mosaico babeliano que constituye el Paraguay…
En la parte occidental, pasa lo mismo, hay una cantidad abrumadora de comunidades extranjeras poco o nada integradas al país, todas estas comunidades conviven en el mismo espacio pero no transculturan, son muy pocos los casamientos mixtos y cada uno de los grupos queda aferrado a su propia cultura…
     En toda la parte oriental del Paraguay, se nota una ocupación de facto de las comunidades brasileñas, en especial de los sojeros, en todo el país habría 1 millón de personas que viven en comunidades extranjeras, o sea un 20 % de la población total, y la comunidad más numerosa es la brasileña…
 Además, como ya lo dijimos, esta parte del país es tan acuática, que queda muy difícil comunicar entre sí, tantas islerías, arroyos, esteros y yerbales, sino por la vía de los ríos, porque la red de carreteras es casi inexistente en muchas zonas del país, sea el Chaco o la parte oriental....
Que se imagine el paciente oyente de esta ponencia, un país sin autopistas sino unas cuantas vías “expresas” donde se suceden sin piedad los peajes, los colectivos chatarra, las carretas antediluvianas, una capital sin periférico, casi sin rotundas y semáforos, con acceso al centro dando un montón de rodeos, con una sola ley en cada esquina, la de la selva, y para colmo, sin costanera a orillas del río Paraguay, en la preciosa Bahía de Asunción…
El Paraguay es lo más salvaje y auténtico que hay en América Latina, un impresionante salto hacia atrás, por eso me gusta tanto…
O sea que cada comunidad exógena -pasa lo mismo con las comunidades indígenas, con un elemento más, su rechazo visceral por muchos paraguayos- vive replegada sobre sí misma, y no transcultura con las dos comunidades dominantes de los paraguayos, la mayoritaria de los mestizos y la minoritaria de los criollos, pues, el Paraguay es en realidad un archipiélago, no una ínsula sino una aglomeración de islas en un espacio bastante reducido, aunque casi vacío…
Es también el país del “no me acuerdo [11] ”, de la historia tapada, la de la dictadura de Stroessner por ejemplo, de los archivos de la Operación Cóndor y todos los juegos sucios de esos años de terror; fue también el último refugio de numerosos nazis…
Asimismo, es el país de la historia engullida de las regiones sumergidas, por los enormes embalses de Yaciretá e Itaipú, verbigracia son de ver las postales de los siete Saltos del Guairá [12], los más caudalosos del mundo, que en 1975 quedaron bajo el agua por siempre, siendo unas verdaderas maravillas de la naturaleza, dignas de figurar en el patrimonio de la humanidad…
En realidad, es como si cada comunidad en su encierro hubiera encontrado su propia Tierra Sin Mal [13] y hubiera dejado de buscarla, no obstante, quedan unos rasgos de esas peregrinaciones antiguas de los guaraníes hacia una tierra de promisión, en las procesiones religiosas multitudinarias, por ejemplo las de Caacupé y Capiatá, también perdura en las repentinas ocupaciones ilegales de estancias inexplotadas por los campesinos sin tierra…
El Paraguay está compuesto de una multitud de comunidades cerradas, inmóviles ya, en el espacio y en el tiempo, sin voluntad de transculturación -cabe no olvidar en esa visión las inmensas estancias que jalonan el territorio nacional y tal vez sean las ínsulas más cerradas- su insularidad interna, amén de la externa, es extrema, y por lo tanto nos conviene ahora preguntarnos qué soluciones se podrían vislumbrar, con un poco de razón, paciencia y pasión, para sacar del encierro aquel país tan único y hermoso, sin que perdiera su preciosa idiosincrasia…

4.- ¿CÓMO PASAR DEL CIERRE A LA APERTURA?

Hace poco, salió en ABC Color [14] un artículo interesante sobre un proyecto coreano de ferrocarril, de unos 550 kilómetros, entre Presidente Franco, cerca de Ciudad del Este, al sureste del país, en el departamento de Alto Paraná y Curupayti, a orillas del río Paraguay, cerca de Humaitá, al sur de Pilar, en el departamento de Ñeembucú, en el suroeste, al otro extremo del país. Pasaría por las grandes colonias productoras de cereales y oleaginosas, por eso ya se lo llama, “el tren de los sojeros”.
El país asiático ya donó los estudios de factibilidad, con dos millones de dólares; de existir esta nueva vía férrea, que se cruzaría además con la única existente actualmente, la de Asunción-Encarnación, el Paraguay no sólo tendría por fin una conexión terrestre rápida entre el río Paraná y el río Paraguay, sino que también las conexiones entre los dos océanos, quedarían más factibles, al este con las redes brasileñas y al oeste con las de Argentina y Chile.
O sea que el viejo sueño del ingeniero francés E. de Bourgade La Dardye [15] , de conectar los dos océanos, a un poco menos de un siglo y medio de sus estudios, en 1887-1888, por fin podría volverse realidad y romper en parte el a-isla-miento atávico del Paraguay…
En el Chaco también tratan de terminar con su terrible aislamiento, con el Corredor Bioceánico, con un recorrido de 570 kilómetros entre Carmelo Peralta, a orillas del río Paraguay, al noreste del país, en el Alto Paraguay, enfrente de Porto Murtinho, en Mato Grosso do Sul, y Misión La Paz, en  el departamento de Boquerón, y luego Pozo Hondo, en Argentina, a orillas del río Pilcomayo, pasando por Loma Plata y Mariscal Estigarribia en el Chaco Central, pero de momento, ni empezaron las obras…
Es más, se les adelantaron los bolivianos y los brasileños y ya inauguraron en febrero de 2009, entre Arroyo Concepción en Bolivia y Roberé en Brasil, un tramo de 250 kilómetros de su Ruta Transamazónica, de  4 700 kilómetros de longitud, que unirá Iquique en Chile con Santos en Brasil, dejando aparte otra vez a los paraguayos, en la loca carrera hacia el mercado asiático vía el Pacífico [16]…


 

Sin embargo, la realización de este tramo central del Corredor Biocéanico, en colaboración con Brasil, Bolivia y Argentina, podría sacar al país de su histórico aislamiento, y darle al Chaco un primer impulso de desarrollo…
Por la vía aérea, también es una pesadilla entrar y salir del Paraguay hacia sus más próximos vecinos,  por ejemplo, no se puede ir desde Asunción a Corrientes, o a cualquier otra ciudad del Noreste o Noroeste Argentino, sin pasar por Buenos Aires, lo que duplica o triplica el precio y el tiempo de viaje…
No es posible una integración regional en esas condiciones; ya no puedo llevar la cuenta de mis travesías del Paraguay y del Paraná, en balsas con mestizos e indios humildes, en distintos puertos olvidados de la geografía fluvial paraguaya para pasar a Argentina -de donde es oriunda mi ex esposa- porque no quería bajar en avión hasta Buenos Aires para volver a subir a Tucumán, Santiago del Estero, Resistencia o Corrientes…
Tampoco hay vuelos internacionales directos entre Europa o Estados Unidos y Paraguay, todos transitan por Buenos Aires, San Pablo, o recientemente, Santa Cruz de la Sierra, hay un solo vuelo directo por semana entre Santiago de Chile y Asunción, etc  O sea que llegar a Paraguay es alcanzar los confines del mundo, tiene su atractivo desde luego pero no agiliza para nada sus conexiones culturales y económicas con el resto del mundo…
En ese cuadro bastante desolador [17] de desconexión del mundo, de transfronterización casi nula, dentro y fuera del territorio nacional, amén de sentar y realizar proyectos de nuevas vías terrestres y aéreas entre Paraguay y el resto del mundo, tal vez la vía más práctica de unir Paraguay con sus vecinos sería la lengua guaraní, que volvería a cobrar su papel antiguo de lengua franca en el contexto del Mercosur.
La lengua guaraní es lengua oficial del Paraguay desde 1992, es sin lugar a duda el cemento del país, de hecho, muy a menudo se lo nombra “la Nación Guaraní”, y desde hace algunos años, El Taller de la Sociedad Civil [18] y el Ateneo de Cultura y Lengua Guaraní, están pugnando para que se lo reconozca como lengua oficial del Mercosur, en el marco del proyecto de la Ley de Lenguas, al igual que el español y el portugués, dado que se habla también en Brasil y Argentina.
Pues el guaraní constituye una de las mejores herramientas para consolidar las relaciones aún frágiles entre el Paraguay y sus vecinos y sacar al país de su aislamiento, para transfronterizar, dándole además el papel protagónico que se merece por su mayor antigüedad y su posición central en el contexto del Mercosur.

