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viernes, 16 de julio de 2010

ALEJANDRO GUANES - DE PASO POR LA VIDA (POEMARIO) / EXORDIO de


DE PASO
POR LA VIDA
Poesías de ALEJANDRO GUANES
(Enlace a datos biográficos y obras
En la GALERÍA DE LETRAS del
www.portalguarani.com )
COLECCIÓN POESÍA, 13
© De esta edición:
1997, Editorial El Lector
www.ellector.com.py
Tapa: ROBERTO GOIRIZ
Composición y Armado: GrafiTex
Tirada: 1.000 ejemplares
Hecho el depósito que marca la Ley 94
Impreso en el Paraguay
Asunción-Paraguay 1997 (pp. 124)
.
EXORDIO
ALEJANDRO GUANES Y EL SINCRETISMO MODERNISTA.

En su profundo y belicoso estudio sobre Rodó y el modernismo, Juan Santiago Dávalos transcribe un interesante texto de Federico de Onís en el cual éste advierte que en América el problema de las escuelas literarias discurre al revés de Europa, puesto que en el Nuevo Mundo «no se niegan éstas unas a otras, sino que se incluyen».
Agregando: «Los modernistas hispanoamericanos son al mismo tiempo clásicos, románticos, parnasianos, simbolistas, realistas y naturalistas. Muchos mezclan en su obra, en mayor o en menor proporción todas o varias de estas escuelas, con algunas de ellas como predominantes... No es por tanto la escuela, sino la diversidad de escuelas lo que caracteriza al Modernismo Hispanoamericano». (1)
Este exordio es muy importante para captar la compleja personalidad literaria de Alejandro Guanes cuyo sobretono romántico no lo abandona ni siquiera cuando accede al polimorfismo propio del modernismo.
El maestro Raúl Amaral hace la acotación sobre las primeras influencias que gravitaron en Guanes: «...ha tenido en sus comienzos una evidente influencia pos-romántica, con aproximaciones becquerianas, si bien lecturas francesas -la de Musset, entre ellas-le fueron propicias. (Ignacio A.) Pane, en 1.902 lo adscribe a una corriente hispanista, en la que señala la cercanía de Selgas y de Trueba, aparte de la americana de Juan de Dios Peza. La traducción de «Lo que desean las lágrimas» de Catulle Mendés, indica que esos nombres -si es que algo determinaron en él- no fueron más que pasajeros».(2)
No se puede dejar de subrayar la presencia espiritual de E. A. Poe y M. Maeterlinck con quienes coincidió metafísica y psicológicamente.(3)
«Guanes fue un poeta modernista -dice Hugo Rodríguez Alcalá- y hay que estudiarlo dentro de la estética en que desarrolló su arte. Conviene pues averiguar si como poeta modernista ha sido él simple zaguero o un poeta realmente creador que conforme al ideal estético contemporáneo, se esforzó en llegar a la perfección formal conforme a un desiderátum del modernismo».(4)
Alejandro Guanes en nuestro país, ha sido aceptado a libro cerrado desde que publicó su poema: «Las leyendas» (1.909), a tal punto que cuando aparece la Antología Poética de José Rodríguez
Alcalá, éste al presentarlo dice simplemente: «Es el poeta». Repetía la denotación y connotación con que lo había consagrado Manuel Domínguez.
Para demostrarla finta de crítica especializada trascribiremos el juicio de algunos escritores ya por entonces de nombradía y volcados hacia la modernidad cultural empero ayunos de teoría literaria. Justo Pastor Benítez expresa: «Su poesía -la de Guanes- era de ultra tiempo, porque no se afilió a las modas, y múltiple, sin ser irregular, manejaba con fina habilidad de artífice todas las combinaciones de la métrica castellana».(5)
Sinforiano Buzó Gómez -quien era literato- dice lacónicamente: «Es la armonía la nota saliente de su poesía, a la que se agrega la emoción cuando evoca leyendas que guardan derruidos caserones o se sume en las reconditeces del alma».(6)
Y Natalicio González que gustaba historiar la poesía paraguaya anotó lo siguiente: «Sus versos, suaves y transparentes como un rayo de luz, llevaban su propia claridad solar, el estremecimiento del más allá. En sus estrofas se repite el milagro de las siestas paraguayas. Del cegante resplandor de esta hora de luz suma, y de su silencio que la propia noche no conoce, emana una sensación de medroso misterio, como si un dios invisible y temible estuviese presente»(7). Todo lo anterior es un galimatías literario.
Walter Wey -que era un comentador antes que un crítico- es uno de los primeros en filiar a Alejandro Guanes dentro del modernismo. No podría asegurar qué entendía el estudioso brasileño -hombre de buena fe- por modernismo puesto que resulta un tanto antitético proferir que Guanes era de tal escuela o movimiento y «saberlo poco favorecido por la imaginación». Wey -como no puede ser de otra forma- reconoce su profundidad pero acota que le faltaba el don de comunicar «con encanto y gracia su mensaje»(8). Esto es lo que en ciencia se llama «contradictio in adjecto». El Padre César Alonso -tan eximio crítico muchas veces- no «sintonizó» la poesía de Guanes. No le cayó bien su misticismo exótico, lo que parece comprensible dado que para un ferviente católico el saber teosófico es marginal y adjetivo. Lo encuentra además frío y cansador. Si el P. Alonso quiere significar que Guanes es monotonal, razón no le falta.
