OCASO DE LA CARRETA
Poesía de
JULIÁN VILLAMAYOR
(ENLACE A DATOS BIOGRÁFICOS Y OBRAS
EN LA GALERÍA DE LETRAS DEL
WWW.PORTALGUARANI.COM )
Poesía de
JULIÁN VILLAMAYOR
(ENLACE A DATOS BIOGRÁFICOS Y OBRAS
EN LA GALERÍA DE LETRAS DEL
WWW.PORTALGUARANI.COM )
.
OCASO DE LA CARRETA
Va arrastrando con lánguida cachaza su esqueleto
al vaivén de las largas jorobas de la huella...
Es la abuela agobiada, centenaria y sufrida,
que declina a la vida
como una amarilla página de leyenda...
Ella fue la primera que holló, llantada y fuerte,
la traidora espesura de las vírgenes selvas...
(andarivel de trochas en rumbos de osadías)
y al compás de los roncos arrullos de las hachas
gestó con los gigantes de la umbría salvaje
la gentil apostura de sus generaciones.
Compañera del rancho, pobló la Patria Vieja
uncida a la soberbia testuz del buey amigo
y paseó a lo largo y lo ancho de querencias,
sembrando tradiciones de pujanza y belleza
con canciones de espigas y de ensueños.
Entre pólvora y polvo de entreveros,
en fragor de malones y patriadas
trajo a cuestas la indómita fiereza de la raza
malherida de lanzas y de sables,
hasta los lindes de la tierra amada,
y a su amparo cordial, los bravos gauchos,
payaron sus amores y heroísmos.
Carreta, hoy es toda torpeza tu chochez rezongona,
traqueteas apenas gruñendo eternamente.
Eres una abuelita reumática y gangosa,
llena de macetas el cuerpo y el alma.
Ya nadie te respeta.
Tu doncellez de gracia es chiste amargo,
y en chiripá de palos te desnudan.
Cuando pasan tus nietos bullangueros,
los primorosos autos, coquetos como estuches,
bailando en su insolente elegancia aerodinámica,
te roncan y te increpan
porque hagas de lado tu achaque venerable,
apestándote a nafta.
Esa es tu recompensa,
esa la gratitud con que te pagan,
... tú que cargaste al hombro poemas y ternuras,
ponchadas de alegrías, martirios y estoicismos,
y eres carne lanceada del coraje nativo,
prosapia de patricios.
Carreta, tronco prócer de tiempos felices y bravíos
en humildad bucólica y amable
de tu inmensa epopeya ya apenas quedan rastros.
Tu amigo, el buey paciente, se cansó de llevarte,
porque más que tu yugo, parece,
le pesa la vergüenza
de arrastrar por las urbes tu museo ambulante.
Hoy tu destino es otro:
cumpliste tu misión... eres gloriosa,
y te basta morir altivamente,
desvencijada y rota,
mordida a lamparones por los mohos
en corazón oreado de maltratos;
con tu pértigo en cruz mirando el cielo,
ya sin rulos ni moños de coyundas,
como un pendón rasgado de tormentas.
Morir muy dulcemente
en un cansancio de transidos sueños,
en la agonía de olvidos de un recuerdo,
con un temblor de pájaro,
junto al alero raído de los ranchos vacíos
y el muñón fantasmal de las taperas.
O inmolarte astillada,
para atizar la lumbre de un errante paisaje,
y antes de ser ceniza
chamuscar en tus brasas los charques del arriero.
OCASO DE LA CARRETA
Va arrastrando con lánguida cachaza su esqueleto
al vaivén de las largas jorobas de la huella...
Es la abuela agobiada, centenaria y sufrida,
que declina a la vida
como una amarilla página de leyenda...
Ella fue la primera que holló, llantada y fuerte,
la traidora espesura de las vírgenes selvas...
(andarivel de trochas en rumbos de osadías)
y al compás de los roncos arrullos de las hachas
gestó con los gigantes de la umbría salvaje
la gentil apostura de sus generaciones.
Compañera del rancho, pobló la Patria Vieja
uncida a la soberbia testuz del buey amigo
y paseó a lo largo y lo ancho de querencias,
sembrando tradiciones de pujanza y belleza
con canciones de espigas y de ensueños.
Entre pólvora y polvo de entreveros,
en fragor de malones y patriadas
trajo a cuestas la indómita fiereza de la raza
malherida de lanzas y de sables,
hasta los lindes de la tierra amada,
y a su amparo cordial, los bravos gauchos,
payaron sus amores y heroísmos.
Carreta, hoy es toda torpeza tu chochez rezongona,
traqueteas apenas gruñendo eternamente.
Eres una abuelita reumática y gangosa,
llena de macetas el cuerpo y el alma.
Ya nadie te respeta.
Tu doncellez de gracia es chiste amargo,
y en chiripá de palos te desnudan.
Cuando pasan tus nietos bullangueros,
los primorosos autos, coquetos como estuches,
bailando en su insolente elegancia aerodinámica,
te roncan y te increpan
porque hagas de lado tu achaque venerable,
apestándote a nafta.
Esa es tu recompensa,
esa la gratitud con que te pagan,
... tú que cargaste al hombro poemas y ternuras,
ponchadas de alegrías, martirios y estoicismos,
y eres carne lanceada del coraje nativo,
prosapia de patricios.
Carreta, tronco prócer de tiempos felices y bravíos
en humildad bucólica y amable
de tu inmensa epopeya ya apenas quedan rastros.
Tu amigo, el buey paciente, se cansó de llevarte,
porque más que tu yugo, parece,
le pesa la vergüenza
de arrastrar por las urbes tu museo ambulante.
Hoy tu destino es otro:
cumpliste tu misión... eres gloriosa,
y te basta morir altivamente,
desvencijada y rota,
mordida a lamparones por los mohos
en corazón oreado de maltratos;
con tu pértigo en cruz mirando el cielo,
ya sin rulos ni moños de coyundas,
como un pendón rasgado de tormentas.
Morir muy dulcemente
en un cansancio de transidos sueños,
en la agonía de olvidos de un recuerdo,
con un temblor de pájaro,
junto al alero raído de los ranchos vacíos
y el muñón fantasmal de las taperas.
O inmolarte astillada,
para atizar la lumbre de un errante paisaje,
y antes de ser ceniza
chamuscar en tus brasas los charques del arriero.
.
(DE REVISTA "HERMANDAD",
DE SAN LORENZO.
(DE REVISTA "HERMANDAD",
DE SAN LORENZO.
.
Fuente:
Compilador: LUIS MARÍA MARTÍNEZ.
Criterio Ediciones – Intercontinental Editora.
Foto de tapa: Obra de ANDRÉS GUEVARA.
Asunción-Paraguay 2005 (738 páginas)
Amplio resumen de autores y obras
de la Literatura Paraguaya.
Poesía, Novela, Cuento, Ensayo, Teatro y mucho más.
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