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lunes, 19 de julio de 2010

ANÍBAL ORUÉ POZZO - LAS CONSTRUCCIONES DISCURSIVAS DEL PERIODISMO / Fuente: PERIODISMO Y NACIÓN..


LAS CONSTRUCCIONES DISCURSIVAS
DEL PERIODISMO
Autor: ANÍBAL ORUÉ POZZO
(Enlace a datos biográficos y obras
En la GALERÍA DE LETRAS del
www.portalguarani.com )

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LAS CONSTRUCCIONES DISCURSIVAS
DEL PERIODISMO

CONSIDERACIONES FINALES
A lo largo de estas páginas he intentado desarrollar y construir una determinada forma de entender los textos periodísticos -y el propio periodismo-, como expresión de uno de los procesos de creación de nuevos imaginarios sociales y de representaciones en los corazones y mentes de los lectores de medios impresos en el Paraguay de inicios del siglo XX. Acompañando a Bourdieu (2003), puedo decir que toda esta empresa se inspira en la convicción de que no se puede asir la lógica más profunda del mundo social, y en este caso del periodismo, de la esfera social narrativa, sino a condición de sumergirse en la particularidad de una realidad empírica, históricamente situada y fechada.
De esta manera he invertido un esfuerzo singular en el levantamiento de los datos empíricos, los textos de la polémica sostenida entre Cecilio Báez y Pompeyo González, nom de plume de Juan E. O'Leary, durante casi seis meses entre los años 1902 y 1903, en primer lugar. Al mismo tiempo, y como una especie de cierre de un determinado momento histórico, he incluido también la polémica mantenida entre dos diarios liberales -El Diario y El Liberal-, diecisiete años más tarde, es decir, en 1919. El tema en discusión en ambos momentos históricos estuvo relacionado a la Primera República paraguaya (1811-1870), y, principalmente, a distintos y diferentes aspectos que se presentaron en el país durante la guerra de la Triple Alianza (1865-1870), conectados a sus conductores, participantes, héroes y soldados, asimismo al proceso de reconstrucción de la nación que emerge posteriormente a dicha contienda.
A partir del estudio, análisis e interpretación de los textos periodísticos, me he propuesto demostrar empíricamente cómo y de qué manera la construcción del texto periodístico, y al mismo tiempo, la implementación de una determinada estrategia narrativa por parte de los escritores o redactores, llevan en el tiempo a la reconfiguración de un nuevo imaginario social, de nuevas representaciones en el universo de sus lectores; éstos, al momento de tener presente los distintos contenidos, implementan determinadas estrategias de lecturas, todas ellas profundamente relacionados al habitus, es decir, a ese espacio social al cual pertenecen sean los redactores, como los lectores de medios impresos. Al destacar paso-a-paso los textos periodísticos, al insertarlos en el contexto de las ideas de la época, como un producto social, desarrollo al mismo tiempo un determinado entendimiento del periodismo, práctica social cuyos orígenes se remontan en el país desde 1845.
Si bien el periodismo, y más específicamente, los textos cuyos contenidos se publican en medios impresos, se constituyen en un elemento importante en el proceso de construcción y creación de nuevos imaginarios y representaciones sociales, éste no es un proceso único y exclusivo. Acompaña a toda una serie de acciones sociales, a performances sociales, cuyos desarrollos y regularidades, en el tiempo, consolidan los imaginarios y representaciones impulsadas por esta práctica. Por ejemplo, las manifestaciones de apoyo a Báez -el 30 de noviembre y el 18 de diciembre de 1902-, o aquella efectuada como apoyo a O'Leary -el 4 de enero de 1903- si bien es cierto, impulsadas por el periodismo, constituyen expresiones de acciones sociales, cristalizaciones de entendimientos, que también acompañan al texto periodístico, y se consolidan en la sociedad. En este mismo contexto se dan una serie de acciones como las "peregrinaciones" o actos de homenaje a los "héroes de Curupayty", o la marcha en homenaje a José E. Díaz -conductor de las tropas paraguayas durante esta batalla-, en la Recoleta, junto a su tumba. Por otro lado, los epitafios construidos en homenaje a estos hechos, refuerzan un determinado entendimiento de los procesos sociales, asociado a una idea en particular, no hegemónica en esos momentos en la sociedad paraguaya finisecular.
