RUEGO Y CAMINO
UNA ORACIÓN QUEMADA POR EL TECHAGA’U
Autor: AGUSTÍN BARBOZA
(Enlace a datos biográficos y obras
En la GALERÍA DE LETRAS del
www.portalguarani.com )
UNA ORACIÓN QUEMADA POR EL TECHAGA’U
Autor: AGUSTÍN BARBOZA
(Enlace a datos biográficos y obras
En la GALERÍA DE LETRAS del
www.portalguarani.com )
.
La añoranza al terruño es una de las constantes de la música paraguaya. El techaga’u encuentra sus motivos cuando lejos de la patria su fuego quema. Y hace lo mismo cuando desde su interior se busca ese vy’aha paradisíaco que es el valle encantado y ensalzado desde la distancia.
AGUSTÍN BARBOZA (nacido el 5 de mayo de 1913 y fallecido en Asunción el 18 de diciembre de 1998), escribió RUEGO Y CAMINO muy lejos de su tierra. Esta obra tiene una historia que se entrecruza con otras historias del intérprete. Hacia finales de la década del `40 triunfaba en el Brasil. Su voz le abría puertas. Un buen día, su amigo, GUMERCINDO AYALA AQUINO, desde Méjico, le escribe una carta. Le invita a formar parte de su conjunto llamado GUAIREÑOS. Juntos iban a ganar no solo fama y dinero, sino que iban a recorrer Estados Unidos de América y Canadá, según le prometía su ilusionado amigo.
Barboza, como estaba bien, ascendiendo en un medio no fácil, se hace el ñembotavy. Ayala Aquino insiste en el ofrecimiento y hasta le manda un pasaje por vía aérea. No puede seguir negándose. Y se larga para Méjico. En el trayecto, en la isla de Trinidad, se encuentra con JUAN ARVIZU, el célebre cantor mejicano, a quien él ya conocía. Le da una carta de presentación para CANTINFLAS, muy amigo suyo.
Llega a la capital mejicana. Gumercindo lo aguarda, junto a los demás integrantes de su conjunto: LUIS OSMER MEZA -al que se conocería universalmente años más tarde con el seudónimo de LUIS ALBERTO DEL PARANÁ-, HUMBERTO BARÚA y DIGNO GARCÍA. Pronto empiezan a cosechar aplausos y dinero, mientras un empresario les gestiona la visa de trabajo en los Estados Unidos.
El tiempo transcurre y el proyecto no se concreta. Meza, García y Barúa regresan entonces al sur. Los que se quedan, continúan con la música paraguaya por territorio mejicano. Pronto llega junto a ellos EMILIO BIGI, para sumarse al grupo. Y como no pueden continuar al norte, deciden hacer una gira por Cuba, Guatemala, Honduras, El Salvador, Nicaragua, Costa Rica y Panamá.
"Nuestras reservas económicas se agotaron", cuenta Barboza en su libro RUEGO Y CAMINO (1). Ayala Aquino, su esposa Paty y Emilio Bigi, con el dinero de la última actuación, viajan a Cartagena de Indias, Colombia, en barco. Agustín no les acompaña porque ya no había plata para solventar su pasaje. Se quedó con la promesa de que tan pronto como pudieran le permitirían reunirse con ellos.
Barboza, sin un céntimo, se queda en Panamá. Al principio la vida le trata a puros golpes. Después, gracias a algunos contactos locales, su situación mejora. Conoce, por uno de esos guiños del destino, a ALCIBIADES AROSEMENA, influyente político panameño que, llegaría a ser Presidente de la República, tras el Golpe de Estado contra Arnulfo Arias.
Estamos en 1950. Inmerso en la incertidumbre, solo, triste, un día el artista se sienta en uno de los escalones próximos a la estatua ele Vasco Núñez de Balboa. "De pronto me invadió una gran nostalgia y me entraron unas ganas irrefrenables de volver al Paraguay", relata Barboza.
