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viernes, 26 de marzo de 2010

CARLOS VILLAGRA MARSAL - CANTATA DEL PUEBLO Y SUS BANDERAS TORRENCIALES / Fuente: EL JÚBILO DIFÍCIL (POESÍA 1986-1995)



CANTATA DEL PUEBLO Y SUS BANDERAS TORRENCIALES
(Enlace a datos biográficos y obras
En la GALERÍA DE LETRAS del
www.portalguarani.com )

.
para el recuerdo heroico de

Aníbal Villagra, Atilio Villagra,
Derliz Villagra, Américo Villagra,
cuyas sangres derribadas
aún padecen hambre
de justicia


El grito en las calles I

. Aquel grito detenido
tanto tiempo entre los dientes,
se arrojó a ganar la calle,
rompió las cuatro paredes.

. Una garganta esparcida
le congrega y le sostiene
como un ardoroso escudo
entre el aire y nuestra gente.

. Cuando el grito se corona
de libertad por la frente,
echan luz hasta las piedras,
los árboles se conmueven.

. Grito que empieza en la tierra,
que el alba empuja y promete,
le defienden nuestros muertos,
le alimentan nuestros héroes.

La sangre es empuñadura
del grito que el pueblo atiende,
y si la sangre se afirma
las viejas sombras se pierden.

. Asunción, ciudad vacía,
cansada de tanta peste,
te irá limpiando este río
cuanto más crezca y resuene.

. Asunción, ciudad callada,
escucha cómo florece
el grito que está cambiando
tus esquinas y tu suerte.
para Gloria y Humberto Rubin

.
El grito en las calles II
. Si la patria es campana,
. el grito es su tañido,
. fulgor hasta el mañana
. libremente tendido.

. El grito como cielo desatado
ha de ser nuestra lluvia vencedora,
y erguido, con el viento de su lado
para tocar la aurora.

. De pronto, las veredas nos convocan
a un diluvio de pasos y latidos
y en el viejo abandono desembocan
raudales encendidos.

. A pesar de los golpes en la cara,
el grito no se esconde ni se mancha
pero prosigue la canción más clara
y cada vez más ancha.
para Alcibiades González Delvalle

.
Trajinantes del alba I
. Portadora del día que el horizonte clama,
juventud que pronuncia su espiga bien nacida,
basta y sobra tu marcha para fundar la llama
en el yunque incesante de la voz repartida.

. Con el pecho habitado de canciones urgentes,
iniciando los vientos con el ala segura,
los hombres que propone la luz adolescente
salvarán su camino del miedo y la basura.

. Muchacho trabajado por esta fiebre altiva,
la libertad remonta su pulso hacia tu vuelo;
muchacha que propagas una flor decisiva,
la libertad arrima tu sueño a su desvelo.
para Juan Manuel Marcos

.
Trajinantes del alba II
. A la patria sube
el fogoso pétalo:
le guardan los jóvenes
con su propio cuerpo,
sin otra vigilia,
sin otro contento
que el de abrir su aroma
fulgurante y cierto.

. La fría armadura
del sordo y el ciego
recula y se tuerce
ante un sol intrépido;
al joven impacto
del brazo sincero,
caerán las prisiones,
huirá el carcelero.
para Guido Rodríguez Alcalá


Las sombras por la tierra I
In memoriam
Aurelio Silvero
y Francisco Martínez,
campesinos sin tierra
muertos a bala
el once de julio de 1986
en Juan E. O'Leary, Alto Paraná

1
. Cuando arreciaba la siesta
el crimen rindió el paraje
coincidiendo los fusiles,
el látigo y el ultraje.

. Junto a un mástil se plantaron
con los demás campesinos:
allí percutió en la selva
el perfil del asesino.

2
. Frente a las cruces delgadas
jadea el humo perdido,
desovan las mariposas
y se arrodilla el olvido.

. Huesos de Aurelio y Francisco,
dueños por fin de un rozado
arriba de las cosechas
y más allá del arado.
para Marciano Villagra

.
Las sombras por la tierra II
. Tierra malaventurada
y huérfana de sus hijos,
mansión de la desmemoria
y del castigo.

. Clavada a su sol desierto,
barrida por su destino,
crujen sus oscuros duelos
bajo los siglos.

. Para más, venden las aguas
ladrones recién venidos,
trozan los profundos árboles,
queman los trinos.