En su excelente texto para secundaria: «Curso de literaturas hispánicas» Tomo II, el P. Alonso y Juan Manuel Marcos ubican a Guanes entre los «románticos tardíos de postguerra»(9).
Josefina Plá incluye a Guanes entre quienes aportaron rasgos a la configuración del modernismo en el Paraguay junto a Francisco Luis Bareiro, Martín Goycoechea Menéndez, Rafael Barrett, nombres de la primera época.
Dice Josefina Plá: «En el exterior sedimenta experiencias culturales Alejandro Guanes (1972-1925) poeta confidencial de aliento misticista en DE PASO POR LA VIDA (1.936) (10). Alude Josefina a distintos movimientos que llegan del exterior que no son percibidos en su esencia, aclarando que: «sólo se capta de ello lo externo, los complejos formales aislados, que al faltarles el definido impulso interior quedan en la mera resonancia... verbal».(11)
Hace poco tiempo tocamos con Josefina Plá el tema de Guanes y el modernismo. Me expresó lo significativo que fue en él su deseo de perfección formal, la musicalidad de sus versos y la renovación rítmica que aportó. Coincidió con Hugo Rodríguez Alcalá en que la aparición de «Las Leyendas» debió causar un frisson nouveau (estremecimiento nuevo) en los lectores paraguayos.
Manuel Domínguez también resaltó la musicalidad de los poemas de Guanes registrando un dato crítico cierto: «No escribió, que sepamos, un solo verso altisonante, de esos que suplen la emoción ausente con el tono declamatorio».(12)
Teresa Méndez-Faith -crítica ecuánime- dice que Guanes fue: «iniciador de la poesía postromántica y modernista.... integra la generación del 900 cuyos miembros son los verdaderos iniciadores de la cultura paraguaya moderna». (13)
En Alejandro Guanes se da lo que Anderson Imbert considera sustancial en el modernismo, esto es, «una portentosa renovación rítmica. Ritmos de la lengua y, además, de la sensibilidad y el pensamiento. Cultivaron refinamientos nerviosos, sinestesias y morbideces, crisis morales, filosofías antiburguesas y paradojas políticas».(14)
Al referirse a los afanes de renovación formal de nuestro poeta, señaló H. Rodríguez Alcalá la diversidad métrica, estrófica y rimas interiores, que pudo lograr. «Inevitablemente, dice, comencemos con «Las Leyendas»: Versos de 16 sílabas combinadas en estrofas de 8 versos cada una, esto es, en octavas aunque no «reales». Los versos de 16 sílabas terminan en palabras graves, sin excepción, al paso que los de 8 en palabras agudas, sin excepción».(15)
Probó también Guanes el dodecasílabo, descompuesto en hemistiquios de 7 y 5 sílabas.
Sería ocioso hacer los recuentos rítmicos, estróficos y tonales ya realizados por el Dr. Rodríguez Alcalá, dado que su valiosa obra está aún en circulación.
Es más novedoso internarnos en algunos aspectos de la ideología modernista que 1 fluyeron en Guanes: cierto decadentismo, esteticismo, ocultismo, esoterismo, misticismo y espiritismo. Evidentemente, nuestro poeta, abrevó en la doctrina secreta de H. Blavatsky. Guanes en el poema a A. Kardec denuncia el «exicial materialismo». El término exicial (del latín = exitium: destrucción) significa: mortal, mortífero. Era un profundo espiritualista -que no confiaba en la ciencia factual natural. Así lo revela su poema: «Ciencia Ignara». Allí se encuentran versos broncos como: «yo abomino de esa ciencia, de sus dogmas me rebelo. ^Yo sé más! Hay algo en mí / que no acaba con la muerte / que no alcanza el escalpelo / que no corta el bisturí/.
Guanes amaba las palabras incomunes: exicial, dolmen (galicismo), precitos, etc.
Rodríguez Alcalá reprocha a Guanes su magra gravitación sociopolítica como poeta e intelectual de primera línea. Según la óptica de Juan Santiago Dávalos ello hubiera sido imposible en una estética donde lo accesorio, el adorno -que venía del Art Nouveau- era lo esencial: «En fin, acota Dávalos, ¿del espíritu de aquel mundo, no participaba acaso plenamente Rodó? -se refiere a Rodó como uno de los símbolos del modernismo-. Era el mundo de una mansa burguesía, del progresismo de la política romántica y el positivismo liberal. En él, aquella buena gente podía vagar libremente a un idealismo infinito, suspirar cursi-románticamente en ultranzas pseudoplanónicas, era el tiempo del plastrón y la perla, del bigote a lo Kaiser, del corset y las faldas barredoras, antisexy, con un ideal de femineidad que hacía estribar su encanto en su total encubrimiento ...».(16)
En contraposición a lo que piensa Dávalos Noe Jitrik en su abstruso estudio sobre el modernismo afirma: «En virtud de una Revolución Poética se trasgrede lo prohibido, o sea el acceso a la universalidad, cambio que sólo es pensable desde la poética, no, de ninguna manera todavía, del sistema social en su conjunto».(17)
Guanes no fue un común denominador del modernismo hispanoamericano tal vez por su distancia del sensualismo, de un hedonismo expreso y por su SINCRETISMO en materia doctrinaria que se nutrió del cristianismo, del espiritualismo, del espiritismo y del teosofismo. En la medida en que crezca su difusión internacional irá ganando en jerarquía estética.
ROQUE VALLEJOS - Asunción, mayo de 1997

