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viernes, 25 de junio de 2010

CÉSAR ALONSO DE LAS HERAS - MÁS QUE TÚ LO HE DESEADO (1995) / Fuente: ANTOLOGÍA POÉTICA, 1997


MÁS QUE TÚ LO HE DESEADO
(1995)
Poesías de
R. P. CÉSAR ALONSO DE LAS HERAS
(Enlace con datos biográficos y obras
En la GALERÍA DE LETRAS del
www.portalguarani.com )

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"¡Yo no digo mi cantar sino a quien conmigo va!
Romance del Conde Amaldos

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1
¡Es tan sutil, tan quebradiza / hebra fina, dorada, / el amor que te llevo / en las entrañas! / Si es tan fuerte el amor / como la muerte. / ¿Por qué no muero ya / para que ame / vívido para siempre?
2
Déjame estar contigo, / déjame / sólo un momento. / Quiero decirte / que te quiero. / Una vez más, / un susurro, un impulso: / ¡que te quiero! / Tú me dirás, / espero en vilo, / tú me dirás / que sí -mi anhelo- / Tú me dirás ¡que sí / y quedaremos / ya juntos para siempre. / Juntos en el amor / sin celos.
3
Acércate. / La hora de la aurora / es el momento / de emprender la jornada. / Tengo miedo: / tú lo sabes. / Deseo unirme a ti. / Te doy todo lo mío. / Tú me aportas / las grandes exigencias / de tu vida entregada / que me incita a ser más. / Los dos, con cuánto anhelo, / andaremos la jornada. / En la noche, el cansancio, / nos daremos la mano / para esperar tranquilos / la alborada.
4
Me voy, te llevo. / Tú quedas, me posees. / Unión incorporal, perenne. / Estar en otro sitio / y vivir siempre allí, / con la memoria enajenada / por la alegre corriente / del amor hacia ti.
5
Estás ahí, aquí, conmigo. / Estoy aquí, ahí, contigo. / Tú siempre. / Yo contigo. / ¡Qué dulcedumbre de presencia! / ¡Qué hálito sutil de cercanía!
Aquí, ahí, / por siempre. / Estar aquí, ahí, contigo. / Estar ahí, aquí, conmigo / y dulcemente sentirlo.
6
Esta palabra amor; / y yedra. / ¡Qué misterio! / ¡Germen de vida / y prometida floración! / Y la insidiosa yedra oscurecida / que brota de tu seno / y sube y sube y te ahoga / sin fin. / ¡Amor, mata la yedra!
7
Cuánto dolor encarna esta agonía, / cuánto profundo abismo de tristeza. / Nunca sabrás por qué me muero solo: / nunca llegaste hasta mi puerta. / Y yo la abría ansioso, te invitaba / y tú pasabas, displicente, lejos.
Nunca sabrás por qué me muero solo. / Siempre tu andar de prisa, lejos. / Acumulando año tras año / las distancias, / de tu vacío muero.
8
Acércate ya a la puerta / mira y pasa. / Siempre la tengo abierta / y ya sabes que es tu casa. / Desde aquella tristeza / ¿para qué cerrarla?
9
Alzate de la tumba de la angustia: / ha pasado el invierno / y el amor primavera te convida / a gozar del buen tiempo. / Despójate del antifaz / que oculta tus sentimientos. / Surja la savia / que renueve el encuentro:
10
El camino que a ti me lleva / es duro y empinado. / Tú lo sabes. / No es fácil para mí / doblar la esquina de tanto impedimento. / Tú me trajiste al mar / y yo no puedo nadar / hasta tu puerto.
Por una rosa, un día, / que se abrió en el alba, / me destrozan los cardos / y un día y otro día.
/ Yo sigo porque siento / la atracción de tu ser que me convida / a ser tu compañero.
Ese camino, tu camino, adelántalo tú, primero.
