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viernes, 26 de marzo de 2010

MILIA GAYOSO MANZUR - MICRO CUENTOS PARA SOÑAR EN COLORES - Prólogo: GLADYS CARMAGNOLA / Edición digital: BIBLIOTECA VIRTUAL MIGUEL DE CERVANTES.

MICRO CUENTOS PARA SOÑAR EN COLORES
Autora:
MILIA GAYOSO MANZUR
Editorial Arandurã,
Asunción-Paraguay 1999
Edición digital:
** Nació en Villa Hayes (Paraguay), el 30 de mayo de 1962. En ese lugar vivió hasta los 9 años, época en que comenzó a crear sus primeros relatos orales. Luego residió en Buenos Aires (Argentina), hasta los 15 años; allí bosquejó sus primeros escritos.
** De nuevo en Paraguay, estudió Periodismo en la Facultad de Filosofía de la Universidad Nacional de Asunción; publicó sus primeros artículos en la revista universitaria TURU y en el suplemento femenino del Diario Hoy.
** Actualmente se desempeña como redactora del Suplemento Eva del Diario La Nación.
** Milia Gayoso Manzur es miembro de la Sociedad de Escritores del Paraguay, de Escritoras Paraguayas Asociadas y del Pen Club del Paraguay.
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20 MICRO CUENTOS SIN PRÓLOGO
** Sabemos que ningún libro necesita lo que llamamos prólogo. Es lo primero que quiero decir a quien lea esta página, única prescindible, del libro que Milia Gayoso escribió, seguro, para sus tres maripositas, y que hoy comparte contigo, conmigo... para que no sólo sus hijas sean dichosas.
** ¡Qué suerte la mía! Gracias a este libro de Milia, he vuelto a recordar cuánto me encantaba que mi abuela, riendo siempre, me contara cuentos como sólo ella sabía. Por eso sé que la mágica manera de contar cuentos Julio, que menciona Milia en su dedicatoria, quedará en el corazón de sus niñas durante mucho tiempo, y que alguna vez, ya grandes, ellas rememorarán esas historias, esos relatos, que revivirán o intensificarán su felicidad, que las ayudarán a seguir soñando durante toda su vida, en blanco y negro, o en colores. Así de importantes y trascendentes son estas cuestiones en apariencia tan nimias y pasajeras.
** Eso sucederá, naturalmente, con estos cuentos de Milia Gayoso, porque el valor de la literatura destinada a la niñez es inconmensurable. Y estas historias, cercanas a la necesidad de las criaturas, con argumentos sencillos y profundos, inocentes y creativos, tiernos y creíbles, con desenlaces accesibles, sin rimbombancias ni puerilidades, cuyos personajes pueden ser los seres con los que convivimos cada día, hallarán, sin duda, por eso mismo, su lugar, merecido, en el corazón de sus lectores y lectoras, que encontrarán en muchas de ellas una moraleja como en las fábulas, y en todas, la muestra de cuanto el talento de una generosa y talentosa escritora y periodista puede entregarnos. Joven aún, puede ella seguir contribuyendo en calidad y cantidad a la todavía breve lista de obras paraguayas para la niñez.
** Esto me lo han confirmado el alboroto de los colibríes que le dieron la bienvenida cuando Milia llegó a casa, y la sonrisa dichosa, la avidez de los ojos y el interés de la voz de un niño de siete años, muy querido, al pedirme hoy: «Por favor, ahora el siguiente», a medida que leíamos los Micro cuentos para soñar en colores, de Milia Gayoso.
** Como he dicho al comienzo, los libros no necesitan prólogo. Y éste, menos que otros. De modo que no llevará ninguno. Demos, simplemente, leyéndolos y contándolos, una cariñosa bienvenida a estos Micro cuentos para soñar en colores, de Milia Gayoso. Y soñemos, no importa en qué color. - GLADYS CARMAGNOLA, 7 de agosto de 1999
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UN OSO LLAMADO LUISITO
(A Johana, Tania y Luis David Candrea )
** En una pequeña ciudad llamada Kinoto vivía una familia de osos. Mamá Carla, papá Luis y el pequeño Luisito eran muy felices. Sólo que el pequeñín era bastante desobediente y rezongón.
** Al osito le encantaba escaparse a la calle. Todos los días su mamá le encargaba que no llegara solo más allá de la esquina, que no saliera a la calle, que no la cruzara solo, que no hablara con extraños, que no subiera al auto de ninguna persona que pasara por allí y que él no conociera.
** Una tarde, Luisito tenía muchas ganas de pasear, pero su mami estaba ocupada lavando las ropas. Entonces, desobedeciendo sus órdenes, salió a la calle. Se fue a la esquina a mirar, caminó un poquito hasta la plaza, otro poquito y otro poquito. Le llamó la atención una avenida llena de árboles altos y muy hermosos.
