
Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, 2001
N. sobre edición original:
Edición digital basada en la 2ª ed.
N. sobre edición original:
Edición digital basada en la 2ª ed.
de Asunción (Paraguay),
El Lector, 1996.
.
El Lector, 1996.
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Prefacio a la segunda edición
** Teniendo en cuenta que desde su publicación en octubre de 1994 ya se han escrito varias reseñas (en español, inglés y alemán) del Breve Diccionario de la Literatura Paraguaya, decidí incorporar, a manera de introducción a esta segunda edición del libro, tres de ellas (en castellano) aparecidas en tres prestigiosas revistas especializadas de México, Alemania y Estados Unidos, respectivamente. La recepción tan positiva de mi esfuerzo en pro de la difusión de la literatura de nuestro país me dio la energía y el ánimo necesarios para preparar esta nueva edición, corregida y aumentada, cumpliendo así también mi promesa de hace dos años, cuando al presentar el volumen, leyendo de la introducción, me expresé diciendo que «...con ayuda de ustedes y de todos los amantes de la literatura paraguaya, prometo incorporar todo ese material y remediar otras omisiones involuntarias... ¡en la próxima edición!». Pues, por el momento, el trabajo está hecho: incluyendo las entradas omitidas entonces por razones de fuerza mayor y explícitamente mencionadas en dicha ocasión, he agregado aquí un 30% más de fichas bio-bibliográficas y he tratado de corregir, aumentar y/o poner al día, dentro de lo posible, la mayoría de las ya existentes. En efecto, esta segunda edición del Breve Diccionario cuenta ahora con 321 entradas, exactamente 75 más de las 246 incluidas en la primera edición.
Y ahora las reseñas...
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I. Reseña aparecida en la revista Archipiélago. Revista Cultural de Nuestra América, publicada en México, y firmada por el conocido escritor uruguayo Saúl Ibargoyen, miembro del Consejo Editorial de la revista.
** La autora, de nacionalidad paraguaya y de larga radicación en Estados Unidos, donde ejerce la docencia universitaria, agrega a su asentada obra ensayística y crítica estos dos volúmenes de consulta insoslayable. Ambos pueden situar eficazmente al estudioso, al investigador, al escritor, al estudiante, al mero lector, dentro de un ancho y organizado panorama de las letras del Paraguay, especialmente en lo referido al siglo XX.
** La historia de este país interior es un largo relato de desmembramientos trágicos y conflictos que arranca desde 1545, cuando el Imperio español trataba de ajustar las enormes piezas geográficas de sus gobernaciones, mientras virreyes, adelantados y representantes se disputaban riquezas y poder. El Imperio portugués se benefició expresamente con estos desmembramientos de la Provincia del Paraguay Gigante, confirmados por diversos tratados y situaciones de hecho entre el siglo XVI y el fallo arbitral Hayes de 1878 (este último significó la confirmación del genocidio llamado Guerra de la Triple Alianza, por el cual Paraguay perdió 156 mil km2 en favor de Argentina y el Imperio de Brasil). La última pérdida de territorio se establece por el laudo arbitral de 1938, luego de la guerra con Bolivia (1932-1935).
** Si a esto se agrega una marcada tendencia de gobiernos autoritarios y dictatoriales, que recién se interrumpe en 1989, y jalonada antes por golpes de Estado y «revoluciones», puede llegarse a la conclusión de que los desarrollos culturales -y dentro de ellos el de la literatura- no alcanzaron nunca una base social y material favorable. Pero la producción literaria de Paraguay existe, con líneas definidas y promociones o generaciones que comienzan a caracterizarse en la mitad del siglo XIX.
** Es así que Teresa Méndez-Faith, en el Apéndice de su Breve antología, dice que: «En general, se considera que la literatura paraguaya se inicia a principios de siglo con las obras de un grupo de intelectuales que aparecen en el escenario cultural alrededor de 1900». Estos intelectuales, nacidos poco antes, durante o poco después de la Guerra Grande -la de la Triple Alianza contra Argentina, Brasil y Uruguay-, conformarán la denominada generación del 900. Como recuerda Méndez-Faith, todos son periodistas, casi todos poetas y ensayistas: Garay, Báez, Gondra, O'Leary, entre otros. Pero también será decisiva en esos años la presencia de escritores extranjeros como Barrett, Díaz-Pérez, Goycoechea Menéndez y Rodríguez-Alcalá.