5.- “LA ISLA DE TAMORAÉ”

En una de esas tan extrañas Nota del Compilador deYo el Supremo, [19] que tejen y destejen al mismo tiempo los apuntes del Dictador, Roa Bastos alude a “la narración sadiana, La isla de Tamoé,  guaranizada en tamoraé, que significa en guaraní: ‘Ojalá, así sea’, “ en sentido figurado: Isla o Tierra de la Promesa”.
Un poquito antes, dirigiéndose a los médicos suizos Rengger y Longchamp [20], autores de un libro de difamaciones, según Él, sobre el Paraguay, el mismísimo Dictador Supremo les dice: “Este noble degenerado, preso en la Bastilla, reflejó en su utopía de la imaginaria isla de Tamoraé, la isla revolucionaria del Paraguay, ejemplar realidad que ustedes calumniaron.”
Por si fuera poco el embrollo textual [21], el lector se da cuenta de que esta historia sadiana le habría sido contado al Dictador por un prisionero suyo, el francés, Charles Andreu Legard [22],  que habría estado preso con el Marqués de Sade en la Bastilla, cien años antes de que se publicara el libro de Sade en Francia…
En esta parte del Supremo Libro de las Letras Paraguaya, uno entiende muchísimo sobre la idiosincrasia de aquel país, de hecho se entera de que es una isla, una isla de promisión, una isla de las utopías, que a veces se realizan con un siglo de antelación respecto de la quinta potencia mundial, no tanto una “ejemplar realidad” como lo sostenía el Supremo sino una “realidad que delira”, como lo habría dio Rafael Barret [23], donde  ficción y realidad en sus incesantes roces siembran ciertas confusiones…
Un país que engancha, que no tiene ataduras pero que ata, que lo embruja [24] al extranjero, por la intuición que tiene de que, en el Paraguay, todo es posible y puede emprender una nueva vida, siendo al mismo tiempo partícipe del futuro nacional…
Resultaría muy largo enumerar la larga lista de los extranjeros que se paraguayizaron totalmente por el extraño poder de atracción e integración de aquella Isla de Tamoraé… Acabamos de nombrar al escritor cántabro Rafael Barrett, podríamos citar también a la gran escritora canaria Josefina Plá [25], que se convirtió en su larga estadía en Paraguay, en una de las figuras dominantes de sus letras, una especie de Alma Mater. Convendría nombrar también al naturalista y antropólogo suizo Moisés Bertoni [26], o al antropólogo australiano, León Cadogan [27], o a la eslovena Branislava Susnik [28]. Aquella pasión vital e intelectual por el Paraguay no sólo cambió sus vidas sino que tuvo una muy importante repercusión en la formación de la Nación paraguaya, en el siglo XX.
Ni hablar de los grandes exploradores que se murieron para definir los límites del país y conectarlo con el mundo andino, por el río Pilcomayo, Alejo García [29], en el siglo XVI, Jules Nicolas Crévaux [30], en el siglo XIX,  para aquéllos hombres, la pasión por el enigmático Paraíso Insular del Paraguay los llevó Chaco adentro, por sus letales esteros, más allá de sus límites, hasta la muerte…
También es de recordar a Amado Bonpland [31] que se enamoró tanto de los yuyos y las mujeres mestizas e indígenas paraguayas, las hermosas y cariñosas kuñataís [32], que casi salió llorando del país, al cabo de diez años de confinamiento forzado por el Doctor Francia, o de Guido Boggiani [33] que dejó la vida en el Alto Paraguay, en pos del alma de los Caduveos, a los cuarenta años…
El martirologio de los gringos paraguayizados es de nunca terminar; el mismísimo Voltaire en Cándido sitúa la entrada de “El Dorado” por debajo de la Garganta del Diablo, el Paraguay desde siempre tuvo un increíble poder de atracción sobre algunos gringos ilustrados…
Por algo será; en efecto,  de ser la Isla de Tamoraé una linda mujer, se diría de ella que tiene múltiples encantos, verbigracia es de leer la obra de E. Bourgade La Dardye ya citada, para enterarse del carácter mágico de sus riquezas. En el aspecto botánico por ejemplo, es alucinante comprobar que hay en este país una cantidad impresionante de yuyos medicinales heredados de los indios cuyos nombres y cualidades terapéuticas nos llevarían más allá de nuestro propósito, bastará con decir que el Paraguay es un Paraíso farmacéutico potencial en Latino América…
Según el genial Bourgade La Dardye [34], el país contaría con tres variedades de coca, es el mayor productor del mundo de mate, el famoso té de los Jesuitas, que se consume a diario en todo el Cono Sur. Por si fuera poco, el rubro de la marihuana, considerado como algo normal  a nivel económico en muchas regiones del centro y del este del país, es de  los más florecientes. Y lo más increíble viene al final, en el libro ya mencionado de Bourgade La Dardye, basándose en Azara, pareciera que en el siglo XVII, la vid de las afueras de Asunción, crecida en su feraz arena colorada, muy propicia a frutas y hortalizas, daba para consumo local y exportación de un vino de gran  calidad, que se vendía muy bien en Buenos Aires…
Parafraseando a Vladimir Vernadsky [35] y Pierre Teillhard de Chardin [36], podríamos afirmar que la geosfera de Paraguay refleja una gran insularidad, interna y externa. Que su biosfera y su noosfera [37] son al mismo tiempo extremadamente vital y letal, que se pasa muy rápido de la distopía a la utopía, pero que en ambos casos, pueden ser reales…
¿Por ende, me estaré dirigiendo hacia un fin trágico en el Chaco, o más bien hacia un nuevo comienzo, lleno de promesas, en Cerro Patiño, con mis propias vides francesas y agua de manantial de Cerro Patiño…?
Lo único seguro es que siempre quedará una tercera vía, una tercera orilla, una aporía hacia el Nuevo Paraguay democrático y más independiente de sus vecinos que está brotando, dos cientos años después de su Independencia, el 14 de mayo de 1811, la cual sirvió en adelante de modelo y señal para todos los demás países latino americanos…
 ÉRIC COURTHÈS,
Consulado Ultramarino de Paraguay,
Pirae, Tahití, 13 de mayo de 2011


