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jueves, 11 de marzo de 2010

EDDA DE LOS RÍOS - DOS CARAS DEL TEATRO PARAGUAYO / Edición digital: BIBLIOTECA VIRTUAL MIGUEL DE CERVANTES

(Enlace a datos biogáficos y obras
en la GALERÍA DE LETRAS del
prólogo de RICARD SALVAT
Edición digital:
Alicante :
Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, 2002
N. sobre edición original:
Edición digital basada en la edición de Asunción (Paraguay),
Agencia Española de Cooperación Internacional, 1994.
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Prólogo
La aportación teórica de Edda de los Ríos
** La personalidad de esa total mujer de teatro que es Edda de los Ríos es tan compleja que nos resulta difícil aventurar una aproximación a sus infinitas actividades y aportaciones. Hay que considerar a Edda de los Ríos como una excelente actriz, una muy eficaz animadora cultural y una conferenciante de primer orden. Pero, también, y ya situados en otro nivel, habría que analizar su largo trabajo como pedagoga, su capacidad de crear vocaciones o, como mínimo, de alentarlas. Pero aún más: desde otra perspectiva destacaríamos su tacto especial para poner en marcha proyectos de gran importancia y, en concreto, encuentros internacionales de teatro o cultura. Hace años, Flavia Paulon, que durante largo tiempo fue el alma de los Festivales de Venecia, tanto en su sección teatral como cinematográfica y luego, más tarde, animadora del Festival de Ciencia Ficción de Trieste, me decía que para llevar a cabo eventos de este tipo, tan importantes como difíciles de organizar, se necesitaba un arte especial, el arte de acertar el momento de reunir diferentes personalidades de un ámbito determinado, la sabiduría de amalgamarlos, de elegir las personas adecuadas para cada acontecimiento, teniendo en cuenta las diferentes idiosincrasias, pero, sobretodo, la capacidad de coordinarlas y armonizarlas.
** En los diez años que dirigí el Festival Internacional de Teatro de Sitges en donde, por cierto, Edda de los Ríos tuvo intervenciones memorables como miembro del jurado, como conferenciante y en calidad de presidente de las mesas de los coloquios, tuve muy en cuenta el magisterio de la señora Paulon. La capacidad de organizar estos difíciles encuentros, después de la mencionada Flavia Paulon, sólo la he encontrado, en un grado similar, en Edda de los Ríos.
** Ante todo, hay que destacar que Edda de los Ríos ha actuado siempre de embajadora y de objetiva informadora del teatro y de la cultura de su país. He coincidido con ella en varios congresos y en varias plataformas de coloquio en Caracas, Buenos Aires, París, Barcelona, Cádiz, Vilanova i la Geltrú, la ya mencionada Sitges y otras muchas ciudades. En todas partes la he visto hacer lo mismo, con una generosidad y con una capacidad de entrega absolutamente admirables. Ha hablado siempre de sus compañeros, de la difícil situación del teatro de su país, de los importantes autores que, a pesar de todo, han ido surgiendo en el panorama del teatro paraguayo. Roque Centurión Miranda, Arturo Alsina, José María Rivarola Matto, Alcibiades González Delvalle (de quien Edda ha interpretado una de sus mejores piezas «Elisa»), Josefina Plá, las adaptaciones de obras de Augusto Roa Bastos, sin olvidar a los «clásicos» Eloy Fariña Núñez o Manuel Ortiz Guerrero. Pero siempre ha tenido un especial recuerdo para Julio Correa y el teatro en guaraní y, muy particularmente, para el grupo Aty Ñe'é. No ha olvidado nunca, dado que ella es actriz, o sea mujer de espectáculo que tiene en cuenta todos los elementos de la nómina teatral, a los grandes directores y compañías de su país. Así, gracias a ella, nos hemos ido informando de las ricas aportaciones de Antonio Carmona, Mario Prono, Héctor de los Ríos, Fernando Oca del Valle, Rudy Torga, Gustavo Calderini, José Luis Ardissone, Juan Pastor Millet, Bernardo Ismachoviz, Humberto Gulino, Marcelino Duffau , Manuel E. B. Argüello, Tito Chamorro, Ernesto Báez, Agustín Núñez, sin olvidar creaciones Colectivas del grupo Tiempoovillo o de los grandes escenógrafos como Carlos Colombino, Alberto Miltos, Ricardo Migliorisi, Rubén Milessi o Nils Wiessel.
