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sábado, 6 de febrero de 2010

HAY SURCOS QUE NO SE LLENAN. Autora: RENÉE FERRER ALFARO / Versión digital: Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes.



HAY SURCOS QUE NO SE LLENAN
(Enlace a datos biográficos y obras
en la GALERÍA DE LETRAS del
www.portalguarani.com )
Edición digital: Alicante :
Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, 2001
N. sobre edición original:
Edición digital basada en la de Asunción (Paraguay),
Editorial El Arte, 1965.
A ti...
que sabes tanto de mí.

DIVAGANDO
Qué simple es todo, qué simple,

recuerdo tus ojos bajos,
recuerdo tus fuertes manos.

Qué simple es todo, recuerdo,
convincentes tus palabras.

Recuerdo que me decías...,
cuántas cosas que recuerdo me decías.

Recuerdo simple la tarde,
aquella tarde tan clara que te fuiste.

Qué simple parece ahora tu recuerdo
y qué simples tus palabras.

Aquella tarde recuerdo, estaba sola,
recuerdo tibia una lágrima,

y tu mirada recuerdo, lejana,
simple recuerdo..., recuerdo.

QUISIERA PODER DECIRTE...
Quisiera poder decirte en las azules noches
que te quiero.

En cada estrella que tiembla desde el cielo
decirte, en cada nido que teje, la oropéndola,
en cada rosa que florece generosa,
en cada vibrar de risa cantarina,
en toda flor silvestre, en cada sombra,
en cada voz de niño transparente,
que te quiero.

Quisiera poder decirte que te quiero,
tantas veces como ondas haga el viento,
como estrellas tenga el cielo,
como besos, en mis sueños,
y lágrimas en tu ausencia.

Sí, quisiera decirte, por lo bajo
que te quiero,
y poder repetirlo muchas veces
como dulce plegaría muy sencilla
que dice mi alma cuando está contigo;
como esos besos temerosos, tiernos,
que de pronto te doy en la mejilla.

Quisiera, después de decirte que te quiero,
decirte, que te quiero.

AQUELLA NOCHE
Ay amor, aquella noche
que me besaste,
no pude dormir
porque te aguardaba,
callado como una sombra misteriosa,
entre mis sueños.

Cuántas veces te miré
sin verte, aquella noche;
... tú no estabas.
Esos ojos inmensos
que me miran a veces,
cuántas veces besé despierta.

Aquella noche se ha ido,
sin embargo, como todas las noches.
Las estrellas, como todas las noches,
apagaron sus luces,
y callaron los árboles con silencio elocuente,
como todas las noches.

Pero, amor, aquella noche
que te esperaba, no ha pasado;
nuestra noche callada sigue,
y yo seguiré soñando siempre,
porque es infinita.

BARRERAS
¿Quieres escucharme un momento?
Estoy sola... ¿comprendes?
Nada puede acercarnos,
estamos solos y ausentes.
¿Por qué será...? A veces,
cuando voy hacia ti,
tú no estás como te espero, y,
cuando vienes a mi encuentro,
no me hallas como sueñas.
Tal vez nuestros primeros besos,
ya izo existan, tal vez
todo se ha ido, nada quede...
¿Es que me olvidas, amor?
¿es que ya no te recuerdo?
¿Por qué será...? A veces,
cuando no estás
quisiera levantar tu cara
y decirte silenciosa,
-estoy sola... ¿comprendes?

LA ESPERA
Te aguardo siempre, ¿me oyes...?

Mientras tú vienes, te aguardo,
y también cuando no vienes
tú sabes que yo te aguardo.
Te aguardo siempre, tú sabes,
aún cuando tú no esperas
que te aguarde.

Te aguardo siempre, ¿me oyes...?

Aún cuando la tristeza enmudece mis palabras,
tú sabes que te aguardo silenciosa.
Cuando hay lágrimas en mis ojos,
yo te aguardo, pensativa, tú lo sabes.
Te aguardo triste unas veces,
callada te espero otras,
y me siento soñadora
cuando salen las estrellas
a caminar por la noche.

Te aguardo siempre, tú sabes...

En las alegres mañanas
de verano, te aguardo sonriente,
y, en las tardes, tardecitas,
tú sabes que yo te aguardo;
con los ojos soñadores,
o la frente pensativa,
o las manos cariñosas,
pero te aguardo siempre, tú sabes.

TU DICHA
Estás contento,... ¿sí?
Si estás contento, entonces yo río;
si estás alegre, no tengo miedo.
Si tu ríes, no me importa
llorar a solas, a veces...
Estás contento... ¿dime?
porque si lo estás de veras
no me hace daño la pena.
No me hiere que me olvides
si estás contento.
Si te vas dichoso, vete...
que sólo quiero que rías
de alegría, pero
si no estás contento
si no ríes, tengo miedo.
Entonces sí que te irás,
y sé que te irás por siempre,
entonces sí tendré pena
que te vayas,
entonces sí lloraré
cuando te alejes.
Por eso, acércate,
quiero decirte una cosa,
si no me quieres no importa,
no importa si tú me olvidas.
Si me hieres no lo siento,
pero hay algo que yo quiero,
verte contento..., contento.

