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domingo, 12 de septiembre de 2010

JUAN E. O’LEARY - ANTOLOGÍA POÉTICA, Edición de RAÚL AMARAL / Alcándara Editora, Colección Poesía, Nº 19, 1983.


ANTOLOGÍA POÉTICA
Poesías de
JUAN E. O’LEARY
(Enlace a datos biográficos y obras
en la GALERÍA DE LETRAS del
Colección Poesía, Nº 19
© Herederos de Juan E. O'Leary
Alcándara Editora
Edición al cuidado de RAÚL AMARAL,
CARLOS VILLAGRA MARSAL y
MIGUEL ÁNGEL FERNÁNDEZ.
Diseño gráfico: Miguel Ángel Fernández
Viñeta: Carlos Colombino
Tiraje de 750 ejemplares
Inscripción solicitada a la Agencia Española del ISBN
Hecho el depósito que establece la Ley 94
Se acabó de imprimir el 30 de noviembre de 1983
en los talleres gráficos de Editora Litocolor
Asunción, Paraguay (124 páginas)


EXPLICACIÓN
Como la mayoría de sus compañeros de la generación del 900, Juan Emiliano O`Leary -vida y obra- padece, póstumamente, las tribulaciones y desfiguraciones de la tradición oral. Esto quiere significar que es más lo que de él se sabe de oídas y por segundas o terceras referencias que por la frecuentación directa (no se pretende que asidua) de sus páginas en prosa o verso.
A tal desconocimiento concurre -además de otros factores no siempre voluntarios- la circunstancia de que a pesar de una prolongada existencia (nació en la Asunción el 12 de junio de 1879 y en ella murió el 31 de octubre de 1969) y de una no menos extensa actividad intelectual, iniciada a los 17 años desde periódicos estudiantiles, su producción permanezca dispersa en innumerables publicaciones, muchas de las cuales han desaparecido.
El caso de su poesía es más difícil de señalar aún por cuanto en vida sólo reunió en un libro de elegías: A LA MEMORIA DE MI HIJA ROSITA (1918) los acentos sentimentales a que diera lugar la muerte de su primogénita, en abril de 1915. El tramo de esos poemas abarca desde esta última fecha hasta la de edición del volumen. En 1964, quien esto escribe formó una ANTOLOGÍA DE SONETOS, impresa ese año en una "plaquette" y en tirada fuera de comercio. Luego, con prólogo de H. Sánchez Quell -de quien es también el título- aparecieron en 1971 sus CANCIONES DE ULTRAMAR, en opúsculo que agrupa a buena parte de los poemas escritos durante su permanencia en Europa, especialmente en España, Francia e Italia, países a los que cantó -con el espíritu universal propio de su promoción- en versos brillantes y sonoros.
La ausencia de elementos bibliográficos propios ha incidido en la carencia de estudios interpretativos o trabajos de investigación sobre este aspecto de su obra total. A ello debe añadirse una no muy oculta propensión del autor a verse reflejado más que en la concreta presencia de un libro, en la esporádica y espontánea difusión de la prensa periódica, en la que supo volcar sus mejores afanes.
Esa es la causa por la cual su filiación poética puede inducir a confusión y hasta despistar a quienes se acerquen a ella sin previas precauciones. Debe así comprenderse que no resulta lógico adjudicarle una ubicación lisa y llana en el romanticismo nativo (que comienza, como se sabe, en 1860) sin aclarar que, soslayando presiones de época y aun de índole ambiental y sentimental, sus versos de juventud, dados a conocer entre 1897y 1907, evidencian cierta inserción en el posromanticismo, que se iniciara en la posguerra del 70 y diera sus aportes finales al empezar el 900.
En esa etapa será posible detectar a O`Leary como seguidor -en su acentuación lírica y patriótica- de don Victorino Abente (1846-1935), aquel antiguo español residente que fuera calificado con justicia de “POETA DE LA RESURRECCIÓN NACIONAL”.