** Quisiéramos destacar, entre su múltiple actuación, su labor fundamental en la afirmación y difusión del Instituto Internacional de Teoría Crítica de Teatro Latinoamericano (IITCTL), que presidía hasta el año pasado el profesor Fernando de Toro. Sólo los que seguimos de cerca los primeros años de existencia de este Instituto, de los tres Encuentros de Teatro Latinoamericano que organizó, y de la espléndida revista La Escena Latinoamericana que puso en marcha, podemos dar testimonio de hasta qué punto fue determinante la intervención de Edda de los Ríos en todas estas empresas.
** También quisiéramos señalar su actuación en el marco del Centro Latinoamericano de Investigación Teatral (CELCIT), sección Paraguay, en calidad de Directora delegada, donde asimismo está llevando a cabo una interesante labor de organización.
** Pensamos que toda esta actividad, tan compleja por su carácter polifacético, es habitual en aquellas personas que trabajan en dramaturgias minoritarias adscritas, para colmo de males, en países que no han gozado de libertades democráticas, salvo en muy reducidas ocasiones. Los catalanes también sabemos mucho de estas actitudes, de lo que aquí se llama «entre tots ho farem tot» (entre todos lo haremos todo), tan admirable en los tiempos de lucha política como de inquietudes en los tiempos de democracia o de normalidad expresiva. Parece como si los creadores que trabajan contra todos los elementos y contra todas las dificultades tuvieran que hacer más actividades de las que son habituales para llevar las lagunas, los vacíos y las carencias que una situación anómala en lo cultural y en lo político acaban creando: una situación en la que continuamente se empieza de cero.
** El peligro de estas actividades polifacéticas puede ser, como es lógico, la dispersión, el exceso de responsabilidad y el cansancio. Un buen antídoto para atacar estos males lo constituye el poseer una sólida formación teórica, el tener la capacidad de estructurar un pensamiento crítico y metodológicamente bien entreverado, que impida la posibilidad de que todos estos admirabilísimos esfuerzos acaben resquebrajándose y diluyéndose. Este, por suerte, es el caso de Edda de los Ríos, y el lector de estas páginas tendrá ocasión de conocer sus trabajos como historiadora en el ensayo «Expresiones teatrales aborígenes y españolas en el Paraguay», su pensamiento como militante feminista en «La mujer paraguaya: protagonista en la Historia, espectadora en el Teatro», o su aportación como teórica en el valiente y arriesgado texto «Relato Nivaklé preparado para el proyecto Utopía 93».
** Pensamos que la situación del Paraguay, con todas las dificultades que ha tenido en su reciente historia, se encuentra en una situación de privilegio. Privilegio, naturalmente, ganado a pulso y que viene a demostrarnos el admirable talante democrático de este país. Paraguay es el único país latinoamericano que acepta como idioma oficial un idioma aborigen. Y en la aportación histórica de Edda de los Ríos, que se encuentra en este libro, podemos encontrar un fino y penetrante análisis de esta envidiable situación y de la riqueza que comporta.
** Edda de los Ríos va analizando por igual las dos expresiones teatrales paralelas que se producen en el Paraguay. De hecho, más que dos expresiones son tres: la guaraní, la castellana y la jopará. Es especialmente interesante el momento en que se analizan las manifestaciones parateatrales y las danzas de los pueblos aborígenes que poseían un admirable respeto por la lengua hablada, la cual cuidaban y utilizaban con arte especial. Ampliando esta dimensión, el siguiente trabajo posee una doble faceta: la estrictamente reivindicativa del papel de la mujer y donde de nuevo la autora vuelve a repasar la historia teatral de la zona cultural a la que pertenece, en el apartado «El teatro en el Río de la Plata en el período colonial y en los siguientes».
** Especial interés para nosotros ha tenido el capítulo «La mujer paraguaya en el teatro de hoy»; en donde Edda de los Ríos se refiere ampliamente a las aportaciones de las jóvenes actrices que introdujeron, a través de los grupos independientes, las nuevas tendencias escénicas.
