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martes, 13 de julio de 2010

CARLOS GARCETE - LA CAJA DE FÓSFOROS (FARSA EN UN TIEMPO) / Fuente: TEATRO PARAGUAYO - TOMO I de TERESA MENDEZ-FAITH.

LA CAJA DE FÓSFOROS
(FARSA EN UN TIEMPO)
Obra de CARLOS GARCETE
(Enlace a datos biográficos y obras
en la GALERÍA DE LETRAS del
www.portalguarani.com )
.
LA CAJA DE FOSFOROS
(FARSA EN UN TIEMPO)

Antes de ser publicada en castellano, esta obra fue estrenada en París (como La boîte d'allumettes), en 1963. Posteriormente también fue llevada a escena en otras ciudades de Francia, entre ellas en Bordeaux, Marsella y Lyon.


PERSONAJES
GENERAL JIMENEZ: Ministro del Interior.
GENERAL MARTINEZ: Ministro de Aviación.
GENERAL MOLINAS: Comandante en Jefe del Ejército.
GENERAL SANCHEZ: Ministro de Guerra.
GENERAL VARELA: Jefe del Estado Mayor.
MAYOR GONZALEZ: Secretario del Ministro del Interior.
FUNCIONARIO
UN MOZO

LA ACCION. En un país de Latinoamérica.
Escena: Despacho ministerial.


(Sentado ante su escritorio, el general Jiménez, Ministro del Interior, trata de lograr una comunicación telefónica. Es notoria su nerviosidad. Cuelga el teléfono y se levanta impaciente. Se pasea por el amplio despacho. De pronto suena el teléfono. Se sobresalta y corre hacia el aparato.)

GENERAL JIMENEZ: ¡Hola! ¿Cómo? Ah, si... si... Vea, ahora no puedo atenderlo; estoy muy ocupado. Llámeme la semana próxima. Bien... Hasta luego. (Cuelga el tubo.)

(Se abre la puerta del despacho y aparece el secretario del señor ministro: un mayor del Ejército.)

MAYOR: Señor ministro, está listo el decreto sobre el Estado de Sitio. (Se acerca a la mesa escritorio y deposita una carpeta sobre ella.) Los "considerandos" del decreto son los de costumbre.

GENERAL JIMENEZ: ¿Ha preparado el comunicado sobre la muerte del señor presidente?

MAYOR: Mi general... Aun no se ha redactado... Es que todavía no hemos recibido ninguna noticia concreta al respecto...

GENERAL JIMENEZ: Mayor, debió haber cumplido mi orden. A estas horas... el accidente...

MAYOR: No lo dudo, mi general... pero... la comunicación no ha llegado.

GENERAL JIMENEZ: Es verdad, aun no tenemos la confirmación oficial del Ministerio de Aviación; pero el accidente... (No puede disimular su nerviosismo.) Me temo alguna maniobra detrás de esta demora. (Suena de nuevo el teléfono. Ambos se precipitan hacia el aparato. Atiende el general Jiménez.)

GENERAL JIMENEZ: ¡Hola...! ¡Hola...! (impaciente grita.) ¡Hola...! ¡Hola! (Agita el interruptor del aparto con desesperación.) ¡Hola...! ¡Hola...! (Decepcionado Cuelga.)

(En ese instante irrumpen en el despacho ministerial cuatro generales; todos, con los pechos llenos de condecoraciones multicolores. Se saludan; luego toman asiento en sillones situados frente a la gran mesa-escritorio. El general Jiménez ocupa su sillón habitual. El mayor queda de pie.)

GENERAL MARTINEZ: (Ministro de Aviación) (Solemnemente:) El general presidente de la República ha muerto en un accidente de aviación.

GENERAL MOLINAS: (Comandante en Jefe del Ejercito)No le hemos enviado la comunicación, señor Ministro del Interior, a fin de que no se cometan errores irreparables.

GENERAL JIMENEZ: (Sorprendido:) No interpreto sus palabras, general. No sé a qué errores se refiere.

GENERAL SANCHEZ: (Ministro de Guerra) Nos referimos a la designación del sucesor del señor presidente.

GENERAL JIMENEZ: (Indignado.) No creo que sobre eso se pueda incurrir en errores...

GENERAL MOLINAS: (Cortándole.) Eso lo cree usted, general. (Se pone de pie.) Felizmente hemos llegado a tiempo y las cosas se harán como deben ser.

GENERAL SANCHEZ: (Con tono austero:) Antes que nada debemos comunicar al pueblo la muerte del señor presidente.

MAYOR: Dentro de breves minutos estará listo el comunicado oficial. (Retrocede unos pasos.) Permiso, señores generales.

GENERAL MOLINAS: (Autoritario:) No es necesario, mayor; ya lo hemos redactado. (Saca de uno de sus bolsillos un papel y se lo entrega al mayor:) Léalo, mayor. Comencemos por estar de acuerdo con el texto del comunicado.

MAYOR: (Desdobla el papel. Lee con solemnidad:) "A la Nación: El Gobierno Nacional comunica al pueblo la noticia dolorosa del fallecimiento del señor general presidente acaecida en el día de hoy en un accidente de aviación. El Ejercito pierde con su muerte a su más preclaro Jefe, a su general victorioso; la Nación toda a su gran presidente, a su conductor máximo. Pueblo y Ejército lloran esta muerte prematura que enluta a la patria. Sus restos serán velados en el Palacio de Gobierno y se le rendirán los honores correspondientes a su alto rango. Dios y la Patria guarden eternamente su memoria".