Las frecuentaciones de Espronceda, primero, en particular en sus temas civiles, y de Bécquer más tarde, en su estrofación y sentido lírico, son determinantes en ese rumbo que culminará en 1915, con sus cantos saturados de tristeza y desesperación. Pero puede afirmarse, paradójicamente, que en esos desahogos se insinúa ya como un preanuncio del cambio, ese que al año siguiente ha de vincularlo al modernismo -con bastante retraso, claro está- a través de su soneto Don Quijote en el Paraguay.
Y aunque el trasfondo romántico que conformaba su espíritu, y del que no renegó nunca, dejara de manifestarse en la forma anotada, la verdad es que en sus producciones mayores se hace patente la huella modernista, lo que ocurrirá con Pane, si bien en proporción más restringida, desde 1919.
Quien desee comparar la desbordante exasperación a que su dolor es sometido, y llevado a las elegías dedicadas a su hija, con otras manifestaciones de respuesta ante la muerte, como los poemas consagrados a sus padres: MATER DOLOROSA (1923) y ELEGÍA FILIAL (1926), se encontrará con algo más que la diferencia impuesta por la distancia observada entre un desgarramiento del alma, sufrido a los 36 años, y la serena visión a que lo obligaba una distinta edad física. El uso de la nueva modalidad justifica aquí el tono atemperado, de contenida nostalgia, que preside esas meditaciones familiares, en las que asoma alguna lejana predilección filosófica, que se patentizara asimismo en la parte inicial de EL PASADO REDIVIVO (1933).
Esa tendencia habrá de reaparecer en sus sonetos, varios de los cuales no hubieran desdeñado los epígonos del movimiento encabezado por Rubén Darío. Corresponde citar, entre los incluidos en esta antología, a EL ÚLTIMO CACIQUE y LEOPOLDO DÍAZ, sumándose a ellos otros poemas de igual calidad como LA RUTA DE UNA VIDA y EL PASADO REDIVIVO. Y es en ese orden que conviene observar que si la temática no ha variado (la vida, la historia, la raza), se ha modificado su manera de interpretar la poesía y el uso de otros elementos, bien que alejados de la efusión romántica.
Se ha indicado, sin rigor crítico, por algunos historiadores, que la tarea poética de O`Leary implica una transición del romanticismo al modernismo. Toca recordar que un cotejo con otros autores y con sus propios poemas, permitirá controvertir esa afirmación. Tal estado de puente debe ser adjudicado a Alejandro Guanes (1872-1925), posromántico entre 1890 y principios de siglo y volcado al modernismo en el lapso que va de 1905 a 1910. En contraposición, O`Leary se mantiene en su actitud inicial hasta 1915, como ha quedado dicho, a distancia considerable de Guanes y de sus inmediatos continuadores como Ricardo Marrero Marengo (1879-1919), Fortunato Toranzos Bardel (1883-1941), Roberto A. Velázquez (1886-1961) y Gómes Freire Estéves (1886-1970) (Francisco L. Bareiro será tan sólo un frustrado intermedio), integrados conscientemente al modernismo, según se ha demostrado.
Lo que justifica, en realidad, un distinto concepto de la prosa en O`Leary -mucho antes de verificarse los nuevos caminos abiertos para su poesía- es su notoria aproximación a Goycoechea Menéndez, a partir de 1901. En el prólogo a la segunda edición de GUARANÍES (1925) se advierte más de una confesión valiosa, destinada a convalidar esta aserción.
El prestigio del O`Leary poeta -a nivel continental- no ha declinado, pese a la erosión de los tiempos. Eso sí: existe la inclinación a evocarlo más corno autor de poemas aislados (SALVAJE, entre ellos) que por la calidad del conjunto. El hecho de que las fuentes no son comúnmente accesibles ha incidido en esta visión parcializada, propensa a ignorar de dónde fluye su autenticidad.
Estas páginas tienden a recoger -no otra es su pretensión- la esperanzada imagen poética de aquel que tanto cautivó con sus rimas y sus ritmos a sus coetáneos y que interesara a no pocos altos nombres de nuestra América y de Europa. Los pensamientos que se transmiten de Darío, Unamuno, Valle Inclán y Zorrilla de San Martín, se definen por sí solos. A ellos podrían agregarse los de numerosos escritores modernistas que al comprenderlo le hicieron justicia.