En todos estos contenidos presentados, emerge una idea de nación, y una determinada propuesta para encarar su construcción, es decir, una acción nacionalista. Los textos presentados discuten casi todos, en mayor o menor grado, y de manera transversal, una idea de nación, una forma de entender este difícil concepto que, a lo largo de las páginas del libro, he intentado presentar. Si bien es posible datar los procesos a partir de los cuales se presentan estas ideas por primera vez sistemáticamente expuestas en la historia paraguaya, en los textos periodísticos, no es posible asegurar que éstos no hayan estado ya presentes esperando su momento de manera a pre-sentarse con fuerza y determinación en el imaginario social paraguayo. Considero que, en términos de la idea de nación que se desarrolla durante los primeros años del siglo XX y a partir de esta polémica, la sociedad nacional es heredera de estos conceptos desarrollados e implementados durante esos meses. Esta constatación constituye uno de los resultados del presente libro, que coloco a consideración de sus lectores.
Considero importante en este momento apuntar determinadas consideraciones, principalmente en lo que se refiere a los procesos constitutivos de ciertas y singulares identidades.
En varios momentos he observado que el periodismo no es la única y exclusiva práctica social que transmite la herencia social de una generación a la siguiente (Lasswell, 1994), asimismo aquella que llevó a la construcción y consolidación de un determinado imaginario social en el país durante las primeras décadas del siglo XX. Este artefacto cultural, fue uno de los procesos en marcha en esos momentos en la sociedad paraguaya. Existen instituciones sociales que, al igual que el periodismo, de alguna manera operan y se comportan como portadoras de tradiciones y como espacios en los cuales se construyen, también, determinadas representaciones e imaginarios. Estos espacios como la familia, asociaciones, partidos políticos, sindicatos, y otros semejantes, al cobijar y producir imaginarios y representaciones en su seno, hacen que las mismas perduren y sobrevivan culturalmente. Así, un cambio en la estructura de la sociedad, o una modificación en la relación entre el sujeto popular y algunos de los otros, lleva a una nueva configuración del sujeto, pero la vieja configuración no desaparece del todo: permanece en la imagen, en las representaciones simbólicas operando sobre la nueva realidad (Romero 2007).
Por otro lado, cuando se construye una determinada tradición -en este caso la tradición asociada a pensar e impulsar la idea de la Primera República paraguaya como la reencarnación de un pasado glorioso-, ésta se hace seleccionando ciertos aspectos que hacen al proceso en "recordación", mientras se eliminan otros, olvidándolos. Es lo que Goody & Watt (1996), siguiendo las propuestas de J. A. Barnes, lo denominan de "amnesia estructural". De esta manera, la recuperación de una determinada tradición es un proceso selectivo y construido socialmente. Se resignifica y resemantiza el pasado de la manera que lo hacen O'Leary y Báez. y al mismo tiempo se inventan instituciones asociadas a estas tradiciones como es el caso del "glorioso ejército paraguayo", o de un determinado movimiento político que asume estas tradiciones, como posteriormente pasó a ser construida la Asociación Nacional Republicana, Partido Colorado. El mismo proceso social de constitución, de selección o de eliminación de determinadas identidades, es el propio proceso de eliminación y construcción de otras nuevas, existiendo agentes sociales especializados en ellas que, según Romero, son los periodistas e historiadores. Sin embargo, esta recuperación del pasado, esta nueva construcción histórica, constituye un campo de conflicto cultural, y en este proceso de olvido y de recuerdos, de valoraciones, de resignificaciones y resemantizaciones. "operan las mis-mas fuerzas que juegan en el conflicto social" (Romero, 2007: 40).
Las tradiciones -asimismo las identidades que éstas incorporan-, se construyen en el marco de un campo social, en la relación con otras, o más exactamente en oposición a otras identidades. Este es un aspecto que me parece importante destacar. De alguna manera, la construcción que hace O'Leary, al impulsar una nueva identidad de la nación paraguaya, es contraria a la existente en esos momentos, y va a contramarcha de la desarrollada por Cecilio Báez. Esta identidad en función a la Primera República paragua-ya es única y por su vez, variable, y múltiple. Sus límites y sus perfiles son fluidos, sumamente móviles y cambiantes. Como señalé más atrás, estos procesos identitarios están presentes de manera transversal en la sociedad paraguaya, incluyendo a las asociaciones políticas entonces hegemónicas.
