LA CANASTA MECÁNICA
Fuente: REVISTA DOMINICAL
del diario ABC COLOR
FEBRERO 2010
Autora: CARLA FABRI
(Enlace a datos biográficos y obras
en la GALERÍA DE LETRAS del
www.portalguarani.com )
Fuente: REVISTA DOMINICAL
del diario ABC COLOR
FEBRERO 2010
Autora: CARLA FABRI
(Enlace a datos biográficos y obras
en la GALERÍA DE LETRAS del
www.portalguarani.com )
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DE CARETAS Y DISFRACES
Domingo, 7 de febrero del 2010
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Si un número capicúa trae suerte, febrero empezó con el pie derecho: 01022010, lo que en términos gramaticales vendría a ser un palíndromo que se lee igual de izquierda a derecha y viceversa.
DE CARETAS Y DISFRACES
Domingo, 7 de febrero del 2010
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Si un número capicúa trae suerte, febrero empezó con el pie derecho: 01022010, lo que en términos gramaticales vendría a ser un palíndromo que se lee igual de izquierda a derecha y viceversa.
Recibe su nombre de Februa, diosa madre de Marte, y Febrio o Plutón, nombre latino del Hades griego. Para los antiguos paganos era un mes de purificación a través de fuegos rituales. Se encendían grandes fogatas para ahuyentar de las cosechas y de los ganados a los espíritus oscuros, y también se quemaban las efigies de los enemigos.
Algo parecido sucedió por aquí el 2 y3 de febrero de 1989 y nos purificó de los genios malignos de la dictadura, mediante la gesta libertadora de la Candelaria.
Un festejo que se coló en nuestro calendario es el del 14 de febrero, San Valentín, dedicado a los enamorados que ese día se intercambian románticos obsequios; corazoncitos, peluches, chocolates, poemas, flores, etc., para alegría y beneficio de las tiendas de regalos. Casualmente los antiguos romanos también festejaban por estas fechas las lupercales dedicadas a la exaltación de la fecundidad. Precedían a las saturnales que dan origen a las carnestolendas fiestas de la carne, que se convirtieron en lo que hoy son nuestros carnavales, desfiles de carrozas, bailes de máscaras, disfraces y gran chupi, conmemorando las libaciones bacanales orgiásticas, de las celebraciones romanas. Los excesos de esos días se acaban con la llegada de la Cuaresma que se inicia el Miércoles de Ceniza, con sus días de oración, ayuno y abstinencia en espera de la Semana Santa.
Las culturas que alcanzaron cierta sofisticación cultural y social tuvieron su carnaval, como Babilonia, Egipto, Persia, Grecia, Roma, Venecia, y en nuestra zona, Oruro, Bolivia, y Río de Janeiro, Brasil. De las lupercales y saturnales, así como de los más antiguos ritos dionisíacos, poco ha quedado en el carnaval actual, debido a la expansión del cristianismo, posiblemente.El carnaval era el triunfo de una liberación transitoria, más allá de la órbita de la concepción dominante, la abolición provisional de las relaciones jerárquicas, reglas y tabúes. En esos días de farra todos eran iguales, y reinaba una forma especial de contacto familiar, libre, entre individuos normalmente separados en la vida cotidiana por las barreras infranqueables de su condición, su fortuna, su empleo, su edad y su situación familiar.
Algo de eso todavía queda. Aunque ya no se estilan caretas, mascari-tas ni murgas. Tampoco hay siestas con ropas empapadas por el juego entre vecinos que, entre corridas y carcajadas, se mojaban con baldes de agua, como sucedía en nuestra infancia. Sin embargo, persiste el bullicio del gran aquelarre colectivo y sobrevive el espectro de la provocación de su espíritu parrandero.
7 de Febrero de 2010. CARLA FABRI
Fuente:
7 de Febrero de 2010. CARLA FABRI
Fuente:
Domingo, 14 de febrero de 2010
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¡Opáta la ñande mundo, señooora!, me dice agobiada la vendedora de yuyos. Habla de los terremotos. Se queja de la falta de electricidad, de agua, de transporte. Hakuetereíma nico, enfatiza desesperada mientras se sopla con su pantalla de karanda’y.
¡Opáta la ñande mundo, señooora!, me dice agobiada la vendedora de yuyos. Habla de los terremotos. Se queja de la falta de electricidad, de agua, de transporte. Hakuetereíma nico, enfatiza desesperada mientras se sopla con su pantalla de karanda’y.
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Le digo que lo que se acaba es el mundo despilfarrador del cual somos responsables, cada quien a su manera.
Le digo que lo que se acaba es el mundo despilfarrador del cual somos responsables, cada quien a su manera.
Da un largo suspiro y con angustia predice el retorno a la luz de las velas. Se pregunta si volveremos a andar a caballo o en burro. Recuerda su infancia de ropas lavadas en arroyos, que ya no existen porque fueron entubados, de beber agua de manantiales, de carretas con bueyes.