11
¿Qué deseas de mí si ya me tienes? / ¿Qué fuerza en ti me dobla / a la atracción de tu mirada? / ¡Ah! confundirme ya, no más, / ahora, / en ese mar de amor que me anonada! / Ser tú, / ya siempre.
12
Hecho de barro deleznable / el fuego me ha fraguado / y puedo / saciar tu sed, humilde cántaro. / Puedo / llenarme con fragancias / y perfumar tu carne. / Puedo / atesorar el vino / de lagares cerrados. / Puedo / conservar el amor de tu mirada / en el cuenco del alma / y derramar amor, / cuando rebose, / hacia vacíos cántaros.
13
Acógeme en el seno de tu amor, / allá, en el centro / inmaterial, ardiente / de vivencias recónditas, / apasionadamente. / Cierra en tus brazos ya / mis posibles ausencias. / Ah, no dejarte más / aunque me muera.
14
Yo recreo en mis ojos tu presencia. / Me deleita. / Y los cierro por dentro como un sueño. / Me sonríen. / Me aseguran que sí, / que estás conmigo siempre, / aunque en silencio.
15
Me desperté pensando en ti. / Llovía. / Y recogí unas gotas / que pendían / de aquel rosal que perfumó / las breves horas de los pocos días.
¡Dios quiera que esas gotas / hagan brotar otras rosas / que duren toda la vida!
16
En el patio llovía. / En el jardín llovía. / El viento me arañaba / la cara, / más agrio cada vez. / Llovía. / Y me cayó la tarde / sobre el jardín / y sobre el patio. / Y en mi melancolía / se introdujo la noche / espesa, fría. / Y se incrustó en mi alma, / sola, sin tu compañía. / ¡Qué larga es esta noche, / que dura todavía!
17
Tu ausencia convidaba / a mis desvíos. / Tu ausencia adormecía mis impulsos / y hallé la rosa que ofrecía / olorosa, el viandante. / Quise aspirar fragancias / exóticas / y me perdí. / Me hartó el perfume / de mórbidas esencias.
Vengo a pedirte / tu dulce, quieta, serena / presencia.
18
Estar, así, contigo, / en la penumbra de una tarde quieta. / Sosegado. / Decir tu nombre, / modelar tu nombre / y dejarlo en suspensos / en cada sílaba. / Gozar de tu presencia / en un suspiro sólo, / inconfundible.
19
¿Qué puedes ofrecerme / ya que así me convidas? / ¿Y cómo despegar las señales antiguas? / Me das tu vida entera y no la quiero. / Tu vida traspasada / de la ansiedad de vida / no me agrada. / Yo quiero ese minuto intenso, / aunque, mañana, / me dé vértigo el vacío. / Yo quiero... no sé si mi querer, / al fin, será no querer que me quieras, / que me dejas esclavo / de quererte. / O vivir el vacío esclavizado, / de la muerte.
20
Durante toda la noche / surgió de la fuente el agua, / surtidor de claridades. / Era en medio de la noche. / Toda el agua se esparcía; / el agua se derramaba / en un desierto infinito. / El sediento / suspiraba por falsos espejismos. / El agua, el agua fluía. / Alguna cierva anhelante / ha de abrevarse, un día.
21
De tu fuente fluían los suspiros. / Los ayes se perdían en hilillos sutiles / por el musgo del soto, / junto al sauce se iban. / El sauce, en su ramaje / producía la queja inacabada / de tu anhelo. / Yo lo oía. / Y quedaba distante, / distraído / en otra sinfonía.
22
Un día, no sé cómo, / todo fue sin querer. / Tal vez algún acaso. / Un día, / tal vez fuera un descuido. / -¿y si fuera queriendo?- / Un día, / -¡era tan frágil!- / Un día se cayó. / Bajé los ojos / y no quise mirarte. / Se cayó. / Y miré por el suelo / los menudos despojos.
