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sábado, 28 de agosto de 2010

DIRMA PARDO CARUGATI - ENTRE DELIRIOS Y CERTEZAS (CUENTO) / Fuente: SIN RENCOR. CUENTOS SOBRE LA GUERRA DEL CHACO - TALLER CUENTO BREVE (2001).


ENTRE DELIRIOS Y CERTEZAS
Cuento de
DIRMA PARDO CARUGATI
(Enlace a datos biográficos y obras
en la GALERÍA DE LETRAS del
www.portalguarani.com )

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ENTRE DELIRIOS Y CERTEZAS
Y terminó la guerra. Aniceto Gamarra volvió a su pueblo después de tres años de combate. Traía una condecoración de metal dorado con una cinta tricolor prendida en la chaqueta y varias cicatrices en el cuerpo.

Y traía también sus pesadillas a cuestas; alucinaciones que reviven durante el sueño aquellos momentos de horror. Por eso, Aniceto casi no duerme. Cuando lo hace, vencido por el cansancio, oye el helado silbido de las balas, el fragor de los morteros, ve el resplandor de las explosiones, huele la pólvora, la aspira y ese olor le penetra y galopa en su sangre como una droga alucinógena; siente en la piel el miedo, ese miedo que genera coraje, ese coraje que tal vez sea solo instinto de supervivencia.

Sí, Aniceto guarda todo en la memoria, pero va aprendiendo a domar sus recuerdos y hasta puede llegar a acariciarlos en sus remembranzas, ya en la certeza de que todo pertenece al pasado y en la seguridad de que el está a salvo, fuera de ese infierno.

Cuando regreso al pueblo, todos querían ver al héroe y escuchar sus relatos, las mil y una peripecias de aquella larga contienda. Pero eso fue al principio. Después, se fueron hastiando de escuchar siempre lo mismo, pese a que Aniceto para amenizar sus narraciones, agregaba episodios pintorescos, detallaba sus arriesgadas misiones y describía carácter y figura de los conductores de la contienda como si hubieran sido sus íntimos amigos y estos le hubieran revelado todos sus secretos.

- A mí, una noche el general Estigarribia me conto luego cual era su plan estratégico para el cerco de El Carmen...

- Anínati, Aniceto, nde yapú jeyma (1).

Como en su versión de la guerra, Aniceto (que nunca pasó de cabo) era siempre el protagonista triunfante, en el pueblo le pusieron el de “Chaco jara” (2) que suplantó definitivamente, como muestra de respeto a su edad, al irreverente mote de tarová (3) que cuando era joven le agregaban a su nombre como si fuera un apellido.

Porque los años, implacables, corrosivos, han ido deteriorando el cuerpo y la mente de aquel que un día fuera un muchacho fuerte y guapo, minándolo de dolores físicos y perturbándole, por momentos, la comprensión del tiempo y el espacio.

Aniceto vive en el Cuartel de la Victoria, un hogar para veteranos, del cual cada tanto se escapa y al que siempre vuelve, desilusionado por no hallar el rancho de su madre.

A veces insiste en ganarse unas monedas cuidando coches. Ahora que llegó el invierno, la beneficencia le regaló un poncho y una gorra que le vienen muy bien para ese oficio. Al anciano le gusta andar por la Terminal de Ómnibus porque en las salas de espera siempre encuentra a alguien de su pueblo, aunque ya casi ninguno es de su generación.
Pero no importa, en cuanto entabla conversación, el comienza con sus relatos:

- ¿Saben que pasó cuando terminó la guerra? ¡Cómo picó van a saber si ustedes no habían nacido!. Esperen que les cuento: el 8 de julio de 1935, a las ocho de la mañana el general Estigarribia llegó en avión a Puerto Merino a encontrarse con el general Peñaranda, el Presidente boliviano. Yo estuve ahí y vi todito. Se saludaron como amigos. Nuestro gran conductor sacó su pistola del cinto. Yo me asuste grande. Pero Estigarribia le regaló su arma al enemigo – cué (4) y le dijo que ojala esa pistola "nunca dispare a un hermano". Lloramos todos. Después, el 23 de julio de ese mismo año, Peñaranda vino a Puesto Victoria. Hubo banquete, discursos y guitarreada. Al final, el boliviano sacó de su bolsillo un reloj de oro que le entregó a nuestro general y le dijo: "De hoy en adelante ojala este reloj solo marque horas de paz". ¡Qué mucho que aplaudimos!

- Aniceto, ya estas mintiendo otra vez - le recrimina amistosamente un compueblano.

Y todos ríen; nadie le cree. Qué pena, porque exactamente eso ocurrió.

(1). Nde yapú jeyma: estás mintiendo otra vez
(2) Chaco yara: dueño del Chaco
(3) tarová: loco
(4) cué: sufijo que significa algo pasado. Enemigo-cue: ex enemigo.
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DIRMA PARDO CARUGATI.
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Fuente:
SIN RENCOR
TALLER CUENTO BREVE
Dirección: HUGO RODRÍGUEZ-ALCALÁ
Edición al cuidado de
MANUEL RIVAROLA MERNES y
LUCY MENDONÇA DE SPINZI
Asunción - Paraguay
Octubre 2001. (166 pp.)
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Enlace recomendado:
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