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miércoles, 21 de abril de 2010

LUIS MARÍA MARTÍNEZ - EL TRINO SOTERRADO – TOMO II - APUNTES SOBRE POESÍA PARAGUAYA / Edición digital: BIBLIOTECA VIRTUAL MIGUEL DE CERVANTES


EL TRINO SOTERRADO. PARAGUAY
APROXIMACÓN AL ITINERARIO DE SU POESÍA SOCIAL.
TOMO II
Autor: LUIS MARÍA MARTÍNEZ
Edición digital:
Alicante : Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, 2002
N. sobre edición original:
Edición digital basada en la de Asunción (Paraguay),
Ediciones Intento, [1986].
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PROEMIO
** Una literatura asediada por múltiples dificultades es la nuestra. A las de fuera se unen las de dentro, por lo que nunca estará de más decir que nuestra literatura es hija sobresaliente del esfuerzo y del sacrificio de quienes la elaboran, con la constancia que exige una labor sisífica multiplicada por cifras abultadas.
** Las producciones dispersas y escondidas en publicaciones de ligero tránsito por el cielo cultural de nuestra patria, nos dan la sensación de haberse estado sembrando no en la tierra que acrecienta y perenniza los brotos y semillas entregádales, sino en el puro viento inconsistente y sutil que todo lo dispersa y lo acaba. La no consolidación en libros de dichas producciones, cuya realización se halla condicionada preferentemente por factores de orden económico, hace que la visión panorámica de nuestro quehacer literario se presente desvaída o poco clara, como si el movimiento recomenzara una y mil veces, para ¡oh, terrible destino! Estuviésemos retornando una y otra vez a la estación de partida. El mecanismo de su conocimiento, se torna, claro está, complicado y asaz tortuoso, en razón de que no se la puede seguir por caminos accesibles y sencillos sin caer repentinamente en abismos que la silencian o en sinuosidades que la pierden.
** Quien acomete dicha tarea no puede sino armarse de una paciencia inalterable y de un acerado afán de conocimiento, pagando el alto precio que siempre requiere la trascendente faena. La mies así recogida no puede ser demasiado buena, porque es el resultado de un campo mal abonado y peor sembrado, con el precario utillaje del que vive de prestado porque no ha pensando en abandonar su cíngara circunstancia. Y el desorden y la inconstancia han sido nuestras características principales; mejor dicho, los peores males que se han adueñado de nuestra incipiente literatura para minar aún más todo esbozo de consistencia física, que es ya como el sacrificio de toda su futura descendencia.
** Desorden que es la prolongación de lo que se vive y se acrecienta en otros órdenes del país, como expresión de que no somos amigos de adquirir acciones para el futuro, sino para lo inmediato presente, con lo que se proclama una absoluta falta de fe en la trascendencia de lo que se madura y se hace. E inconstancia que deviene de ausencia de estímulos, de la debilidad de nuestros estamentos de cultura, como así mismo de la subversión existente en el aquilatamiento de nuestros valores.
** Y bien dejemos que hable nuestra poesía, también herida y asediada por el ardoroso silencio, que mucho significa, porque el silencio siéndolo tan sólo, es elocuente y poderoso. Por ello nuestra poesía tiene una tonalidad y características muy especiales, que la torna un tanto diferente de las demás. La tierra y las motivaciones derivadas de la misma, la libertad y su exasperado clamor, son de especial cariño para nuestros poetas como no lo son para poetas de otros países...
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APUNTES SOBRE POESÍA PARAGUAYA
Por Luis María Martínez