23
Rompe el hilo de tu amarra / que te deja tendido / en la playa. / ¡Al mar, a la alta mar, / todo velamen desplegado al alba! / Con el viento alegre, / avanza, avanza. / Hasta dónde, no importa. / Por fin estarás solo / y en silencio el alma. / Libre para el deliquio / del amor que te llama.
24
Quédate ya conmigo, / no te alejes. / Me ha herido el corazón / tu larga ausencia. / Cura mi llaga, ahora, / dulcemente, / con demorada presencia.
25
¿Por qué cerrar el camino? / Quiero pasar adelante, / llegar hasta tu casa / y quedarme contigo. /¡Déjame que adelante / no lo impidas, / porque debo llegar. / Yo quiero estar contigo?
26
Sigue tu puerta cerrada. / Yo rondaré tu casa. / No llamaré a tu puerta. / No quiero que al abrirla / me la des en la cara.
Yo rondaré tu casa, / atisbaré; / y alguna vez, acaso, / podré verte / desde alguna ventana. / Alguna vez, espero, / me encenderá tu cara.
27
En este invierno frío y dolorido, / en que me hielo tristemente, / déjame entrar, / soy tu mendigo. / Atizaremos el fuego / que se quedó dormido / en la ceniza del tiempo. / Tengo frío. / Entre los dos, la llama, / al calentar el pan, / ahuyentará el olvido.
28
Era el atardecer. / Dulzura, paz, sosiego. / El silencio murmura. / Intimidad. / Fuera, ajetreo. / Así la vida fluye / en amor deseado. / La imagen de ti mismo / se agranda en el espejo, / que ilumina las horas.
Cumplido ya el deseo, / en el atardecer, / si tú conmigo, / quedo.
29
¡Amar a todos y quedar / tan solo! / Corazón desbordante. / Un pozo / mana a raudales / los tesoros / de amor inagotable / y ardoroso.
Indiferente, y a su vera, / mi desidia / se reseca. / ¡Tan distante el deseo, / y el amor tan cerca!
30
Quiero darte el amor / que me quema en las entrañas. / Mi vida para ti, / cuando despunte el alba / con la alondra. / Cuando caiga la tarde, / lentamente, / en silencio de pájaros, / y en la noche de estrellas. / Sí, todo yo para ti. / Yo sólo en plenitud de entrega / sin esperar ya nada / en recompensa.
31
Dame un abrazo largo / y silencioso. / Así podré seguir por el camino / solo, / aunque no cante el río. / Solo, / por el camino oscuro, largo, / solo, yo solo / con tu abrazo.
Entonces se deshelarán / los pájaros.
32
Estaba junto a ti, / todo mi ser tendido, / buscando tu sonrisa. / Siempre una noche aleve / te ocultaba a mi vista.
33
La tarde está quieta / con rizos de sol. / La tarde está quieta. / ¡Qué gusto los dos! / Mi alma está quieta: / reposa en amor. / ¡Qué bueno es amarte / y el rosal en flor! / El germen de vida / que tú cultivaste / me ha dado en silencio / un tallo gigante. / - ¡Al huerto, hortelano / que llegan hormigas / por ocultos silos / para hacerlo trizas! / - ¡Estoy a tu lado, / temeroso amigo! / - Ah, ya, siempre, siempre / quédate conmigo.
34
Estar aquí sentado / y esperar. / ¿Qué espero? / Tu presencia real, vivificante, / tu tierna compañía, / hecha más que de piel / de sintonía. / Así los dos unidos, / no sentir cómo el tiempo / se aleja de nosotros / y la flor se marchita. / Nos quedamos los dos / llenándonos de vida.
35
Como cierva sedienta / ¿correr y suspirar? / ¿Y siempre así el anhelo / descante? / ¡Ya no, ya nunca más! / Yo quiero ser. / Yo convertirme / en la corriente misma / que fluye de hontanar / y a las honduras vuelve. / Manando vuelve, / vuelve / sin parar.