[1] http://laisladeroabastos.blogspot.com/Incluso si dicho evento coincide con las fechas del Bicentenario de la Independencia de Paraguay, el 14 de mayo de 1811.
[2] Asunción, Universidad Católica, CEADUC, Biblioteca Paraguaya de Antropología, Vol. 49, por desgracia está agotado pero lo volví a publicar integrado en otro ensayo, La isla de Roa Bastos, Asunción, Servilibro, 2009.
[3] Augusto Roa Bastos, Yo el supremo, Madrid, Cátedra, Letras Hispánicas, 1987, (1974), p. 457, “El Paraguay es una Utopía real y Su Excelencia el Solón de los tiempos modernos, me adulaban los hermanos Robertson, en la mala época de los comienzos. […] A no dudar, una nueva cochura de embustes e infamias adobadas al paladar de los europeos que se pirran por estos reinos salvajes.”
[4] Augusto Roa Bastos, Hijo de hombre, Madrid, Alfaguara, 1985, (1960, 1982), p. 257: “Viejo vicio, éste de la escritura. Círculo vicioso que se vuelve virtuoso cuando se cierra hacia afuera. Una manera de huir del no-lugar hacia el espacio estable de los signos; una manera de buscar el lugar que se llevó nuestro lugar a otro lugar. ¿Y no es éste acaso el verdadero sentido de lo utópico?”. También eligió parte de esta cita de epitafio en su sepulcro, en el panteón de la familia Roa Bastos, en La Recoleta de Asunción.
[5] A unos 30 kilómetros al sureste de Asunción, y tan sólo 3 de Areguá, cuyo famoso monte fue una de las cunas de la etnia Mbyá Guaraní.
[6] “Lenguas indígenas del Paraguay”, http://www.portalguarani.com/obras_autores_detalles.php?id_obras=13463
[7] El Gran Chaco Gualamba, de unos 600 000 km2, entre Paraguay, Argentina y Brasil, también es lo que queda de un mar antiguo llamado Eupana, una especie de Mediterráneo latinoamericano inmenso, que unía las cuencas del Paraguay y del Paraná con las del Amazonas y del Orinoco, antes de que se sublevaran los Andes, hace 65 millones de años. De ahí la presencia de tanta arena y agua, el Chaco es un mar que se hundió al subir los Andes.
[9] De momento, a raíz del inicuo Tratado de Itaipú*a firmado en 1973 por Stroessner, por el exceso de producción de la central de Itaipú que no consume el país y que es usado por Brasil, recibe el Paraguay de su vecino una compensación de  120 millones de dólares anuales, que está muy por debajo del precio del mercado*b. Pero gracias a la presión del gobierno de Fernando Lugo, desde su elección en 2008, ésta acaba de ser triplicada por el  Senado brasileño, el 12 de mayo de 2011, pasando a 360 millones de dólares. Sin embargo, dista aún mucho hasta que paguen los brasileños la electricidad al debido precio y si se multiplicaran los 240 millones de dólares que les deben por año a los paraguayos por el número de años de explotación en común, unos 38 años, con sus debidos intereses, la suma alcanzaría cifras colosales.  lhttp://www.abc.com.py/nota/en-brasil-se-trataria-hoy-el-ajuste-por-la-energia-paraguaya/
*a: “Con este ajuste, abonarán apenas 9 dólares americanos por MWh más costo de generación, cuando el propio Brasil vende a 300 dólares el MGw.”, http://www.abc.com.py/nota/en-brasil-nos-insultan-y-aqui-el-gobierno-festeja/
*b: La represa de Itaipú es la segunda más grande del mundo, http://es.wikipedia.org/wiki/Represa_de_Itaip%C3%BA
[11] Referencia  a una canción de María Elena Walsh, (1930-2011), la gran cantante argentina, cuya voz simbolizaba la libertad de expresión, que acaba de fallecer por desgracia…
[13] Uno de los mitos fundadores de los guaraníes, que tiene que ver con su estado anterior de recolectores y cazadores, que iban buscando tierras nuevas para las siembras y la caza por la selva, y también con su origen. De hecho, según Branislava Susnik y Miguel Chase Sardi*a, fueron bajando por los numerosos ríos desde la cuenca amazónica hasta Paraguay, a partir del siglo X de nuestra era, siendo grandes navegantes y caminantes. http://www.miradaglobal.com/index.php?option=com_content&view=article&id=1014%3Ael-pueblo-guarani-en-america-latina&catid=30%3Asociedad&Itemid=34&lang=en
*a: Los indios del Paraguay, Madrid, Colecciones MAPFRE, 1995.
[15] El Paraguay, Asunción, Editorial Arte Nuevo, 2009, traducido del francés por Éric Fisbach, bajo el auspicio de la Embajada de Francia en Paraguay, en el marco del Bicentenario. El proyecto faraónico del francés habría unido Asunción con Santos en la Costa Atlántica de Brasil, pasando por Villa Ygatimi, en el departamento de Canindeyú,  y luego cruzando la Sierra de M’baracayú por el Paso Ygatimi. Habría pasado al Mato Grosso do Sul a la altura del Tropico de Capricornio y luego al Estado de San Pablo, y su puerto, Santos, o sea unos 1300 kilómetros en total…
[17] No obstante, pese a todas esas dificultades debidas a su insularidad externa, el crecimiento del P.I.B. paraguayo desde el 2008 y la elección de Lugo -dado que queda todo por hacer en ese país de las mil maravillas, de ahí la elección de la cita de Roa Bastos de título de esta ponencia- no dejó de crecer, salvo en 2009, de forma espectacular en los últimos años. En lo que va de año, está en un crecimiento de un 14, 5 %, lo que muestra a las claras su enorme potencial. Cuando las utopías se materialicen, dejarán de ser utopías y se tornarán  reales…
[19] Op. cit. p. 235.
[20] Ensayo histórico sobre la revolución del  Paraguay, publicado en 1827, después de su estadía de 1819 a 1826 en Paraguay. Por una supuesta conspiración contra el Doctor Francia, en 1820, tuvieron que quedarse seis años más en el país, en la misma época que Amado Bonpland. http://www.portalguarani.com/autores_detalles.php?id=1801
[21] Éric Courthès, Lo transtextual en Roa Bastos, Asunción, Universidad Católica, Biblioteca de Estudios Paraguayos, Vol. 67, noviembre  de 2006, ensayo mío agotado, que he vuelto a publicar en La isla de Roa Bastos, Asunción, Servilibro, noviembre de 2009, http://www.servilibro.com.py/v2/detalles_libro.php?id_catalogo_libro=1029
[22] Charles Andreu Legard es una invención de Roa, a partir de dos personas reales, Jean Andreu, el catedrático francés que le dio una cátedra en Toulouse y Charles Gardel, el mítico cantante argentino de tango, oriundo de Toulouse. http://edant.clarin.com/diario/2006/04/26/sociedad/s-03601.htm
[23] Escritor y periodista español, Torrelavega, Cantabria, 1876,  Arcachón, Francia, 1910, que vivió mucho tiempo en Paraguay, donde se hizo famoso denunciando el trato esclavista de los mensúes en las explotaciones de mate, en su ensayo Lo que son los yerbales, en 1910.
[24] “El embrujo paraguayo”, Julio Rafael Contreras Roqué, Guido Boggiani, entre la memoria y el olvido, Asunción, Fundación Félix de Azara, 2009, p. 97.
[25] Isla de Lobos, 1903, Asunción, 1999, se radicó en Paraguay en 1926 y nunca más lo dejó…
[26] Lottigna, Ticino, Suiza, 1857, Foz de Iguazú, Brasil, 1929, se radicó en Paraguay en 1884, dedicó toda su vida al estudio de la rica naturaleza paraguaya. En 1891, creó a orillas del Paraná, una mítica colonia de 12 500 hectáreas, “La colonia Guillaume Tell”, cuyos recursos le permitieron financiar sus investigaciones. Hoy en día se llama el lugar Puerto Bertoni.
[27] Asunción, 1899-1973,  nacido de padres australianos que vivían en la mítica Nueva Australia, cerca de Coronel Oviedo, gran especialista de  los Mbyá guaraní del Guairá, cuya cosmogonía reunió en su ensayo Ayvu Rapita, ‘el fundamento del lenguaje humano’, en guaraní.
[28] Medvode, Eslovenia, 1920, Asunción, 1996, llegó en Buenos Aires en 1947 y arribó a Paraguay en 1951, titular de varios doctorados europeos, sin embargo, dedicó toda su vida al estudio de las etnias indígenasdel Paraguay desde el Museo del Barro, del Doctor Andrés Barbero, dejando tras suya gran material bibliográfico.
[29] Alejo García, marinero de origen portugués, 14??-1526,  uno de los sobrevivientes de la fallida expedición de Solís al Río de la Plata, (1515-1516), fue el primer europeo en pisar el suelo paraguayo, en 1524, cruzó el Chaco con un contingente de indígenas hasta “el faldeo andino”*a de Bolivia, “en los lindes del área incaica”, siendo así el pre descubridor de aquella cultura. A la vuelta, “con cierto caudal de riqueza”, “los indios payaguás que lo acompañaban” lo ultimaron en la zona de San Pedro.
*a: Guido Boggiani…, op. cit., p. 88.
[30] Lorquin, Meurthe, 1847, Estero Patiño, Chaco, Paraguay, 1882, después de varias expediciones exitosas en Guyana Francesa, como el explorador paraguayo Gabriel Patiño en 1721,  en 1882, trató de bajar el Pilcomayo desde  Salta hasta su desembocadura en el río Paraguay, y fue asesinado y devorado por los Tobas, a los 35 años…
[31] La Rochela, 1773, Paso de los Libres, Corrientes, 1858, después de la famosa expedición del Orinoco al Amazonas, que compartió en 1799-1800 con Alejandro de Humboldt, vivió diez años confinado por el Doctor Francia en Santa María de Fe, en Misiones, de 1821 a 1831, aprendió el guaraní y estuvo casado con una mujer indígena con la cual tuvo dos hijos. Al cabo de ocho años y medio llegó su orden de liberación, pero le dolió muchísimo dejar su “cárcel dorada”*a, por el éxito que tuvo en sus empresas misioneras y el trato excepcional de su buena gente. El Doctor Francia le obligó a que dejara su esposa y sus dos hijos en Paraguay y a que vendiera toda su hacienda, antes de salir. Lo que le valió un año y medio más de privación de libertad en Ytapúa, la actual ciudad de Encarnación.
*a: Éric Courthès, Memorias de un muerto, el viaje sin retorno de Amado Bonpland, Asunción-Corrientes, Servilibro-Subsecretaría de Cultura de Corrientes, junio de 2010, http://www.servilibro.com.py/v2/detalles_libro.php?id_catalogo_libro=1004
[32] ‘señoritas’, de kuña: mujer, en guaraní.
[33] Olmegna, Novara, Piamonte, Italia, 1861, Alto Paraguay, 1901. Era un reconocido pintor en Italia, antes de dejarlo todo a los 26 años y de hacer dos expediciones al Paraguay, para estudiar y fotografiar a los Caduveos del Chaco Boreal. Volvió a Italia entre 1893 y 1895, pero su segunda estadía le resultó fatal…
[34] Op. cit. p. 157: «  Según Félix de Azara, en 1602 había cerca de dos millones de vides en los alrededores de Asunción. Se exportaba vino a Buenos Aires…”
[35] Mineralogista y químico ruso de San Petersburgo, (1863-1945), inventor de la geoquímica y de tres conceptos fundamentales e imbricados, la geosfera: ‘materia inanimada’, la biosfera: ‘vida biológica’ y la noosfera: ‘esfera de las comunicaciones humanas’.
[36] Filósofo y teólogo francés, (1881-1955), también geólogo y paleontólogo famoso, en 1956, en Le phénomène humain*a, fue el primero en esbozar una síntesis de la historia del universo. Siguió las conferencias de Vernadsky  en La Sorbona y con otro auditor, Édouard Leroy, estuvo en el origen de la creación del concepto de noosfera,  introducido por Teilhard en 1922, en su “cosmogénesis”.
[37] «… la envoltura pensante y espiritual de la Tierra… »,  Guido Boggiani, entre la memoria y el olvido, op. cit.  p. 103. Gracias mil a mi amigo Julio Rafael Contreras, de Pilar, el último enciclopedista, por inspirarme tan feliz final…





