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martes, 2 de marzo de 2010

JOSEFINA PLÁ - LOS TREINTA MIL AUSENTES, NO DEJES DE CANTAR EL ÁRBOL y GLOSA I / Fuente: POESÍAS DEL PARAGUAY. ARAMÍ GRUPO EMPRESARIAL

Autor: JOSEFINA PLÁ
(Enlace a datos biográficos y obras
En la GALERÍA DE LETRAS del
www.portalguarani.com )

LOS TREINTA MIL AUSENTES
(Fragmento)
I
Los treinta mil ausentes en el día
solar de la Victoria
los treinta mil callados este día
solsticio de la gloria.
Los treinta mil sin sombra sobre la patria tierra
para que en este día
la tierra patria se alce a toda su estatura.
Los treinta mil que fueron uno a uno
señalando el camino.
Que en sus puestos quedaron
hechos muro y frontera.
Los treinta mil ausentes
los treinta mil callados
los treinta mil caídos
los treinta mil sin sombra
porque son todos luz en la memoria
bajo este sol de la Victoria.
II
Tal vez penséis que están allá en silencio
sin conocer de auroras ni saber mediodías
y sin beber la aloja del ocaso
ya ciegos para siempre a sus soles de fuego
como a sus noches ebrias de luceros
bajo la Cruz del Sur
soñando junto al lento rizo de las raíces
sordos al grito errante de sus pájaros
velados por la escueta arquitectura
de cactos y de ascetas guayacanes.
Tal vez penséis que allí callados duermen.
Tal vez penséis que allí dormidos callan
mientras acá restallan
anunciando los términos triunfales
vibrantes llamaradas de metales.
III
Pero no. No es así.
No pueden quedar solos.
Vosotros no podéis pensarlos allá solos.
Ellos no pueden
allá quedarse solos.
Ellos están aquí. Sin faltar uno
Ellos también supieron de la cita
y para unirse al cántico del himno
desde los últimos confines
acuden al clamor de los clarines.
IV
Los treinta mil que allá quedaron
prendidos a la tierra
como queriendo oírla
como queriendo asirla
como queriendo hacerse raíz en ella
o cara al sol gritando sin palabras.
¡Oh voz incallable de los muertos!
una vez más su voto de colgar
en los lindes de la patria
arco triunfal de las fronteras
los ramos de sus verdes primaveras.
V
Los treinta mil que allá cayeron
señalando con el ramaje roto de sus huesos
la ruta de la pólvora, la senda del rugido.
El mapa de la sed y la fatiga
donde no falta un grito ni un gemido
ni una gota de sangre ni un latido.
Están todos aquí blanqueadas sus heridas
reavivado el color del verde olivo
porque vienen de adonde
en la sombra renuevan sus arco iris
las banderas de las indestructibles primaveras.
VI
Lavados con las aguas lustrales del recuerdo
se alzaron todos a una
han venido a formar en el desfile
a compartir el resplandor del día.
Y en el aire de canto y siempreviva
caminan sin rumor marcando el paso
fijos los ojos como se quedaron abiertos
cara al tiempo que no acaba
sabiendo ya primero que vosotros
esta hora, este canto y este día.
Porque cayeron los primeros
vuestra vanguardia hoy son Ellos los muertos.
VII
Fueron los que cayeron
para que en pie quedaran sus hermanos
y que la Patria en pie permaneciera.
Callan pero comandan el desfile.
Caminan ya sin sed y sin cansancio.
Beben sin prisa el brindis transparente
del permiso sin término.
Llevan sin pausa el ritmo de la marcha.
Sus heridas quedaron allá donde señala
anónima corola la oculta cabecera
en que tiempo y destino confunden ambos su era...

El poema consta de 35 partes:
se publican las primeras siete.
Publicada en: Poesías completas, El Lector. Asunción, 1996.

NO DEJES DE CANTAR EL ÁRBOL
No dejes de cantar el árbol.
El árbol es una columna de canciones que envejece creciendo.
El árbol lleva en sí la verdad de la llama.
El inmóvil ampara la verdad frágil del vuelo
y fabricó bandera a la verdad invisible del viento.
Si quieres conocer la verdad de los sueños ahogados
pregunta a la raíz que crece envejeciendo.
La verdad de la tierra se hace miel en los frutos
en las ramas se hamaca la verdad de los nidos.
En el tronco más quieto devana carretel el horizonte
y prepara la verdad de los viajes.
(La verdad de la sombra nació abrazada a un árbol)
Y en la médula ciega que irradia sus anillos
apoyaron los lechos la verdad de la muerte.
En ella la verdad del postrer aposento
- las cuatro tablas últimas -
paciente para ti secreta va creciendo.
En su liber oscuro escala de los zumos
la terrible verdad del cadalso madura.
Pregunta al árbol solo sobre los campos asesinados a metralla
el último regusto de la sangre.
Pregúntale. Es el árbol la única
silenciosa verdad que crece envejeciendo.

Escrita en el año 1966. Publicada en: Satélites oscuros. Asunción. Diálogo. 1966.

GLOSA I
¿Qué haremos contigo Libertad
cuando todos seamos libres y dueños?
¿Cuando ya hayamos olvidado
la geometría de rejas y de encierros,
los gritos de tortura,
la canción de los hierros,
el trueno de los pelotones?
¿Cuando ya no haya más carteles que indiquen con el dedo
lo que debe estar a la derecha o a la izquierda?
¿Cuando todo sea centro?
¿Cuando ya no hayan vendas sobre los ojos,
para las bocas freno,
cuadrícula para las ideas,
para la canción apagafuegos?
¿Qué haremos
contigo Libertad
cuando ya no seas más sueño?

...Porque las cosas no son nuestras
sino en tanto son sueños
Después ya no nos pertenecen
Nosotros les pertenecemos.

Escrita en el año 1978. Publicada en: Poesías completas. Asunción, El Lector, 1996.

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Fuente: POESÍAS DEL PARAGUAY – ANTOLOGÍA DESDE SUS ORÍGENES. Realización y producción gráfica: ARAMÍ GRUPO EMPRESARIAL, Dirección de la obra: OSCAR DEL CARMEN QUEVEDO. Recopiladores y autores: RAÚL AMARAL, MARÍA BARRETO DE RAMÍREZ, AÍDA ORTÍZ DE CORONEL, ELA RAMONA SALAZAR S., RUDI TORGA / Tel. (595-21) 373.594 / arami@rieder.net.py – Asunción / Paraguay. 2005. 781 pp.).
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