PARADOJAS
Poesías de ROQUE VALLEJOS
(Enlace a datos biográficos
En la GALERÍA DE LETRAS del
www.portalguarani.com )
Poesías de ROQUE VALLEJOS
(Enlace a datos biográficos
En la GALERÍA DE LETRAS del
www.portalguarani.com )
.
PARADOJAS
I
Sentir el vacío literario
es tomar conciencia de
la literatura.
II
Cada pensamiento tiene
una fecha, aunque ésta
no esté escrita, en que
pudo ser pensado, fue
pensado, es pensado o
podrá ser pensado.
Cuando no exista esa
fecha, es porque no
será pensado jamás.
III
El hombre puede
penetrar en la palabra,
como la palabra puede
penetrar en el hombre.
Pero sólo cuando ambos
hechos coincidan en
algún punto, se producirá
la poesía,
IV
Entre el sueño y la
realidad no existe
ambigüedad alguna. Lo
que existe es el despertar:
la única ambigüedad
reconocida.
V
Todos saben la distancia
que separa la leyenda
del conocimiento,
aunque se arguya que
la primera es la
predecesora de éste,
y que éste no es sino el
producto del
descuartizamiento de
aquélla. Lo cierto
es que el viajero
no puede regresar
nunca al punto de partida,
por la sencilla razón
que siempre se agota
en el camino, dado
que no se trata de saber
sino de vivir, y pese
a que saber es un modo
de vivir tanto como
vivir es un modo de saber.
El problema es el tiempo.
VI
Es imposible quedar
imperturbable ante el
lujo de la miseria y la
miseria del lujo.
VII
Uno nunca deja
los huesos de sus
muertos, porque ellos
no están en sus huesos,
están en uno.
VIII
El intelectual puede
vender su pluma, pero
la pluma no puede vender
al intelectual. Es que, a
veces, hasta la materia
es más leal a la honra
que el propio espíritu.
IX
La avaricia empequeñece
tanto el alma, que
cuando se hace extrema,
ésta se transforma en
una ficción.
X
He conocido al poeta
y al loco. Pero en ningún
caso he alcanzado a
distinguir el revés del
uno y del otro.
XI
No estoy tan seguro
como Alfonso Reyes
que el centro sea una
necesidad del círculo,
porque el círculo puede
también ser una
necesidad del centro. De
lo contrario, ¿cómo se
demostraría su equidistancia?
XII
La ética crítica -se sabe-
señaló que la vida
no era el más alto
de los bienes -como
creyó el utilitarismo-, y
que por tanto la muerte
no podía significar lo peor,
dado que este lugar lo
ocupaba el disvalor
llamado culpa.
Al hacer la apología del
deber, como suprema
norma, olvidó -sin
embargo- que ello sólo
podría ser posible desde
el humus de la existencia
humana. En otras
palabras, todo es posible
desde el hombre,
nada desde fuera de él.
XIII
A veces la realidad puede ser menos verdadera
que el recuerdo. Y el recuerdo puede
ser más verdadero que la realidad.
XIV
La pavura es el desencuentro con la belleza,
que es lo mismo que el encuentro con la muerte.
XV
La palabra es la anti-idea.
La anti-palabra es la idea.
XVI
La descapitalización de la conciencia,
es la capitalización de la inconsciencia.
XVII
La historia no tiene predicamento
sobre los muertos. Los muertos tienen
predicamento sobre la historia.
XVIII
Aquí les muestro mi pensamiento
dijo un hombre y mostró unas manchas.
Estaba equivocado. No era su pensamiento
sino su conciencia.
XIX
Todos somos dioses de nuestros altares.
Todos somos devotos de nuestro propio
culto. Pese a ello repudiamos
el politeismo y toleramos la libertad
de culto como algo irremediable.
XX
Ser servidor y no coersor ha dicho alguien,
sin darse cuenta, que sin el primero
no hubiera existido el último.
XXI
La diferencia esencial entre la piedad y la rabia
radica en que la segunda muerde y,
la primera sólo ladra.
XXII
Vivir es cambiar, cambiar es vivir porque sólo
en el cambio se consuma la vida.
EPILOGO
CREARNOS PARA CREAR
Acción es movimiento, y movimiento es cambio. Definiciones en las que pocas veces nos detenemos por la simple razón de que somos agentes. Nos basta con actuar sin detenernos en definiciones, en causas o en consecuencias. Y sin embargo de esas brevísimas frases con antecedencias se pasa a otra obvia y capital: vida es cambio. Y sin cambio no hay creación.
He aquí un nuevo libro de poemas de Roque Vallejos. Poemas que prolongan elevándola a su octava más alta la persecución de lo que forma lo esencial poético: lo inminente. El poeta resurrecto de LOS LABIOS DEL SILENCIO reafirma su cabal estatura por encima de todos los cambios acumulados sobre su vida y su destino. Y aporta su lúcido testimonio a la génesis de la creación.
Evadir las trampas y celadas en el simple transcurrir del juego existencial, que, indiferente a hombres, seres y cosas, nos atormenta, es el sueño de los más. El horror al cambio preside nuestras vidas, engendra pesadillas. Y sin embargo y de acuerdo a la antedicha definición de creación no querer cambiar equivale a no querer vivir. Aunque ese "cambio -paradoja- consuma la vida".