** Caminó y caminó hasta llegar al final del camino. Luego comenzó a oscurecer y se dio cuenta que estaba perdido. Había muchos árboles a su alrededor. Se puso muy oscuro y llovió repentinamente.
** Luisito perdió el rumbo y se sentó a llorar. Lloró despacito sentado sobre una piedra. De pronto escuchó un alegre silbido hacia uno de los costados, miró y vio a un perrito que venía tarareando una canción, con una bolsa en la mano derecha y un paraguas en la izquierda.
** Era Perrín, que volvía del almacén. «¿Por qué llorás osito lindo?», le dijo el simpático perrito. «Es que estoy perdido, no sé cómo volver a mi casa», le contestó el atribulado osito. «No te preocupes, amigo, podés quedarte esta noche en mi casa y mañana mi papá y yo te ayudaremos a encontrar tu casita», lo alentó.
** Luisito y Perrín se fueron a la casita de éste. La misma estaba ubicada en el corazón del bosque. Perrín le contó a sus papis lo que le había ocurrido a su nuevo amiguito y ellos dijeron que lo cuidarían esa noche.
** Mamá perrita le dio una ducha tibia a Luisito y le preparó una sopa caliente. Luego, el osito que era tan comilón comió casi toda la comida de los hermanitos de Perrín. Todos lo miraban encantados porque era muy simpático. Durmió en el suelo sobre varias mantas.
** Por la mañana, después de desayunar, la familia de Perrín en pleno salió a buscar la casa de Luisito. Cuando estaban saliendo del camino de la arboleda, vieron a los desesperados padres de Luisito correr hacia ellos.
** El osito se echó en brazos de sus padres y juró que nunca más desobedecería las órdenes de ambos. Carla y Luis agradecieron a los padres de Perrín por haber cuidado a su hijito y prometieron ir a visitarlos el siguiente domingo.
** Luisito volvió a su casa, muy agarradito de las manos de sus papis.
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LUISITO EN EL JARDÍN DE INFANTES
(A los compañeritos de Jardín año 1998,
y a los compañeritos de Pre-escolar año 1999 de Vanessa).
** Sus papis pensaron que enviándolo a un jardín de infantes, Luisito aprendería a comportarse mejor: a compartir sus cosas, a ser más obediente y que le ayudaría a utilizar bien su enorme exceso de energía. ¡Bah!, fiesta total en la cabeza del osito. No durmió en toda la noche imaginando lo mucho que «cabezudearía» en su escuela. Durante mucho tiempo soñó con ir a esa preciosa escuelita.
** Cada vez que pasaba por allí, la muralla blanca con mariposas pintadas lo atraía como un imán. Cuando llegó el gran día en que traspasó la puerta verde de hierro, tomadito de la mano de papá y mamá, sintió que su corazón galopaba como un pony.
** Por ser el primer día, llevó muchísimas cosas para merendar: manzanas, galletitas, yogur, sandwiches. Se lo comió todo solito. Durante toda la noche comentó en su casa lo bien que lo había pasado; habló de sus nuevos amiguitos, de su profe, la gatita Vilma; de la calesita, el tobogán, de las ruedas en hilera, de la... En realidad no hizo falta que contara que jugó muchísimo: la suciedad de su ropa lo delataba.
** Cada día, Luisito crecía más y más. Demasiado para un osito de cuatro años. Y cada día llevaba más cosas para merendar. Una tarde, cuando la profe anunció la hora de la merienda, Luisito sacó sobre su mesita su enorme provisión de alimentos. Cuando estaba por morder su empanada, se le acercó su compañero Fito, el osito hormiguero, quien le pidió un pedazo.
** -¿Mi empanada? -le preguntó Luisito.
** -Por favor -dijo Fito-, tengo mucha hambre y no traje nada porque mi mami no tenía dinero para mi merienda.
** -¡Qué me importa! -le contestó Luisito-. Esto es para mí solito, no te voy a convidar.
** La ardilla Anita lo miró asombrada sin entender cómo podía ser tan egoísta. Le reprochó su conducta e invitó a Fito a compartir su paquete de galletitas. Luisito continuó devorando impávido su enorme provisión.
** Días después, cuando la profe dio permiso para que los animalitos consuman sus alimentos, Luisito comprobó horrorizado que su mochila estaba vacía. ¿Dónde estaban las dos manzanas, los tres yogures, el sandwich de jamón y queso, la pera de agua, las dos bananas, dónde...? Entonces notó que su mochila tenía un enorme agujero y se dio cuenta que por allí se fueron cayendo las cosas. Se puso a llorar desconsoladamente y le pidió a Joaquín, el ciervito, que le invitara un pedazo de su alfajor.