GENERAL VARELA: (Jefe de Estado Mayor) Yo estoy de acuerdo. Creo que ya se puede entregar a la prensa y a la radio.

GENERAL JIMENEZ: Mayor, puede darle curso.
MAYOR: A su orden, mi general.

GENERAL MOLINAS: Sin demora.

GENERAL SANCHEZ: Soy de opinión que debe decretarse duelo nacional por 3 días.

GENERAL JIMENEZ: Me parece mezquino. Creo conveniente que lean 8 días.

GENERAL MARTINEZ: Naturalmente.

GENERAL VARELA: El archivo del Ejército debe poner en manos de la prensa y de la radio todos los datos referentes a la ilustre personalidad del señor general presidente, de sus campanas guerreras, y de los importantes servicios prestados a la Patria. (El mayor se dirige a la puerta. Todos lo siguen con la mirada hasta que desaparece. Flota un pesado silencio.)

GENERAL MOLINAS: Es necesario que resolvamos con rapidez este problema.

GENERAL JIMENEZ: No creo que exista problema alguno. Todo está muy claro.

GENERAL VARELA: Todo saldrá bien en la medida que seamos consecuentes.

GENERAL JIMENEZ: No comprendo muy bien lo que quiere decir.

GENERAL MOLINAS: Nos estamos refiriendo a la elección del sucesor del señor presidente.

GENERAL JIMENEZ: Vuelvo a decir que no comprendo lo de la elección. Es muy clara al respecto nuestra Constitución. Si nos atenemos a lo que reza nuestra carta magna, que todos hemos jurado respetar, en el articulo respectivo, soy el sucesor incuestionable.

GENERAL SANCHEZ: Los generales presentes tienen otro punto de vista en cuanto a la sucesión. (Todos hacen un gesto de aprobación. El general Jiménez no logra disimular su asombro y hace notorio esfuerzo por mantener la calma.)

GENERAL JIMENEZ: No puede existir otro punto de vista legal.

GENERAL MOLINAS: (Que se encuentra de pie, avanza unos pasos hacia el general Jiménez:) Esa es su opinión, señor ministro.

GENERAL JIMENEZ: (Con energía.) No es mi opinión, general; la Constitución habla por mí.

GENERAL MARTINEZ: A la Constitución no la vamos a usar esta vez, general.
GENERAL JIMENEZ: Por lo menos respetemos la voluntad popular. El pueblo de nuestra querida Patria ha votado la Constitución. Nuestro deber ineludible es respetarla.

GENERAL MARTINEZ: El pueblo... el pueblo... ¿Se está volviendo hombre de izquierda, general Jiménez? (Ríe irónico.)

GENERAL MOLINAS: Además, señor ministro, usted sabe muy bien como se realizaron esas votaciones... Está muy bien enterado sobre las cifras reales y las oficiales...

GENERAL JIMENEZ: ¡Por qué no denunciaron que hubo fraude oficial en ocasión del plebiscito?

GENERAL MARTINEZ: Callamos igual que usted. ¿Por qué? Esta nueva Constitución preveía el Estado de Sitio sin la aprobación del Congreso, la Ley Marcial, la disolución de las Cámaras y otras medidas represivas para garantizar el orden y la democracia.
(Entra el mayor y se acerca a la mesa. En una de las mangas del uniforme militar lleva ahora un ancho paño negro en señal de luto.)

MAYOR: El comunicado oficial sobre la muerte del señor presidente ha sido distribuido a la prensa y a la radio.

GENERAL JIMENEZ: Muy bien, mayor. (A los generales:) Prosigamos, señores generales.

GENERAL MOLINAS: Anoche nos hemos reunido y, luego de largas deliberaciones, nos hemos puesto de acuerdo, finalmente, sobre la sucesión del señor general presidente.

GENERAL JIMENEZ: (Sorprendido una vez más) ¿Anoche? Yo no he estado presente en esa reunión. No he sido invitado.

GENERAL VARELA: No se le invitó, señor ministro, por una cuestión muy obvia.

GENERAL SANCHEZ: Su presencia hubiera dificultado las conversaciones, como está ocurriendo ahora. La urgencia de una solución se imponía. Era necesario arribar a un acuerdo antes de media noche, de manera que el señor general Ministro de Aviación saliera de la reunión llevando las instrucciones precisas... Con usted no hubiera sido posible, señor ministro.

GENERAL MOLINAS: Nos hubiéramos pasado toda la noche hablando de la Constitución, del pueblo, de la democracia. Usted no puede engañarnos, señor general, con esas palabras bonitas pero huecas, tanto para nosotros como para usted. A usted nunca le importó la Constitución, la democracia y, mucho menos, el pueblo. Los pisoteó cuantas veces se le pusieron en el camino.

GENERAL JIMENEZ: (Sumamente irritado.) Basta, señores generales. Como Ministro del Interior haré respetar la Constitución. ¡Lo sucederé al señor general presidente fallecido porque me corresponde legalmente!
GENERAL MOLINAS: (Irónico.) Sentimos mucho, general Jiménez, no estar de acuerdo con usted.