Cambiamos, es decir nos creamos cada día, en cada momento, en cada acto y cada palabra. Nosotros mismos somos nuestra primera creación: el famoso binomio en conjugación perenne. Lo que damos y recibimos. Lo que hacemos y lo que omitimos: el mal que nos hacen, y el bien que no hacemos. Todo ello nos crea porque nos cambia. El secreto está en lo que esos cambios suscitan en nosotros, restándonos, sumándonos, destruyéndonos, reconstruyéndonos. Crecer o disminuir son ambos posibilidades de creación: ángel o monstruo, fiera u hombre. Quizá por eso afirmó Beuys que "la conciencia humana es en sí misma un proceso artístico".
El poeta que como nadie acusa la corriente del aire y el filo del cuchillo; el poeta para quien hechos y palabras de amor llegan aumentados de esperanza; y enriquecidos de crueldad, los hechos y palabras malvadas, es el individuo cambiante por excelencia, aquel que más agudamente acusa golpes y heridas y no sólo las propias, también las ajenas. Como pocos otros -el asceta, el capitán de aventura- posee el privilegio de la acción interior, del cambio y movimiento espiritual; por tanto de la autocreación. Pero posee además el don de hacer a los demás partícipes de su privilegio a través de esa autocreación en sus formas más "hominizantes" aquellas que jalonan el camino visionario de Teilhard de Chardin. El poeta autocreándose proyecta en el arte o la poesía algo que podríamos llamar sus ectoplasmas... o, como el mismo Roque Vallejos lo bautiza en uno de sus poemas, su trasustanciación.
Los poemas de Vallejos nos dan la impresión así de hallarnos ante una poesía límite. El límite para nosotros en arte en general y en poesía sobre todo, se cifra en lo ambiguo. Donde lo que sabíamos esfuma su valor y asoma un saber distinto, con otro rostro, que es un nuevo y desconocido rostro nuestro. En una de las paradojas que acompañan el libro, dice Vallejos que no hay ambigüedad en el sueño ni en la vigilia, sólo en el despertar: esto valdría como resumen de este poemario que tiene la honda y torturante ambigüedad de un despertar. Los más despiertan creyendo seguir siendo ellos mismos. Sólo el poeta sabe que ya no puede ser el mismo. Que es otro el que se despierta. Otro, que se creó de nuevo para poder crear.
JOSEFINA PLÁ
PARADOJAS
I
Sentir el vacío literario
es tomar conciencia de
la literatura.
II
Cada pensamiento tiene
una fecha, aunque ésta
no esté escrita, en que
pudo ser pensado, fue
pensado, es pensado o
podrá ser pensado.
Cuando no exista esa
fecha, es porque no
será pensado jamás.
III
El hombre puede
penetrar en la palabra,
como la palabra puede
penetrar en el hombre.
Pero sólo cuando ambos
hechos coincidan en
algún punto, se producirá
la poesía,
IV
Entre el sueño y la
realidad no existe
ambigüedad alguna. Lo
que existe es el despertar:
la única ambigüedad
reconocida.
V
Todos saben la distancia
que separa la leyenda
del conocimiento,
aunque se arguya que
la primera es la
predecesora de éste,
y que éste no es sino el
producto del
descuartizamiento de
aquélla. Lo cierto
es que el viajero
no puede regresar
nunca al punto de partida,
por la sencilla razón
que siempre se agota
en el camino, dado
que no se trata de saber
sino de vivir, y pese
a que saber es un modo
de vivir tanto como
vivir es un modo de saber.
El problema es el tiempo.
VI
Es imposible quedar
imperturbable ante el
lujo de la miseria y la
miseria del lujo.
VII
Uno nunca deja
los huesos de sus
muertos, porque ellos
no están en sus huesos,
están en uno.
VIII
El intelectual puede
vender su pluma, pero
la pluma no puede vender
al intelectual. Es que, a
veces, hasta la materia
es más leal a la honra
que el propio espíritu.
IX
La avaricia empequeñece
tanto el alma, que
cuando se hace extrema,
ésta se transforma en
una ficción.
X
He conocido al poeta
y al loco. Pero en ningún
caso he alcanzado a
distinguir el revés del
uno y del otro.
XI
No estoy tan seguro
como Alfonso Reyes
que el centro sea una
necesidad del círculo,
porque el círculo puede
también ser una
necesidad del centro. De
lo contrario, ¿cómo se
demostraría su equidistancia?
XII
La ética crítica -se sabe-
señaló que la vida
no era el más alto
de los bienes -como
creyó el utilitarismo-, y
que por tanto la muerte
no podía significar lo peor,
dado que este lugar lo
ocupaba el disvalor
llamado culpa.
Al hacer la apología del
deber, como suprema
norma, olvidó -sin
embargo- que ello sólo
podría ser posible desde
el humus de la existencia
humana. En otras
palabras, todo es posible
desde el hombre,
nada desde fuera de él.