** La misma literatura paraguaya es una literatura joven. En discontinuos raudos, desde poco antes de 1940, ha venido buscando la expresión intergiversable de su pueblo y de sus hombres, los que en forcejeos dramáticos pretendieron casi siempre prender la lámpara votiva de sus simples o perínclitos alumbramientos de vida. Pueblo signado por crueles angustias, por cruces y maderos donde planearon la muerte con fructífero empeño, con un ayer y un hoy de oscuro monasterio, maniatado y cautivo, donde la noche puso su más vivo paréntesis, su luto y su resuello, su aquelarre de bárbaros que le rasgan la vida. Así su historia, así sus hombres, que se sienten dramáticamente estériles y agotados por el aire penitencial y obnubilante que les rodean. Con Hérib Campos Cervera (1908-1953) la poesía paraguaya entra cual flamear de banderas o angustias reprimida en los ámbitos peculiares, bifrontes y metafóricos, de la poesía actual, con su raigal y telúrico embeleso, es decir, con su
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«puñado de tierra
para arrimar a su encendido número
todo el frío que viene del tiempo de morir». (H. C. C.)
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** Desde entonces la poesía paraguaya ha proseguido su sinuoso camino, en el afán de expresar el ser y el no ser de sus hombres, vaciándolos en los moldes emotivos y sugerentes del lenguaje poético. Mas, de los que quiero referirme ahora es de la joven poesía paraguaya, y en ese sentido, la de sus representantes que cuentan a la fecha con menos de treinta años, para no desbordar el perímetro de la presente nota con posible pérdida de enfoque.
Adelantado por su edad es, sin lugar a dudas, Roque Vallejos (1943), quien ya diera a conocer en 1961 su pequeño poemario Pulso de sombra, y posteriormente, otra colección de mayor volumen: Los arcángeles ebrios (1963). Poeta de delicado acento, que canta a la soledad y a la muerte, a los laberintos de la nada y de las sombras, es Vallejos, expresión de esa juventud que se siente aprisionada e inhibida por las diversas interdicciones que reinan en el ambiente, sin que vea la posibilidad de una salida o de su inmediata liberación para un destino mejor. Así afirma: «Y sólo tengo como mío, el fondo del propio abismo que nos crece adentro».
** J. A. Rauskin (1941), con dos obras éditas Oda (1964) y Linceo (1965), es poeta surrealista, de inclinas latino-helénicas, de lenguaje oscuro y difícil, de una insatisfacción que lo lleva hasta las fronteras de la angustia y la nada.
** Juan Andrés Cardozo (1942) ha dado a conocer en 1960 De pie frente al dolor, donde su clamor y su angustia se vierten hacia rutas de solidaridad no bien establecidas por falta de claridad conceptual, para dirigir, sus empeñosos mensajes a los hombres de su tierra con todas sus implicancias.
** René Dávalos (1945-1968), era quizás una de las más firmes promesas entre los jóvenes poetas del Paraguay, desaparecido prematuramente a raíz de un desgraciado accidente automovilístico, su llorado sepelio sirvió para demostrar cuánta ansiedad de cambios en los destinos nacionales y en la libertad, reina entre la joven intelectualidad del país. Su obra Buscar la realidad (1966), nos ofrece el grito aprisionado de un poeta que inquiere justamente por realidades más límpidas y humanas. Tal lo que se desprende de algunos de sus escritos, como del poema Joven poeta:

«Era hermoso pensar en tu dulce madurez de hombre hecha verdad en tu infinito silencio, pensar en tu radiante juventud que asida a sus destellos, subiera por sus ramas desbordando las flores hasta que fuere imposible seguir imaginando sus destinos».
** Dávalos, a su vez, dejó a su muerte una apreciable cantidad de limitados estudios críticos sobre obras de escritores extranjeros, y su concepción ideológica al calor de las duras realidades en las que se desenvuelven su pueblo y sus hombres, en los últimos meses de su vida, fue madurando hacia límites más rebeldes y agudos, hasta hacerlo exclamar en una ocasión: «Ha llegado la hora en que aquellos que ya no están a la altura de la historia y de las necesidades del pueblo, se callen en materia cultural», afirmando a seguidas que la labor del intelectual debe ser eminentemente «crítica».
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** Adolfo Ferreiro (1948) ha publicado únicamente hasta la fecha La huella desde abajo (1965), en el que da expresión a preocupaciones cotidianas y metafísicas y a veces, a las de su entorno social. José Carlos Rodríguez (1948) de lirismo fino y delicado en Poemas de la hermana (1967) anticipan, al parecer, la voz de un buen poeta, en versos ausentes de rebuscamientos formales. Más ambicioso que éste, Guido Rodríguez Alcalá (1946) ha publicado casi consecutivamente tres limitadas colecciones de versos: Apacible fuego (1966), La ciudad sonámbula (1968) y Viento oscuro (1969), que acogen las palabras de un poeta de destacables atributos y de sugerente imaginería. Como en otros, la nota dominante en sus obras es la insatisfacción y sus muchas y no aclaradas interrogantes a la vida:

«¿El alma es rosa eterna?»
¿El alma es rosa?
¿O la rosa es señuelo de la sombra?»