(En ese instante se abre la puerta de acceso al despacho y aparece en ella un funcionario, de civil, llevando una caja de cartón con las dos manos, a la manera de una bandeja. La deposita sobre la mesa-escritorio. De su interior retira un ancho brazalete de paño negro. Expectativa en los rostros de los generales. El funcionario se acerca al Ministro del Interior.)

FUNCIONARIO: ¿Me permite, señor general?

El general Jiménez se levanta del sillón y con cierta dignidad deja que el funcionario le ponga el brazalete negro en la manga.)

GENERAL JIMENEZ: Gracias, señor intendente. (El funcionario toma otro brazalete de la caja y se dirige ahora hacia el Ministro de Guerra, general Sánchez, quien se yergue con cierto aire marcial. Esta misma operación la realiza con los demás generales. Durante estos minutos flota en la sala la sensación del sangriento cinismo de los protagonistas. El funcionario se retira con solemnidad llevando la caja de cartón como un mozo de bar, apenas se hubo cerrado la puerta.)

GENERAL MOLINAS: Volvemos a recordarle, señor ministro, que nuestras decisiones son irrevocables.

GENERAL JIMENEZ: Insisto en que nos estamos poniendo al margen de la Constitución.

GENERAL VARELA: ¡No nos hable de historias que no nos interesan...!

GENERAL JIMENEZ: El pueblo no estará de acuerdo con que la violemos.

GENERAL MARTINEZ: El pueblo... El pueblo acatara nuestras decisiones por las buenas o por las malas...

(Se oye un murmullo suave de multitudes.)

GENERAL JIMENEZ: ¿Qué es eso, mayor?

(El mayor se acerca a uno de los balcones laterales; abre la puerta y en ese instante el murmullo sube de tono. El mayor se asoma cautelosamente al balcón. Luego de mirar a hurtadillas, vuelve a cerrar la puerta y el ruido de voces se apaga. Se acerca al grupo de generales.)

MAYOR: Es el pueblo reunido en la plaza.

GENERAL VARELA: No nos detengamos en detalles sin importancia.

GENERAL MARTINEZ: Dejemos al pueblo por ahora... Ya nos ocuparemos oportunamente de él.
GENERAL MOLINAS: (Dirigiéndose al ministro del Interior.) Le pedimos una vez más, general, que sea razonable. La decisión tomada por la mayoría es que el señor general Ministro de Guerra (lo señala) suceda al señor general presidente fallecido.

GENERAL JIMENEZ: (Tremendamente decepcionado.) ¡He sido objeto de un engaño! ¡Si lo hubiera sabido, no me hubiese prestado para esta monstruosidad!

GENERAL MARTINEZ: (Irónico.) ¿Monstruosidad? No exagere, señor ministro. ¡La idea del accidente le pertenece única y exclusivamente a usted!

GENERAL VARELA: Ha entrado en el juego, general, y según las leyes debe seguir hasta terminar la partida. Es la ley del juego...

GENERAL JIMENEZ: ¡Es una canallada! ¡Me opondré con energía a su consumación! ¡Me opondré por todos los medios!

GENERAL MOLINAS: (Algo molesto.) Nosotros haremos prevalecer nuestros acuerdos. El señor ministro de Guerra será el nuevo presidente. El asesor, jurídico del ministerio redactara el comunicado oficial, dando las explicaciones del caso.

GENERAL JIMENEZ: (Se pone de pie.) ¿Que explicaciones o argumentos se pueden dar si el artículo pertinente de la Constitución es bien claro al respecto? (Toma la Constitución, que está encima del escritorio, y lee:) "En caso de acefalia o fallecimiento del presidente de la República, le sucederá automáticamente el señor Ministro del Interior". (Señala con el índice) ¡Este articulo es irreversible! (Se sienta.)

GENERAL MARTINEZ: La Constitución es una cosa y los puntos de vista del Ejercito otra.

GENERAL JIMENEZ: Este procedimiento es prácticamente el de un Golpe de Estado. Los embajadores de las naciones amigas informarán a sus gobiernos de lo inconstitucional de la sucesión. Este hecho ilegal nos acarreará problemas de reconocimiento por parte de los países con los cuales mantenemos relaciones.

GENERAL MOLINAS: Trataremos de superar ese inconveniente.

GENERAL JIMENEZ: Pero antes debemos informamos previamente de la opinión del gran país amigo.

GENERAL MARTINEZ: Sí, ya... Estuvo presente el señor embajador en nuestra reunión de anoche. Conocemos su punto de vista y el reconocimiento no tropezaría con dificultades. Una vez que ellos reconozcan al nuevo gobierno, los demos países latinoamericanos se unirán a la idea espontáneamente.

GENERAL VARELA: Claro: es necesario ser realistas. Ellos dirigen la política internacional en América.

GENERAL JIMENEZ: ¿Y los países europeos?

GENERAL SANCHEZ: ¡Que puede importarnos! Están muy lejos...
GENERAL MOLINAS: Señores generales, no nos preocupemos de banalidades. Tendremos el reconocimiento de ese país rector antes de las 48 horas.

GENERAL SANCHEZ: Es necesario no olvidarnos: existe un requisito previo para ello. Es muy importante para el reconocimiento.