Y allí mismo, acompañándose con la guitarra que tenía consigo, ruega en canto por su pronto retorno. Inspirado, a vuelapluma, escribe los versos que ya iban vistiéndose de melodía a medida que brotan. "Era un homenaje a la ciudad de Asunción, y a través de ella, tal vez, para una mujer que supiera comprender que, como Ortiz Guerrero, los músicos también amamos a nuestra ciudad como si fuera nuestra novia", testimonia el autor. JOHNNY BAKER -pianista panameño mulato que CARLOS ELETA ALMARÁN, dueño de Radio Continental, donde Barboza actuaba, le había presentado-, le hizo los arreglos para el estreno. Lo anunciaba como aire local, pero Agustín aclaraba una y otra vez que era una guarania, ritmo propio de su país.
Esa composición le dio suerte. Los vientos y los dioses le fueron favorables. Hasta participó del golpe que llevaría a su amigo Arosemena al poder. Hizo la marcha 10 de mayo, en 1951, para los alzados. Triunfante el movimiento al que apoyó, tenía todo a su favor. Él, sin embargo, paraguayo al fin, apostó por el retorno, sin más vueltas. Ganó dinero para pagar puntillosamente sus cuentas atrasadas y bajó a Colombia, donde esperaba encontrar a sus amigos. Era el principio del regreso al Paraguay.
(1) Barboza, Agustín: Ruego y camino. Fundación “Agustín Barboza”, Asunción, 1996.
RUEGO Y CAMINO
Por el camino de la esperanza va mi alegría
por el camino de la esperanza se va mi amor
para decirte que siempre vives
en mi memoria
como una hermosa, fresca y lozana
divina flor.
Mi pensamiento
te nombra en dulce melancolía
y tu sonrisa brilla en mi sombra
como una luz.
Y en mi añoranza de caminante y de lejanía
con fe sagrada ruego en silencio
junto a la cruz.
Ruego del alma que solo implora
que no me olvides
porque en mi vida noble y humilde
solo estás tú.
Por el camino de la esperanza va mi alegría,
por el camino de la esperanza se va mi amor.
Letra y música: AGUSTÍN BARBOZA
La añoranza al terruño es una de las constantes de la música paraguaya. El techaga’u encuentra sus motivos cuando lejos de la patria su fuego quema. Y hace lo mismo cuando desde su interior se busca ese vy’aha paradisíaco que es el valle encantado y ensalzado desde la distancia.
AGUSTÍN BARBOZA (nacido el 5 de mayo de 1913 y fallecido en Asunción el 18 de diciembre de 1998), escribió RUEGO Y CAMINO muy lejos de su tierra. Esta obra tiene una historia que se entrecruza con otras historias del intérprete. Hacia finales de la década del `40 triunfaba en el Brasil. Su voz le abría puertas. Un buen día, su amigo, GUMERCINDO AYALA AQUINO, desde Méjico, le escribe una carta. Le invita a formar parte de su conjunto llamado GUAIREÑOS. Juntos iban a ganar no solo fama y dinero, sino que iban a recorrer Estados Unidos de América y Canadá, según le prometía su ilusionado amigo.
Barboza, como estaba bien, ascendiendo en un medio no fácil, se hace el ñembotavy. Ayala Aquino insiste en el ofrecimiento y hasta le manda un pasaje por vía aérea. No puede seguir negándose. Y se larga para Méjico. En el trayecto, en la isla de Trinidad, se encuentra con JUAN ARVIZU, el célebre cantor mejicano, a quien él ya conocía. Le da una carta de presentación para CANTINFLAS, muy amigo suyo.
Llega a la capital mejicana. Gumercindo lo aguarda, junto a los demás integrantes de su conjunto: LUIS OSMER MEZA -al que se conocería universalmente años más tarde con el seudónimo de LUIS ALBERTO DEL PARANÁ-, HUMBERTO BARÚA y DIGNO GARCÍA. Pronto empiezan a cosechar aplausos y dinero, mientras un empresario les gestiona la visa de trabajo en los Estados Unidos.