** Según el prestigioso investigador argentino-paraguayo Raúl Amaral, que prologa ambos trabajos de Méndez-Faith, se hizo necesario insistir en una «mirada hacia atrás» -ya iniciada con varios intentos de estudiar globalmente la literatura de Paraguay en los comienzos del siglo- para destruir algunos mitos tales como la «ausencia de elementos guaraníticos, la abstracción del romanticismo, 'la llegada tarde' al modernismo y por supuesto a las corrientes de vanguardia, especie de jarrones etruscos de una mitología que lo único que ha alimentado es la creencia -especialmente foránea- de una incurable minusvalidez del Paraguay, tanto en el plano de la creación como en el acceso a las respectivas modernidades, instaladas en tres tramos a lo largo de un siglo (1840-1940). La cuarta parece estar aún en camino».
** Raúl Amaral afirma también que el Paraguay no ha sido indiferente a las corrientes literario-culturales que tanto han influido en América Latina, «y mucho menos ha desechado insertarse en una universalidad de la cual los novecentistas fueron indiscutibles adelantados». Los rezagos podrían explicarse ya, más que por el ascendiente jesuítico, el aislacionismo del dictador Francia, las guerras mencionadas, etc., por los cuartelazos, motines, «demoliciones institucionales» y conflictos «civiles» de este siglo.
** De ahí también, agregamos nosotros, la incuestionable validez con que Méndez-Faith encara sus dos libros al percibir una creciente línea de creatividad, línea tejida con tres hilos: la producción literaria efectuada en el país, la realizada en el interminable exilio y la proveniente del «alma» popular. Esta última es esencial para la comprensión del proceso literario-cultural de una nación bilingüe (español y guaraní son idiomas oficiales), en la que asimismo se están dando expresiones escritas en yopará, una mezcla de las lenguas citadas.
** Pero también, y en esto acierta de nuevo Raúl Amaral, la compiladora acentúa la validez de su propuesta al reivindicar el «romanticismo, el novecentismo y el modernismo en su verdadero tiempo de nacimiento», junto con la atención y «el interés» por el auge de rasgos venidos de afuera, como los del creacionismo, el futurismo y diversas señales vanguardistas. Además, como esfuerzo ordenador referido a las décadas recientes, Méndez-Faith ha preferido sugerir sin etiquetar; por ejemplo: «generación del 40», «promoción del 50», «promoción del 80».
** Si bien la Breve antología se ocupa, salvo alguna excepción, sólo de tres géneros -poesía, teatro, cuento- por medio de más de sesenta autores y más de ciento veinte textos, debe resaltarse la inclusión de productos de la «musa popular» guaraní. Sin estos ejemplos de poemas y piezas dramáticas cortas en esa lengua o con inserciones de la misma, ninguna muestra de este tipo podría sugerir la complejidad y el entretejido cultural de las letras paraguayas. En algún caso hasta pueden leerse textos que, musicalizados, han logrado permanente aceptación popular.
** En el Breve diccionario se añaden fichas, muy completas, en las que colaboraron el citado Raúl Amaral, sobre todo, además de Miguel Ángel Fernández y otros, tanto de autores, revistas y publicaciones diversas como de movimientos literarios. Los panoramas genéricos de la narrativa, la poesía y el teatro paraguayos actuales, resumidos por la autora, aparecen en la Breve antología, lo que sirve para estructurar, a riesgo de prescindibles reiteraciones, esa ensanchada visión que mencionamos al principio de estos comentarios.
** A ojo de meros lectores se ubican así, en lo referido a la producción desde la posguerra del Chaco hasta hoy, varios nombres de narradores que ameritan ser asentados: Arnaldo Valdovinos, José Santiago Villarejo, Gabriel Casaccia, José María Rivarola Matto, Augusto Roa Bastos -el autor paraguayo de obra más reconocida-, Rubén Bareiro Saguier, Juan Bautista Rivarola Matto, Helio Vera, Moncho Azuaga, Guido Rodríguez Alcalá, Juan Manuel Marcos, etc. Es interesante anotar un número en aumento de escritoras de narrativa: Raquel Saguier, Sara Karlik, Lucy Mendonça y otras, lo que lleva a rememorar que el primer libro publicado por una mujer en Paraguay fue Tradiciones del hogar, volumen I, de Teresa Lamas, en 1925...