GENERAL JIMENEZ: ¿Requisito previo...?

GENERAL MOLINAS: Sí; se trata del decreto de concesión de 150.000 kilómetros cuadrados para la explotación petrolífera, y... una base...

GENERAL JIMENEZ: (Interrumpiendo.) ¿De manera que han resuelto todo eso a mis espaldas?

GENERAL VARELA: No se preocupe, señor ministro, usted tendrá sus compensaciones... No nos hemos olvidado de usted.

GENERAL JIMENEZ: ¡Desde luego! ¡Estoy tratando con caballeros! (Suena el teléfono, atiende el mayor.)

MAYOR: Hola... Sí... El señor ministro tiene una importante reunión de gabinete. ¿Cómo? Es imposible en este momento... Comprendo... pero aquí igualmente se está tratando algo muy serio, urgente, impostergable... Sí... tenga paciencia, míster Smith...

GENERAL JIMENEZ: (Algo excitado.) Un momento, mayor; páseme la comunicación. (EI mayor le pasa el tubo telefónico.)

GENERAL JIMENEZ: Hola... Habla el general Jiménez, míster Smith. (Corto Silencio. Escucha.) Realmente estoy algo ocupado, pero siempre dispongo de algunos minutos para usted... (Escucha.) Claro... Caro... desde luego... efectivamente, todo está arreglado... El decreto de compra lo ha firmado ayer el presidente... (Ríe.) Por supuesto, antes del accidente. (Silencio corto) Sí... Sí... míster Smith, ha pasado al Ministerio de Finanzas. (Silencio. Escucha.) ¿Cómo? Ah, por el cheque no hay urgencia alguna; cuando le quede cómodo, míster Smith. Sí... bien... cuando guste. Hasta siempre, míster Smith. (Cuelga el teléfono.)

GENERAL SANCHEZ: Parece ser una persona interesante ese míster Smith, general Jiménez.

GENERAL MARTINEZ: ¿Alguna compra oficial...?

GENERAL JIMENEZ: Poca cosa... Compras de armas y automotores para la policía... Las satisfacciones son insignificantes...

GENERAL MARTINEZ: Ya que se habla de compras oficiales, la Aviación necesita de modernos aviones a reacción. Es inaplazable su adquisición.

GENERAL VARELA: Creo recordar que la Aviación ha adquirido hace poco tiempo aviones ultramodernos.
GENERAL MARTINEZ: Efectivamente, se ha comprado una cantidad de aviones hace poco; pero la verdad es que han perdido hace mucho tiempo su vigencia bélica.

GENERAL VARELA: Pero se hablaba de aviones último modelo. Al menos, lo he escuchado en varias ocasiones.

GENERAL MARTINEZ: (Un poco azorado:) Siempre se habla así en esas oportunidades. Debemos ser realistas. Los amigos del "norte" no van a vendernos sus últimos modelos y ponernos en igualdad de condiciones, en un mismo nivel de fuerza. Sería absurdo pretender eso.

GENERAL VARELA: Pero cuando nos pasan las facturas, por esos hierros viejos nos cobran a precios de nuevos.

GENERAL MARTINEZ: Eso es otra cosa.

GENERAL SANCHEZ: No olvidemos que a cambio tenemos siempre algunas satisfacciones...

GENERAL JIMENEZ: Si no fuera así, no sé cómo podríamos tolerarlos.

GENERAL MOLINAS: (Irritado:) ¡Caballeros! Esta es una reunión muy seria. Hemos venido a tratar la sucesión del señor presidente. Mañana hablaremos de negocios.

GENERAL SANCHEZ: Es verdad; pero ahora ajustémonos estrictamente al tema.

GENERAL JIMENEZ: Señores generales; mientras conversaban sobre estas cosas... he reflexionado serenamente, llegando a la conclusión justa de que no debo complicarme en esta monstruosidad jurídica y, por lo tanto, me mantengo en mi decisión. Sucederé al señor general presidente fallecido, de acuerdo con la Constitución.

GENERAL MOLINAS: (Desafiante.) ¡Tenga cuidado, general, con lo que dice y hace! Su posición en este momento es muy cómoda... Cuando nos pusimos a organizar esto, usted estaba perfectamente de acuerdo; no le parecía ninguna monstruosidad. Entonces contaba con ser el sucesor del señor presidente; pero ahora que se ha cambiado el final, no está de acuerdo con la obra y quiere retirarse del escenario.

GENERAL SANCHEZ: Y se aferra desesperadamente a la Constitución...

GENERAL MARTINEZ: Bien sabe que no nos impresiona su falsa posición legalista de última hora, general Jiménez.

(AI final de esta frase el mayor se dirige apresuradamente hacia la puerta, pero antes de alcanzarla, el general Molinas extrae una pistola y le ordena.)

GENERAL MOLINAS: ¡Quieto, mayor! De lo contrario...

(El mayor se detiene y se vuelve hacia el grupo con las manos ligeramente en alto.)
GENERAL MARTINEZ: Nadie debe salir de este recinto antes de que se solucionen todos los problemas.

