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jueves, 20 de mayo de 2010

ELVIO ROMERO - INVITACION, EL HIJO DE LA TIERRA y CON ESTAS MISMAS MANOS / Fuente: POESÍA PARAGUAYA DE AYER Y HOY - T. I. Autora: TERESA MÉNDEZ-FAITH.


INVITACION, EL HIJO DE LA TIERRA y
CON ESTAS MISMAS MANOS...
Poesías de: ELVIO ROMERO
(Enlace a datos biográficos y obras
en la GALERÍA DE LETRAS del
www.portalguarani.com )

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INVITACION
Hoy te invito a un retorno por la patria, no sea
que el tiempo desdibuje su rostro ciegamente
de nuestro rostro, y siga su fuego en nuestra frente
como un lejano leño que sólo el viento orea.

Ocupemos sus llanos, sus montes, como asiento,
reconquistados hijos de su caliente albura,
ganados por el hondo perfil de su estatura,
quemados por su luna, bañados por su aliento.

Que yo te busque siempre por aquella hondonada
y halle tu imagen firme junto a su imagen pura,
que puedas encontrarme junto a su vestidura
y así me reconozcas sobre su arena honrada.

Un hacha y un cuchillo junto a la patria brillan,
un hacha que ha tallado su hosca fisonomía,
un cuchillo esplendente que siempre desafía,
y que erguidos por siempre no se herrumbran ni astillan.

Miremos a esos hombres que por un vericueto
de sombras sobrellevan su penosa madera,
que arrastran en silencio su vida madruguera
y de inclemencia heridos conversan en secreto.

Mira sus fuertes bosques, los enhiestos pelajes
de troncos enlutados que al calor se deslíen,
esas secas raíces que de tristeza ríen,
el dolor guarecido por sus ciegos ramajes.

Mira sus densos ríos, sus helechos abiertos
al rayo calcinante que hiere su cintura,
esos ríos cargados de inmensa desventura
al devolver, temblando, por las noches sus muertos.

Mira la patria ardiendo, mira cruzar sus fondos
varones indomables que alimentan su lucha.
Triste es la patria ahora, su soledad es mucha.
La patria es triste ahora, sus dolores son hondos.

Hoy llevamos pedazos de su diadema herida,
su impulso culminante, su iluminado riego.
¡Que reconozca siempre su fuego en nuestro fuego,
su fuerza en nuestra fuerza, su vida en nuestra vida!
.
(De: De cara al corazón, 1961)
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EL HIJO DE LA TIERRA
Si me toca volver, si me tocara
volver a lo hondo, al haz de los rastrojos,
a lo hondo triste que encendió mis ojos,
a lo hondo cruento que labró mi cara;
si a mi propio nacer volviera para
remodelar mis raíces y despojos,
y tocando ese erial de fuegos rojos
mi propio origen, fuerte, me tallara:

volvería a cumplir el mismo rito,
volvería a cantar del mismo modo,
volvería a esplender el mismo nombre.

Pues arbolando siempre el mismo grito,
la misma luz transformaría todo,
¡la misma luz coronaría a un hombre!
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(De: El sol bajo las raíces: 1952-1955, 1984)
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CON ESTAS MISMAS MANOS...
Con estas mismas manos, tenaces herramientas
que aguzan tenazmente sus fabulosas llamas,
que con sus diez calientes martillos constelados
yerguen antorchas frescas de semilla labrada,
hemos de abrir caminos a las constelaciones
para que un día bajen a besar las escarchas,
a inaugurar un sitio de sencilla hermosura
donde edificaremos con luz las nuevas casas.

Con estas mismas manos que no siempre pudieron
detener su torrente de soledad amarga,
el turbulento río de las venas purpúreas
que en un telar perenne de vida se crispaban
cuando el dolor tendía sus mantones sangrientos,
cuando la noche oscura colmaba las mañanas,
¿cómo no abrir un hito de dulzura y laureles
para el suspiro tenue de las nuevas muchachas?

Con su férrea materia de incorruptible liquen
una profunda tierra labraremos mañana,
donde apetezca el rayo puntas de fortaleza
y apaciguadamente repose en las guitarras,
donde el claror sidéreo de las Siete Cabrillas
arroje polvaredas de luz en las comarcas,
hasta que el aire ciego, clavel de maravillas,
tenga voz de cristales donde un niño descansa.

Estas dos talladuras de quebrachos fluviales,
de ingente piedra y monte y opulencia clara,
que anhelan el linaje secreto de los hombres
proclamando el austero señorío del alba,
habrán de ser pacientes custodios del sagrado
y minucioso germen que inaugura su magia
sobre el troquel radiante de los hechos futuros,
sobre el crisol humilde de la nueva esperanza.

No tendrán para entonces sus poderosos cauces
menesterosas sombras ni surgentes de lágrimas,
viejo rencor nocturno congelándole el hilo
del fervor calcinado que irá hasta sus espadas;
no han de tener raíces de temblor compungido,
no han de tener rumores de sangre castigada,
no han de tener recuerdos de linaje ultrajado,
¡no han de tener ramajes de vida triturada!

Con estos dos metales fundidos que las hondas
noches carbonizadas y el mediodía abrasan,
con estos dos tizones de fuego saludable
con implacables chispas de herrería golpeada,
grávidos de energía como cántaros hechos
en vieja alfarería de tierras hacinadas,
habrán de abrirse rutas jóvenes de aventuras
-con el honor a cuestas-, ¡ganada la batalla!
Autora: TERESA MÉNDEZ-FAITH
Intercontinental Editora, 1995
Ilustraciones: Enrique Collar
Asunción-Paraguay, 362 páginas
.
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