** Sin ánimo de castigar con simples enumeraciones, para el mismo periodo debemos anotar en poesía a Hérib Campos Cervera -el iniciador, sin duda, de las transformaciones poéticas de su país-, Elvio Romero, Óscar Ferreiro, Hugo Rodríguez Alcalá, Bareiro Saguier, Josefina Plá, Esteban Cabañas, Luis María Martínez, Carlos Villagra Marsal, Jorge Canese, Elsa Wiezell, José-Luis Appleyard, Miguel Ángel Fernández, Francisco Pérez Maricevich, Susy Delgado, Víctor Flecha, entre muchos. Campos Cervera, al igual que Casaccia y otros, escribió casi toda su obra en el exilio. Y, como Casaccia y otros, falleció también en el ostracismo.
** El género teatral, «el menos fecundo de la literatura paraguaya», muestra un empuje relativo en los años 10 al 20, presentándose comedias y dramas de tono popular; con Julio Correa, escritor en guaraní como varios de los incluidos en estos libros, se inicia en los 30 la dramaturgia en esa lengua. Desde ahí hasta el presente resaltan autores como Ernesto Báez, Mario Halley Mora -quien escribe en yopará-, Alcibiades González Delvalle, Ovidio Benítez, Julio César Troche, etc.
** Como se sabe, una gran parte de la producción en los tres géneros ha respondido siempre o ha estado ahincadamente vinculada a las cuestiones sociopolíticas e históricas que, de modo somero, anotamos antes. Diríamos que, más allá de momentos de introspección e intimismo, la literatura paraguaya es, como pocas, una literatura de tonos épicos que no sólo describe, inventa, cuestiona y aún mitifica la historia, sino que -y los ejemplos salen sobrando- pretende participar de ella para modificarla.
** Y más allí también de ciertas reducciones temáticas -tal o cual dictador de turno, o tal aspecto de la idiosincrasia nacional, o tal evento en una instancia dada, que suele convertirse en simple pretexto retórico- y de no escasas vacilaciones formales, el conjunto de las letras del Paraguay -sobre todo a partir de la producción de la «generación del 40»- exhibe una tensa proclividad a identificarse no sólo con su propio e irrenunciable destino de nación mestiza y creativa, sino con el más amplio y hondo de Nuestra América.
Firma: Saúl Ibargoyen
Archipiélago 3 (1995): 35-36.
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II. Reseña aparecida en la revista Notas. Reseñas iberoamericanas. Literatura, sociedad, historia, publicada en Alemania, y firmada por el doctor Roland Spiller, profesor de la Universität Erlangen-Nürnberg.
** En los últimos años apareció una serie de diccionarios e historias literarias latinoamericanas. Salieron ya o están en vía de preparación obras dedicadas o a una literatura nacional o a la del continente entero. En España se publicó un Diccionario de la literatura española e hispanoamericana (dirigido por Ricardo Gullón. Madrid: Alianza/Quinto Centenario 1993), en Alemania se publicó, recién 25 años después de la obra de Rudolf Grossman (Geschichte und Probleme der lateinamerikanischen Literatur. München 1969), una muy deseada historia de la literatura latinoamericana (Michael Rössner, ed., Lateinamerikanische Literaturgeschichte. Stuttgart-Weimar: Metzler 1995) y otras tantas que se ocupan de la historia de un género o de una época determinada. En Francia los latinoamericanistas Claude Cymerman y Claude Fell están preparando una historia de la literatura latinoamericana del siglo XX. También hay proyectos dedicados a las literaturas nacionales como por ejemplo el dirigido por David Viñas en Argentina (Historia social de la literatura argentina, 14 tomos, Buenos Aires, 1989 ss.). La Revista Iberoamericana sigue publicando tomos dedicados a las literaturas nacionales que sin ser ni diccionarios ni historias de la literatura constituyen un aporte investigativo muy importante que persigue fines afines. El conjunto de todas estas publicaciones -siempre muy discutidas pero imprescindibles- proporciona, por fin, también a los latinoamericanistas los instrumentos básicos para su trabajo.