viernes, 3 de diciembre de 2010

RUBÉN BAREIRO SAGUIER - EL OCEÁNO DE NUESTRAS LENGUAS (Discurso de ingreso a la ACADEMIA PARAGUAYA DE LA LENGUA ESPAÑOLA) / Fuente: DIVERSIDAD EN LA LITERATURA DE NUESTRA AMERICA. VOL. II



EL OCEÁNO DE NUESTRAS LENGUAS
Discurso de ingreso a la
ACADEMIA PARAGUAYA DE LA LENGUA ESPAÑOLA.
Obra de



EL OCEÁNO DE NUESTRAS LENGUAS
Un símbolo que siempre me obsesionó es el de la lengua, esa infinita extensión de palabras, de voces, de sonidos, de términos, de expresiones, de absurdos, de pesadillas, de gritos, de bisbiseos, de susurros, de sueños... que parten del labio de mi imaginación y que, como una ola desbocada va a parar a alguna arena de ese océano que no posee orillas o que las tiene en cualquier parte del globo. La comparación no es gratuita: la misma ambigüedad en los orígenes y en las variaciones, en la difusión y en las fijaciones me permiten acercar el fenómeno «natural» al fenómeno «cultural». ¡Cuántas veces me he preguntado a propósito de la lengua o de los idiomas que se hablaban en la Antártida! Mi imaginación chovinista tendió siempre a convencerme que, en buena parte, era alguna de las variantes dialectales del guaraní. Y ello no es gratuito si se piensa que el Chaco fue lecho de mar, como se comprobó en la guerra con -y no contra- Bolivia: a escasos metros de la reseca, árida superficie, aparecieron muchísimas piezas variadas de la fauna marítima. Entonces, ¿por qué no...?
Dejo de lado las delirantes -más no incoherentes- suposiciones de mi imaginación para incursionar en el tema -oceánico- de nuestras lenguas, pues es necesario recordar que tenemos dos idiomas oficiales y vivos, lo cual es una «riqueza cultural» y no un «problema nacional», como una corriente pesimista (para no usar una descortesía) lo sostiene. Cabe recordar que no somos los únicos en el planeta, puesto que países de refinada cultura, como Suiza, posee tres lenguas oficiales y una cuarta, menos difundida.
Las precedentes consideraciones nos remiten a un antiguo proverbio castellano: «El que tiene dos lenguas tiene dos almas». Y como agrega Gustavo Garzo: «el alma es el frágil aleteo del lenguaje contra la muerte». Con lo cual estamos doblemente protegidos frente al vacío. Dos corrientes del inmenso océano de la lengua afirman nuestra existencia como entidad cultural.
Una tiene edad aproximada de nacimiento: Siglo XI, y lugar preciso: el Monasterio de Yuso, en San Martín de la Cogolla, en donde los monjes comenzaron a usar el naciente romance castellano en las transcripciones de los códigos latinos. Esa corriente, surgida de la lengua vulgar hablada por los soldados del imperio romano que invadieron la península, se fue mezclando, fusionando con las hablas de otros pueblos que se sucedieron, por razones bélicas o comerciales: celtíberos, visigodos, cántabros, germanos, griegos, fenicios, cartagineses, vándalos, alanos, francos, árabes (siete siglos), sefardíes..., para sólo citar los más importantes por los trazos culturales que dejaron, enriqueciendo la lengua que hoy hablamos cuatrocientos millones de personas, en todos los continentes del globo terráqueo.
El acontecimiento más sólido en ese proceso de expansión ha sido, sin duda, la llegada de Cristóbal Colón a las Indias Occidentales. El inicio de la empresa conquistadora, comenzada en 1492, por Isabel de Castilla y Fernando de Aragón, hizo que el sol no se pusiera en el ámbito del naciente imperio -que se llamó América- y que a esta altura, tampoco la luna ni la más lejana estrella deje de brillar en el cielo un solo milésimo de segundo. El escritor Antonio Muñoz Molina, afirma, con sincero y generoso criterio, que España es una provincia más de la lengua castellana. Con lo cual está haciendo referencia a la realidad de nuestra pluralidad lingüística: como estamos orgullosos de hablar en castellano, lo estamos de hacerlo en guaraní, la lengua indígena que cubría, en forma discontinua la América del Sur, desde el Caribe hasta el norte de la Argentina, abarcando el Brasil (en donde se utilizaba principalmente el tupí, de la misma familia), parte de Bolivia, (Uruguay, Venezuela y Colombia como indica la toponimia, nombre de ríos, especialmente), y Paraguay, en donde sigue siendo el idioma mayoritario. De los 6.000.000 de habitantes con que cuenta el país, 87% lo habla o es bilingüe pasivo. Lo interesante es que no sólo es la lengua de los indígenas (actualmente no hay más de 20.000 guaraníes), sino la de la comunidad mestiza, incluyendo a los inmigrantes. Característica que se relaciona con la historia de la Provincia del Paraguay, que con la destrucción de Buenos Aires en 1541 -cinco años luego de su fundación-, Asunción (fundada en 1537) se convirtió en el centro de la colonización y conquista del Virreinato del Río de la Plata, hasta 1580, año en que un criollo asunceno, Juan de Garay, la volvió a refundar con 50 criollos e indígenas guaraníes. Ese casi medio siglo de ser cabeza del Virreinato, «amparo y reparo de la conquista», otorgó a la Asunción características particulares, tanto más que durante el citado lapso las españolas no viajaron a la Provincia, hasta 1555, año en que Doña Mencia de Calderón, acompañada de cuarenta mujeres llegaron a Asunción. Esas casi tres décadas crearon en la región un mestizaje particular: los hijos de españoles y mujeres indígenas se denominaron «mancebos de la tierra» -la palabra «mestizo» era despectiva en toda la colonia- y adquirieron un cierto estatuto especial basado en la relación del parentesco generalizado. Efraím Cardozo llama el fundador del mestizaje al Gobernador Domingo Martínez de Irala, que gobernó 16 años, pues en su testamento reconoce a todos sus descendientes, habidos con siete indias guaraníes, legándoles sus-relativamente escasos-bienes y su apellido. La mezcla particular, la calidad de «mancebos de la tierra», les acordó ciertas prerrogativas que no tenían los mestizos en el resto de la colonia: el acceso a ciertos puestos, la autorización de montar a caballo y la de portar armas, sin duda basadas en las relaciones familiares. Esto no quiere decir que la institución de la encomienda no existiera, sino que su práctica fue posiblemente menos severa que en el resto del continente. En 1599 los «mancebos de la tierra» obtienen iguales derechos que los españoles.
En todo caso, el relacionamiento con los «hijos de la tierra», creó la situación de relación particular en el océano de nuestras lenguas. La escasa implantación de españoles -ocupados por lo demás en las tareas de la conquista- fue determinante para la conservación y el uso preponderante de la lengua indígena, el guaraní, puesto que la madre india criaba al mancebo en su lengua. El guaraní es pues lengua materna, en el sentido propio y figurado de la expresión. La sedentarización, el mestizaje particular de la aislada provincia, en la que el mancebo ocupa un sitio de relativa importancia, su participación en la vida pública, son circunstancias que distinguen el régimen de la Provincia del Paraguay del de otras regiones de la colonia española en América. La lengua corriente -el guaraní- es uno de los soportes más sólidos que configuraron la búsqueda temprana de una identidad. Si en 1598 el gobernador Hernandarias de Saavedra dispone que las nuevas Ordenanzas sean pregonadas en guaraní y en castellano y sus copias afichadas en ambas lenguas, se puede constatar no sólo la imposición del idioma aborigen, sino el reconocimiento al nivel oficial de su presencia privilegiada, ya a fines del siglo XVI.