** Todos estos materiales ayudan a poner las bases de unas vías de futuro, de la posibilidad de tener esperanzas en cuál debe ser el papel del teatro en el próximo milenio. Seguimos la reunión «Utopía 93», que organizaron las profesoras Lamice El-Amari y María Josep Ragué. Para nosotros tuvieron especial relevancia las aportaciones de Edda de los Ríos y del gran dramaturgo británico John Arden; ambos vinieron a demostrarnos, uno desde la llamada «vieja Europa» y otra desde un «continente en marcha»; que la esperanza era posible, y en el trabajo que aquí se incluye el lector podrá encontrar caminos de reflexión y modelos a seguir, en especial para las sociedades emergentes que están llegando a la mayoría de edad teatral en el área iberoamericana. A la hora de releer los ensayos de Edda de los Ríos, que conocía directamente por haberlos escuchado en distintos congresos, encuentros o festivales internacionales, me vienen a la memoria -y no sabemos muy bien por qué-, unos versos del maestro Jorge Luis Borges que, si mi memoria no me es infiel, dicen así:

A mí se me hace cuento que empezó Buenos Aires:
La juzgo tan eterna como el agua y el aire.

** Pensando en los muchos años que llevamos trabajando en empresas comunes y coincidiendo en foros y encuentros de todo tipo, también a mí se me hace cuento que empezó mi interés y mi amistad con Edda de los Ríos naturalmente, no consideraré eterna pero sí como de toda la vida la relación y el trabajo conjunto que hemos ido realizando, el puente de diálogo que se me ha ido estableciendo entre Asunción y Barcelona.
** A veces pienso, que tal vez su padre -aquel gran hombre de teatro- me habló de ella y de su gran vocación teatral. O que quizá fue mi alumna en l'Escola d'Art Dramàtic Adrià Gual (E.A.D.A.G.) o en la Universidad. Que tal vez vino con una beca especial a escribir una tesis doctoral bajo mi dirección y, así, a lo largo de los años ha ido afianzándose nuestra amistad y mi alta admiración por los innumerables trabajos que con tanta sabiduría y amor lleva realizando. Pero no, no ha sido así, ha sido todo al revés, y precisamente fue el año pasado cuando tuve la inmensa suerte de conocer Asunción y de ir reencontrando todos los entornos familiares y cívicos que han ido configurando la personalidad de Edda de los Ríos, mi muy admirada amiga.
** Como se verá, y quiero decirlo antes de acabar con este prólogo, no me he referido a su otra gran vocación y actividad: estamos pensando en los trabajos y los días de Edda de los Ríos como mujer de continuadas responsabilidades políticas. No he creído oportuno hablar de esa dimensión que aún me la hace más admirable, pero sí quisiera añadir que su vocación política como un servicio a una comunidad, a una nación y a un resquebrajadizo pero lleno de esperanza presente histórico da una especial dimensión a los tres ensayos que se reúnen en este libro, y esa dimensión hace posible que las palabras de Edda de los Ríos nunca sean gratuitas, que estén henchidas de preocupación cívica en el más alto sentido de la palabra, de verdadero sentido de la Historia y de nuestro paso, de nuestro deambular a través de ella.
RICARD SALVAT - Barcelona, 5 de Octubre de 1993.
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LA MUJER PARAGUAYA
EN EL TEATRO DE HOY
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** Con la alternancia de las corrientes teatrales referidas, y ya con una mejor predisposición de las familias hacia la profesión teatral, aumentan los elencos de aficionados y la Escuela de Arte Escénico empieza a contribuir, a mediados de la década del 50, con jóvenes actrices y actores. Por estas fechas, la escena nacional cuenta con grupos que podríamos llamar profesionales, no por haberse constituido el teatro en su medio económico de vida, pero sí por la seriedad y calidad de su trabajo.