NOTAS
(1) DÁVALOS, Juan-Santiago Rodó, pp. 5, Edic. Universitarias, Criterio, As., 1.968.
(2) AMARAL, Raúl: Escritos paraguayos, pp. 161, Edit. Mediterráneo, As., 1.984.
(3) CENTURIÓN, Carlos R.: Historia de las letras paraguayas, pp. 174 y passim, Bs. Aires, 1.948.
(4) RODRÍGUEZ-ALCALÁ, Hugo: Poetas y prosistas paraguayos, pp. 50, Intercontinental Editores, As. 1.988.
(5) BENÍTEZ, Justo Pastor: El solar guaraní, pp. 118, Edit. Nizza, B s. As. 1.959.
(6) BUZÓ GÓMEZ, Sinforiano: Índice de la poesía paraguaya, pp. 60, Edit. Nizza, Bs. As. 1.959.
(7) GONZÁLEZ, Natalicio: Los poetas del Paraguay, Rev. Guarania, pp. 21, Año V Enero-Febrero N° 2, 1.948.
(8) WEIS, Walter, La poesía paraguaya, Historia de una incógnita, pp. 51, Edit. Montevideo, 1.951.
(9) ALONSO DE LA HERAS, César: Ortiz Guerrero, Antología, pp. 131, Edit. El Lector, As. 1.996.
(10) PLÁ, Josefina: Obras Completas, Tomos, pp. 214, Edit. RP e Intercontinental, As. (S/f).
(11) Ibídem.
(12) DOMÍNGUEZ, Manuel: De paso por la vida, pp. 4, Edit. Imprenta Nacional, As., 1.936.
(13) MÉNDEZ-FAITH, Teresa: Breve Dicc. de la literatura paraguaya, pp. 81, Edit El Lector, As. 1.994.
(14) ANDERSON IMBERT, Enrique: Historia de la L. Hispano-americana, Tomo 1, pp. 398, F.C.E., México, 1.986.
(15) RODRÍGUEZ-ALCALÁ, Hugo: Ibídem.
(16) DÁVALOS, Juan-Santiago: Ídem: 7.
(17) JITRIK, Noel: Las contradicciones del Modernismo, pp. 126, El Colegio de México. México, 1.978.