GENERAL MOLINAS: (Que sigue empuñando su pistola:) Señores generales, tengan la amabilidad de poner cada uno su arma sobre la pequeña mesa de aquella esquina. (Señala con su pistola el lugar.) (Cada uno de los generales y el mayor extraen sus respectivas pistolas y se dirigen a la mesa, donde las depositan. Cuando le toca el turno al general Jiménez, este duda un segundo, pero finalmente se decide. El último es el general Molinas.)

GENERAL JIMENEZ: Esto no tiene objeto práctico. De cualquier manera, yo no transigiré.

GENERAL MOLINAS: Tendrá que adaptarse a las circunstancias, general Jiménez... De lo contrario, procederemos.

GENERAL MARTINEZ: Mis aviones solo esperan una señal para entrar en acción. Apelo a su patriotismo, general Jiménez.

GENERAL MOLINAS: Los tanques están a la espera de órdenes para entrar en la ciudad.

GENERAL JIMENEZ: No me asustan las amenazas, señores generales. He previsto esta maniobra y en consecuencia he tomado mis medidas.

GENERAL MOLINAS: No es amenaza; simple advertencia, general.

GENERAL JIMENEZ: Llámenla como quieran. (Dirigiéndose al general Martínez-) No esté muy seguro de que todas las bases aéreas del país responderán a su señal, general Martínez. No faltan oficiales descontentos en su repartición... Hay más de un general que desea reemplazarlo en el ministerio... (Dirigiéndose al general Molinas.) En cuanto a sus tanques, general Molinas, no todos los regimientos saldrán de los cuarteles para ponerse de su parte... He tomado mis precauciones.

GENERAL MARTINEZ: Mis hombres me son leales, general; no cuente usted con las defecciones. Eso existe sólo en su mente.

GENERAL JIMENEZ: ¿Que me dice de la base aérea del Águila, el Cóndor y las Golondrinas? ¿Está seguro de que responderán a su señal? (EI general Martínez, al escuchar estos hombres, queda estupefacto.)

GENERAL JIMENEZ: (Al general Molinas.) ¿Acudirán a su llamado, general Molinas, los regimientos 5 de Infantería, 3 de Caballería y el Regimiento Motorizado? Le puedo asegurar que no.

GENERAL SANCHEZ: (Con rabia en la voz.) ¡Traidor! (Avanza amenazante_) ¡Nos ha traicionado! (Se interpone el general Varela y le cierra el paso.)

GENERAL VARELA: Calma, general, Calma; con Calma se va lejos. No nos dejemos engañar por las primeras palabras. Estoy seguro de que nuestros camaradas no nos traicionaran.

GENERAL JIMENEZ: (Enérgico.) Terminemos, generales; no es posible que en esta situación tan difícil para la Patria estemos barajando regimientos, tanques y bases aéreas, que están o dejan de estar de un lado u otro.

GENERAL SANCHEZ: Muy bien, general, terminemos, Pero puede estar seguro, señor ministro, de que su permanencia en el ministerio es cuestión de horas. (Todos los generales se ponen de pie y se dirigen hacia la puerta, pero apenas dan unos pasos se detienen ante las palabras del general Jiménez.)

GENERAL JIMENEZ: Les advierto, señores generales, que al transponer esa puerta serán detenidos por la guardia y conducidos a la isla-prisión. Soy de opinión que debemos dejar las cosas como al principio, como lo hemos organizado al comienzo. De esta manera no tendremos dificultades. Les prometo solemnemente que las Fuerzas Armadas en general podrán hacer sus adquisiciones de materiales. Yo estaré al margen de las satisfacciones que esas compras puedan proporcionar. Desde la Presidencia de la República yo ya estaré satisfecho... En fin...

GENERAL SANCHEZ: No estamos de acuerdo con su proposición. Su amenaza de arresto no cambia la situación.

GENERAL MOLINAS: Son las doce menos cuarto (Mira su reloj.) Si para el mediodía no llamamos por teléfono al Estado Mayor, desde allí se impartirán las ordenes correspondientes.

(Suena el teléfono. Expectativa general. Atiende el mayor.)

MAYOR: Hola... Sí... habla el mayor González... (Silencio corto) Blanco y negro, mi coronel. (Cuelga.)

GENERAL JIMENEZ: ¿Ha sido el coronel Toledo, mayor?

MAYOR: Sí, mi general. Le he dado el santo y será convenido.

GENERAL JIMENEZ: Como ustedes han escuchado, el Jefe de Policía, coronel Toledo, está sobre aviso. Blanco y negro ha sido el santo y seña. Dentro de pocos minutos las fuerzas de policía y la gendarmería tomaran los puntos estratégicos de la ciudad.

GENERAL MOLINAS: ¡Combatiremos hasta el último soldado!

GENERAL JIMENEZ: ¡Luchare hasta la última gota de sangre de mi último soldado!

GENERAL VARELA: Nadie sabe con certeza con que regimiento cuenta realmente cada uno. Nadie sabe firmemente cuál será su suerte al final de la lucha.

GENERAL SANCHEZ: No me interesa el final. ¡Mi dignidad de soldado me impone luchar hasta vencer o morir!

GENERAL JIMENEZ: ¡Somos todos soldados con la misma grandeza de dignidad, general!