** Dos grandes maestros, el citado Centurión Miranda y el español Fernando Oca del Valle, al tiempo que imparten enseñanza, estrenan obras muy en boga en las carteleras del mundo. Son muchos y buenos los actores que surgen, pero lo son más en número y calidad las actrices. Algunas, como Lilian Riera y Nelly Prono, se trasladan a la gran metrópoli vecina, Buenos Aires, y allí se quedan. Es por esto que se las conoce más como argentinas que como paraguayas, sobre todo a esta última, por su extraordinaria labor en cine y televisión. Emigdia Reisofer, Sara Giménez y Mercedes Jané tienen la misma oportunidad, pero deciden regresar y realizar una intensa y extensa labor en el país. Las tres han participado en los más importantes estrenos de obras del repertorio nacional y universal que se dieron en el Paraguay, el cual recorrieron en permanentes giras. Es volviendo de una de ellas que la inolvidable Emigdia encuentra la muerte. De entre las múltiples obras que representó en su vida, queremos resaltar tres, pertenecientes a tres etapas de su vida artística y centradas en tres personajes femeninos «escapados» de nuestra realidad: La muchacha que se cortó las trenzas, Magdalena Servin y La Madama, las tres de Mario Halley Mora. Tres interpretaciones que representan toda una vida de entrega total al teatro; justamente con la última baja por última vez el telón para esta incomparable actriz.
** Mercedes Jané crea los primeros elencos infantiles del teatro, tarea que comparte con el teatro para adultos y la enseñanza de arte escénico. La actriz Walde Pinho Insfrán entrega a esta misma disciplina gran parte de su vida, y es mucho lo que le deben las generaciones teatrales posteriores a la del 50.
** Un breve párrafo para la zarzuela paraguaya: hemos visto la afición del indígena hacia la música y su inserción en la manifestación teatral, lo que se proyectó a través del tiempo hasta llegar a las veladas.
** En la década del 50 se estrena Pacholi, comedia musical de Manuel Frutos Pane, que alcanza gran éxito de crítica y público, lo que anima al propio Frutos Pane y a Juan Carlos Moreno González a ejecutar un ambicioso proyecto: el estreno de la primera zarzuela paraguaya, La tejedora de ñanduti, en 1956.
** El público paraguayo, conocedor de las zarzuelas representadas anualmente por las compañías españolas que realizaban temporadas con un variado y extenso repertorio, gustaba muchísimo de este género, lo que contribuyó al beneplácito que otorgó a esta obra con letra y música original y temática local.
** El éxito, sin precedentes para un elenco local, obliga a prolongar la temporada, y a esta zarzuela le siguen otras de los mismos autores en poco tiempo: María Pacuri y Las alegres kygua vera. Paralelamente, surgen en la escena nacional cantantes que las estrenan y de las que destacamos principalmente a Aurelia Camihort, Kikina Zarza y Chingola Irala, secundadas por actrices tales como Azucena Zelaya, Blanca Navarro y Myriam Celeste. Es tanto lo que gustan estas zarzuelas que, desde entonces y hasta la fecha, se reponen permanentemente, y siempre con gran éxito. La trama gira, sin variar, en torno a temas bastante ingenuos y sencillos, basados en los amores de bellas jóvenes, generalmente de extracción popular, que despiertan admiración en algún joven de encumbrada familia, y que luego de sufrir algunos percances y enredos propios de este tipo de manifestación alcanzan el final feliz a través del triunfo del amor que desemboca en ceremonia nupcial, con la consiguiente alegría del pueblo representado, como corresponde en estos casos, por el coro. Las protagonistas de la mayoría de las zarzuelas paraguayas que fueron estrenándose con posterioridad siguen siendo mujeres.
** En la década del 60, Héctor de los Ríos, de vasta trayectoria teatral en distintos países del continente americano y radicado en el país, se integra al grupo de maestros-directores y forma un elenco de aficionados que, en poco tiempo, se transforman en profesionales. Obras, premios, giras por el interior y algunas por el exterior van avalando la labor de los elencos nacionales que comparten cartelera sistemáticamente en el Teatro Municipal (antes Teatro Nacional), con un bien definido repertorio en el que alternan el Teatro Culto, con traducciones de los más importantes autores europeos y norteamericanos, así como los del teatro latinoamericano, español y nacional, éste en el marco de la dramaturgia internacional, y el Teatro Popular con obras nacionales en guaraní y jopará, encuadradas en la farsa, el sainete y el costumbrismo en general. Surgen actrices como María Elena Sachero, Graciela Pastor, Amanda Cooper, Anik Sanjurjo, Edda de los Ríos, Lucy Spinzi; posteriormente, la última nombrada explota su vena autoral y gana un premio con su primera obra: Los desarraigados. A estos nombres pronto se agregan otros, como los de Wilma Giménez, Clotilde Cabral, Carla Fabri, Miryam Sienra, Mara Peroni, Patricia Abente, Teresita Torcida, Heddy González Frutos y las intérpretes del teatro en guaraní Teresita Pesoa y Dora Rojas.
