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sábado, 6 de marzo de 2010

GLADIS CARMAGNOLA - PALABRA SÍMBOLO, BALANCE y AMOR / Fuente: POESÍAS DEL PARAGUAY. ARAMÍ GRUPO EMPRESARIAL.


Autor: GLADIS CARMAGNOLA
(Enlace a datos biográficos y obras
En la GALERÍA DE LETRAS del
www.portalguarani.com )
.
PALABRA SÍMBOLO
Todo está organizado para el canto
desde que el mundo; y desde siempre
él pervive en la luz, el aire, el agua,
en los que aguarda insobornablemente
mientras llega la exacta voz humana
que lo libere.

Es mejor admitirlo: la palabra
vive aún cuando el labio la silencie;
está entre la mordaza enrojecida
de los hilos de sangre entre los dientes;
y al evadirse hasta encontrar el mundo
en el cual logrará fortalecerse,
es verbo-vendaval
y arrasará con todo lo que encuentre
-torrencial lluvia-sílaba-substancia
donde concluyen todas las especies-
para llegar a la raíz del canto
que por la voz se eleve
hasta auroras aún no amanecidas
de algún lugar acaso inexistente.

Reconozco los síntomas-oráculos
de la palabra-símbolo que a veces
nos atrapa de pronto, sin permiso
en medio del trajín, tan de repente,
-con desatada furia, tempestuosa,
tenaz, insobornable, exigente-
que nada resta
sino darle albergue.

Así tiene que ser,
seguramente.

¿Quién osará amordazar el grito
que se le agolpa en la garganta, urgente,
y puja por salir a borbotones
por fin a la intemperie?

No yo.
Definitivamente.
Yo sé que tú, amado augusto hermano,
lo comprendes.
De: Igual que en las capueras - 1985.

BALANCE
Ha llegado la hora del balance
y es preciso un recuento:
cuánto me debes tú,
cuánto te debo.

No. No por ser mujer;
pero hoy prefiero
-si no hay inconveniente,
Desde luego-
que se mencione aquí
mi haber primero.

Me desangré, disfrazada de angustia
durante mucho tiempo.
Fui flor, semilla, fruta
olvidada a la orilla del sendero.
Todo era igual: la lluvia, las tormentas,
y hasta el filo de aquel feroz cuchillo negro.

Cuántas veces alcé mi voz con plegarias frenéticas
entre el fragor del trueno
y con hachas al hombro traté de derribar tu puerta
para asomarme de algún modo al cielo.

Inútilmente: con lentitud de siglos que no llegan
aguardé la luz de un mínimo lucero
con la mirada vertical y el nombre
sumergido más y más dentro del tiempo.

Me fue difícil: demasiado, creo.
Es muy duro esperar cuando se lleva a cuestas
más que la forma que llamamos cuerpo
una obsesión hecha columna dura, firme
¿cómo acero?

Pero esperé. Y ahora estamos tú y yo
en inventario previo.
Cuando ya no quería
abandonar la protegida cárcel de mis sueños
tus manos se aferraron
de mis manos, mi boca, mis cabellos,
y me arrancaron a golpes
el silencio.

Juntos reconocimos
el infinito don del universo
y exploramos ansiosos
una parte vital de su misterio.
Y aquí empieza tu haber y se agrandan mis deudas.
Perdóname. Pero el balance quedará en proyecto.
De: A la intemperie - 1966.

AMOR
I
De pronto me sucede, patria mía,
que entiendo haber violado un viejo pacto.
Te busco entonces. Me respondes.
Siento al besarte el cariño de tu abrazo.
Y ya no dudo más: Aquí me tienes
con el antiguo sentimiento intacto.
Hoy sé que no debí callar por miedo
de mancillar la flor de tus lapachos,
desafinar la nota en tus guitarras,
desabrir con mi angustia tus naranjos,
arrebatar de rojo tus jazmines,
estorbar con mi furia tu descanso,
ensombrecer con mi ansiedad tu cielo;
o asesinar con mi dolor tus pájaros.
.
II
Cuando intenté gritar, un centinela
me señaló el incendio en aquel patio
(el mismo sitio donde un dos de enero
acordamos tú y yo nuestro contrato
-allá a los lejos, donde aun la vida
inaugura sus sueños y presagios).
Sí. Sólo por callar, sobre los hombros
cargué una espesa nube de quebranto,
se enredó la tristeza entre mis sílabas,
se arrinconó debajo de los párpados
un paisaje hecho flor en la dulzura
empecinada del amor y el llanto.
Y siempre estabas tú
en el sabor más puro de mis labios.
.
III
Qué importa ya
que no pudiera liberar mi canto
contigo y para ti, quizá por no estorbarte
con un antiguo sueño traicionado.
Importa sí que sepas que comprendo
que también guardas tu terrón amargo
y no impides que a veces se te esparza
y germine en los campos.
Es esa libertad sutil que ejerce
tu inmenso corazón mediterráneo
la que en verdad sostiene
-más que tus tiernos y valientes brazos-
las raíces, los frutos:
la cosecha de todos mis hermanos;
y es esa libertad la que me aferra
libremente, a tus átomos
y me insta por siempre a confesarte:
patria mía, te amo.
De: A la intemperie -1983.

Fuente: POESÍAS DEL PARAGUAY – ANTOLOGÍA DESDE SUS ORÍGENES. Realización y producción gráfica: ARAMÍ GRUPO EMPRESARIAL, Dirección de la obra: OSCAR DEL CARMEN QUEVEDO. Recopiladores y autores: RAÚL AMARAL, MARÍA BARRETO DE RAMÍREZ, AÍDA ORTÍZ DE CORONEL, ELA RAMONA SALAZAR S., RUDI TORGA / Tel. (595-21) 373.594 / arami@rieder.net.py – Asunción / Paraguay. 2005. 781 pp.).
.
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