Los resultados y las interpretaciones apuntadas en los capítulos desarrollados más arriba, abren caminos para otras investigaciones y nuevas consideraciones sobre la conformación de una determinada identidad en sectores populares urbanos en el país. La acción de medios de comunicación -en este caso de periódicos-, en este proceso de construcción y constitución de una determinada idea de nación, de una determinada identidad con relación a la misma, si bien es fundamental, no es única. Una investigación que apunte las formas de lectura, e inclusive determine qué es lo que los distintos sectores populares y la ciudadanía leía en Paraguay luego de la culminación de la guerra de la Triple Alianza, y a inicios del siglo XX, sería sumamente ilustrativa. Igualmente, la presencia de los espacios de recepción, es decir los ámbitos (Romero, 2007) o habitus (Bourdieu. 2000), en los cuales se configuraba y realizaba este proceso de construcción de representaciones y de imaginarios sociales, es sumamente importante para reconstruir la recepción como un proceso más amplio y extendido en la sociedad. Estos espacios de recepción, clubes, asociaciones de barrios, asociaciones políticas y sindicales, constituyen instituciones fuertemente ancladas en la sociedad, en las cuales se da un consumo diferenciado de los mensajes periodísticos. Asimismo las familias, con sus experiencias y tradiciones, son otros campos de recepción y de resignificación, principalmente. Es en la confrontación con el otro, con los otros, es decir, en la colectividad, donde se constituye una identidad, y en este caso, una determinada idea de nación, del héroe, y de los villanos.
Los primeros años del siglo XX paraguayo están signados por la emergencia de un movimiento sindical muy próximo al anarquismo y sus ideas seminales. La creación de la primera central obrera, en 1906, no es un hecho aislado. Sin embargo, para que esto suceda, para que esta conformación se cristalice, indudablemente una experiencia y una historia son necesarias en estos sectores populares. Pero, la presencia de ideas y organizaciones anarquistas no es la única presencia en la sociedad finisecular paraguaya. También los partidos "tradicionales" tienen su presencia en este universo, y también su forma de orientar el pensamiento, su práctica social y sus propuestas. Y esto, sin duda, también contribuye a la conformación de identidades sociales. Pero, el proceso no se agota en estas instituciones de la sociedad. También está el Estado y todo el proceso educativo, a través de las escuelas, de los textos escolares y de la reproducción de una determinada idea y forma de pensar la sociedad paraguaya y su historia. Y finalmente, es importante destacar, la Iglesia, a través de la prédica de sus principales intelectuales, los sacerdotes. Todo esto da a esta tendencia características sumamente amplias y complejas, en la cual es posible, inclusive, la constitución de identidades provisorias, en tránsito o en movimiento (Clifford, 1997) que, empíricamente pueden transformarse en función a las nuevas prácticas sociales.
Si bien los mensajes se construían e impulsaban desde el periodismo, es considerable destacar que el periódico es leído en un locus específico, en un espacio social concreto, y no a la vaguedad del espacio indiferencia do. De esta manera, es significativo un estudio posterior de manera a configurar estos ámbitos de lectura o espacios sociales compartidos en los cuales la recepción se localizaba y las resignificaciones de los contenidos se desarrollan. Existían por esos años, ciertos espacios o ámbitos sociales en los cuales se da el intercambio de experiencias entre las personas. Es el caso, por ejemplo, del Instituto Paraguayo, referente importante para las personas que asistían a las conferencias, cursos, seminarios, y otras tantas actividades culturales. Son espacios en los cuales la experiencia de las personas se va gestando y desarrollando, y constituyen, al mismo tiempo, instituciones en las cuales se va conformando un determinado público consumidor de contenidos de medios impresos, como expresiones simbólicas de un determinado proceso en marcha. En este sentido, la recepción de los contenidos de medios impresos era tan importante como la concurrencia a las conferencias, a los actos, a las manifestaciones impulsadas por estos medios impresos a lo largo de la polémica, como señalé más atrás. Los contactos y la performance social que se establece en la interacción entre las personas (Goffman, 1959), sea ésta a través de la lectura de un medio impreso, o de los contactos en conferencias y otras actividades sociales, construyen y resignifican, e inclusive desarrollan identidades.