Las evocadas circunstancias lingüísticas fueron estimuladas e incentivadas, en el lapso de los tres siglos de colonización, por la experiencia de las misiones, de la orden franciscana primero, y especialmente de la jesuita, posteriormente. Realizadas exclusivamente con los indígenas, las reducciones, utilizaron únicamente el guaraní como medio de comunicación e instrumento de la cristianización, tarea privilegiada de los evangelizadores. El franciscano Luis de Bolaños hizo la primera traducción del catecismo al guaraní. La orden trabajó en «pueblos de indios», relativamente en contacto con los mancebos de la tierra, fundando las primeras misiones e iniciando la utilización del barroco en templos y tallas de gran valor artístico.
Pero han sido las reducciones jesuitas las que realizaron, durante un siglo y medio, una experiencia social, económica y cultural de gran envergadura, que puede ser calificada como una «tentación de utopía» cristiana. Habiendo marcado profundamente la historia de la provincia, sigue siendo un referente de organización colectiva particular. Realizadas en círculo cerrado, únicamente con indígenas, las reducciones jesuitas utilizaron sólo el guaraní como lengua de comunicación, traduciendo todas las obras de evangelización a la misma, creando una literatura de servicio. Excelentes lingüistas, trabajaron eficazmente en la materia. El más importante, Antonio Ruiz de Montoya, no sólo se redujo a traducir el catecismo, sino que realizó una obra colosal en guaraní, dotándolo de una gramática y un diccionario, con lo cual se «normalizó» la lengua. Su trabajo de excelente lingüista le fue conduciendo de una inicial desconfianza a un entusiasmo ferviente por el guaraní, como él mismo lo declara: «Treinta años he gastado entre gentiles y con eficaz estudio he rastreado lengua tan copiosa y elegante, que con razón puede competir con las de fama». Fue el animador de la evocada literatura católica en guaraní, con lo cual se demostró que era una lengua «culta y civilizada» -no «inferior», como pretendían sus detractores-, puesto que en ella se podían expresar acabadamente los principios de la doctrina cristiana, los preceptos de la «fe verdadera». Aunque esa literatura se construyó distorsionando múltiples significados, resemantizándolos a fin de evitar «las supersticiones paganas», inclusive «diabólicas», o maquillando aquellos que pudiesen arrojar una sombra de sospecha con respecto a los valores -no solamente religiosos- que se querían imponer. Es en este dominio -también y especialmente-, que se puede hablar de reducción.
Bartomeu Meliá (S.J.) lo explica con gran claridad: «Las tres reducciones lingüísticas - escritura, gramática y diccionario- sirven de soporte a la reducción literaria propiamente dicha. La lista de escritores en guaraní de los siglos XVI y XVII, es un claro índice de la reducción de estilos y de temas: catecismos, sermones, rituales y libros de piedad. En su mayor parte traducciones. La letra prestada se resuelve en una literatura prestada».
También los significantes han sufrido presiones y modificaciones; el sistema fonético y la morfosintaxis recibieron improntas de los modelos del castellano. La «dura prueba de las adaptaciones necesarias» comienza a funcionar, ese recurso de la dinámica propia a las lenguas vivas que siempre caracterizó, desde sus inicios, el encuentro castellano-guaraní. Y ello fue recíproco, se produjo -se produce- en una y otra lengua.
De todas maneras, la experiencia jesuita constituyó un éxito, no sólo en el ámbito lingüístico, sino en el de la organización social, en los logros económicos y en los de la cultura. Las imponentes ruinas de los templos y edificios de las misiones, así como las maravillosas esculturas, tallas y pinturas -sin olvidar las obras musicales -que se pudieron conservar, son muestras fehacientes del esplendoroso barroco hispano- guaraní que se produjo en el siglo y medio de su presencia en la región.
Al margen del guaraní misionero, la trayectoria de la lengua elegida como medio de comunicación general por los mancebos de la tierra, siguió su evolución en la provincia civil del Paraguay, en contacto con el castellano. Sin menoscabar la experiencia lingüística de las misiones, es esa lengua de los mestizos, con los aportes hispánicos e indígenas, la que constituye el sistema de lo que se denomina guaraní paraguayo y también el del castellano paraguayo. El arribeño hispánico incursionó en la lengua indígena, por lógicas razones de comunicación; y con ello fue introduciendo elementos de su propio idioma. En ese intercambio sincrético, lleno de imágenes, se fueron concretando una y otra lengua que, con sus penetraciones, préstamos y aportaciones, conviven en condiciones de lenguas vivas. La estructura de la una y de la otra se mantienen tal cual, con las naturales predominancias, en función de esferas de utilización «especializada».
Es admirable que el guaraní se haya mantenido con la fuerza que tiene en la sociedad paraguaya, durante casi cinco siglos, sin que jamás haya sido incorporado al sistema de la educación escolar. Pese a su utilización generalizada, sin distinción de grupos o clases sociales, el guaraní no ha podido escapar a ciertas prácticas discriminatorias, sin que sea posible, no obstante, reducir su vigor, ni la fuerza de su evolución. Como se afirma anteriormente, existe una referencia importante acerca de la utilización generalizada del guaraní por la población paraguaya: no es solamente una lengua hablada por los indígenas, sino también por los mestizos y los criollos.
En la Región Occidental o Chaco habitan otros pueblos indígenas, cuyas lenguas (con numerosas variantes dialectales) son totalmente diferentes y nada tienen que ver con el guaraní (son escasos y en el cuadro integran el 5% con las lenguas de los inmigrantes). La población indígena no excede de 90.000 almas en su totalidad.
Como la lengua guaraní nunca ha sido admitida en la enseñanza, la impronta de la oralidad la ha marcado. A través de la canción, la poesía ha sido su expresión mayor, juntamente con el teatro o los textos narrativos breves. La cultura guaraní no cultivó las artes materiales, puesto que, teniendo como creencia religiosa el animismo, la divinidad estaba en todas partes y era impensable, en consecuencia, representarla. Su contribución mayor es la palabra, se trata de una cultura oral tan vigorosa, cuya pieza principal de su literatura fue recogida por el gran etnólogo Don León Cadogan, a quien los chamanes mbya le dictaron, hacia los años 1930 y 1940. Le «revelaron», luego de haberlo integrado en el
«recinto de los fogones», de haberlo iniciado y «nominado» (el nombre, la palabra-alma es el elemento que da origen y simboliza la vida). El texto en cuestión se llama Ayvu Rapyta (Fundamento de la palabra humana), que encierra el «pensamiento del cual no se sabe lo que lo vuelve más admirable: su *profundidad propiamente metafísica o la suntuosa belleza del lenguaje que lo dice», tal como el antropólogo Pierre Clastres lo caracteriza acertadamente. Se trata de un hermoso conjunto que contiene la cosmogonía -de una inmensa originalidad-, los textos míticos, los heroicos, los rituales, las reglas del comportamiento, los consejos de convivencia e inclusive poemas de amor y canciones de cuna. Junto a este formidable monumento de la cultura inmaterial, existen otras manifestaciones importantes de la misma oratura, la danza y la música.
En 1940, un congreso internacional adoptó un alfabeto lógico y coherente, en el que a cada fonema corresponde un signo gráfico. Esta medida necesaria puso término a la anarquía que reinaba antes en la trascripción. Durante este mismo decenio comenzó a ser enseñado en los cursos de Letras de la Universidad Nacional.