** Nelson Roura (1945-1969), muerto inesperadamente a mediados del presente año victima de una enfermedad, logró sin embargo dar un ponderable libro titulado Poemas (1965) dejando al parecer otras varias colecciones inéditas. Roura es poeta de palabras sencillas y humanas, de lenguaje casi cotidiano, pero de indudable fuerza dramática por sus fervorosas y constantes exclamaciones. Se perdió con él, sin lugar a equívocos, a un gran lírico que bien hubiese podido serlo en nuestro desgraciado Parnaso perseguido en los últimos tiempos por las segadoras manos de Atropos...
** Renée Ferrer Alfaro (1945) la única voz femenina entre los poetas éditos de la novísima poesía del país, dio al principio con poco éxito el libro Hay surcos que no se llenan (1965) por sus imprecisiones idiomáticas atribuibles a su falta de experiencia, pero que ya auguraban algunos perfiles líricos realmente notables. Felizmente, conformó con posterioridad sus buenas aptitudes con Voces sin réplica (1967), donde se revela su sugerente y delicada vena poética.
** Aurelio González Canale, joven autor de Carta a un poeta (1967), con 13 poemas breves, anuncian a un escritor que busca afanosamente su mejor y personal lenguaje. Otros poetas de reciente aparición como Osvaldo González Real (1942), Lincoln Silva (1944), Pedro Gamarra Doldan (1948) y Emilio Pérez Chaves (1950), aún no han ordenado en libros sus producciones, desperdigadas en diarios y revistas de la Capital hasta la fecha. Los dos últimos nombrados, poetas de cautivantes imaginerías surrealistas, de preocupaciones sociales por los problemas de la colectividad, auguran la aparición de dos buenos valores, tras la madurez que necesitan y que solamente otorgan el laboreo y el tránsito del tiempo. Sin embargo, Víctor Jacinto Flecha se ha afanado en darnos a conocer sus Poemas de la cárcel (1967), en los que pese a rastrearse notorias influencias de conocidos poetas, nos dan la visión tremenda, dura e inhumana de los abroquelados en vida tras los muros del presidio.
** Es indudable que estos jóvenes poetas de una manera u otra, expresan la soledad y la melancolía, la insatisfacción y el pesimismo originados por el ambiente monacal y recluyente que es el del país, cuya libre vida social se halla en gran medida soterrada y maniatada por interdicciones de todo género. Vida áspera y parcelada por el mutismo y la ceguera, el monólogo y la rutina, por el miedo y el asombro. Quizás como en ninguna otra poesía, como en la del Paraguay, es notoria la involuntaria aleación de las motivaciones estrictamente líricas con las colectivas en las obras de los poetas, en razón de la avasallante influencia del medio ambiente, que penetra hasta en las veredas más íntimas del alma de los gaytrinadores. Lirismo, pues, íntimo colectivo...
** En otro sentido, casi todos estos poetas demuestran aún carecer de una visión iluminada y aguda de lo que acontece en el medio, de las causas y soportes materiales de la permanencia del mismo, de la orientación y rumbo de los fenómenos y acontecimientos nacionales. Posición en la que se hallan gran parte de los intelectuales que provienen de estratos no colindantes con el pueblo, a raíz de la permanencia de un estado de cosas negativo, donde el medio marcha a un ritmo descompasado y taquicárdico por imperio de lo existente y cuyo cambio no se vislumbra. En ese sentido, dan ganas de repetir las palabras del poeta ruso Nekrasov cuando hablaba de la existencia de una situación parecida en la época del zarismo: «Un poco más de libertad para respirar y Rusia mostrará que tiene hombre, que tiene porvenir»; o hacer un fervoroso llamado a estos jóvenes intelectuales con las expresiones del personaje de Máximo Gorki del cuento «El lector», para que cambien la orientación de sus escritos: «Cuando hablareis del espíritu rebelde, de la necesidad de un renacimiento del espíritu? ¿Dónde está el llamamiento por la creación de una vida nueva? ¿Dónde están las lecciones de valor? ¿Dónde están las buenas palabras que deberían dar alas al alma?»
** Una generación castigada, es sin duda alguna, la de estos jóvenes poetas, donde a la censura exterior suman la autocensura individual, originando un clamor reprimido, un grito atemperado, un relampagueo de señales al que aún le falta maduración y tiempo para llegar a esa mayoría de edad de los mensajes.