Le digo que no sé si el que llega a su fin es mi mundo geek saturado de high tech y refrigeración a todo dar, el 2012 de los mayas, o el mundo bucólico de ella, que interrumpe nuestra conversación porque suena su teléfono celular. Habla con alguien y se despide apurada por una urgencia que la estresa. Chemorrenega kóa, dice enojada, y se manda a mudar corriendo.
Me quedo con el fin del mundo rondándome la cabeza, y el calor que me embota el cerebro. Parece que no todo es culpa de la Ande, ni de la Essap, ni del gobierno de Lugo. El fin del mundo empieza cuando contaminamos desde la primera infancia. Los pañales desechables que tienen una publicidad enternecedora son de alta contaminación y tardan como 500 años en descomponerse, lo mismo que las toallas higiénicas.
Los inmensos raudales que se forman en las ciudades suelen estar motivados por bolsas de polietileno y similares descartadas por la gente, que taponan las bocas del desagüe fluvial.
De un carrito de compras del supermercado fabricamos una inmensa cantidad semanal de basura. Exageramos el uso de productos químicos para limpiar la casa, que llenan de tóxicos ríos y vertientes exterminando especies acuáticas enteras.
Dilapidamos agua y electricidad con una ignorancia soberbia y caímos en la avidez consumista. El mismo mecanismo del cerebro primitivo que logró nuestra supervivencia a través de periodos glaciares y eras despiadadas es el que nos obliga a consumir. En nuestros cerebros seguimos teniendo la noción de que más es mejor. Para nuestros antepasados esto era una realidad. Por ejemplo, mientras más comida había, mayores posibilidades de supervivencia tenían. Hoy consumimos más de lo que nuestras necesidades básicas requieren porque el mecanismo primitivo del cerebro sigue activo.
Nuestra sociedad evolucionó más que nuestro instinto y no tenemos la capacidad de decir: es suficiente. Dice Bioy Casares que el fin del mundo para cada persona ocurre con su muerte, y el proverbio africano asegura que el leopardo muere con sus colores. A nosotros, el fin del mundo del derroche a tutiplén nos llega de la mano del calor sofocante, de Essap, de Ande y de Lugo. ¿Los cuatro jinetes del Apocalipsis?
12 de Febrero de 2010 - CARLA FABRI
12 de Febrero de 2010 - CARLA FABRI
Fuente: REVISTA DOMINICAL del diario ABC COLOR de fecha domingo, 14 de febrero del 2010
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LAPSUS Y TROPEZONES
Domingo, 21 de febero de 2010
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LAPSUS Y TROPEZONES
Domingo, 21 de febero de 2010
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La vida social puede ser divertida o aburrida. Sin embargo, y al más leve descuido, un encuentro mundano se puede convertir en deporte de alto riesgo, de tensiones que se producen en la jungla social.
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Como existen los saltos mortales, para experimentar alta dosis de adrenalina de salón, nada más indicado que jugar a la ruleta rusa de las preguntas mortales. Preguntas de apariencia convencional e inofensiva pueden convertirse en explosivas granadas. A un señor o a una señora mayor que está en compañía de una chica o muchacho joven, es peligroso preguntarle: ¿Es tu nieta? ¿Es tu hijo? Si se obtiene como respuesta: es mi mujer, o, es mi novio, la solución rápida es cavar un pozo hondo y hundirse en su más profunda cavidad.
Alguna vez me topé con un amigo extranjero, en el supermercado. La memoria me traicionó y fue imposible recordar su nombre ni nada de él, que sí preguntaba por mi vida con apellidos, apodos y mascotas. Caer en pánico es catastrófico, pero fue lo que pasó, y mi boca articuló la pregunta bestial-mortal: “¿La señora es tu mamá?”, refiriéndome a la mujer que lo acompañaba. Ambos sonrieron incómodos y la respuesta me llegó cual misil: “Es mi señora”. Trágame, tierra, pedí al cielo, o que este carrito se mueva sólo y me arrastre veloz a otra dimensión. El amigo ya no vive aquí, pero desde entonces, cuando entro a un supermercado tengo chuchos, tiemblo y transpiro. Gillespie recomienda a los señores no hacer jamás cierto tipo de preguntas como: Negrita, ¿cierto que nadie te hizo el amor como yo?
Según él, las réplicas probables podrían ser:
1) Nicolás, Pablo, Gonzalo, Sergio, Germán, Federico, mi profe de Scrabble y tu ex socio, también.
2) Es verdad, tan desapasionado creo que ninguno.
Tampoco preguntarle a un pelado si no se le ocurrió consultar por la técnica del implante pelo por pelo, o decir ¿estás más rellenita? a una chica que vive a dieta.