Hacia los años 60, la dictadura lo incorporó, con criterio exclusivamente demagógico y con descarada ambigüedad, en los programas de enseñanza secundaria, dentro de un modelo de transición (utilización con el único objeto de pasar al castellano). La Constitución totalitaria de Stroessner, de 1967, estipula con el mismo criterio, que el guaraní es la lengua «nacional», atribuyendo al español el carácter de lengua «oficial».
El vuelco cualitativo se produjo después de la caída de la dictadura (1989). El régimen de transición democrática encaró una reforma educativa, de urgente necesidad, dado el estado lamentable en que se encontraba la educación nacional, desde hacía más de medio siglo.
El diagnóstico de estudio y de elaboración del proyecto comenzó en 1991 y culminó en 1994, con los comienzos de su aplicación y considerándolo una política de Estado.
En el ínterin, la nueva Constitución Nacional democrática, adoptada en junio de 1992, declara en su Artículo 140 que el Paraguay es un país pluricultural y bilingüe y consagra, en consecuencia, el carácter oficial del castellano y del guaraní, colocándolos en el mismo nivel.
El Artículo 77 estipula la utilización obligatoria de la lengua materna o corriente del educando, en los comienzos del sistema escolar introduciendo simultánea y progresivamente la enseñanza de la otra lengua oficial. El cuadro legal, establecido al nivel de ley suprema de la Nación, constituye caso único en Iberoamérica.
El Consejo Asesor de la Reforma Educativa, organismo que elaboró el proyecto, lo concibió adoptando el modelo de mantenimiento: no se estudian las lenguas como simples materias, se enseña en las mismas. El porcentaje cambia en 5% anualmente, de manera que, al cabo de nueve años -lapso correspondiente a la educación básica- exista un equilibrio de 50% en cada lengua. Lo que permitirá formar bilingües coordinados en un cierto espacio de tiempo. Es el desafío de un ideal asumido con convicción.
Entre esos resultados prometedores, es de señalar el incremento notorio de la literatura guaraní, no sólo la poesía, sino también la narrativa; varias novelas han sido publicadas en estos últimos años, como resultado evidente de la presencia de la lengua en los programas escolares.
Cabe ahora evocar la situación de la literatura paraguaya, en castellano. La misma tiene una larga tradición de presencia del guaraní, a través de estratos subterráneos y subrepticios, ya sea en el significante, ya sea en el significado, que penetran en la escritura en castellano, acordándole un matiz que enriquece esa producción literaria. Lo contrario también acontece con la escritura en guaraní, en función del fenómeno análogo producido en la interrelación entre ambas lenguas, como se apuntó más arriba.
Se puede afirmar que el plan de la reforma adoptado no privilegia ni excluye ninguna de las dos lenguas. Lejos de crear conflictos o reivindicaciones de carácter unilateral, y aún menos autonómicos o separatistas, el mismo armoniza los componentes lingüísticos de una cultura enriquecida por el mestizaje. La reforma se hizo con y no contra el castellano, lengua que, al mismo nivel que el guaraní constituye el acervo cultural más preciado de nuestra sociedad. No negamos ni renegamos de ninguna de nuestras dos lenguas oficiales. Las consideramos una «riqueza inestimable», y no «un problema insoluble».
El plan, en buen funcionamiento, se propone hacer plenamente efectiva la realidad del Paraguay, «país pluricultural y bilingüe», como establece claramente la Constitución. Así es consagrado, por otra parte, un acto de reparación histórica, que tiende a restituir su dignidad a toda la sociedad en su conjunto, asumiendo la condición plural de la cultura, la doble vertiente de su expresión lingüística. En una palabra, se tata de la reafirmación plena de la identidad nacional.
Una vez planteada la dicotomía lingüística e insistido en el proceso, menos conocido, de la trayectoria del guaraní, cabe explayarse en la producción literaria en castellano paraguayo, con las incorporaciones estético-lexicales de los guaranismos, superando la práctica de los narradores indigenistas hispanoamericanos, surgidos en las primeras décadas del siglo XX, que no conocían o no hablaban las lenguas aborígenes y abundaban con molestas y engorrosas citas al pie de página (1).
El procedimiento utiliza -por lo general- la incorporación de expresiones, términos o sonidos guaraníes, obtenida por la estructura aglutinante del idioma que son comprensibles gracias a efectos fonéticos o «digeridos» en el ámbito de la frase, en las palabras castellanas en ella contenida, sin necesidad de hacer el molesto llamado al pie de página. El recurso metafórico le agrega un componente estético imprevisto y de gran eficacia expresiva.
En la frase anterior me refiero al método utilizado especialmente, por Augusto Roa Bastos, quien de manera más consciente se abocó a ese recurso estético de lo que yo llamo fecundo mestizaje lingüístico. Es el narrador que ha conseguido superar las incompatibilidades agudas entre ambas lenguas, aprovechando diestramente la «rica y oscura porción de nuestra realidad ambiental y espiritual». Armonizando la «sostenida colisión de módulos, de formas, de ritmos», integrando en un todo las partes encontradas de la «erosión destructiva» de ambos idiomas, Roa Bastos nos muestra que con convicción, con trabajo, con talento, es posible no sólo superar las dificultades, sino también convertirlas, una vez dominadas, en elementos positivos de la elaboración literaria. Porque no hay ninguna duda de que el aprovechamiento de las fuentes culturales de ambas lenguas, la feliz confluencia lograda, es lo que más contribuye a la fuerza poética de su palabra, a la riqueza polifónica de su escritura. Es así como consigue transmitirnos los «Ecos de otros ecos. Reflejos de reflejos. No la verdad tal vez de los hechos, pero sí su encantamiento». Y con estos elementos, crear un lenguaje narrativo propio, y de resonancia universal.
Augusto Roa Bastos es el escritor paraguayo que más ha logrado en su narrativa ese mestizaje fecundo entre el español y el guaraní, fusionando; integrando los elementos, no sólo los lexicales, sino los que revelan la esencia profunda de una y otra lengua. Como afirma Luis de Castresana, narrador vasco que escribe en castellano: «Más que de una cuestión de sintaxis se trata acaso, en definitiva, de una cuestión de identidad». Y agrega: «Yo soy vasco y soy escritor. Yo soy escritor vasco. Así de sencillo. Escribo en el idioma que he mamado (...) Concibo identidad y cultura como una cuestión de sumas y no de restas...» Las fervorosas afirmaciones de Castresana van al fondo del tema, sin detenerse en el léxico, importante, más no definitivo.
La mayoría de los narradores contemporáneos o posteriores -con escasas excepciones- han asumido la posición que Roa Bastos describe claramente, cada cual utilizando los recursos que consideran más adecuados y eficaces. Personalmente me cuento entre ellos: escribo en castellano paraguayo. Y considero conveniente que, como miembro del Jurado del Premio Cervantes 1989, la argumentación que convenció al tribunal fue que, en el océano de nuestra lengua había cinco siglos de una copiosa contribución «americanista», sin que, hasta ese año, ningún escritor que, como Roa Bastos, había aportado mucho a esa rica presencia -guaraní en este caso- jamás había sido distinguido. El razonamiento convenció, y el autor compatriota -su obra- representa esa rica corriente de una lengua indígena americana, la única que es lengua oficial en Iberoamérica, al mismo nivel que el castellano, tal como consagra la Constitución Nacional del Paraguay.
Como una digresión, no muy feliz, considero interesante transcribir las declaraciones del Premio Cervantes 2005, Rafael Sánchez Ferlosio, cuando le comunicaron la distinción, ante unas preguntas de un periodista sobre la literatura contemporánea, respondió textualmente:
