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lunes, 12 de octubre de 2009

LUIS HERNÁEZ - EL DESTINO, EL BARRO Y LA CONEJA / BIBLIOTECA VIRTUAL MIGUEL DE CERVANTES (LIBRO DIGITAL 100%)


EL DESTINO, EL BARRO Y LA CONEJA
RPediciones y
Instituto de Cooperación Iberoamericana
Asunción-Paraguay 1990
Edición digital:
Alicante : Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, 2001

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** Es esta novela, que mereció el Primer Premio en el Concurso V Centenario del año 1989, hombres y mujeres de tres generaciones entretejen sus odios, amor y pasiones ante al telón de fondo de revueltas e inseguridades, en una sucesión por momentos inexplicable.

** Mediante un curioso juego de formas, la narración descubre paso a paso la realidad de estos seres crudamente delineados, con sus grandezas y sus miserias, como son, de la "mala arcilla"

Enlace a la versión digital del libro El destino, el barro y la coneja en la BIBLIOTECA VIRTUAL MIGUEL DE CERVANTES

Alumno: Fermín Pereira
Grado: 5º «A»
Desarrollo:
Una vez había un señor hacendado que vivía muy feliz con su familia y su hacienda y se llamaba Gerardo. Todos le decían don Gerardo porque era un señor muy importante y tenía mucho dinero y quería mucho a su familia.
Una vez vino un peón porque don Gerardo tenía muchos peones en su estancia y le dijo para que le preste un poco de dinero porque su hijo estaba enfermo, este peón se llamaba Fernando. Entonces don Gerardo se enojó porque el peón vino a molestarle y lo echó a Fernando y él mientras se iba de la estancia caminando dijo no importa, alguna vez ha de necesitar de mí.
Otra vez estaba Fernando pescando para dar de comer a su familia y vino el hijo de don Gerardo que se quería bañar. Ese chico no sabía nadar bien y casi se ahogó y entonces pidió socorro. Y entonces Fernando sin pensarlo dos veces así vestido se tiró al agua y lo salvó.
Cuando lo llevó al hijo de don Gerardo a la estancia, don Gerardo lloró de alegría cuando lo vio a su hijo vivo y quiso darle a Fernando cualquier cosa y Fernando no quiso y le dijo esto es para enseñarle que en la vida no tenemos que portarnos mal con la gente y tenemos que saber perdonar porque si yo no le perdonaba su hijo se iba a morir.
FIN

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Alumno: Fermín Pereira
Curso: 4º (Bachillerato Humanístico)
A mí no me impresionó tanto la escena de la crucifixión de Jesús porque al final de cuentas él era Dios y sabía muy bien que después iba a resucitar, o sea que con un poco más o un poco menos de dolor lo mismo él ya tenía asegurado lo que iba a venir. Lo que me impresionó fue cuando lo iban a acostar al ladrón para crucificarlo porque él sí que se desesperaba y se retorcía y trataba de escapar. Ahora estoy vivo y dentro de un rato no existiré más, se acabó todo, eso habrá pensado; se acabó. No le habrá dado tanto miedo el dolor que iba a sentir porque al robar él sabía que siendo judío los romanos si le pescaban le iban a crucificar, sino que lo que le habrá espantado era darse cuenta de cómo de repente alguien, cualquiera, podía atarlo, inmovilizarlo hasta acabar, así, completamente, hasta morir. Por qué pueden hacerlo, se habrá preguntado, y eso se notaba muy bien en el retorcimiento espasmódico de su cuerpo, en los estirones violentos de sus brazos tratando de liberarse, en las patadas que intentaba dar lastimando sus pies descalzos contra las piedras al lado del palo de su cruz.
También me impresionó mucho cuando estaba Jesús ante Pilatos y Pilatos no sabía muy bien qué hacer con él y trataba de darle vueltas y vueltas al asunto hasta que, de repente, por las respuestas de Jesús fue entreviendo que muchas de las cosas que él consideraba como importantes, no lo eran tanto. Tenía delante suyo a Jesús, que con un poco de viveza se hubiera podido librar de una acusación tan tonta, a Jesús que tenía al representante del más grande poder del mundo, él, que le podía brindar lo que quisiera, al alcance de la mano y no le daba importancia, Jesús que había demostrado, le habían contado, que tenía poder de hacer milagros con vino, con ciegos y otras cosas y sin embargo, sabiendo el riesgo que corría no movía un dedo para defenderse, al contrario, ni siquiera parecía interesarse y respondía con vaguedades que él no podía comprender. Entonces reventó, y esto es lo que más me impresionó, reventó y en medio de una gran desesperación le preguntó a Jesús: ¿Qué es la verdad? No sé si la película habrá estado cortada o qué, pero Jesús no le contestó nada y siguió otra escena. Pero la pregunta sin respuesta me quedó grabada: ¿Qué es la verdad? Y después de unos instantes Pilatos se levó las manos, estuvo muy bien esa escena, quiere decir que llegó a la conclusión de que para él esa era su verdad, así como para Jesús su verdad era dejarse matar o para los judíos su verdad era crucificarlo. La película dejaba entrever que lo que uno tiene que hacer en la vida es encontrar su verdad y vivir conforme a eso, a nadie tiene que importarle lo que pasa o no pasa, sino que tiene que vivir su verdad: el mundo no se va a parar porque uno le dice que pare, es lógico.

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