Errores y lapsus forman parte de la vida humana y de ellos nadie está a salvo, incluidos los altos mandatarios, como el jefe del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, quien el año pasado, en una conferencia de prensa ante el presidente ruso, Dmitri Medvédev, de visita oficial en España, pronunció la palabra follar en vez de apoyar, aunque inmediatamente rectificó: Hemos hecho un acuerdo para estimular, para favorecer, para follar… para apoyar el turismo. Zapatero volvió a tener un lapsus lingüístico esta semana, cuando frente al pleno del Congreso se confundió y dijo que comparecerá en la cama en vez de en la Cámara.
Lapsus viene del latín y significa ‘resbalón’; equivale a una falta o equivocación cometida por descuido. Sería muy estresante vivir en permanente alerta social como los diplomáticos, que son los únicos que pueden bostezar mientras sonríen. Un tropezón, cualquiera da en la vida —como dice el tango antiguo—, y el corazón aprende así a vivir.
19 de Febrero de 2010 - CARLA FABRI
Fuente: REVISTA DOMINICAL del diario ABC COLOR de fecha domingo, 21 de febrero del 2010
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COSMÓFAGOS
19 de Febrero de 2010 - CARLA FABRI
Fuente: REVISTA DOMINICAL del diario ABC COLOR de fecha domingo, 21 de febrero del 2010
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COSMÓFAGOS
Domingo, 28 de febrero de 2010
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La tala indiscriminada de bosques y la destrucción de humedales representan un gran peligro para el medioambiente y amenazan nuestra supervivencia en el planeta.
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Somos cómplices de una economía que promueve la depredación y la basura.
Somos cómplices de una economía que promueve la depredación y la basura.
El Fondo Mundial para la Naturaleza reporta que, de las 8.300.000 hectáreas de vegetación que cubrían el suelo paraguayo de la Región Oriental en 1945, solo quedaban un millón, según informe de Ingrid Villalba, en el Observador Global, en agosto de 2009. Dicen que Umberto Eco llama cosmófagos a los seres que se tragan al propio ambiente que les da vida. Algo parecido a lo que está sucediendo en el Paraguay.
En la primera plana de ABC Color del domingo pasado, Roque González Vera escribe que “Paraguay lidera el proceso de deforestación en el Gran Chaco Americano, compartido con Argentina, Bolivia y Brasil. En el período del 21 al 28 de enero de 2010 se tumbaron 6.245 hectáreas, de las cuales 4.476 hectáreas fueron destruidas en el Chaco paraguayo, lo que implica un 72% del total de árboles talados”. La masacre ecológica tiene fines inmobiliarios, ganaderos, sojeros, comerciales y especulativos.
En algún momento estuve entre quienes creían que cultivar soja era la salvación del mundo; el alimento maravilloso que acabaría con la hambruna del planeta. Eso no sucedió, y tarde vinimos a enterarnos de que buena parte de la producción de soja a escala mundial se destina a la alimentación del ganado.
No nos informaron que la soja contiene hormonas vegetales, las isoflavonas, que tienen funciones estrogénicas. Su consumo “puede incrementar en las mujeres el riesgo de contraer cáncer de mama y ovario además de endometriosis, es decir, la producción de epitelio uterino fuera de la matriz”. Por eso tampoco es conveniente alimentar con leche de soja a las criaturas. Después surgió la soja transgénica y las consecuencias del monocultivo que desgasta el suelo y lo erosiona, disminuye la biodiversidad que caracteriza a cada ecosistema con sus yuyos, insectos y microorganismos del suelo, que mueren por la aplicación de herbicidas (como el glifosato) que también contaminan las napas de agua. Al quedarse sin bosques, los mosquitos vienen a la ciudad a contagiarnos el dengue.
La eliminación de la selva chaqueña repercute en forma negativa en la tierra que es pobre en nutrientes en estas zonas. El ecosistema tropical depende de un rápido reciclado de los nutrientes que están, en su gran mayoría, en las plantas y animales que viven sobre el terreno y no en el suelo, como sucede en los bosques templados. Sólo se pueden obtener unas pocas cosechas cuando se tala el monte, y en muchas ocasiones la desertización del suelo hace muy difícil la reposición del bosque antiguo.
Por confundir desarrollo y progreso con crecimiento descontrolado y depredador, se cometen actos que favorecen el efecto invernadero y el cambio climático. No es ilimitado el tiempo del que se dispone para detener la tala de bosques, el consumismo compulsivo, cambiar el ritmo de producción y el modo de vida. Por lo tanto, el esfuerzo conservacionista y regenerador no puede quedar para un mañana opcional. A lo mejor fue un árbol del Chaco el que dijo: después de mí, el diluvio, y después del diluvio, el paraguas no sirve.
26 de Febrero de 2010 - CARLA FABRI
26 de Febrero de 2010 - CARLA FABRI
Fuente:
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