PRÓLOGO
Decíamos de Alejandro Guanes, con ocasión de su sentida muerte, que desapareció cuando todavía podía producir, con la pureza del gusto ático, las flores más bellas de su ingenio.
Háse dicho que la verdadera poesía es siempre, un pensamiento musical, y así, musical, era cada pensamiento de nuestro lírico. Sus estrofas resultaban intensamente plañideras cuando le daba por imitar las lúgubres armonías del autor de EL CUERVO. Tradujo ULALUME, título del celebrado poema, nombre de la belleza a quien Poe lloró con melancolía indefinible, en su tétrica mansión -una senda de cipreses- a la luz de las estrellas. La versión que corría era la de Carlos Arturo Torres, bardo colombiano, y comienza de este modo:

Los cielos cenicientos y sombríos,
crespas las hojas lívidas y mustias,
Y era una noche del doliente Octubre
Del tiempo inmemorial entre las brumas.
Era en las tristes márgenes del Auber,
El lago tenebroso de aguas mudas,
Ante los bosques tétricos del Weir,
La región espectral de la pavura.

Y dice Soto Hall que "nadie ha conseguido ni conseguirá disputarle a Torres el éxito en esta versión". Soto Hall no tenía noticia de esta bella traducción de Guanes, infinitamente más melodiosa que la de Torres:

Era un lóbrego paisaje: cielos tristes, cenicientos,
Y hojas secas y crispadas por el soplo de los vientos;
Una noche del Otoño, destemplada y solitaria,
De un Otoño inmemorial;
Una noche cineraria, de fantasmas y de insomnios,
Sobre un sórdido aguazal,
Cuyas tétricas riberas, frecuentadas por demonios,
Cruza un hálito glacial.

Y al símil, toda la composición. En cada estrofa, en cada ritmo, nuestro poeta vence al colombiano y trasunta los sollozos de la noche moribunda sobre el sepulcro de ULALUME, la llorada!
Pero las notas propias de Guanes no serán las de Poe. Como nuestras selvas rumorosas, en la penumbra lejana, desleía sus tristezas en cadencias suaves, en sonidos de su alma. No escribió, que sepamos, un solo verso altisonante, de esos que suplen la emoción ausente con el tono declamatorio. En casi todas sus composiciones se siente "la frescura del rocío matinal". En LAS LEYENDAS oímos las salmodias del viento que va jugando.

Con el tul de la llovizna, con las ramas que deshoja,
Con la estola de una cruz.

Y allí habla del hogar que ya no existe:

Caserón de viejos tiempos...
Viejo techo ennegrecido, ¡qué de amores y alegrías,
Y tristezas vió pasar!

Ritmos que evocan todas las cosas que el tiempo anonadó en su fuga... La poesía consiste en hacer pensar en todo, en el Paraíso perdido, en la beatitud soñada.
Y a Guanes le inquietaba el enigma de este mundo incomprensible. Cantó a Allan Cardec, como a un revelador del reino invisible; estudió astrología, quebrantó su mente con la 4a. dimensión del libro de Noircarme, y acabó, como Amado Nervo, por descansar en ideas teosóficas y en la filosofía consoladora de Maeterlinck, indecisa, pero promisora de esperanzas infinitas. Sentenciado por una enfermedad del corazón, semejante al marqués de Bradomin, sonreía a la muerte como se sonríe a una mujer. Su libro favorito, en los últimos meses, era LA INTELIGENCIA DE LAS FLORES, donde admiraba las perspectivas inesperadas y fugaces, al par que el pincel maravilloso. En el fondo, nuestro poeta era un místico armonioso, un sensitivo trascendente, y por serlo, supo intuir en el gran misterio claridades que el materialista no sospecha porque como la flor nocturna de cierto Cactus de los Trópicos, muriendo antes de la aurora, ignora los encantos de la luz, en su destino maldito.
Adiós, Alejandro! -escribíamos. Los que te conocieron no olvidarán la bondad de tu corazón ni tu perfil simpático, y tus versos, dodónico poeta, vivirán siempre en la memoria de los que saben de la belleza suave, inmarcesible.
MANUEL DOMÍNGUEZ - Asunción, enero de 1926.