** Teresita Torcida y Mariela de Adler participan en concursos de obras teatrales, obteniendo premios y menciones de honor. Sin embargo, la primera no logra estrenar ninguna de sus obras galardonadas, y la segunda debe esperar una década para presenciar el montaje de una de ellas.
** Por estos mismos años, un grupo de jóvenes, egresados de la Escuela de Arte Escénico, fundan el Teatro popular de vanguardia, siendo uno de sus pilares la actriz y directora Erenia López, que con el tiempo también fundará el elenco de teatro para niños Piriri Teatro, con el que participará en congresos y festivales internacionales. Erenia dirigió importantes puestas de teatro para niños y adultos, y se desempeñó como actriz y profesora desplegando además, hasta la fecha, una intensa labor en el campo de la investigación teatral.
** En la década del 70, un grupo de jóvenes irrumpe en el ambiente teatral y rompe los esquemas tradicionales. Son recibidos con una mezcla de estupor, respeto, sorna, aceptación y rechazo, pero lo que no se puede negar es que Tiempoovillo divide en «antes y después» al movimiento teatral paraguayo; conjugando las vertientes del teatro tradicional, moderno y popular, trabaja con metodología grotowskiana y desemboca en una renovación que se reproduce en otros grupos, formados en años subsiguientes, y de los que consideramos a «Aty ñe'ê» como el más importante. Son varias las actrices que surgen con aquel grupo: Raquel Rojas, Teresa González, Nucky Walder, Tili Schultz, Graciela Amarilla, etc., que luego de una larga gira por los festivales latinoamericanos significativos de la época, tales como Caracas y Manizales, se dispersa, regresando al país sólo algunos de sus miembros. Juntamente con Antonio Carmona, Alcibiades González Delvalle y Arturo Pereira, Raquel Rojas funda el grupo «Aty ñe'ê», que se caracteriza por recorrer permanentemente el país, presentando espectáculos, productos del trabajo teórico y práctico y de la labor de investigación. Establecen estrecho contacto con campesinos e indígenas de parcialidades y pueblos alejados de la civilización y enriquecen sus textos con el relato de cuentos e historias celosamente guardados por las citadas comunidades que así nuevamente se rescatan por tradición oral. A mediados de la década del 70, Edda de los Ríos funda el grupo La Farándula, y con éste inaugura la sala de espectáculos del mismo nombre, albergando representaciones nacionales y extranjeras que, a consecuencia de la dictadura que sometió al país de 1954 a 1989, no tenían cabida en los espacios oficiales. La Farándula, por esa misma razón, se vio obligada a cerrar sus puertas en 1980, dejando el recuerdo de una época significativa para el teatro nacional. Durante su breve existencia se inicia la política de contratación de directores teatrales del extranjero que insuflan nuevas fuerzas a la labor escénica, y se estrenan en ella obras de trascendencia de la dramaturgia nacional. Edda de los Ríos, trae por primera vez a escena fragmentos de la vida despreocupada y hueca de una clase media en situación económica ascendente, propia de la edad oropelesca de Itaipú, importante represa hidroeléctrica, cuya faraónica construcción se suma a los grandes negociados, al inicio del narcotráfico y a la corruptela de un grupo privilegiado de gente de gobierno, inyectando a la dirigencia política y social del momento un repunte económico considerable.
** La sencilla trama de las aludidas, ¿Qué hacemos esta noche? y Esta noche nos quedamos en casa, se apoya en tres matrimonios amigos, a través de cuyas actividades sociales, laborales y conversaciones cotidianas desfilan todos los aspectos de este reducido y frívolo grupo social, en el que las mujeres llevan la voz cantante, lo que sirve sólo para demostrar el escaso nivel cultural, la superficialidad y ansias de lujo que, por primera vez, experimenta la sociedad asuncena. Ambas obras reciben premios y permanecen a sala llena durante varios meses. Sin embargo, la ocasional dramaturga no persistió en ese aspecto autoral y continuó su carrera como actriz, investigadora y promotora de espectáculos teatrales.