XIII
A veces la realidad puede ser menos verdadera
que el recuerdo. Y el recuerdo puede
ser más verdadero que la realidad.
XIV
La pavura es el desencuentro con la belleza,
que es lo mismo que el encuentro con la muerte.
XV
La palabra es la anti-idea.
La anti-palabra es la idea.
XVI
La descapitalización de la conciencia,
es la capitalización de la inconsciencia.
XVII
La historia no tiene predicamento
sobre los muertos. Los muertos tienen
predicamento sobre la historia.
XVIII
Aquí les muestro mi pensamiento
dijo un hombre y mostró unas manchas.
Estaba equivocado. No era su pensamiento
sino su conciencia.
XIX
Todos somos dioses de nuestros altares.
Todos somos devotos de nuestro propio
culto. Pese a ello repudiamos
el politeismo y toleramos la libertad
de culto como algo irremediable.
XX
Ser servidor y no coersor ha dicho alguien,
sin darse cuenta, que sin el primero
no hubiera existido el último.
XXI
La diferencia esencial entre la piedad y la rabia
radica en que la segunda muerde y,
la primera sólo ladra.
XXII
Vivir es cambiar, cambiar es vivir porque sólo
en el cambio se consuma la vida.
EPILOGO
CREARNOS PARA CREAR
Acción es movimiento, y movimiento es cambio. Definiciones en las que pocas veces nos detenemos por la simple razón de que somos agentes. Nos basta con actuar sin detenernos en definiciones, en causas o en consecuencias. Y sin embargo de esas brevísimas frases con antecedencias se pasa a otra obvia y capital: vida es cambio. Y sin cambio no hay creación.
He aquí un nuevo libro de poemas de Roque Vallejos. Poemas que prolongan elevándola a su octava más alta la persecución de lo que forma lo esencial poético: lo inminente. El poeta resurrecto de LOS LABIOS DEL SILENCIO reafirma su cabal estatura por encima de todos los cambios acumulados sobre su vida y su destino. Y aporta su lúcido testimonio a la génesis de la creación.
Evadir las trampas y celadas en el simple transcurrir del juego existencial, que, indiferente a hombres, seres y cosas, nos atormenta, es el sueño de los más. El horror al cambio preside nuestras vidas, engendra pesadillas. Y sin embargo y de acuerdo a la antedicha definición de creación no querer cambiar equivale a no querer vivir. Aunque ese "cambio -paradoja- consuma la vida".
Cambiamos, es decir nos creamos cada día, en cada momento, en cada acto y cada palabra. Nosotros mismos somos nuestra primera creación: el famoso binomio en conjugación perenne. Lo que damos y recibimos. Lo que hacemos y lo que omitimos: el mal que nos hacen, y el bien que no hacemos. Todo ello nos crea porque nos cambia. El secreto está en lo que esos cambios suscitan en nosotros, restándonos, sumándonos, destruyéndonos, reconstruyéndonos. Crecer o disminuir son ambos posibilidades de creación: ángel o monstruo, fiera u hombre. Quizá por eso afirmó Beuys que "la conciencia humana es en sí misma un proceso artístico".
El poeta que como nadie acusa la corriente del aire y el filo del cuchillo; el poeta para quien hechos y palabras de amor llegan aumentados de esperanza; y enriquecidos de crueldad, los hechos y palabras malvadas, es el individuo cambiante por excelencia, aquel que más agudamente acusa golpes y heridas y no sólo las propias, también las ajenas. Como pocos otros -el asceta, el capitán de aventura- posee el privilegio de la acción interior, del cambio y movimiento espiritual; por tanto de la autocreación. Pero posee además el don de hacer a los demás partícipes de su privilegio a través de esa autocreación en sus formas más "hominizantes" aquellas que jalonan el camino visionario de Teilhard de Chardin. El poeta autocreándose proyecta en el arte o la poesía algo que podríamos llamar sus ectoplasmas... o, como el mismo Roque Vallejos lo bautiza en uno de sus poemas, su trasustanciación.
Los poemas de Vallejos nos dan la impresión así de hallarnos ante una poesía límite. El límite para nosotros en arte en general y en poesía sobre todo, se cifra en lo ambiguo. Donde lo que sabíamos esfuma su valor y asoma un saber distinto, con otro rostro, que es un nuevo y desconocido rostro nuestro. En una de las paradojas que acompañan el libro, dice Vallejos que no hay ambigüedad en el sueño ni en la vigilia, sólo en el despertar: esto valdría como resumen de este poemario que tiene la honda y torturante ambigüedad de un despertar. Los más despiertan creyendo seguir siendo ellos mismos. Sólo el poeta sabe que ya no puede ser el mismo. Que es otro el que se despierta. Otro, que se creó de nuevo para poder crear.
JOSEFINA PLÁ
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Fuente:
Poesías de ROQUE VALLEJOS
La Gran Enciclopedia de la Cultura Paraguaya
Diseño de tapa: MARIO CASARTELLI
Editorial El Lector,
Asunción-Paraguay, 2000 (pp. 173)
Amplio resumen de autores y obras
de la Literatura Paraguaya.
Poesía, Novela, Cuento, Ensayo, Teatro y mucho más.
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