** -Claro que no te voy a invitar, osito hambriento -le dijo-. Vos jamás le invitás a nadie.
** Luisito lloró de hambre. La profesora le dio su sandwich, pero aquello no era suficiente para él. Fue entonces que Anita se acercó a su sillita y le ofreció su yogur y le pidió a todos los compañeritos que le dieran algo, para que Luisito aprendiera a compartir y a valorar a sus amiguitos. Todos le hicieron caso a la ardillita.
** De vuelta a su casa, Luisito le contó a su mamá lo sucedido. Al día siguiente, el osito llegó al Jardín de Infantes Mariposita sin merienda. Esto les llamó la atención a todos sus compañeritos. Sin embargo, a la hora de merendar, llegaron los padres de Luisito con paquetes de golosinas, galletitas y jugos para todos.
** Juntaron todas las mesitas del aula y formaron una gran mesa. Allí pusieron todas las meriendas y los alimentos traídos por mamá y papá oso. ¿Qué festejaron? La hermosa amistad de todos los compañeritos de ese jardín de infantes.
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LUISITO EN EL PARQUE DE DIVERSIONES
(Para Celeste Candrea Contreras)
** Llegó un enorme parque de diversiones a la ciudad donde vivía Luisito. Por supuesto, él estaba preparadísimo para ir a divertirse. Su papá le prometió llevarlo el domingo siguiente si es que esa semana se portaba bien en la escuela, porque era bastante inquieto.
** Luisito se portó como el más obediente de los ositos. No le tironeó la cola a ningún compañerito, no le hizo zancadillas a las ositas ni a las conejas, se fue al almacén sin protestar, hizo sus deberes, lo ayudó a su papá a regar el jardín y todas las tardes guardaba su bicicleta después de jugar.
** Entonces llegó el gran día. Luisito y sus papis se fueron al parque. El osito tomó helados, comió panchos, se dio varias vueltas en la calesita, se asustó en el tren fantasma, se paseó con su papá en la montaña rusa... pero no lo dejaron subirse a la rueda gigante. Se sintió muy desilusionado.
** Rogó y rogó pero no lo dejaron. Entonces le pidió a su papá que lo dejara mirar por un rato, mientras ellos continuaban recorriendo. Con la recomendación de que no se moviera del lugar donde lo dejaban, le permitieron quedarse a observar.
** Uno, dos, tres, cuatro, cinco vueltas. Luisito miraba extasiado cómo la enorme rueda giraba y giraba con un montón de niños y animalitos gritando de alegría. Metió las manos en los bolsillos y sintió algo: era un billete. Lo miró y sonrió.
** Compró su boleto. El cuidador lo ayudó a subir. Eligió una silla para él solito. Cuando la rueda comenzó a girar se puso a cantar su canción favorita. Giró y giró, pero de pronto, la rueda se quedó parada. Se había cortado la corriente eléctrica. Luisito se quedó en la parte más alta de la rueda.
** Un rato, dos ratos, otro rato más. El osito se asustó. Los niños de las otras sillas comenzaron a llorar y él también. Primero despacito, después más intensamente. Luego ya gritó: «¡Papá, mamá, socorro...!», gritó tanto que sus padres lo escucharon desde donde estaban.
** «Ese osito desobediente me va a escuchar», dijo muy enojado papá oso. «Mi pobre Luisito», murmuró sollozando su mamá. Cuando Luisito vio a sus papis cerca de la base de la rueda se sintió más tranquilo.
** Por fin, cuando volvió la electricidad, la rueda comenzó a girar de nuevo. Y Luisito se bajó. Su mamá lo abrazó muy fuerte y su papá también, pero después le dio un tirón de orejas por desobediente.
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PODRÁ LEER INTEGRAMENTE EL LIBRO EN LA BIBLIOTECA VIRTUAL MIGUEL DE CERVANTES
** ÍNDICE:
o Cielito
o
La orquesta de animalitos
o
El ratón violinista
o
La tortuga de colores
o
Toto Michifús y el ángel de la guarda
o
Sin manchitas
o
Rita, la rana caprichosa
o
Jessica
o
Taormina
o
La hormiguita Josefina
o
Puntos suspensivos
o
Nino, el carpincho feliz
o
Nara, una mojarrita en apuros
o
Un zorrino diferente
o
Una remera para Lucrecia
o
Tarde de lluvia
o
Cuando el sol quiere morir
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Poesía, Novela, Cuento, Ensayo, Teatro y mucho más.
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Xilopinturas, Instalaciones, Escultura, Audiovisuales,
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