Tercer periodo

OTROS POETAS

  • Fermín Domínguez : Plan modernista / Lógica financiera
  • Manuel Riquelme : Canción del proscripto
  • José Leandro Melgarejo : A las revendedoras del «Stadium»
  • César C. Samaniego : ¡Jha, Paraguay, kuimbae reta! (Fragmentos)
  • Andrés R. Pereira : Mboriajhu vida
  • Lorenzo Medina : Apóstrofe / Alma de Guarania
  • Hérib Cuenca Rivero : Libertad salvaje... / Filosofía abañe’e
  • Juan María Cassanello : El hachero / Canillita
  • Luis Rafael Calcena : El hachero
  • Benigno Villa : Relato de Norteña tierra (Fragmentos)
  • Alcira Veia de García Kinen : Bolívar / El obrero
  • Deidamio González : Pokyr 4 / Kuña mboriahumi
  • Matías Núñez González : Ñorairo catupyry / Carbonero purajhei
  • Mauricio Cardozo Ocampos : Cho cocue purajhei / Recitado / Chococue kera yvoty / Mensu Resay
  • Emilio Bobadilla Cáceres : Ya ye’oike tenondé
  • Alcibiades Cartes : Mitá sa y-yú
  • Amaranto Villalba : Carretero norte / Minero kaaty
  • Víctor Montorfano : Tetaguá sapucai / Epitafio para Flores
  • José Asunción Acuña : Che plata ayante / Cacuaá amandajhagui
  • Carlos Federico Abente : A José Asunción Flores / Ñemity
  • Isidoro Echeverría : Mba’apojharape guara
  • Mario B. Ortega : Canillita
  • Félix Benítez : Carretero mi rembiasa
  • Juan Silvano Díaz Pérez : Canto de proscripción / Envío
  • Julián Paredes : Omba’apova purajhei
  • Emeterio Cantero Viera : Sapucai piajhu
  • Teófilo Domínguez : Ruta y rueda
  • Néstor Romero Valdovinos : Tardes asuncenas / Más allá del río
  • Ernesto Báez : Aquí queda su voz
  • Juan Maidana : Mitá rerahaha (Fragmentos) / Mboriahu peteichapa
  • Carlos Caballero Ferreira : Diana versátil / Tiranía / Sangre
  • Tasio Waldino Bernal Martínez : Carbonero Purajhei / Mboriajhu mi recové
  • Raúl Amaral : Los mártires / Alta bandera, Artigas
  • Rodolfo Duarte Troche : Símbolos postergados / Raíces conjugadas
  • Silvio Laterza : Carne de cañón
  • Óscar Esculies : El canillita
  • Rolando Goiburu : José / Correa
  • Nayid Armele : ¡Alza tu bandera! / Guarania
  • Antonio Bonzi : Este otro muro Pequeña elegía para un nombre
  • Amador García Acevo : Canto a la tierra paraguaya / Poema décimo / ¡Ay!
  • José Leopoldo Decamilli : Paraguay
  • Pedro Encina Ramos : Canción de paz / Yuayjhu pora
  • José Domingo Portillo : Isa sovo Paraguay
  • Lionel Enrique Lara : Así canta mi patria
  • Crispín Concepción Ortellado : Ao k’ya yojhei jhara
  • Carmelo Castiglioni Pére : Balada de Noche Buena
  • Iluminado Quintana : Contribución para un canto universal de la paz (Fragmento) / Poema
  • Cancio Giménez : Cantar bien alto / Canción al pobre / Sangre
  • Pedro Abelardo Gómez Centurión : Mba ’eiko pee peyé
  • Mario Halley Mora : Ser / Esbozo
  • Rogelio Silvero : El porvenir late en el surco / No será así, labrador
  • Basilides Brítez Fariña : Mita’i pinandi mí / El verde maizal / Obrerita / Aguatero de mi patria
  • Carlos Bonzi Giménez : Divagación Patriótica / A Manuel Ortiz Guerrero
  • Julián Ortiz Chávez : Obrajero rekove
  • Marcos Álvarez Pereira : Camino de tierra roja / Aurora de agosto
  • Ciriaco Cardozo : Chokokue rembiasa
  • Francisco Cristaldo : Riko kyra
  • Marcelino Valiente : La mendiga
  • Esteban Romero Insfran : Che reindy mboriajhumi
  • Rudi Torga : Koos Koster, tu sangre derramada / La patria que late en mí / Rondando la ciudad
  • Gregorio Gómez Centurión : Jaku’eke ryke’y / Angekoi kokue rapere / Pe ñe’e oñembohetevo oikove ñande apytepe
  • Juan Pastorizza : Poemacollag / Anti-poema
  • Augusto César Recalde Blanco : Un mundo mejor
  • Rodolfo Dami (h) : Luciérnagas en tus manos (Fragmentos)
  • William Baecker : Lamentación profana
  • Roger Lincoln Silva : Suma caída / Oda
  • Maneco Galeano : Para un rostro labrador / El ejecutivo
  • Pedro Antonio Alvarenga : Norte
  • Julio César Barreto : Aquellos emigrantes / Divagar entre la sombra
  • Antonio Domingo Martínez : Lustrabota de Asunción
  • Pedro Gamarra Doldan : Poema
  • Marcos Antonio Elizeche : Exilio
  • Ladislao Mello Cabral : El pueblo / Falsedad humana
  • Vicente Capello Mauro : Mandamiento americano / La paz que yo propongo
  • María Ligia Aguilar : Esperanza de un campesino
  • Carlos Sosa : Lavanderita
  • Miguel Ángel Ramos : Rebelión / La mujer paraguaya / Maka / Maka / Maka / Poema para Oberá
  • Joel Filártiga : Poema al hijo
  • Cayo Roberto Cáceres : A mi república
  • Hugo Luis Giménez : La mujer del censo
  • Rafael Romero : Amambay (Fragmento) / Barbacuá (Fragmento)
  • Susy Delgado : Ne’epoty (Fragmento)