GENERAL VARELA: ¿Me permiten, señores generales? No creo necesario llegar a extremos. La unidad del Ejército debe mantenerse a toda costa, a cualquier precio. Las Fuerzas Armadas deben primar en los destinos de nuestra bien amada Patria, y para ello es necesario mantenerse indivisibles. La Presidencia de la República nos puede tocar a todos... Por ahora resolvamos el problema planteado entre los generales Jiménez y Sánchez. ¿Quién será el nuevo presidente? Este es el problema central. Yo creo que la cosa es muy sencilla. Tengo la fórmula para hallar la solución sin que corran ríos de sangre. Para poner en práctica esta salvadora formula solo se precisa buena voluntad e intenso patriotismo. El amor a la Patria debe estar por encima de todas las ambiciones personales.

GENERAL SANCHEZ: Siempre que sea digna, la aceptaremos.

GENERAL JIMENEZ: Soy de la misma opinión.

GENERAL MARTINEZ: Si usted tiene una salida honorable, dígala.

GENERAL VARELA: El azar... el azar... Sí... señores generales, el azar es la única salida. Con ella ahorraremos a la Patria desgracias inútiles.
TODOS: ¡Eh!

GENERAL JIMENEZ: No comprendo, general. ¿Quiere explicarse?

GENERAL SANCHEZ: Su propuesta es absurda, general.

GENERAL VARELA: Muy bien, de acuerdo; pero ese absurdo es lo único que puede mantenemos unidos.

GENERAL JIMENEZ: No puedo aceptar esta solución de ninguna manera.

GENERAL SANCHEZ: Esto se asemeja mucho a los turbios manejos de la politiquería tradicional.

GENERAL JIMENEZ: ¡Vuelvo a repetir que todo esto es anticonstitucional!
GENERAL VARELA: No lo sabemos, general Jiménez. Ninguno de nosotros ha leído a fondo la Constitución.

GENERAL MARTINEZ: Yo he leído algunas páginas...

GENERAL MOLINAS: Sin embargo, yo no creo tan absurda la idea.

GENERAL MARTINEZ: Soy de opinión de que es la única salida. Y no debemos desecharla.
GENERAL VARELA: Veo que algunas generales comienzan a comprender la gravedad del problema. Las ambiciones personales se deben dejar de lado ante los intereses sagrados de la Patria.

GENERAL MARTINEZ: Repito que estoy de acuerdo con el general Varela.

GENERAL MOLINAS: Opino igualmente

GENERAL VARELA: Generales Jiménez y Sánchez, apelo a vuestro patriotismo. La Patria os quedará agradecida por vuestros enormes y desinteresados sacrificios personales.

GENERAL SANCHEZ: Dejo constancia de que mi dignidad y pundonor de soldado permanecen inmaculados al aceptar esta solución.

GENERAL JIMENEZ: Acepto profundamente emocionado esta patriótica solución.

GENERAL VARELA: La regla del juego es inapelable. Juremos aceptar y cumplir, sea cual fuere el resultado. (Los generales que se encuentran sentados se levantan y todos se cuadran militarmente, levantando la mano derecha a la altura de la cabeza:)

TODOS: ¡Lo juramos! (Bajan las manos y abandonan la position rígida.)

GENERAL VARELA: (Busca afanosamente algo en su bolsillo. Se dirige al mayor.-,) Mayor González, ¿tiene una caja de fósforos?

MAYOR: Sí, mi general. (Busca en sus bolsillos y le pasa al general Varela la caja.)

GENERAL VARELA: Señores generales, lanzare al aire esta caja de fósforos. La caja tiene dos caras perfectamente definidas: una cara lleva escrita en letras grandes la palabra FUEGO, como marca de fábrica; la otra cara lleva el retrato de la famosa estrella del cine: Brigitte Bardot. (Se dirige al general Jiménez.) Elija una cara, general Jiménez. (Todos siguen con atención el desarrollo de la acción.) Para no salirnos de la Constitución, usted tiene el privilegio de elegir la cara que apostara.

GENERAL JIMENEZ: Muchas gracias, general. (Muy solemne, con voz emocionada:) Apuesto la marca del fosforo: "FUEGO".

GENERAL VARELA: (Al general Sánchez:) A usted, general Sánchez, no le resta sino apostar por el rostro bonito de Brigitte Bardot. (AI mayor) Mayor, usted será el que lance al aire la caja de fósforos. Así evitaremos suspicacias.

MAYOR: A su orden, mi general. (Recibe de manos del general Varela la caja de fósforos. Se abre el círculo de generales. El mayor se dirige al centro. Gran expectativa y angustia en los rostros. El mayor arroja al aire la caja de fósforos. A1 caer al piso todos se agachan para ver el resultado.)

TODOS: ¡Brigitte Bardot! ¡Brigitte Bardot!

GENERAL JIMENEZ: (Se acerca al general Sánchez y le estrecha la mano.) Felicitaciones, general; usted es el sucesor del señor general presidente. (Todos hacen lo mismo a su turno. Luego el general Jiménez hace sonar un timbre. En la puerta aparece el mismo funcionario de la caja de brazaletes.)

FUNCIONARIO: ¿Llamaba, señor ministro?

GENERAL JIMENEZ: Haga traer champaña. (EI funcionario no disimula su asombro y permanece de pie sin atinar a moverse.)

GENERAL VARELA: (Impaciente.) Se le ha ordenado champaña.., whisky...

