POEMAS DEL APOCALIPSIS
Poesías de
Poesías de
ROQUE VALLEJOS
(Enlace a datos biográficos y obras
En la GALERÍA DE LETRAS del
www.portalguarani.com )
Dibujo de tapa: SILVESTRE AYALA
CUADERNOS DEL COLIBRÍ Nº 14
EDICIONES DIALOGO
Director: MIGUEL ÁNGEL FERNÁNDEZ
Asunción – Paraguay,
Noviembre de 1969.
.
(Enlace a datos biográficos y obras
En la GALERÍA DE LETRAS del
www.portalguarani.com )
Dibujo de tapa: SILVESTRE AYALA
CUADERNOS DEL COLIBRÍ Nº 14
EDICIONES DIALOGO
Director: MIGUEL ÁNGEL FERNÁNDEZ
Asunción – Paraguay,
Noviembre de 1969.
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"En sus versos bien se ve que ebriedad no es confusión.
Me alegra presenciar su evolución hacia la transparencia".
Vicente Aleixandre
Madrid, 1962
.
"Porque no eres frío ni caliente
te vomitaré de mi boca"
Apocalipsis de San Juan
.
TESTIMONIO
.
(Fragmento)
.
Y los cuatro jinetes
llegaron a mi pueblo
preñando con sus potros
la matriz de la tierra,
una tormenta roja
los escupió del cielo
y les quebró las alas
de vampiros sedientos.
POEMA
.
llegaron a mi pueblo
preñando con sus potros
la matriz de la tierra,
una tormenta roja
los escupió del cielo
y les quebró las alas
de vampiros sedientos.
POEMA
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A Betti
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Yo no quiero la paz,
quiero la aurora,
el crepitar de fuego
que me encienda
como pequeño sol
o luna calcinada,
desde la piel
al hueso,
desde la tierra
al cielo.
Pira de fuego blanco
y sin cenizas,
holocausto de pájaros
dormidos,
roja tortura
de una sangre abierta
para besar las
grietas de otra herida.
POEMA
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quiero la aurora,
el crepitar de fuego
que me encienda
como pequeño sol
o luna calcinada,
desde la piel
al hueso,
desde la tierra
al cielo.
Pira de fuego blanco
y sin cenizas,
holocausto de pájaros
dormidos,
roja tortura
de una sangre abierta
para besar las
grietas de otra herida.
POEMA
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A Francisco y Ricardo
Mardone Restat
Mardone Restat
.
El polvo que rodando
se hará hombre
para iniciar de nuevo
su jornada
sin nacer otra vez,
rumbo a otro cielo,
desde su alta marea de ceniza.
Extraña fundación,
parto vacío, resucitado
sueño de la arcilla. Dios
consumido por el triste oficio
de ser la llama de su propia hoguera.
POEMA DEL APOCALIPSIS
Yo los he visto resucitar
Y ser la luna,
Y alumbrar con sus ojos
Desde lejos,
Las alas las tenían
Combadas por el viento,
Y la piel más desnuda
Y arriada que nunca.
Sus huesos parecían
Un rosario de fuego,
Como lava filtraba
La sangre de sus venas,
Galopaban inmensos
Caballos amarillos,
El cielo era un circo
De nubes desbocadas.
Las bocas derretidas
Se negaban al beso,
Sin corazón los hombres
Parecían ausentes,
El musgo les servía
De oscura cabellera,
Y emergían serpientes
De sus poros baldíos.
Antorchas apagadas
Derretían la tierra,
La fiebre coagulaba
El agua de los mares,
Animales heráldicos
Trepaban los abismos,
Colgaba de las nubes
El hedor de la carne.
El tiempo era una flor
De postigos cerrados,
La muerte un fruto ácido
En el vientre del ser.
El infierno soplaba
Con su lengua tridente
Y un tatuaje dejaba
La pezuña de Dios.
La multitud seguía
Su féretro gigante,
Con el luto adherido
Como costra a su piel.
Era una mascarada
Donde los querubines
Sin mirada en los ojos
Vieron morir a Dios.
POEMA
Y no habrá sol
ni ojos que nos miren,
ni habrá mar
ni tierra
que nos traguen,
flotaremos callados
con las velas rasgadas,
sin rosa de los vientos,
ni marea en la sangre.
Y no llegaremos
nunca
a puerto alguno
ni anclarán nuestros
pies,
en piedra o nube,
se gastarán las alas
batidas como remos
y zarpará la nada
hasta nuestro naufragio.
se hará hombre
para iniciar de nuevo
su jornada
sin nacer otra vez,
rumbo a otro cielo,
desde su alta marea de ceniza.
Extraña fundación,
parto vacío, resucitado
sueño de la arcilla. Dios
consumido por el triste oficio
de ser la llama de su propia hoguera.
POEMA DEL APOCALIPSIS
Yo los he visto resucitar
Y ser la luna,
Y alumbrar con sus ojos
Desde lejos,
Las alas las tenían
Combadas por el viento,
Y la piel más desnuda
Y arriada que nunca.
Sus huesos parecían
Un rosario de fuego,
Como lava filtraba
La sangre de sus venas,
Galopaban inmensos
Caballos amarillos,
El cielo era un circo
De nubes desbocadas.
Las bocas derretidas
Se negaban al beso,
Sin corazón los hombres
Parecían ausentes,
El musgo les servía
De oscura cabellera,
Y emergían serpientes
De sus poros baldíos.
Antorchas apagadas
Derretían la tierra,
La fiebre coagulaba
El agua de los mares,
Animales heráldicos
Trepaban los abismos,
Colgaba de las nubes
El hedor de la carne.
El tiempo era una flor
De postigos cerrados,
La muerte un fruto ácido
En el vientre del ser.
El infierno soplaba
Con su lengua tridente
Y un tatuaje dejaba
La pezuña de Dios.
La multitud seguía
Su féretro gigante,
Con el luto adherido
Como costra a su piel.
Era una mascarada
Donde los querubines
Sin mirada en los ojos
Vieron morir a Dios.
POEMA
Y no habrá sol
ni ojos que nos miren,
ni habrá mar
ni tierra
que nos traguen,
flotaremos callados
con las velas rasgadas,
sin rosa de los vientos,
ni marea en la sangre.
Y no llegaremos
nunca
a puerto alguno
ni anclarán nuestros
pies,
en piedra o nube,
se gastarán las alas
batidas como remos
y zarpará la nada
hasta nuestro naufragio.
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de la Literatura Paraguaya.
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