Anónimas

  • Oración de los que creen en la justicia
  • Tiempos de paz
  • Pobrecito el pyracue
  • «Ani pekyhy’ye»
  • Ya ku’eke ryke’y
  • Cánticos para la fiesta de Kaakupe Torypape jakoi
  • Ore poriahu vereko
  • La lluvia en el tejado
  • Vivir es amar y luchar
  • Canción de paz
  • Vamos a vencer
  • Footbalismo

Evocaciones sobre autores y libro

  • Rafael Barrett
  • Ángel I. González
  • Carta a Julio Correa
  • Julio Correa
  • El pequeño complot
  • A Hérib Campos Cervera
  • A Hérib Campos Cervera
  • Reinaldo Montefilpo Carvallo
  • A Manuel Verón de Astrada
  • A Arístides Díaz Peña
  • A Félix de Guarania
  • Elvio Romero
  • Antología del silencio de Santiago Dimas Aranda
  • Apuntes sobre poesía paraguaya

Apéndice

  • Los extranjeros desean engañosamente (Fragmento) / Las palabras de pa’i Antonio y algunos cánticos, en Fracran (Fragmento) / India (Guarania) / Obrerito / Avanzada / ¡Compañeros! / Las hijas del pueblo / Ñande purajhei / En mi prisión de esmeralda / José Asunción Flores / Pequeña letanía en memoria de José Asunción Flores / Diálogo de verano / Genaro Romero: Credo campesino - Impresiones del vivir diario / Pierre Moracia Morpeau: Noches de Haití - Tam-tam

Colofón
Comentarios sobre libros anteriores del compilador:

  • Armadura fluvial
  • Ráfagas de la tierra
  • Arder, es la palabra
  • El jazmín azorado
  • Desde abajo es el viento
  • Clarea el firmamento
  • Perpetuamente alondra
  • Una distinción

Rectificación : Ofrenda / El silencio / El canto demorado

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Fuente: El trino soterrado. Paraguay : aproximación al itinerario de su poesía social. Tomo II Autor: LUIS MARÍA MARTÍNEZ Edición digital: Alicante : Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, 2002 N. sobre edición original: Edición digital basada en la de Asunción (Paraguay), Ediciones Intento, [1986].

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