FUNCIONARIO: Bien, señores generales. (Sale.)

GENERAL VARELA: Me parece muy buena la idea de festejar este acontecimiento trascendental.

GENERAL MOLINAS: Creo que sería conveniente que se redactara el comunicado oficial sobre la sucesión del señor presidente.

GENERAL JIMENEZ: Mayor, infórmele del caso al señor asesor jurídico del ministerio, y dígale que redacte de inmediato el texto del comunicado oficial. Explíquele que el nuevo presidente es el general Sánchez.

GENERAL MOLINAS: Que sea lacónico, sin muchas argumentaciones. No debemos acostumbrar al pueblo a recibir muchas explicaciones.

GENERAL VARELA: Además... nosotros le ahorraremos el trabajo de pensar en los destinos de la Patria.

(El mayor sale y entra un mozo con una bandeja cargada de botellas de champaña, whisky, coñac, etc., y vasos.)

MOZO: ¿Puedo servir, señores generales?

GENERAL JIMENEZ: Sirva... sirva.

(EI mozo comienza a servirlos vasos y luego se retira. Mientras Canto sigue el diálogo.)

GENERAL SANCHEZ: Antes de terminar la reunión es necesario ajustar algunas cosas pendientes.

GENERAL MARTINEZ: Buena idea.

GENERAL SANCHEZ: Yo creo que lo más urgente es tratar el presupuesto.

GENERAL VARELA: (Sorprendido.) ¿El presupuesto?

GENERAL JIMENEZ: Y adoptar algunas medidas referentes al mantenimiento del orden en relación con el Estado de Sitio.

GENERAL SANCHEZ: Me parece que el presupuesto está en primer término.

GENERAL VARELA: Soy de la misma opinión. Citemos inmediatamente al Ministro de Finanzas.

GENERAL MOLINAS: No es necesario. Una vez que lo hayamos estudiado se lo enviaremos para su aplicación.

GENERAL JIMENEZ: (Se acerca a la mesa donde están servidas las copas y, tomando una de ellas, la levanta a la altura de la cara.) ¡Brindemos, señores generales, por la Patria, por la unidad del Ejército y por el nuevo presidente! ¡Salud!

TODOS: (Cada uno toma una copa; incluso el mayor.) ¡Salud! (Beben.)

GENERAL JIMENEZ: (Recordando de pronto algo importante, abandona su copa y corre al teléfono. Llama nerviosamente. Todos siguen la acción sorprendidos:) ¡Hola...! ¿Coronel Toledo? Sí... si... Habla el general Jiménez... Todo se ha arreglado satisfactoriamente. No olvide de dar enseguida las contraordenes del caso. Bien. Espere instrucciones. (Corta.) (Todos comprenden y pasa la sorpresa general.)

GENERAL MARTINEZ: No olvidemos el presupuesto...

GENERAL MOLINAS: Tratemos entonces este espinoso asunto. (Todos vuelven a sentarse en sus sitios respectivos. El general Jiménez le ofrece su sillón al general Sánchez.)

GENERAL JIMENEZ: Tome asiento aquí, general. Presida la reunión.

GENERAL SANCHEZ: Muchas gracias, señor ministro. (Se sienta en el sillón donde lo hacía habitualmente el general Jiménez. El general Jiménez toma un bloc de papel y una lapicera, sentándose en un sillón colocado en un extremo de la mesa. Se dispone a hacer anotaciones.)

GENERAL MOLINAS: Como nuevo Ministro de Guerra, opino que las cifras para las Fuerzas Armadas deben ser aumentadas. (Dirigiéndose al general Sánchez) Como ministro saliente ¿puede informamos, general Sánchez, sobre cuál es el porcentaje que tenemos en el presupuesto?

GENERAL SANCHEZ: El 62 por ciento.

GENERAL MOLINAS: Ya me parecía; es insuficiente. Debemos elevarlo un 10 por ciento.

GENERAL JIMENEZ: (Anota. Dice en alta voz lo que va escribiendo) Fuerzas Armadas, 72 por ciento. Relaciones Exteriores...

GENERAL MARTINEZ: Tres por ciento.
GENERAL JIMENEZ: Me parece poco, no olvidemos que muchos camaradas de armas son embajadores...

GENERAL MOLINAS: Es verdad. Pongamos cinco por ciento. (El general Jiménez sigue tomando nota.)

GENERAL SANCHEZ: Agricultura, tres por ciento... (Espera que el general Jiménez termine de anotar.) Obras Publicas: tres por ciento... otros ministerios...

GENERAL JIMENEZ: Hacienda y Finanzas, cinco por ciento... Salud Pública... uno por ciento... Transportes y Comunicaciones, uno por ciento (Suma los porcentajes.) Sobran diez por ciento para mi ministerio. (Lee en voz alta.) Fuerzas Armadas: setenta y dos por ciento; Relaciones Exteriores: cinco por ciento; Agricultura: tres por ciento; Obras Publicas: tres por ciento; Hacienda y Finanzas: cinco por ciento; Transportes y Comunicaciones: uno por ciento; Salud Publica: uno por ciento; Ministerio del Interior: diez por ciento.

GENERAL SANCHEZ: Nos hemos olvidado del Ministerio de Educación.

