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martes, 30 de marzo de 2010

MARÍA DEL CARMEN PAIVA - DETENIMIENTOS / Edición digital: BIBLIOTECA VIRTUAL MIGUEL DE CERVANTES



DETENIMIENTOS
Autora:
MARÍA DEL CARMEN PAIVA
Edición digital: Alicante :
Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, 2002
N. sobre edición original:
Edición digital basada en la de [Asunción (Paraguay)],
Arandura, [1995].

Prólogo
** Para hablar de la escritura de María del Carmen Paiva desde la voz que canta en estos Detenimientos, que no son otra cosa que «pausas sonoras» del agitado cosmos en el que navega su lacerado corazón, tendríamos que hurgar con inevitable morosidad en el cúmulo de palabras que articulan los conjuntos de versos que erigen, al final, este libro, para encontrar los signos develadores de su pungencia creadora. Porque bien lo dice Jacques Maritain en su célebre ensayo Situación de la Poesía: «Las palabras de que se sirve el poeta no pueden ser despojadas de su papel de signos sin privar a la poesía de su ligazón esencial con la belleza trascendental». Pletórica de signos, de símbolos que cifran su latencia esencialmente femenina, los versos labrados por esta mujer de excepcional sensibilidad llevan; en su intrínseco aliento, un halo de ternura sedienta por recomponer, a imagen y semejanza de su deífico amor, los sueños trizados por las pesadumbres. Pero sólo va acumulando retazos de recuerdos que trazan angustiosamente los filosos perfiles de la nostalgia. Y en esta paciente, sufrida tarea, un antiguo dolor puede cruzar fugazmente entre sus latidos, hasta hacerla decir, resignada y expectante:

Este espacio liso
no va más que un leve trecho;
cansancio que llena el tiempo
y pasa.

Vendrá de nuevo
el destello de las hojas apunto de caer,
y la melancolía
seguramente
se irá
** Es indudable que María del Carmen Paiva tiene una voz singular, de resonancias casi místicas -como ya lo comprobamos en su primer libro El ángel escarlata-, como nacida desde el fondo del corazón, «la única fuente verdadera del arte», al decir del pintor y poeta alemán C. D. Friedrich. Y en puridad, cuando el poeta pasa del recogimiento poético, fuente de imágenes y formas, al ensueño místico, imágenes y formas se pierden, son bebidas por el silencio del alma como la lluvia por el mar. Este silencio se «palpa» en muchos poemas de estos Detenimientos, y hay veces -en la obligada relectura que nos imponemos para ubicar el temblor- en que ese silencio se nos aparece repentinamente, enmarcado en una inocultable tristeza, en una melancolía que nos envuelve de inmediato, que nos abraza hasta que sentimos, quedamente, la liturgia sacramental, catártica, renovadora, redentora del sollozo. Como ejemplo, leemos pausadamente los versos del poema «Aquella vez»:


En esta noche tranquila
en que huelgan reflejos rojizos
cuando solloza la leña,
me permito retornar
a la sensación del primer beso
bajo la escalera,
mientras lejos de nosotros
los astros presentían
este desierto que de ti me aleja.

** Por sobre los duros y limitantes cánones de las formas y de la métrica, María del Carmen Paiva despliega su voz con sonoridad y sencillez de lenguaje, ilustrándonos; de paso, sus preocupaciones vivenciales: el amor, la tristeza, el abandono, el deseo, la ternura, la piadosa emoción por la condición humana. Es este un libro para ser leído con «detenimiento», con morosa vivisección de sus versos, para encontrarnos en cada página con la pureza, con la emoción punzante y a la vez gratificadora de una lírica impar en la poesía paraguaya contemporánea escrita por mujeres. - Víctor Casartelli

Se distancia el ángel escarlata
a todos los que amé desde el principio

Más tarde

Después de todo lo pasado;
del desgarro inicial,
de las alteraciones demasiado tristes;
y de la abnegación visible
que me reconcilió con lo opuesto al olvido;
luego de esa batalla donde ardieron mis
. entrañas
hasta quedar esculpidas como
imagen de mi fatiga
en el exuberante cielo
de aquellos días;
más adelante
de las declinaciones en el anochecer
y de las propuestas que surgían
para aceptar lo que aún no puedo,
vino la aurora brillante,
con un vago contenido
de oficios desnudos;
con innumerables admiraciones
por el resto del mundo y de las cosas
que también merecían mi atención,
aunque sólo fuese como un desmayo
en la mágica esfera
y, soñolienta, aspirase un poco de frescura.