LA HORA DE LAS LÁGRIMAS
... Su claro azul el cielo torna sombrío,
temblorosas las flores pliegan el broche,
sus lágrimas primeras vierte el rocío…
Del perfumado seno del bosque umbrío,
tenebrosa y silente nace la noche.
.
... El tordo soñoliento cesó su canto,
allegóse al alero la golondrina;
van enlutando al mundo las sombras tanto
y es tan siniestro y tétrico su inmenso manto,
que su tristeza al alma se contamina.
.
... Al beso de la brisa sollozadora,
rutilan las tremantes líquidas perlas
que al caer, taciturnas, la noche llora.
¡Lágrimas! ¡Cuántas ruedan en esta hora!
¿Quién es el que no tiene porqué verterlas?
.
¡SALVE, PATRIA!
... ¡Salve, gentil, encantadora tierra,
salve, Patria querida,
más dulce al corazón y más amada
cuanto más abatida!
.
... ¿Por qué agotados he de ver tus senos,
marchitos tus pezones,
fuentes de vida rozagantes hechos
a amamantar leones?
.
... Sol de trópico enciende tu horizonte
y pinta tus palmares
y viste de crespón multicoloro
tus bosques seculares;
.
... sol de trópico besa fulgurante
tus llanos, tus alcores,
y estallan a su beso tus entrañas
en explosión de flores;
.
... sol de trópico besa tis vergeles
y a sus tibios raudales,
son amor los perfumes de las flores:
y los besos, panales.
.
... ¿Por qué agotados he de ver tus senos,
marchitos tus pezones,
fuentes de vida rozagantes hechos
a amamantar leones?
.
... ¿Por qué he de ver una encendida lágrima
temblar en tus entrañas,
si no hay oculto un cáncer en tu pecho
que muerde tus entrañas?
.
... Es que tu tierra primorosa y fértil,
que tu tierra opulenta,
harta está de la sangre de tus hijos
y del sudor sedienta!
.
... ¡Ah, si me fuera dado de tu frente
disipar las angustias,
en un beso libar todas tus lágrimas
de tus mejillas mustias…!
.
... Yo veré convertido en paraíso
tu jardín hoy agreste,
y veré recamada de guirnaldas
la fimbria de tu veste.
.
... Yo veré levantarse majestuosa
tu frente hoy abatida,
y tu querido pecho desbordarse
en explosión de vida.
.
... Han de besar mis labios cariñosos
tu planta triunfadora
en la senda florida del progreso
¡no hay noche sin aurora!
.
... Hoy, sólo rompe en mi garganta el grito:
¡Salve, Patria querida,
más dulce al corazón y más amada
cuanto más abatida!
.
TU ALMA
“Si es la pupila un espejo
en que el alma se retrata,
los que tienen ojos negros
han de tener negra el alma”.
.
Dijo un poeta y deduzco,
si tal argucia no engaña,
qué pues tus ojos son pardos,
no ha de ser azul tu alma.
.
No quiero decir con esto
que tengas el alma parda;
semejante conjetura
peca por aventurada.
.
Quieran las musas que el bueno
del vate se equivocara:
¡ojalá tus ojos pardos
encubran un alma cándida!
.
Un alma como celaje
flotante de la mañana;
un alma como una aurora,
mitad fuego, mitad nácar!
.
Y pues es muy diferente
la que tus ojos retratan,
no debo buscarla en ellos:
¡esos pícaros engañan!
.
Asómala, pues, hermosa,
hasta tus labios de grana
y déjame delirante
ver en un beso tu alma

RECUERDOS
.
A mi esposa
.
Diez y ocho años há que en tu seno de Anadyomena,
rosa encendida, cáliz de aromas, búcaro ardiente,
de amor y dicha bebí anhelante la copa llena;
por vez primera me harté de mieles adolescente.