** En aquella misma línea, Pepa Kostianovsky, conocida periodista, incursiona en la dramaturgia con dos piezas: el unipersonal Queridos monstruos, basado en varios relatos propios, y Que nos queremos tanto. Caso similar al anterior, también a pesar del éxito de ambas piezas estrenadas: la autora no reincide en el género dramático hasta la fecha.
** Y, para finalizar, analizaremos un fenómeno social que, por lógica consecuencia, se extiende al teatral. Las mujeres del Paraguay, a partir del momento en que incursionan en alguna disciplina, se convierten en motores y, al igual que las indígenas antecesoras, realizan todas las tareas pesadas. En el caso del teatro, organizan elencos, giras, estrenos, intercambios; incluso hay algunas que ni siquiera aparecen en escena, por lo que la historia no registra sus nombres, pero trabajan incansablemente en el desarrollo de dicha actividad. Sin embargo, su labor queda apagada por la de un hombre o la de una institución que de alguna forma «le hace sombra».
** No es éste un discurso feminista, sino una conclusión basada en la realidad. Son muchas las mujeres que protagonizaron la historia del Paraguay en general y la de nuestro teatro en particular, y no obstante hay una capa de ignorancia al respecto, o un inconsciente desconocimiento que sólo salva a unas cuantas.
** A finales de la década del 80 e inicio de la del 90 aparece una importante generación de actores y actrices, pero en forma diferente a la acostumbrada hasta entonces.
** Por otro lado, desaparece la mayoría de los grupos y compañías que habían mantenido una corriente laboral continua, con ciertos caracteres de estabilidad. Las puestas teatrales ya no se planifican anualmente por grupos. Se realizan en base a contratación por obra de figuras que se congregan en torno a centros de difusión artística, de entre los que se destacan «Arlequín Teatro», «Teatro de las Américas» del Centro Cultural Paraguayo Americano, «Alianza francesa», «Centro cultural Juan de Salazar» de la Embajada de España y la «Misión de amistad», dependiente de la Embajada de los Estados Unidos, en los que, además de la representación o producción de espectáculos, se imparten con cierta frecuencia cursos, seminarios y talleres de formación actoral a cargo de directores y maestros locales o foráneos.
** Los elencos que no surgen de estos centros se organizan a través de productoras privadas, como las pertenecientes a las actrices Miryam Sienra Zavala; «M. S. Z. Producciones» y Margarita Irún «M. I. Producciones», que han estrenado importantes espectáculos, con su posterior proyección a través de Festivales Internacionales.
** Otro grupo de actrices, sin llegar a la conformación de una productora, ha sido responsable de puestas memorables: la española Pilar Clemens (radicada desde hace años en Paraguay); Heddy González Frutos, Ana María Imizcoz y Perlita Fernández, esta última más conocida por su labor televisiva, que se ampara a su vez en un personaje teatral de su creación. Últimamente han surgido jóvenes figuras que, sin encuadrarse en los marcos descriptos, son inyecciones de vitalidad para un movimiento teatral que atraviesa por agudas crisis de carácter autoral, tendencial y de público. Ellas son Alicia Guerra, Graciela Martínez, Sonia Marchewska, Reina Bachero y Florencia Saguier. Dediquemos un párrafo aparte a la ya mencionada María Elena Sachero: comienza su carrera como actriz en la «Compañía del Ateneo Paraguayo», cuya dirección recibe como, herencia compartida, con Mario Prono, a la muerte de su fundador y director Fernando Oca del Valle. Fue directora de la Escuela de Arte Escénico, dirigió elencos estudiantiles y profesionales y protagonizó con diferentes elencos obras del repertorio nacional y universal que le valieron galardones a lo largo de una carrera que, a la fecha, sobrepasa los treinta años.
** En el género de teatro callejero, Teresa González Meyer estrena como directora dos espectáculos del escritor Moncho Azuaga relacionados con la realidad social y política actual, Prohibido en la plasa los perro y los niño, seleccionada para participar en la Expo Sevilla 92, y Ña Demo. Dentro del mismo género, esta figura representativa del movimiento teatral independiente estrena Historias, espectáculo del que es autora y directora.