36
Ya nunca más correr. / ¡Beber! / Estar ahí, / en la embriaguez de la corriente, / confundido en fluir. / Estar ya siendo para siempre / el mismo borbotar / sin fin.
37
¡Ah, cuándo será que pueda / llegar a conocerte / en la profunda esencia! / Percibir hasta el último suspiro / de la más fina punta / en el hondón más tierno / de tu alma. / Amarte, sí, amar tu yo, / y reconocerlo / en la dulce caricia de los ojos. / Descubrir tus caminos, / tus vivencias, / para alcanzar así tu ser entero / y engolfarme en tu amor / y allí perderme.
38
Ser tú, ser yo / y no saber ya / quién rige los destinos, / el telar del ensueño. / Quedar así transido / en una entrega que me da la vida. / La excitante aventura / por los mares y puertos. / Cada mañana henchida / de velamen de sedas. / Cada mañana / renovados misterios.
39
Hoy vengo a ti / vacío de mí mismo. / Nada tengo / y te doy esa nada. / Llena tú el hueco de mi ser. / Llénalo de tu vida. / Así me quedaré ya siempre / repleta el alma / de tu riqueza trascendida.
40
Estar en la quietud de la penumbra, / sentir el movimiento / sutil de cercanía / en aleteo diáfano. / Llegar y confundirse / y vivir el silencio de la vida.
41
Ser ya quietud de arrobamiento, / presencia perdurable. / Yo transido en el tiempo / y tú perenne / en fluir luminoso / de estrellas siempre nuevas. / En ti ya siempre / el abrazo que embriaga / y me conmueve.
42
Te estoy buscando, amor. / Te busco / y no te hallo. / ¿En dónde estás / que no te encuentro? / Quiero tenerte ya / más que en la piel mudable / en todo el entresijo / de tu ser misterioso, / apetecible. / Yo quiero el alma / desde el hondón de ti mismo. / Quiero fluirme en ti / entre riberas altas.
43
Esa corriente de amor / que dimana siempre en ti, / a veces soterrada, / para hacerse buscar, / yo la deseo / y me sumerjo / en anonadamiento / por su cauce escondido. / Licuarme en ti, / corriente quieta y abundosa, / en oscuro silencio / que me impulsa, / riendo en las praderas / con el sol luminoso.
44
Cuando toquen las doce / debes partir. / No importa la raigambre, / ni el gusto de seguir en la estacada, / de seguir en el sueño. / ¡Hay que partir! / Si amaneciera, / ya sería muy tarde. / Hay un lucero aleve. / Con la aurora / podrían sorprenderte. / Entonces vendrán todos los rayos / a clavarte, / y ya no nos veremos.
45
Para quien todo tuvo / y nada tiene, / ¿qué importa ya tener / ni el mundo entre sus manos? / La limpidez desnuda / brilla, / te posee y domina. / Rendido, / nadie te puede asir / más que tu alma. / ¡Si quieres, tú la das / al amor! / y cobras el aire / de la vida, / el de los altos álamos.
46
¡Qué misterioso es Amor! / te mandé carta cifrada, / y yo esperaba la tuya / allá en el fondo del alma. / ¿Por qué caminos torcidos / viene el amor? Es un hada / que con su tenue varita
/ te toca el hombro y te llama.
Es el amor misterioso / en una bella alborada / que me invita a la aventura / de una vida acompañada.
Los dos mirando a la vida, / con una nueva mirada, / los dos decirnos que sí, / cantando a nueva jornada.
47
Me han dicho, Amor, que hoy no estás, / que los desaires te aquejan, / que recibes a diario. / Yo porfío en la llamada / y ya ni siquiera contestas. / Aquí me quedo esperando / que quieras abrir la puerta. / Si me consumo en amor, / tuya será la pena.
48
Quiero que me juzguen loco, / quiero lunático ser. / Por el amor que te llevo / ¿qué me importa parecer?