Fue una mañana fresca y hermosa de primavera,
coloreados los horizontes de rojas franjas,
de verde obscuro todas las frondas de la pradera,
de oro las pomas almibaradas de las naranjas;

de la alborada multicolores vívidos lampos
anunciadores alborozados de una esperanza,
en tus ventanas, tras de los montes, sobre los campos,
en las planicies de las Misiones en lontananza...

Triste y cansado llegué a tu puerta... Tú me abrevaste
en la alma fuente de tu cariño... ¡Lumbre encendida
fundió la esencia de nuestras almas, y en el engaste
Dios puso el sello de su fecundo soplo de vida!

Cunas y tumbas marcan la huella de nuestro paso,
como jalones blancos y negros. En nuestra senda
flores y espinas... Ya de venturas mágico vaso,
ya de olores los más precitos la copa horrenda.

Y ora el aplauso de la lisonja nos adulara,
ya nos hiriera la maldicencia con su murmullo,
indiferentes a la Fortuna, la diosa ignara,
la frente limpia, como patena, fue nuestro orgullo.

Una guirnalda de albos azahares rodó... Mis manos,
al detenerla, se lastimaron, en sangre tintas
la recogieron: y los azahares frescos, lozanos,
se convirtieron en mil claveles de rojas pintas.

Con los primeros hilos de plata sobre las frentes,
y más que nunca latiendo juntos los corazones,
son tus miradas mis luminarias más relucientes,
y por ti vibra la arpa dulcísima de mis canciones.

Y en nuestro cielo, limpio de nubes, con lumbre plena,
culmina el astro de la esperanza resplandeciente,
que estaba en orto cuando en tu seno de Anadyomena,
por vez primera me harté de mieles adolescente.

GLOSA DE LAS SIETE PALABRAS
I
Pater, dimitte ills: non enim
sciunt quid faciunt.

Señor a cuyas plantas se despierta
la serpiente de fuego;
Maestro de sapiencia, abre mis ojos,
¡dame el conocimiento!

No lo quiero por mí, concupiscente,
ni de egoísmo enfermo:
por seguir tu sendero estrecho y áspero
para amarte lo quiero.
II
Amen dico tibi: hodie meum eris in paras.

Tiéndeme tu brazo diestro,
brazo avenado en el crimen,
que perdonan y redimen
las palabras del Maestro;
arda como Tú en el estro
de Bondad, que te salvó,
mi alma que el crimen manchó
y que se lava en su llanto,
¡oh Dimas, único Santo
que el Cristo canonizó!
III
Mulier, ecce filius tuus.

Por mí lo dijo, ¡oh Padre! Por el pobre
huérfano triste que a tus plantas llora
en la nostalgia de su excelsa patria:
Por mí lo dijo.

No fue por Juan, el que te viera en Patmos
del Sol vestida y a tus pies la Luna
y la diadema aurisolar ceñida
de doce estrellas.

Fue por el nauta que en lejanos mares,
por procelosa tempestad batido,
perdido el rumbo, torna a ti los ojos,
¡Maris Stella!

Por el mortal de ensangrentada planta
que los caminos de la vida huella,
ínclita hija de David soñada,
puerta del cielo!
IV
Elí! Elí! Lanmajha sa bactani.

Si la duda sólo labra
corazón que a ella se dé,
pecho cobarde en su fe
que la esperanza no abra,
no pudo ser tu palabra:
"¿Por qué me desamparaste?"
sino en notorio contraste
con la exégesis del sabio,
debió de exclamar tu labio:
"¡cuánto me glorificaste!".

Si de tu cruz me alejé
y tras el placer precito
sigue el sendero maldito
de la perdición de mi pie;
si en él se extingue mi fe
y corro desatentado
en pos del cielo soñado
de una dicha fementida,
diré al exhalar mi vida:
¿por qué me has desamparado?