Tristeza

Es suficiente.
Desaparece ya
aquella palabra accidentada
que suele trazarse en las despedidas
y que traes desde quién sabe cuándo;
o tal vez
ella se arrimó
un día,
e iniciarse el vicio de acunarla.

El tiempo gasta las cosas,
y aunque continúes debajo de esos apartados
. astros
y de sol, con sus desbordadas alas de
. azufre,
sigues viviendo a pesar de todo esto
. y lo que ya ocurrió.
Mereces el nombre que te pone la vida
con su impulso imprevisto y desconocido.

Mediodía, ensueños

Oigo rumor de flores:
surgen del baldío, cerca del naranjal.
Exhalan humos dorados de puro sol.
Adormecen la ceniza de la siesta
y cubren mi lecho caluroso.

Voces que fluyen
de un río secreto.

Flores de sangre antigua,
de esqueletos dormidos,
de fugas precipitadas
y otras locuras efímeras.

Me doy vuelta y se me enredan las sábanas;
un indefinido fastidio me altera.
Voy a donde los lirios
y el pozo lleno de hierbas,
a mitigar el cansancio de los labios,
para no adormecerme en este perdido vigor.

Ceremonias

Aroma de lumbre y paja
recorre los pasadizos
que me pertenecen,
donde me albergo yo misma.
Se evaporan lentamente,
en el tiempo de los astros,
en una fugaz ceremonia de asombros.

Dos esmeraldas de fuego
me queman los ojos,
porque el adiós me pintó de verde las pupilas
desde que nací hasta el final, de los siglos.

Los metales del cielo
observan las aguas y el desierto.

Tal vez florezca una estrella.

Entreacto

Desde esta vulnerada espera
por las minucias, cotidianas
y más aún
desde el entusiasmo de ver
cómo serán los brotes del día
. siguiente
Me conmueven
la figuración de la lluvia en
. la noche precaria
y esta nueva alianza conmigo
y el mundo
a pesar de que la vieja tristeza
suscita todavía vahídos imprecisos.

Pero toda la vida es aguardar
digo allá dentro
mientras se elabora el oficio escogido
tramándolo con los sueños
que se hacen.

Posible

Exhalan mis arterias
un pálpito de predilecciones;
colocan su melodía violácea
sobre tus párpados pintados de enigma.

Quién sabe si están tallando como yo,
desde su desvelo,
algún pedernal donde reflejar
aquel sueño tan esmerado
que alguna vez trató de ser.

Persistencia
No retrocedo.
Esta noche, por ejemplo,
después de tanto rociar mi capilla
. de sombras,
resisto en la tenaz decisión de no mudar
lo que llevo voluntariamente en mis pupilas
fuego lacrado que me recuerda
una historia quizás siempre vivida.

Reserva

En el silencio existe
una voz que se muda
desde la inadvertida custodia
del ángel
hasta el profético callar voluntario.
Y durante este tránsito,
relampaguea
la palidez do la palabra
que, ausente, admite evocaciones y advertencias.

Antes

La humareda huidiza de la tarde
disimula tantas cosas;
también los soplos
acudiendo con cierta melancolía
y a la vez con un festivo temblor,
me sorprenden todavía,
como si ya fuese mañana.

Enlace al ÍNDICE de la versión digital del poemario Detenimientos en la BIBLIOTECA VIRTUAL MIGUEL DE CERVANTES
  • Prólogo
  • Se distancia el ángel escarlata : Más tarde / Tristeza / Mediodía, ensueños / Ceremonias / Entreacto / Posible / Persistencia / Reserva / Antes / Sujeta / Resuello / Ficción / Desvelo / Evocaciones, destellos / En el reflejo de ayer / En el océano / Resonancias / Entre llamas / Aproximación / Cuando iniciamos / Algo más / Los que ya se fueron / Signos sueltos / Comenzando a tallar / Un fragmento de cristal / Sometida a la inalcanzable transparencia / Aquella vez / Florilegio / Aparición / Cañal de la luna / Encuentro / Me aproximo / Seguimiento / Se deslizaron los años / Demora / El sueño de la camelia / Trazos callados / Esta tarde / Es así / Hace tiempo / La luna roja abandona agosto / Entretanto / Traspaso / Ajena / Entretenimiento / Mi primer hombre / Tardanza / Cosas por decir / Interrupción / En la seca de agosto / Me dispongo a consentir / Juego / Declaración.

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