Sin sol, sin luna, sin flores / aunque no encuentre rendija / estoy seguro que el sol / lo tengo dentro y rebrilla.
49
Quiero mirarme por dentro, / allá en el fondo del alma, / allí donde te presiento. / Quiero sentir tu mirada / velando sobre mi sueño, / con una caricia de alas. / Podré decirte te quiero / sin mentir en las palabras, / hecho ya tu prisionero, / bajo tus alas / despierto.
50
Yo me perdí en el desierto. / Ya sin pan y ya sin agua. / Sólo arena, siempre arena / calcinada.
/ Y de pronto lo vi, ágil, alegre. / - ¡Es él -corrí. / Pero pasaba. / - ¿A dónde vas? - le grité. / - Yo no me voy, yo vengo. / - ¡Yo creí que te marchabas! / ¡Tanto busqué tu encuentro! / - Vamos hasta el oasis. / - ¿Tan lejos? / Para andar ese camino / nada tengo. / - Si yo llevo en mi morral / siempre buen alimento: / pan y vino. En el oasis / bajo palmas comeremos. / Y yo le dije tan sólo: / - ¡Bueno!
51
El amor no busca el tiempo, / es amor de cada día. / El amor no retacea / y no hay metro que lo mida. / Puedo decir que te amo / si empeño toda la vida. / Cada momento es eterno / y goza el alma rendida, / al confundirse en abrazo / que más que abrazo es la vida / que pasa del uno al otro / en savia de amor fundida.
52
¿Qué pretendes de mí / con tu silencio? / Si también yo me callara / te morirías por dentro. / Tú puedes darme un día / todo lo que yo anhelo. / Bastará con que me digas: / te quiero.
53
No tengo espinas en las manos; / acércate ya sin miedo. / Ni mis dedos son garfios / ni mis labios tienen veneno. / Guardas una congoja / que te taladra el cuerpo / ¿Por qué no me la cuentas, / y te diré mis versos? / Alégrate conmigo, vamos. / Conozco el vino y el perfume / y la senda de los álamos / en senderos de lumbre, / cuando las hojas platean / tenues de escalofrío.
54
No tengo amor de vaivén. / Yo te abro sin que llames / y tú entras sin abrir. / Si te vas yo voy contigo; / si me quedo tú no vas / sin mí no puedes partir. / Y si alguna vez te escondes, / sé que mi voz te persigue. / Y tu presencia lejana / me estira en búsqueda ciega / que llena de luz mi alma. / Y si yo no te hago caso, / porque, a veces, soy así, / como sé que tú me quieres / sé que no has de partir, / esperando mansamente / que mi amor vuelva a surgir. / Tú me esperas anhelante / apoyado en el pretil de ese pozo de mi alma / hasta que vuelva a surgir.
55
- ¿A dónde vas tan de noche? / - Voy a casa del amado. / - ¿Tienes que hacerte un reproche? / - Sí, lo mucho que ha tardado. / - ¿Cómo vas con un barquito / para esa gran travesía? / - Porque el amor es loquito / y aun a nado llegaría. / - ¿Cómo te atreves a tanto? / - Diré que estoy ya sin sueño, / sin vida, con mil quebrantos / y pues él es mi dueño / bien me guarde entre sus brazos, / - No temas, llega sin miedo, / no temas, ¡si te he llamado! / ya ves que te aguardo quedo. / ¡Más que tú lo he deseado!.
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Fuente: ANTOLOGÍA POÉTICA de
CÉSAR ALONSO DE LAS HERAS

COLECCION GRANDES POETAS PARAGUAYOS
© César Alonso de las Heras
© De esta edición: 1997, Editorial El Lector
Tapa: ROBERTO GOIRIZ
Armado: César W. Peralta Gaona
Tirada: 3.000 ejemplares
Hecho el depósito que marca la Ley 94
Impreso en el Paraguay
Asunción – Paraguay 1997
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