GENERAL VARELA: Ese detalle no tiene importancia. A los niños los alfabetizaremos en los cuarteles, a los dieciocho años, cuando estén bajo bandera. Mientras tanto trataremos de poner ese ministerio en el presupuesto. En último caso, si lo creen muy necesario, se podría ver para el año próximo.

GENERAL SANCHEZ: Así no podrán leer esos sucios panfletos que publican clandestinamente los partidos de izquierda.

GENERAL MOLINAS: A propósito, general Jiménez. ¿A cuánto ascendía el presupuesto nacional el ano anterior?

GENERAL JIMENEZ: (Busca sobe el escritorio, entre unos papeles, una carpeta. La consulta.) A setenta mil millones de pesos...

GENERAL VARELA: Para este año doblemos esa cifra. Que Sean ciento cuarenta mil millones de pesos.

GENERAL JIMENEZ: ¡Estará el país en condiciones de obtener esa recaudación?

GENERAL VARELA: Eso no es de nuestra incumbencia. Le compete al Ministerio de Finanzas tratar el asunto. No nos metamos en los asuntos internos de otros ministerios...
(Entra el mayor trayendo en la mano un papel.)

MAYOR: Esta terminada la redacción del comunicado oficial. ¿Puedo leerlo? (Todos asienten.) "A la Nación: El Gobierno Nacional comunica al pueblo que ha sido designado presidente de la República el general Jorge Sánchez. Este nombramiento se debe al deseo unánime del gabinete, que tuvo en cuenta los sagrados intereses de la Patria y la probada honestidad del designado. Bajo su presidencia el país seguirá por la senda del progreso, de la cultura, de la libertad y de la democracia, trazada por el señor general presidente fallecido".
GENERAL SANCHEZ: Estos asesores jurídicos son extraordinarios. ¡Siempre nos sacan de situaciones difíciles! (Al mayor) Distribuya a la prensa y a la radio, mayor. Con urgencia debemos informar al pueblo de las novedades. El pueblo siempre quiere saber de qué se trata...

MAYOR: A su orden, mi general. (Sale.)

GENERAL JIMENEZ: En necesario adoptar las primeras medidas para mantener el orden.

GENERAL SANCHEZ: General Jiménez: El Ministerio del Interior debe tener una lista completa de los líderes de los partidos políticos. ¿No es así?

GENERAL JIMENEZ: Sí, señor presidente, la tenemos.

GENERAL SANCHEZ: Hágalos arrestar a todos en virtud del Estado de Sitio por conspirar contra el gobierno legalmente establecido.

GENERAL JIMENEZ: Su orden será cumplida, señor general presidente.

GENERAL SANCHEZ: Incluya en esa lista a los dirigentes obreros y estudiantiles. Esta gente es aún más peligrosa; están muy en contacto con el pueblo. No olvide redoblar la vigilancia sobre la censura a la prensa y a la radio.

(Entra el mayor acompañado del funcionario. Este ultimo portando la misma caja de cartón y la deposita sobre la mesa. Sale.)

MAYOR: Se ha dado curso al comunicado oficial. (Comienza a oírse suavemente murmullo de multitud en la plaza. Un fuerte viento abre de pronto las puertas del balcón y el leve murmullo se convierte en gritos de protesta elevados por miles de bocas. El mayor corre a cerrar las puertas. La presencia cercana del pueblo desagrada visiblemente a los generales.)

GENERAL SANCHEZ: Mayor, ordene que la multitud sea dispersada. ¡No debe quedar un solo ciudadano en la plaza!

MAYOR: A su orden, señor presidente. (Sale.)

(El general Jiménez se acerca a la caja de cartón y retira de ella la banda presidencial.)

GENERAL JIMENEZ: ¿Me permute, señor presidente, el alto honor de colocarle la banda presidencial? (Se acerca al general Sánchez y le pone la banda.) Ahora, señor presidente, procedamos a realizar el juramento de práctica.

GENERAL MARTINEZ: ¿Citaremos a los ministros civiles para el acto de juramento?

GENERAL VARELA: No lo creo necesario. Debemos acostumbrarlos a que acepten los hechos consumados.

(Todos se acercan a la gran mesa-escritorio. El general Jiménez toma una ancha Biblia y la Constitución, colocándolas una encima de la otra. El general Sánchez pone la mano sobre dichos ejemplares en solemne actitud de juramento. Durante todo este tiempo no ha cesado de oírse el leve murmullo del pueblo reunido en la plaza a través de las puertas cerradas de los balcones.)

GENERAL SANCHEZ: (Solemnísimo.) Juro por los Santos Evangelios y por
la Constitución... (En ese preciso momento se oye el crepitar de las ametralladoras en la plaza, ahogando las palabras del general Sánchez, y de nuevo un fuerte viento abre las puertas de los balcones y todo el recinto se puebla de gritos y tiros. El telón cae rápidamente.)
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De: LA CAJA DE FÓSFOROS Y AUMENTO DE SUELDO
(Buenos Aires: Editorial Futuro S.R.L., 1964)
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Fuente:
TEATRO PARAGUAYO DE AYER Y DE HOY TOMO I (A-G)
Autora: TERESA MENDEZ-FAITH
Intercontinental Editora,
Asunción-Paraguay – 612 páginas.
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