El tiempo transcurre y el proyecto no se concreta. Meza, García y Barúa regresan entonces al sur. Los que se quedan, continúan con la música paraguaya por territorio mejicano. Pronto llega junto a ellos EMILIO BIGI, para sumarse al grupo. Y como no pueden continuar al norte, deciden hacer una gira por Cuba, Guatemala, Honduras, El Salvador, Nicaragua, Costa Rica y Panamá.
"Nuestras reservas económicas se agotaron", cuenta Barboza en su libro RUEGO Y CAMINO (1). Ayala Aquino, su esposa Paty y Emilio Bigi, con el dinero de la última actuación, viajan a Cartagena de Indias, Colombia, en barco. Agustín no les acompaña porque ya no había plata para solventar su pasaje. Se quedó con la promesa de que tan pronto como pudieran le permitirían reunirse con ellos.
Barboza, sin un céntimo, se queda en Panamá. Al principio la vida le trata a puros golpes. Después, gracias a algunos contactos locales, su situación mejora. Conoce, por uno de esos guiños del destino, a ALCIBIADES AROSEMENA, influyente político panameño que, llegaría a ser Presidente de la República, tras el Golpe de Estado contra Arnulfo Arias.
Estamos en 1950. Inmerso en la incertidumbre, solo, triste, un día el artista se sienta en uno de los escalones próximos a la estatua ele Vasco Núñez de Balboa. "De pronto me invadió una gran nostalgia y me entraron unas ganas irrefrenables de volver al Paraguay", relata Barboza.
Y allí mismo, acompañándose con la guitarra que tenía consigo, ruega en canto por su pronto retorno. Inspirado, a vuelapluma, escribe los versos que ya iban vistiéndose de melodía a medida que brotan. "Era un homenaje a la ciudad de Asunción, y a través de ella, tal vez, para una mujer que supiera comprender que, como Ortiz Guerrero, los músicos también amamos a nuestra ciudad como si fuera nuestra novia", testimonia el autor. JOHNNY BAKER -pianista panameño mulato que CARLOS ELETA ALMARÁN, dueño de Radio Continental, donde Barboza actuaba, le había presentado-, le hizo los arreglos para el estreno. Lo anunciaba como aire local, pero Agustín aclaraba una y otra vez que era una guarania, ritmo propio de su país.
Esa composición le dio suerte. Los vientos y los dioses le fueron favorables. Hasta participó del golpe que llevaría a su amigo Arosemena al poder. Hizo la marcha 10 de mayo, en 1951, para los alzados. Triunfante el movimiento al que apoyó, tenía todo a su favor. Él, sin embargo, paraguayo al fin, apostó por el retorno, sin más vueltas. Ganó dinero para pagar puntillosamente sus cuentas atrasadas y bajó a Colombia, donde esperaba encontrar a sus amigos. Era el principio del regreso al Paraguay.
(1) Barboza, Agustín: Ruego y camino. Fundación “Agustín Barboza”, Asunción, 1996.
RUEGO Y CAMINO
Por el camino de la esperanza va mi alegría
por el camino de la esperanza se va mi amor
para decirte que siempre vives
en mi memoria
como una hermosa, fresca y lozana
divina flor.
Mi pensamiento
te nombra en dulce melancolía
y tu sonrisa brilla en mi sombra
como una luz.
Y en mi añoranza de caminante y de lejanía
con fe sagrada ruego en silencio
junto a la cruz.
Ruego del alma que solo implora
que no me olvides
porque en mi vida noble y humilde
solo estás tú.
Por el camino de la esperanza va mi alegría,
por el camino de la esperanza se va mi amor.
Letra y música: AGUSTÍN BARBOZA
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Fuente: LAS VOCES DE LA MEMORIA - TOMO I
HISTORIAS DE CANCIONES
POPULARES PARAGUAYAS
Autor y ©: MARIO RUBÉN ÁLVAREZ
Edición del autor y Julián Navarro Vera
Dibujo de tapa: ENZO PERTILE
Diseño de tapa: Miguel Ángel Sosa
Asunción-Paraguay 2003
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de la Literatura Paraguaya.
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