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lunes, 27 de septiembre de 2010

ERIC COURTHÈS - LA ISLA DE ROA BASTOS (ENSAYOS) - CARTA PARA UN PREFACIO por CAROLINA ORLANDO / Editorial Servilibro, Asunción - Paraguay.


LA ISLA DE ROA BASTOS
Ensayo de
(Enlace a datos biográficos y obras
en la GALERÍA DE LETRAS del
Editorial Servilibro,
Asunción - Paraguay.
           

COMENTARIO
Este último ensayo de Eric Courthès no es una producción nueva sino una recopilación de sus tres ensayos anteriores sobre el Paraguay y su Genio Nacional, Augusto Roa Bastos. Primero viene una monografía crítica del 2003, Lo dual en Roa Bastos, un análisis completo de la dualidad en su obra. Luego, el plato fuerte de esta compilación, La ínsula paraguaya, un ensayo suyo del 2005, en el cual el autor procura demostrar que el Paraguay es “una isla rodeada de tierras sin mar”, tal como lo rezaba, inspirado por la isleña Josefina Plá, el propio Augusto Roa Bastos. Por último, el autor navega de vuelta, de la Isla a la Obra de Roa,  y arriba a su Texto, a su extraña textualidad, endotextual y exotextual, una ínsula textual de cierto modo…
Luego sólo se trata de una historia de amistad [1], Vidalia Sánchez idea el libro, Carlos Meyer le pone una tapa digna de sus preciosos cómics de ABC Color, y lo festejan los tres en el Saint Tropez…” Do you do you do Saint Tropez?”
Ahora bien, el título. A ver quién me lo explica…
¿En qué Isla vivía Roa Bastos? ¿En qué esfera textual escribía? ¿En qué planeta estaba? “En un lugar que se había llevado su lugar a otro lugar” nos habría contestado el Viejo Sabio de Iturbe, al mismo tiempo antropólogo, semiólogo natural, maravilloso escritor de ficciones cuyos textos tan bien se prestaban a las diferentes re-escrituras y adaptaciones.
Al fin Roa fue un adelantado textual, un Robinsón Crusoe de la Escritura, cuyo mensaje de autor casi se podría resumir en una sola frase: no fui yo sino el Autor, el Compilador, quien la escribió esta historia que no ha sido narrada…
Para  matarlo a cualquier lector y darle ganas súbitas de abordar a esta Isla Textual, Isla del Texto, Isla de la Escritura que se está haciendo, Isla del Libro que está escribiendo el personaje, un Viaje por la lectoescritura de nunca retornar…
Pues yo le aviso a cualquier lector de este libro, a cualquier viajero que pare en  LA ISLA DE ROA BASTOS, que la lectura y el análisis semiótico de su obra, no lo va a dejar paralizado sino todo lo contrario, va a agarrar también el portaplumas-recuerdos de Raymond Roussel y escribir sus propias historias, remando hacia la aporía de Ínsula Transfinita…
EL COMPILADOR
Manduará / 19 de agosto de 2008


1.- En este proceso de amistad infaltable, conviene no olvidar a la escritora más roabastosiana que conozca, la linda y brillante lujanera Carolina Orlando, cuyas memorias apócrifas de Roa Bastos, Memorias de un escritor, cuentos basados en relatos de Augusto Roa Bastos, (Servilibro, Asunción, septiembre de 2008), son una muestra viva de lo que puede ser un exotexto.  De ahí,  (por nuestras coincidencias y ocurrencias tan raras de Roa Maniáticos),  salió mi voluntad inquebrantable de que sea ella y ninguna otra, la autora del prefacio.




CARTA PARA UN PREFACIO

"Un autor no escribe cualquier libro. Escribe el que quiere leer y que no encuentra en ninguna parte. Entonces el autor escribe y es escrito.", Metaforismos, AUGUSTO ROA BASTOS

Sabiendo muy bien que los escritores nos aferramos a la idea de Perfección y creyendo que algún Autor pudiera alcanzar tal meta, has sabido esperar La Obra Perfecta para analizarla.
Así es el crítico: busca eternamente esa obra oportunamente escrita-corregida para desarmarla, para leer entre líneas, para entrecruzarla con otros libros, cuentos, párrafos, oraciones, palabras. También podría decirse que hasta aquellos críticos que se conforman con la rutinaria tarea de elogiar por encargo, dependiendo de lo que las editoriales decidan publicar, buscan internamente al Autor que escriba La Obra para ellos.
Pero muy pocos lo consiguen, como muy pocos son los autores que van por el camino de la Perfección.  
Eric: encontraste tu Obra. Encontraste a tu Autor, y allí está el problema. Caíste en la trampa de uno de los Narradores más hábiles del “hacer-creer” de la literatura latinoamericana.

Tu augusto escritor poseía “El portaplumas-recuerdo”. Con él no solo escribió (me ayudo de tus ensayos): metaforismos, algotextos, hipertextos, desdoblamientos, dualidades, sino que también Corrigió (con todo el significado ético que la acción supone), produciendo el frenesí fractal necesario como para expander los resquicios roabastianos que buscan despertar inquietud y motivan a la escritura. Es decir, generan.
Entraste en el juego del “portaplumas-recuerdo”, Roa Bastos te hizo pesquisar hasta los más recónditos intersticios de la ínsula paraguaya, del bilingüismo paraguayo. Te convirtió en otro Hijo de su dualidad para que expusieras al mundo los detalles de su isla y de sus textos, que desde ella emanan. En tus trabajos puede leerse la estructura del secreto de una Obra, de su germen escritural, de la esencia roabastiana.
A tiempo debería haberme plegado a la actitud de los críticos sabiendo qué fatiga es construir un libro y qué mínima es la posibilidad de llegar a escribirlo en estrictez de arte, como sentenció un viejo maestro de un viejo escritor ciego. Pero, en fin, unos extraemos lo que La Obra de Augusto Roa Bastos nos produce en forma de ficción. Otros, como Carlos Meyer, en forma de imágenes. Hay quienes deciden publicar, también movidos por la embriaguez fractal, como Vidalia Sanchez. Unos, hacen documentales. Otros, deciden estudiar, analizar, criticar.
Llego al final de esta carta con la convicción de que ustedes dos, Autor y Crítico, nos han tendido una trampa. Podría decirse que era feliz, que no había entendido La Obra de Augusto Roa Bastos. Él mismo me supo advertir cuando dijo “…si lo hubiera entendido, no lo habría escrito”.
Caí en la trampa, entonces. Ya no podré escapar de esa “isla rodeada de tierras sin mar”; del endotexto que me contiene, de la dualidad que me re-genera, del portaplumas que me escribe y es re-escrito.
Les advierto a todos: de esta compilación nadie será naufrago. Augusto Roa Bastos y Eric Courthès los esperan. Encuentren de qué manera deciden desembarcar en esta isla. Escritores, críticos, catedráticos, alumnos, lectores, editores, dibujantes: Caigan en la trampa. Igual serán felices.
CAROLINA ORLANDO
Septiembre, 2008.

(Enlace a datos biográficos y obras
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