. Y así la tierra que aguanta
la seca como el granizo,
no da siquiera una sombra
al desvalido.

. Ya es hora, tierra, que salves
tus suaves panales íntimos
y ocultes tu azul pujante
del enemigo.

. Forja tu niebla sagrada,
urde tu furor nutricio:
vuelve a ser la madre intensa
del campesino.
para Roberto Fernández Retamar


Este pan exigido I
. La frontera del hambre
va cortando las plazas;
la extienden los obreros
con su desnuda rabia.

. Jornalero que buscas
levantar la batalla,
la pobreza es tu ejército,
el sudor tu metralla.

. No puede alcanzar nunca
tu sangre solitaria
esa paz que te mienten
y este pan que te falta.

. Juntos, trabajadores,
disparen su palabra,
agrupen las tormentas
en una llamarada,
con el sueño unitario
en las manos blindadas,
como un monte que agite
sus populosas ramas.
para Elvio Romero

.
Este pan exigido II
. El cielo sucesivo
agrava el desamparo
y la antigua fatiga
hierve despacio;
condición del obrero
uncido a su trabajo:
en la mesa vacía,
se sirve llanto.

. Mensualero del hambre,
albañil por un rato,
nocturno embarcadizo,
y ferroviario,
de pie, contra el que humilla
espaldas y salarios,
para honrar la esperanza
de un pan más alto.
para Saúl Ibargoyen Islas

.
Elegía del destierro I
. Aquí cantamos una grave historia,
la de nuestros hermanos enlutados,
la de sus propios soles enterrados
bajo el arco tenaz de la memoria.

. Albas cerradas, lluvias desiguales,
la filosa nostalgia de la frente,
y trabado en la cruz del aire ausente
el rumor de sus sueños y sus males.

. Cuenta oscura y cabal de los despojos:
fatigando los rumbos más lejanos
sin el agua natal entre las manos,
sin la luna frutal sobre los ojos.
para Juan Félix Bogado Gondra

.
Elegía del destierro II
. Los despeñados de la patria,
los condenados a la ausencia,
traspasaron sus grandes ríos,
se internaron en la tristeza.

. Porque la tierra era su herida
desde los pies a la cabeza,
les forzaron a verla lejos,
por entre llanto y humareda.

. Se mudaron a la intemperie
cuando el odio selló la puerta:
así, su exilio es una espina
que por las sienes nos afrenta.

. Mas hoy, compañeros errantes,
estamos izando la estrella:
al enseñarles el regreso,
aplaudirán nuestras banderas.

. Mientras se cumpla el tiempo abierto
en que apaguemos esa ofensa,
nuestra canción no les olvida,
toda la casa les espera.
para Rafaela y Domingo Laíno
.

Tiene un sitio el amor I
. Muchacha de un tiempo leve,
novia florecida:
han girado los años,
hemos sumergido los brazos vehementes
en el rápido esplendor del universo
y sigue tu cuerpo exacto,
reinante de mis noches y mis actos,
tu delicada gracia
en mi costado.

. Y los hijos, que constelaron
tu corazón
y te bordaron el manto.

. Pero estamos bebiendo
del mismo jarro
de un pueblo que apremia la respuesta
y la espaciosa hermandad
del canto.

. Muchacha del tiempo grávido,
los dos secundaremos
erigiendo las puertas
de la patria
justiciera.
. Entonces,
mi novia amanecida,
no habrán girado
vanamente
los astros.
para Ana María Carron Rivarola
mi novia


Tiene un sitio el amor II
. La espuma del amor
vistió la marejada de los días
y no hubo quebrantos ni silencios
capaces de prohibir
la reunión de tu piel con la mía.

. Y sin embargo
compañera,
a todos
nos resta todavía
diseminar el fuego,
desamarrar la libertad fragante,
confluir para siempre en su alegría,
y que su transparencia
retumbe por los campos,
arrase nuestras vidas.
(La Alcándara, 29 octubre-3 diciembre 1986)
para Ana María Carron Rivarola
mi esposa.
.
Fuente:

Fuente: EL JÚBILO DIFÍCIL: POESÍA 1986-1995
Autor:
CARLOS VILLAGRA MARSAL
(Enlace a datos biográficos y obras
en la GALERÍA DE LETRAS del
www.portalguarani.com )
Edición digital: Alicante :
Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, 2001
N. sobre edición original:
Edición digital basada en la de Asunción (Paraguay),
Editorial Don Bosco, 1995.
.
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