** En el marco de estas labores el Breve diccionario de la literatura paraguaya de Teresa Méndez-Faith fue sin lugar a dudas una de las empresas más urgentes. Después del largo silencio forzoso durante la dictadura de Stroessner (1954-1989) es el primer intento de presentar esta literatura del Cono Sur de manera sistemática. La profesora Méndez-Faith (Saint Anselm College, New Hampshire, USA) reconoce en su introducción francamente las limitaciones de su trabajo, que no pretende ser más que un «breve diccionario». Como tal va a ser la base de todo proyecto posterior relacionado con la literatura paraguaya. Hay que mencionar en este contexto la Breve antología de la literatura paraguaya (Asunción: El Lector 1994). Esta obra también editada por Méndez-Faith complementa el trabajo efectuado en el diccionario con textos ejemplares de los grandes géneros literarios (poesía, narrativa, teatro, ensayo).
** El corpus literario del diccionario abarca el tiempo desde finales del siglo XIX hasta el presente. Encontramos 246 entradas que presentan autores, revistas, movimientos literarios y además los cuatro géneros literarios. La autora incluye, siguiendo en esto a sus precursores, también a autores extranjeros que escribieron sobre el Paraguay y que influyeron en el desarrollo literario del país. Los más destacados son los de origen español como Rafael Barrett, Viriato Díaz-Pérez y el reverendo César Alonso de las Heras. Por otro lado, toma en consideración el bilingüismo paraguayo al recuperar numerosos autores bilingües y otros que escriben exclusivamente en guaraní. El panorama de esta literatura arraigada en la tradición oral es complementado por los ejemplos de la literatura popular como Emiliano R. Fernández que no siempre cuenta con publicaciones escritas, sino cuyas canciones y textos forman parte del patrimonio cultural del pueblo.
** Un mérito de los artículos reunidos en este diccionario es el del conocimiento seguro y comprometido con el cual la autora presenta los autores y los textos. Por eso, este diccionario también se podría leer como una especie de introducción a la literatura paraguaya. Para una edición posterior sería deseable, sin embargo, proveer las entradas con las informaciones bibliográficas completas. Muchas veces faltan el lugar de la publicación y la editorial, ambos datos imprescindibles para los que se dedican a la investigación. Igualmente deseables serían informaciones básicas de la bibliografía crítica sobre los respectivos escritores o temas. También un índice bibliográfico que registrara por lo menos los autores y las obras al final del libro sería muy enriquecedor para una reedición futura. En fin, Teresa Méndez-Faith dio un paso extraordinario hacia la más que necesaria ruptura del clisé de la «incógnita» con el cual se solía caracterizar la literatura paraguaya.
Firma: Roland Spiller
Notas 3.1 (1996): 115-16.
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III. Reseña aparecida en la revista Hispamérica, publicada en Estados Unidos, y firmada por el doctor Tracy Lewis, profesor de Oswego State University de Nueva York.
** En el mito apapokuvá-guaraní de creación recogido por Curt Nimuendajú-Unkel, el dios supremo Ñanderuvusú cimentó el mundo sobre dos palos cruzados, los ejes que vinculan norte y sur, este y oeste. Y cuando el dios creador decida des-crear su obra, el mito dice que retirará los ejes para que todo se desplome en repentina entropía [C. Nimuendajú-Unkel, Los mitos de creación y de destrucción del mundo como fundamentos de la religión de los apapokuvá-guaraní (Lima: Centro Amazónico de Antropología y Aplicación Práctica, 1978), 155].
Quien reflexione en el asombroso poder explicativo de los mitos no dejará de observar el acierto de éste como metáfora del mundo binario en que vivimos. Esos ejes bipolares que sostienen la creación de Ñanderuvusú se ven reflejados y multiplicados en la plétora de dualidades que componen cualquier sociedad humana: rico-pobre, masculino-femenino, joven-viejo, urbano-campesino, presente-pasado, bueno-malo, tradición-innovación, gobernante-gobernado, vencido-vencedor, etc. Y al igual que el autor del mito aludido, los que pretendan sintetizar por escrito una sociedad moderna han de tener en cuenta estos «palos cruzados» que para bien o para mal subyacen la existencia humana.