Estas identidades, construidas simbólicamente, serían los elementos formativos de un nacionalismo que emerge y se desarrolla en el país y, como propone Anderson, "debe entenderse alineándolo, no con ideologías políticas conscientes, sino con los grandes sistemas culturales, de donde surgió por oposición". (Anderson, 1997: 30). Surge de esta manera un nacionalismo nuevo, a partir de una idea de una cultura nacional "que sería la síntesis de la particularidad cultural y la generalidad política, de la que las diferentes culturas étnicas o regionales serían expresiones" (Martín Barbero, 1987: 167). Una de estas corrientes, según Martín Barbero, está presente en los países configurados cultural y socialmente -según Darcy Ribeiro son los "pueblos testimonio"- que "busca compaginar la nueva nacionalidad con aquella otra Nación que existía antes" y que "viene de abajo" (Martín Barbero, 1987: 169). Es precisamente esta orientación la que conforma una de las vertientes principales en todo el proceso argumentativo y en la estrategia narrativa de Juan E. O'Leary, a lo largo de la polémica mantenida con Cecilio Báez. El autor del poema "Alma de la Raza" busca un "pasado profundo", en expresiones y experiencias que se han desarrollado durante siglos inclusive, y que en esos momentos pueden sustentar su edificio textual contra Báez, en la reivindicación de la Primera República paraguaya. Báez por su parte orienta toda su argumentación identificando progreso nacional con el esfuerzo por tornar al país más avanzado, es decir, diseñarlo con relación a las naciones civilizadas. En toda esta discusión, es importante rescatar que, en América Latina, la idea de progreso y modernización que orientó "los cambios, y que llenó de contenido los nacionalismos, fue más un movimiento de adaptación-, económica y cultural, que cíe profundización de la independencia". (Martín-Barbero, 1987: 168) Estas indicaciones pueden observarse en los textos de Báez, asimismo en las que "vienen desde abajo", en las de O'Leary.
Finalmente, me gustaría apuntar dos aspectos que, paralelamente a toda la discusión y construcciones analizadas desde el periodismo, terminaron conformando un universo político cultural en mis propios entendimientos sobre la historia, asimismo sobre el comportamiento humano en Paraguay de la segunda mitad del siglo XIX y los inicios del siglo XX. La primera es un aspecto relacionado directamente con la construcción de la historia que se desarrolla en el periodismo, desde los textos de Juan E. O'Leary, y que tiene un profundo significado para los tiempos presentes. En un trabajo acerca de los orígenes culturales de la revolución francesa, Chartier se preguntaba si no habría que considerar más bien que "la Revolución inventó la Ilustración al querer arraigar su legitimidad en una recopilación de textos y de autores fundamentales, reconciliados más allá de sus diferencias vivas y unidos en la preparación de la ruptura con el antiguo mundo" (Chartier, 1995: 17). A lo largo de los textos de Juan E. O'Leary, asimismo en algunos pasajes de Cecilio Báez, es posible observar una clara aproximación a la justificación de la dictadura de Rodríguez de Francia, en función al problema "externo", es decir, a las intenciones de los vecinos -principalmente Argentina- por incorporar política y físicamente a Paraguay como parte de su territorio. Gran parte de las argumentaciones con las cuales se apunta a Francia como uno de los fundadores de la nacionalidad paraguaya, asimismo como un gran defensor de la soberanía e independencia del país, es que el mismo, a pesar de ser un déspota, a pesar de gobernar de manera autoritaria y concentrando todo el poder -reprimiendo, encarcelando e inclusive asesinando a sus oponentes- protegió la independencia del país al aislarlo, al no abrir sus fronteras al libre tráfico y comercio con países vecinos, evitando de esta manera insertarse en las guerras intestinas que devoraban a los países recién independizados de España. Esta argumentación está presente en ambos polemistas, Cecilio Báez y Juan E. O'Leary, aunque con énfasis diferenciados. De igual manera que la Revolución Francesa "inventó" a los enciclopedistas, a la ilustración, como el gran referente de esta gesta que terminó con la monarquía -según Chartier reorientaba sus preguntas-, ¿no sería posible pensar que los historiadores de la Primera República paraguaya hayan "inventado" a Francia como el gran defensor de la independencia y soberanía patria, al construir una determinada versión de la historia sustentada en un supuesto proceso de agresión externa de porteñistas, de argentinos y brasileros, que buscaban "apoderarse" e incorporar al país a sus territorios? Estos procesos bien pueden ser invenciones y construcciones teóricas de los historiadores -acompañando las construcciones simbólicas de O'Leary-, de manera a dar sustento a la necesidad de contar con un gran héroe nacional, un forjador de la nación paraguaya. Sin embargo, mis preocupaciones sobre este punto no terminan aquí.