Mas si en ardiente piedad,
respira mi pecho infausto
y es mi dolor holocausto
que extingue mi iniquidad;
se expande mi aliento helado,
y mi espíritu exaltado,
Señor, al Padre confío
clamaré entonces: "Dios mío,
Cuánto me has glorificado!"
V
Sitio.

Como roja siempreviva
se abre tu boca, Señor,
sedienta de nuestro amor:
"de ti, ¡fuente de agua viva!"
Mi sed es sed rediviva
de mi inaplacable aspereza:
abrévame con largueza,
que tengo sed de Verdad
y tengo sed de Bondad
e inmensa sed de Belleza.

Por tu sed enardecida,
por aquella sed cruel,
mira a mi alma dolorida,
que está clavada en la vida
bebiendo vinagre y hiel.
VI
Consumatum est.

¡Venciste, Galileo! Dejaste consumada
en un suplicio horrendo tu obra de avatar,
al nublarse en tus ojos la luz de tu mirada,
sumióse el mundo en denso capuz de obscuridad.
¡Venciste, Nazareno!... Es pan de nueva Pascua
Tu cuerpo, rosa mística, pendiente de la cruz.
Al besarte las plantas, queme mi labio el ascua
con que inundaste al águila de Patmos en tu luz.
Venció el Hijo del Hombre... María Magdalena,
los pies besa al Rabino, transida de dolor,
los pies besa al Maestro que una tarde serena
borró con su Palabra tu pecado de amor...
VII
Pater, in manus tuas commendo spiritum meum.

Del ocaso,
del turíbulo gigante
del ocaso, que arde en púrpura
con las preces de la tarde,
con las preces de los mudos elementos,
se alza al Padre
la oblación del holocausto más sublime de los siglos,
la oblación inapreciable
de tu vida,
la oblación inapreciable de tu sangre.

Rásgase el velo del templo,
los sepulcros se entreabren,
y las piedras con las piedras se entrechocan, y los muertos
se levantan de las tumbas...
Como un eco,
en mi boca amoratada y retorcida por las ansias de la muerte,
vibre tu frase, Maestro:
Padre mío: en tus manos
mi espíritu encomiendo.

EL DOMINGO DE PASCUA
A LA MUERTE
(PARÁFRASIS)

Buena amiga, no me asusta
tu obscuridad ni tu nombre,
sé que a tu seno va el hombre
dulce reposo a gustar.
Tu nombre asusta al cobarde
que a la dicha en culto erige;
quien por el deber se rige
llega tranquilo a tu faz.

Negra, horrísona tormenta
el lomo del mar enarca,
y es de ella presa mi barca
desde el puerto que dejó;
a ti va, isla de reposo,
"que en medio el mar de la vida
al marinero convida
con su brisa sin rumor".

Voy a ti, sauce sombrío
el de ramaje doliente,
a abatir la triste frente
que arrugara el padecer;
tras la noche en que me abrigues
lucirá un alba de grana;
tiene la tumba un "mañana";
la cuna tuvo un "ayer".

Blanca virgen misteriosa
de los últimos amores,
novia que en el lecho de flores
ofreces eterno amor,
apresta el tálamo blando
para el amante rendido,
para el esposo oprimido
por la garra del dolor.

Busqué en la ciencia del hombre
la verdad clara y desnuda,
y sólo afanosa duda
halló en ella mi ansiedad;
calme mi sed de agua viva
que esconde tu negro arcano:
obra para mí tu mano
la puerta a la eternidad.

Corro a tu dulce reclamo,
tierna madre cariñosa,
la cabeza pesarosa
en tu regazo hundiré:
el "nephente" que me brindas
es una copa sin heces;
el reposo que me ofreces
no es el sueño del "no ser".

Será para mí viaje
de dicha y encantos lleno,
con el semblante sereno
y tranquilo el corazón,
dejar la arena en que el hombre
en torpe lucha se agita
y a la mentira maldita
fastuoso altar erigió.

Cierre tu piadosa mano
mis tristes ojos al sueño:
sediento de tu beleño,
oigo extasiado tu voz:
contraerán suave sonrisa
mis labios descoloridos,
cuando apagues los latidos
de mi herido corazón.

PRIMAVERA
.
(Versos de la adolescencia del poeta, con
los cuales se inició, obteniendo el primer
premio en un certamen colegial en Buenos Aires).