EL OLVIDO
Ya nada existe...,
no puedo decirte como antes,
quiero decirte...,
no puedo ya tomar tus manos
y adornarlas de besos,
no puedo
bajo tus labios soñar el infinito.
No existe, ¿comprendes?
No sólo te has ido, sino que
te has ido vara siempre,
no sólo lloro tu ausencia
por ausencia...,
sipo que lloro tu ausencia
siempre ausencia.
No tanto estoy triste que te fueras,
también aunque no creas,
estoy triste
que vinieras.
No sólo te anhelo en el mirar dé las estrellas
sino que vierto estrellas
cuando te añoro
en la noche silenciosa y ausente.
Ya nada existe, ¿lo ves?
Es triste, perder, perder... perderte,
es triste perder, perder un sueño.
Te vas, te vas,
olvidémonos,
no existe...

CUANDO PODRÉ DECIRTE
Mi pensamiento desde el hueco de mi sentir
te preguntaba,
mis manos desde el torpe silencio de mis labios
te preguntaban,
mis ojos con invisibles lágrimas de anochecer
te preguntaban...
Me miraste entonces silencioso;
me tomaste las manos tiernamente,
me cubriste de besos,
cerrándome los labios,
me llevaste a la noche y las estrellas,
me mostraste de lejos.
Todo eso ha pasado,
como pasan las cosas a través de la nada;
y tus besos no fueron,
más que besos iguales;
y tus manos se han ido,
como todas las manos;
y tus ojos no miran
ya mis ojos cansados;
Cuándo podré decirme,
decirme que te has ido,
cuándo diré realmente
que ya no vuelves,
cuándo tendré la fuerza
de mirar la vida,
esta vida, la mía,
y decirme que no existes.

YA SÉ
Ya sé,
ya sé que no estás,
que aquella tarde fue la última,
aquella tarde de sol que no pensaba
llorar y no lloré.
Ya sé, que no estás,
ya sé;
que aquella noche interminable, terminó,
que aquellos besos tuyos fueron..., fueron
ya sé.
Ya sé que estoy sola,
sola, sola...
Ya sé todo eso...,
¿por qué me lo repiten las estrellas
mirándome fijas?

Si ya sé,
¿por qué me lo dicen los árboles
sobriamente quietos?
Ya lo sé,
¿por qué me miran todos
para decirme, decirme que se fue,
y me hablan todas juntas las cosas
que sus manos tocaron una vez?
¿por qué me preguntan en su ausencia,
por qué...?
Estoy sola, muy sola,
no me lo digan,
ya sé.
.
SIN RETORNO, TAL VEZ...
Para mí es como si te fueras para siempre
desprendiéndote dolorosamente de uno de mis miembros;
como si fuese el fin, sin eco, sin palabras.

Qué soy en tu vida
sino una hermosa posada de olivos tiernos,
una sombra fresca en el cansancio,
un disoluto volar de aves,
un diálogo de hojas en el viento...

Pienso en la distancia
desplegarse lejana ahogándome,
invulnerable a la queja, a la súplica, a la lágrima.

Sin embargo, no puedo detenerte,
algo dentro de mí me obliga a dejarte partir
sin réplicas,
hasta un regreso incierto
en el que tal vez no te espere
o tú no vengas;

pero aún así, debes marcharte,
y si entonces estamos
uno frente al otro
mirándonos el alma,
habremos crecido sin separarnos.
.
Enlace al ÍNDICE del poemario Hay surcos que no se llenan en la GALERÍA DE LETRAS del PORTALGUARANI.COM
Divagando / Quisiera poder decirte... / Aquella noche / Barreras / La espera / Tu dicha / El olvido / Cuando podré decirme / Ya sé / Triste / La búsqueda / El peregrino / ¿Recuerdas como te quería? / La huella / Mis manos / El encuentro / Tú también, a veces... / Mi llanto / La pérdida / Carcelero / Mi sostén / No soy como quisiera / Tu viaje / La sombra / Sueño / El vacío / Tu recuerdo / Si tú no me quieres / Ofrenda / Plenitud / La flor / Soledad / Resurgiendo / Fe / ¿Quién? / Si una vez tengo que hablarte / Aspiración / Puedo decirte tantas cosas hermosas / Intento / Sin retorno, tal vez...
.
Enlace al
CATÁLOGO POR AUTORES
del portal LITERATURA PARAGUAYA
de la BIBLIOTECA VIRTAL MIGUEL DE CERVANTES

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