«Está muy mal..., está muy mal... A mí esto es lo que me preocupa, y diré que le va muy mal, especialmente por el destrozo que le llega de Hispanoamérica y que influye en los propios castellanos». Prefiero no opinar sobre la frase del incalificable Sánchez Ferlosio. No me interesa el juicio de los inquisidores, dueños de la lengua. El océano de la palabra no tiene amos (2).
Hasta este momento no me he referido a nuestro gran poeta Hérib Campos Cervera, quien logró, en el ámbito de la poesía, la convivencia de nuestras lenguas, así como se hizo en el dominio de la prosa, en especial Augusto Roa Bastos, cuya narrativa ilustra las relaciones profundas entre los dos idiomas en nuestra sociedad.
Hablar de Hérib Campos Cervera es referirse a la renovación radical de la poesía en lengua castellana en nuestro país, el cambio decisivo que la pone en la corriente de la más avanzada expresión contemporánea: un salto decisivo de dos o tres décadas, dejando atrás el tardío modernismo vigente. Las letras paraguayas -en especial la poesía- vivían al margen de las renovaciones y cambios producidos por los movimientos de la vanguardia en el continente.
Hérib, el rebelde, el inconformista, el justiciero, parte en exilio en 1931, y en Buenos Aires y Montevideo se empapa de los aires renovadores, de las expresiones de las letras contemporáneas, gracias a sus lecturas, su gran sensibilidad y sus contactos con escritores e intelectuales, poetas como Federico García Lorca -para dar un nombre- cuya escritura le impactó fuertemente (como atestigua el poema "Federico", entre otros).
Nuestro libro sagrado, el AYVU RAPYTA -recogido por el profeta Don León Cadogan- habla en el génesis de una primera etapa de un "tiempo originario", el tiempo originario y nebuloso del invierno. Cuando el mismo termina, comienza el tiempo espacio nuevo (ára pyahu), el de la primavera, cuando el tajy empieza a florecer. Y el lapacho sagrado se desprende de sus hojas para convertirse en el maravilloso ramillete -rosa, amarillo, morado, blanco- que como una llamarada de luz invade la floresta de nuestra tierra roja. Es el momento que Hérib cumple el rol que le encarga Ñamandú, el Señor de la Palabra, y su voz ilumina con su renovado ritmo y fuerza nuestra literatura. La palabra resplandeciente e íntima de nuestro gran poeta, cuya obra tiene una variedad de registros diversos, que va de lo social a lo intimista, del verbo iluminado por la luz de la justicia y la libertad -de la dignidad de nuestro pueblo- a las reflexiones y vivencias existenciales, a la expresión dulce y atormentada del sentimiento amoroso. En todas esas variantes, Hérib mantiene un tono alto y hondo, una convicción, un fervor, una ternura, un hálito constante que hace de su escritura un referente esencial de nuestra literatura contemporánea. Su obra literaria es el génesis -el tajy original-de la modernidad en nuestras letras.
Considero necesario, a esta altura de mi exposición, explicar la inclusión de su nombre en este trabajo. El poeta eximio, autor de CENIZA REDIMIDA (y otros numerosos textos no recogidos en libros), el teatrista en Juan Hachero, el fino cuentista de "EL BUSCADOR DE FE", y otros relatos sobre el Chaco y la selva, el agudo ensayista y cronista, demuestra en su múltiple obra en castellano la calidad renovadora y fundacional de su palabra, su maestrazgo y su impronta en nuestra literatura. Pero un hombre con las raíces profundamente insertas en su tierra, un luchador, que sufrió y murió en el exilio, un justiciero tan próximo a su pueblo, que peleó en vida y en palabra por la causa de la justicia social, de los desposeídos, de los humildes fue, además, un convencido y sincero defensor de la voz profunda que se expresa en guaraní, la voz raigal de nuestra gente.
Esa convicción la expresó, de manera categórica en un artículo "Cultivemos el idioma guaraní", aparecido en el diario "La Opinión", del 29 de noviembre de 1939.
En un ferviente alegato hace la defensa de la lengua guaraní y la necesidad de que los artistas -no sólo los "populares", autores de letras musicales- le den la dignidad que se merece y escriban en el idioma autóctono. Transcribo una frase que concentra su deseo, su sueño: "Partiendo del principio de que cada pueblo que es, tiene características, sentimientos y modalidades que hayan su expresión artística en las formas del arte nacional, habrá que admitir que el verdadero Paraguay, el que pervive a través del tiempo, el que tiene fisonomía propia y diferenciada de todos los otros pueblos del mundo, es el Paraguay que habla en guaraní, el que llora su pena o grita su gloria en las formas de su música popular".
En su lecho de muerte reitera a su amigo Humberto Pérez Cáceres su deseo de que "nuestros artistas, nuestros escritores, nuestros luchadores de la causa de la libertad jamás olviden que toda su batalla debe tener por brújula lo nacional...", insistiendo en el rol que tiene en ese combate el humus que nace de la tierra en forma de la palabra raigal guaraní.
Con lo expresado se constata que la palabra de Hérib Campos Cervera no tiene fronteras entre las dos lenguas, son aguas del mismo océano de nuestra identidad cultural profunda. El excelso escritor en castellano asume con orgullo el fecundo mestizaje de nuestra cultura y lo expresa diciendo "nuestro país que consagró su idioma de origen", con el implícito equivalente de la otra lengua.
La producción poética de Hérib en guaraní, la conocida, es escasa, personalmente llegaron a mis manos sólo dos textos: "CHE KYHA MOROTI" y "MANDU'A RORY". Digo bien, conocida o publicada, pues su juicio sobre el tema hace suponer que no publicó otros o que se perdieron entre los numerosos papeles que -se dice- desaparecieron luego de su temprana muerte. Escasa, pero de una calidad poética excepcional, utilizando finalmente todos los recursos sutiles de la lengua. Me refiero en especial a "MANDU'A RORY" (RECUERDO FELIZ), puesto que "CHE KYHA MOROTI" (MI HAMACA BLANCA), es circunstancial: la escribe como despedida de Asunción, cuando parte al último exilio.
"MANDU'A RORY", hermoso poema escrito en rigurosos versos de tres hexasílabos, que remite al Hérib cultor de la musicalidad retórica, en el mejor sentido de la palabra. Es significativo que utilice el hexasílabo (triplicado en este poema), el verso por excelencia de la poesía española, el del romancero cuyo antecedente, en el siglo XVI, es el "Romance de Don Nuño", también escrito en hexasílabo. Sin duda, es la presencia -la continuidad- de esa métrica en la letra en guaraní de las canciones, que la incorporaron como una prolongación de la poesía popular, presente desde la época colonial.
Se trata de un poema de amor dedicado a una sutilmente esquiva pretendida, a la que nunca termina de "convencer", pese a la pasión encendida del pretendiente. Un amor imposible; sutilmente se intuye una inexplicable barrera. Sólo al final, en la última cuarteta se revela que esa mujer adorada, ambiguamente esquiva es la patria, simbolizada por la luna, el ñasaindy, bella expresión para expresar "luz de la luna". Esa flor de la noche (pyhare poty) que alumbra la tierra entera del Paraguay, añorada, deseada, que se vuelve imposible para el exiliado. Es la rosa azul del alquimista, que trata de hacerla suya, inútilmente, a causa de la ilusión cromática: el ñasaindy es inalcanzable para el sufriente desterrado.
Se trata de un poema de una terrible tensión lírica, de una búsqueda dolorosa, envuelto en un halo de fina ternura, de desgarrada súplica.
Las barreras del amor, las del dolor, sólo pueden ser derribadas por el océano de la palabra, que no tiene orillas, que llega a todas partes.