Un razonamiento semejante, por otro lado, explicó el accionar de la dictadura stronista durante sus largos años. Stroessner, según justificativa de sus principales "intelectuales" que asumían la defensa de la dictadura, fue un demócrata "déspota", reprimió a vastos sectores y segmentos del país, encarceló y hasta llegó a asesinar, pero para proteger al país, a sus habitantes, de la agresión externa, asegurar la independencia y la soberanía patria ante la agresión... del comunismo internacional, los nuevos "porteñistas" del tiempo histórico de la dictadura. Bien sabemos que esta justificativa no pasó de ser una invención de sus principales escribas, con presencia importante en el periodismo. Dos procesos semejantes, dos historias construidas.
El segundo aspecto que me gustaría destacar, es el relacionado a comportamientos humanos que emergen en la pos guerra paraguaya. Considero que existen ciertos momentos en el proceso de constitución de la hegemonía en Paraguay, construidos sobre la resignación y desde la melancolía de la derrota, expresados éstos en la producción intelectual de la pos guerra de la Triple Alianza. Esta es, en principio, una observación de Gutiérrez & Romero, quienes al analizar la década del '20 en Argentina- caracterizada por la derrota histórica del movimiento obrero y anarquista en ese país- sostienen que "es posible que en la entreguerra, la hegemonía se haya construido en parte sobre la resignación" (Gutiérrez & Romero, 2007: 95). La resignación es producto de una gran derrota del movimiento social y de los trabajadores en los primeros años del siglo XX en Buenos Aires. Esta derrota produce una "resignación", y reorientar las luchas sociales hacia otras perspectivas. De igual manera describe Pamuk (2005) la melancolía del ciudadano turco, de sus intelectuales y artistas, producto de la caída del gran imperio otomano en el siglo XIX. Un "gran imperio", que quedó destrozado como consecuencia de este derrumbe y que los escritores -e intelectuales en general- lo expresaron de manera sumamente ilustrativa en sus obras, a través de esa "melancolía creativa".
La construcción de la hegemonía en el Paraguay de la pos guerra se realizó, en parte -y aquí retomo una idea inicial de Pamuk (2005) asimismo de Gutiérrez y Romero (2007)-, sobre la melancolía y la resignación. La gran derrota política y militar de la Primera República paraguaya en 1870, crea estas condiciones sociales, por así llamarlas. Emerge una gene-ración de intelectuales -cuyo estado de espíritu se encargará de repasarla a las generaciones siguientes- que desarrolla su día-a-día. construye su universo social y cultural, asimismo político, sobre la melancolía y la resignificación. Es decir, sobre la derrota militar, política y social ante los ejércitos de la Triple Alianza; el país del "pasado" debe ser un nuevo país del "presente", totalmente renovado. Esta melancolía se expresa en algunos actores intelectuales y políticos al rememorar el pasado distante perdido, y ante los desafíos del presente. Al mismo tiempo, existe una resignación frente a la propia situación de derrota, pero que debe ser enfrentada. Los textos de Juan E. O'Leary expresan esta tendencia, asimismo las producciones de una parte importante de la intelectualidad paraguaya finisecular.
Todo proceso de construcción de un imaginario de nación -y de identidades-, es un movimiento sumamente complejo, y al mismo tiempo, transversal a los sectores y grupos sociales. Diversos son los espacios y los ámbitos en los cuales las mismas se constituyen. El periodismo es uno de ellos. Esto es lo que intenté demostrar a lo largo de los capítulos anteriores; espero haberlo logrado. A partir de ahora, nuevas líneas de investigación deberán ser abordadas de manera a complementar este proceso que, si bien es sumamente instigante y desafiador, no es único ni mucho menos se agota en el periodismo.
Por otro lado, y a partir del estudio, análisis e interpretación de los textos, levantados, emerge un entendimiento del periodismo como práctica social como artefacto cultural y representación de la realidad, que constituye otro de los aportes de este estudio para las ciencias sociales en general, y para los estudios del periodismo paraguayo en particular. Con esto, considero que una parte importante de mi contribución al área se encuentra encaminada Sólo resta la crítica de la crítica, es decir, la de sus lectores.
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Fuente:
PERIODISMO Y NACIÓN
PARAGUAY A INICIOS DEL SIGLO XX

Autor: ANÍBAL ORUÉ POZZO
Diseño de tapa: Carlos Garcete Solalinde
Arandurã Editorial
Asunción-Paraguay
Julio del 2008. (375 pp.).
Amplio resumen de autores y obras
de la Literatura Paraguaya.
Poesía, Novela, Cuento, Ensayo, Teatro y mucho más.

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