** En 1991, Gloria Muñoz, conocida hasta la fecha como actriz y docente, se revela como autora con la versión dramática de Yo el Supremo de Augusto Roa Bastos, que estrena el Centro de Investigación y Divulgación Teatral bajo la dirección de Agustín Núñez, en el Teatro Municipal de Asunción. Esta puesta, luego de prolongada y exitosa temporada, es la primera muestra de teatro paraguayo que se presenta en el Festival Iberoamericano de Teatro de Cádiz.
** Un año después, el mismo elenco y en el mismo teatro estrena La divina comedia de Colón, de la misma autora quien, a la fecha, continúa su labor en los campos de la dramaturgia, de la creación y de la investigación teatral al frente del citado Centro, cuya responsabilidad comparte con el director escénico Agustín Núñez y con el escenógrafo y vestuarista Ricardo Migliorisi.
** Néstor Romero Valdovinos, a quien se puede considerar como uno de los principales continuadores de la línea dramática de Julio Correa, había estrenado en 1983 Perfiles morenos, obra compuesta de cuatro relatos populares centrados en la figura de la madre, ya presentada en este trabajo. Ocho años después, Antonio Carmona rescata uno de ellos, Las tres monedas, que Edda de los Ríos estrena en el Festival de Cádiz de 1992. Encuadrado en el marco del teatro antropólogico, este monólogo se constituye en una pequeña tragedia en la que el destino se presenta, inexorable, a través del racconto de una madre campesina quien, al conocer que el futuro del hijo que lleva en su seno está marcado por una luna de sangre, se afirma en su decisión de tenerlo y amarlo «hasta que se cumpla su sino», con esa actitud serena ante el dolor y la adversidad, heredada de sus antepasadas indígenas.
** Margot Michelagnoli, cuya actuación se desarrolla en los campos de la narrativa, de la poesía y de la promoción cultural, ingresa en la escena con la versión teatral de su novela Ramona Quebranto, arreglo que pertenece a Mario Halley Mora. Bajo la dirección de Tito Chamorro, un elenco de figuras de la escena nacional encabezado por Margarita Irún nos presenta aspectos de la vida de los barrios marginales de Asunción sintetizados en la figura de extraordinaria fuerza dramática de Ramona, su protagonista.
** Estrenada en 1992 en el Teatro Municipal, este elenco realizó giras por el interior del país, manteniendo la obra en repertorio para futuras presentaciones en festivales intencionales.
** Reneé Ferrer, narradora, poeta, con algunas piezas teatrales escritas, aunque sin estrenar, se lanza a los escenarios con Mujeres de mi tierra, interpretado por Ana María Imizcoz. Este unipersonal, basado en cuentos de Rubén Bareiro Saguier, de Rodrigo Díaz Pérez y de la propia Reneé, que llevó dos de ellos al lenguaje teatral, mientras los otros dos fueron adaptados por Gloria Muñoz, fue estrenado en breve temporada en la Alianza Francesa, bajo la dirección de Antonio Carmona, a principios de 1993. Posteriormente, actriz y autora emprendieron una gira que abarcó ciudades de España y de Francia, invitadas por universidades de ambos países, en las cuales la autora ofreció, además de la representación del espectáculo, interesantes conferencias sobre narrativa paraguaya.
** La aparición de estas dramaturgas y el enriquecimiento del texto dramático, gracias a la creatividad y estrecha comunicación con las intérpretes, nos alienta a pensar en un futuro de promisión para nuestro teatro, aunque no podemos dejar de reconocer que, en la actualidad, el movimiento teatral se encuentra disperso y algo desorientado.
** Es de esperar que estas incansables promotoras logren reencauzarlo. Lo aquí expuesto pretende demostrar la capacidad de la mujer paraguaya para emerger siempre, como el Ave Fénix, de sus cenizas.
Seminario Internacional sobre «Mujer, Teatro y Sociedad»,
Universidad Internacional Menéndez y Pelayo,
Valencia, España, diciembre de 1992.
Bibliografía

Enlace al ÍNDICE de la versión digital de Dos caras del teatro paraguayo en la BIBLIOTECA VIRTUAL MIGUEL DE CERVANTES

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