1) Se impone de manera categórica excluir varios escritores que sí conocían el meollo de las culturas y lenguas en las que incursionaron: Miguel Ángel Asturias, José María Arguedas, G. López Fuentes, Ricardo Pozas, Manuel Scorza, Rosario Castellanos y otros como el insigne Juan Rulfo.
2) Entrevista publicada en «El País» de Madrid, España, el 23 de abril - 2005, firmado por el periodista Jesús Ruiz Mantilla.


MANDU’A RORY
Mandu'a rory ikusuguepáva ne
porẽ’yhápe
ojope hague ñembyasy puku
omanõ vaerã,
nde rerakuemi aropurahéiva ou
che py'ápe
ikatuve’ỹ va ajahe’o’ỹre
aromandu’a.
Che ruguy porãva atopárõ máva
nde réra oguerúva,
yvoty ryakuãicha che
mbopiro'yva ne ahõnguemi.
Rohuguaitiségui tape ipukuvéva
ohenonde'áva
ikatu haguãicha che
renduse’ỹro añehenduka.
Sapy’a ahecharõ ku karia’y
kuéra nde rógape oúva
rombyekoviaséva ha
nañanimáigui ajesaupimi.

Tesarái maymárõ noguahẽi
va’ekue che róga rokẽme,
che vy'a apytépe ha che
ñembyasype nde mante
reimé,
yvága ha yvýpe nde jasy resẽme
ndaipóri omo’ãva,
ñasaindy porãicha pyhare
ru’ãgui ñande resape.
Nde reikuaa’ỹre nde pypore ári
ymáma aguatáva,
ikatu vaerã ku oguahẽ che ára
ha rohupyty;
ha'éva che jupe mborayhu
paháipo ko hese añandúva,
ajeve ndaipóri pohã
omongueráva ko
mba'embyasy.
Pyhare poty Paraguái retã
rehesapepáva,
che momarandúna regue
potaitévo japa oñondive.




RECUERDO FELIZ

(Versión de RUBÉN BAREIRO SAGUIER)


Recuerdo feliz que se encenizó durante tu ausencia
y un largo penar ha ido requemando hacia su moriencia,
tu nombre enjoyado llega hasta mi pecho para que te cante
ya que no consigo recordarte nunca sino sollozando.

Mi sangre jubila cuando encuentro alguno que arrima tu nombre,
tu límpido aliento de aroma florido refresca mi piel.
Queriendo alcanzarte la senda más larga suelo caminar
a ver si consigo, aunque no lo quieras, hacerme escuchar.

Cuando a veces oigo que hombres extraños a tu casa llegan
intento olvidarte, pero no me animo y miro a los cielos.
Jamás el olvido pudo atravesar la luz de mi umbral:
en medio del gozo, igual que en la pena, sólo existes tú.

En cielo y en tierra tu luna ascendente nadie ha de eclipsar
el claro lunar que en la alta noche me va iluminando.
Sin que tú lo sepas hace mucho tiempo que piso tus pasos:
acaso es posible que llegue mi día y te alcance al fin.

Me pregunto entonces si es amor postrero este que me abrasa
puesto que no existe consuelo ninguno al mal que me aflige.
Florecer nocturno que alumbras entera la tierra natal,
si tu sombra llega, avísame al punto y acabemos juntos.

*. FRANCISCO ALVARENGA le puso música
al poema en ritmo de Guarania.



Fuente:
DIVERSIDAD EN LA LITERATURA
DE NUESTRA AMÉRICA – VOLUMEN II
Obras de RUBÉN BAREIRO SAGUIER
Editorial SERVILIBRO,
Asunción - Paraguay - Setiembre 2007.




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