** Grave obligación, ésa, y esmeradamente cumplida en dos libros recientes de Teresa Méndez-Faith, Breve diccionario de la literatura paraguaya y Breve antología de la literatura paraguaya (los dos, Asunción: El Lector, 1994). He aquí el Paraguay literario en toda su insospechada diversidad, obra colectiva de una inmensa gama de individuos a lo largo de dos siglos de existencia nacional. Claro que dominan ciertos grupos de escritores, los varones por ejemplo, porque la doctora Méndez-Faith toma en serio su responsabilidad de historiadora literaria. Pero la vemos a la vez valientemente comprometida a las voces sumergidas de grupos contrarios. Gracias a su diligencia, aquí pululan escritores de ambos sexos y de todas las tendencias artísticas, ideológicas y sociales. En especial, le debemos gratitud los que leemos guaraní, ya que sus dos volúmenes incluyen datos valiosos pertinentes y algunas lecturas en la bella lengua indígena paraguaya.
** Tales dicotomías, pues, son un fundamento imprescindible para el trabajo del catalogador literario. Permanecer únicamente en ese terreno, sin embargo, sería tergiversar la realidad que se pretende retratar. Cada binarismo socio-artístico -«literatura en español-literatura en guaraní», por ejemplo- es en realidad un continuum de sutilísimas variaciones. Hay obras en castellano o guaraní «puros», obras bilingües, y obras cuyo empalme de ambos idiomas resulta en otra cosa, fuera del círculo hispanoguaraní, profundamente original y profundamente paraguaya. Lo que es más, todas estas continuidades -«español-guaraní», «urbano-rural», «masculino-femenino», etc.- guardan múltiples relaciones entre sí, sugiriendo, por ejemplo, ricas indagaciones sobre «campesinos que escriben en español» o «literatura femenina de tema campestre». La verdad de una literatura, como de una sociedad, trasciende los «palos cruzados» a la vez que se cimienta en ellos.
** Los libros de Méndez-Faith son ejemplares precisamente porque proyectan esta multidimensionalidad acerca de un país tantas veces calumniado de «homogéneo» y «culturalmente empobrecido». Ya hacía falta quien reventara la mentira de un páramo social, reductio ad absurdum de la «barbarie» fantaseada por Sarmiento. Herramientas de esta labor desmitificadora son:
1. En la antología, unos 65 autores, de quienes se publican más de 130 textos de todos los géneros literarios.
2. En la antología y en el diccionario, representación de todos los escritores paraguayos de renombre internacional, junto con muchos que se desconocen fuera del país.
3. En los dos libros, representación de mujeres escritoras y de la literatura guaranítica.
4. En los dos, artículos generales sobre la literatura paraguaya y sus géneros.
5. En los dos, colaboración de Raúl Amaral y otros investigadores ilustres, al lado de la pericia de Méndez-Faith.
6. En el diccionario, fichas sobre más de 200 escritores, abarcando por eso a muchos que no fue posible incluir en la antología.
7. En el diccionario, entradas sobre movimientos literarios y revistas importantes en el devenir cultural paraguayo.
** Aunque la antología se enfoca en los últimos cincuenta años, quien desee datos anteriores encontrará sus huellas en el diccionario. Son, pues, textos complementarios, reveladores de una complejidad poco conocida fuera del Paraguay. Si hay crítica, es que aun más textos en guaraní se podrían haber incluido. Pero eso es otro proyecto para esta colega de energía y optimismo inagotables, quien reconoce que toda labor intelectual es un proceso más que un producto. Su antología Poesía paraguaya de ayer y de hoy (Asunción, Intercontinental Editora), cuyo tomo I salió en noviembre de 1995 en castellano, incluirá en abril de 1977 un segundo tomo totalmente en guaraní. Mientras tanto, dado el olvido injusto en que yace el Paraguay en la comunidad mundial, sólo podemos felicitarle a la doctora Méndez-Faith su trabajo rescatador. Gracias a sus esfuerzos, está al alcance de nuestra imaginación lo añorado desde lejos por Hérib Campos Cervera: un puñado de tierra del Paraguay.
Firma: Tracy K. Lewis
Hispamérica [Año 25] 75 (Diciembre de 1996).