.
Ensayo, Patria mía, lejos de tu almo cielo,
notas de un pobre canto que tiembla en mi laúd;
el canto melancólico que en hondo desconsuelo
me arranca la nostalgia, mientras tu augusto suelo
despliega de sus galas la nueva juventud.

El dulce paraíso, el que nacer me viera,
se pinta en mi memoria con todo su esplendor;
la aurora de mi vida, mi alegre primavera,
tus bosques encantados, la plácida ribera
en que se miran límpidos, sus formas, su color.

Acaso en esa orilla, tras las graciosas brumas
que el manto de la aurora desprende de su tul,
navega el mismo cisne, níveo bajel de plumas
que yo feliz miraba trazar en sus espumas
la temblorosa estela que copia el cielo azul.

Y al asomar la noche, la triste noche calma,
el soplo de la brisa se impregnará tal vez
del mismo dulce aliento con que embriagaba mi alma
del perfumado aliento que bebe en la alta palma
en la mansión tranquila, feliz de mi niñez.

Gimen en esa brisa la nota, que al poeta
inspiran apacibles los cantos del amor;
florece en su hondo beso la tímida violeta,
y al agitar las ramas su errante ala inquieta,
susupiran los boscajes concierto arrobador.

¡Oh Patria! Cuando pase la nieve de mi invierno,
cuando mis huesos cubra la losa sepulcral,
tus primaveras viertan sobre mi sueño eterno
sus perfumadas flores y con su arrullo tierno
entónenme tus brisas perpetuo funeral.

EN LA PRIMERA PÁGINA DEL
ÁLBUM DE MI HIJA MERCEDES

Lo que el lago al limpio cielo
que se mira en su reflejo,
lo que el soplo fugitivo
de la brisa es a la flor,
será este Álbum en tu vida,
reluciente, fiel espejo,
blando beso que se empape
de tu esencia en su tremor.

Hoy tu vida es un oriente
recamado de celajes
que aún no dora un sol
que oculta con su sombra el porvenir,
y si flor, es un capullo
que la brisa en los boscajes
aún no puede su perfume
misterioso difundir.

¡Alborada! Tiñe el rayo
precursor de la mañana
los celajes del oriente
convivido fulgor;
¡Primavera! En blando beso
roce el aura alegre, ufana,
con sus alas el capullo
primoroso de la flor.

Nunca surquen ese cielo,
nunca manchen su tersura,
ni el relámpago sangriento
ni el brumoso vendaval;
no marchite la flor bella
que entreabre el aura pura
ni el calor del sol de estío
ni la ráfaga otoñal.

Despertad, dulces alondras:
esplendente nace el día
y de trinos y gorjeos
los espacios inundad;
el pentagrama acaricia
palpitante la Amanía:
¡arpas mágicas, sonad!

ÍNDICE
EXORDIO – ROQUE VALLEJOS
PRÓLOGO – MANUEL DOMÍNGUEZ
POESÍAS:
** Las Leyendas / La Hora de las Lágrimas / ¡Salve, Patria! / Allan Cardec / Recuerdos / Glosa de las Siete Palabras / El Domingo de Pascua / A la muerte / A Hiram Cusmanich / Alborada / La Guitarra / Tu alma / En Horas de Angustia / Lo que Desean las Lágrimas (Traducción del francés) / Ulalume (Traducción del inglés) / El Museo / Ciencia Ignara / ¡Despierta! / Primavera / En la Primera Página / Epitalamio / La Ola / En el Álbum de un Turista / Ojos de Rubia / Pájaro Extraño / A mi Cristo / Ocaso y Aurora (Monólogo) / Los Frutos de Oro (Traducción del francés) / Las Palmeras (Traducción del francés) / El Almuerzo / La Serenata del Río / De Olavo Bilac (Traducción del portugués) / In Extremis (Traducción del portugués) / Canción (Traducción del portugués) / Nocturno (Traducción del Portugués) / No Conozco el Amor (Traducción del Portugués) / A Isabel la Católica / La consagración Oficial.
Amplio resumen de autores y obras
de la Literatura Paraguaya.
Poesía, Novela, Cuento, Ensayo, Teatro y mucho más.

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