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** Antes de terminar estas páginas introductorias a la presente edición del Breve Diccionario de la Literatura Paraguaya quisiera hacer dos aclaraciones. En primer lugar, mencionar que he agregado -a sugerencia de amigos y colegas, y también de algunas de las reseñas- tres secciones al final del libro: una «Bibliografía Selecta» y dos «Apéndices» que contienen el listado completo, en orden cronológico de aparición, de los libros publicados por Ediciones Napa («Apéndice I») y por Alcándara Editora («Apéndice II»), respectivamente. En segundo término, debo indicar que con respecto a la grafía guaraní de los títulos incluidos tanto en esta edición como en la primera, he respetado la grafía original que ha llegado a mis manos, sea en forma de libros publicados con sus respectivos títulos en guaraní o ya incorporados en las entradas preparadas por los varios compatriotas que tan generosamente me han ayudado en este trabajo.
** En efecto, muy grande es mi deuda para don Félix de Guarania y Rudi Torga que contribuyeron, entre ambos, con casi una decena de nuevas fichas bio-bibliográficas de revistas bilingües (guaraní-español) y de escritores en lengua guaraní. Extiendo también mi agradecimiento a Feliciano Acosta por su valioso aporte con la entrada para la revista bilingüe Ñemity, importante publicación actual de nuestro medio. En realidad, son muchos los que me han conseguido información fundamental para la concreción de esta segunda etapa del Breve Diccionario y, entre ellos, son varios -especialmente Rudi Torga, Yula Riquelme de Molinas, Nila López y Luis María Martínez- los que me han dado en préstamo, por tiempo indeterminado, gran parte de su biblioteca personal. Para todos aquéllos y, en particular, para éstos, sin cuyos libros no hubiera podido tener acceso a una gran cantidad de datos básicos e indispensables, mis más profundas y sinceras gracias. También inmensa es mi gratitud para el profesor Raúl Amaral, inagotable fuente de referencia y conocimiento, y para mis colegas y amigos Diane Birginal, Renée Ferrer, José María García Sánchez, Wolf Lustig, Julio César Melgarejo, José Vicente Peiró, Lino Trinidad Sanabria, Roque Vallejos y Carlos Villagra Marsal que de mil maneras diferentes me proporcionaron el dato pedido y el apoyo o empujoncito necesario para llegar al momento actual, al «hoy» de la presentación de esta segunda edición -corregida, aumentada y puesta al día- del Breve Diccionario de la Literatura Paraguaya.
Trabajar desde tan lejos en un proyecto de esta envergadura, como ya lo vengo haciendo desde hace varios años, impone una serie de limitaciones y acarrea, indefectiblemente, otra serie de dolores de cabeza...
** Pero estos inconvenientes y frustraciones son gajes del oficio y a veces sucede algo inesperado, interviene un ángel, una fuerza superior o un «alguien» que con su ayuda logra que demos el salto hacia un final feliz... Y en este caso yo tuve la suerte de encontrar a ese «alguien» en María Elena Rivarola de Sosa, gracias a cuya conexión con la «internet» y a los numerosos datos que me fue haciendo llegar vía correo electrónico pude completar varios huecos de información que tenía en algunas fichas e incluso agregar a dos autores que, sin su intervención, no habrían podido ser incluidos en esta edición. Un millón de gracias, María Elena. Y otro millón multiplicado por mil -porque va dirigido a muchos- a todos los que de una u otra forma, con su generoso respaldo editorial, su cuidadoso trabajo de edición o su apoyo físico, moral y espiritual, han contribuido a hacer realidad este proyecto. Mi billón de gracias, pues, a Pablo Burián y al equipo de El Lector, a Federico Tatter, a mamá y a mis hermanos -especialmente a Pruden y a Pifa-, a Gladys, a mi esposo Ray y a mi hijo Eddie, por esta nueva versión del Breve Diccionario de la Literatura Paraguaya que necesitó de todos para llegar a ser lo que es hoy: un libro mejor y más completo que el anterior, independiente y libre para recorrer los mismos caminos que la primera edición y marcar, tal vez, nuevos rumbos, llevando a conocimiento de lejanos y recónditos lugares los nombres y las obras de una pléyade de poetas, narradores y dramaturgos de esta rica y bilingüe tierra guaraní.
T. M. F.
15 de octubre de 1996
Bedford, Massachusetts
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Enlace a la versión digital de Breve diccionario de la literatura paraguaya en la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes
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