ESTA EDICIÓN : Al materializarse ahora el propósito de congregar en volumen una casi ínfima parte de lo mucho que el poeta escribiera, se ha creído necesario concretarlo, antes que nada, en sectores que ya estaban patentizados y definidos al correr de su trayectoria. A la vez, la intención anunciada pasa a cumplir fines didácticos, ofreciendo más que el quehacer de determinadas épocas, la evolución temática relacionada con las mismas.
En lo que al desarrollo de la compilación alude no estará de-más insistir en que se ha acudido a los poemas más representativos dentro de la limitación de cada capítulo. Y en lo que atañe a la conformación del trabajo, valdrá la pena señalar que éste ha implicado todo un proceso de investigación que cubre más de 25 años. Algunas de las poesías han quedado incorporadas in extenso -tal EL ALMA DE LA RAZA, ejemplo de infrecuente rareza bibliográfica- por haberse evaporado las hojas en que fueran publicadas o por figurar en obras que hace mucho se han agotado.
Completan el panorama una síntesis bibliográfica y la exposición de las respectivas fuentes. El sector que clausura el volumen y que incluye traducciones, sólo ha permitido la incorporación de dos sonetos de Pedro II del Brasil por haberse podido contar con la trascripción original. Otros que creo tenían su procedencia, aunque fueran autores de la predilección del poeta, como Stechetti, no pudieron ser tomados en cuenta por carecerse de elementos confiables y seguros.
En la intensa perquisición que demandara el agrupamiento de este aporte poético -el primero que aparece y que es iniciado por los versos de 1° DE MARZO DE 1870, no reproducidos desde 1898- han colaborado, silenciosa y abnegadamente, algunos de los que siguen comprendiendo que el nombre de Juan E. O`Leary no debe estar ausente de cualquier recopilación que se haga de las letras nacionales en lo que va del siglo.
El ocasional antólogo se complace en simbolizar en la persona del Dr. Leandro Prieto Yegros -paraguayo sensible y patriota- el agradecimiento debido a quienes posibilitaron este emprendimiento, que ALCÁNDARA concreta con generosa convicción y que el desvelado lector sabrá interpretar en aquello que está más allá de la letra: el temple a la vez lírico y combativo de don Juan Emiliano O `Leary, presente aquí en el fuego de su espíritu y en la apasionada voluntad de su emoción.
RAÚL AMARAL
(Isla Valle,
24 noviembre 1983)
.
Es el más brillante de los poetas paraguayos,
autor de libros evocadores.
RUBEN DARIO
.
Con su don de evocación y su vigoroso estilo
conquista mi simpatía.
MIGUEL DE UNAMUNO
.
Escritor elocuente, poeta, historiador,
cuando lo leo evoco complacido los días vividos en la
colonial Asunción, tan americana y tan española.
RAMON DEL VALLE INCLÁN
.
Es el poeta del Paraguay y es el Maestro de fuerte entendimiento,
de luminoso cerebro, de íntegro carácter.
JUAN ZORRILLA DE SAN MARTIN

.
I.- AUTOBIOGRÁFICOS

LA RUTA DE UNA VIDA
Cerrado el ciclo trágico
Y diez años después de consumada
La heroica inmolación de nuestro pueblo
En la última batalla;
En medio del dolor de la derrota
Y sobre los escombros de la patria,
Amaneció mi vida,
Que fue como una pálida alborada
En pos de la tormenta y las tinieblas
De la noche infernal de la matanza.

Mi infancia fue penosa,
De la tristeza ambiente saturada,
Y en mí vibraron todos los dolores
De mi madre angustiada,
Despojo ensangrentado del naufragio
Que el huracán dejó sobre la playa.

Me amamantó un sombrío pesimismo,
Nutrió mi corazón la savia amarga
De nuestra humillación irremediable,
Y puso en mí la saña
Del odio al vencedor la rebeldía
Que había de ser la fuerza de mi alma.

Entre turrabas y escombros
Crucé el erial de mi primer mañana,
Y un desfile de espectros,
De mutilados procesión macabra,
Dibujó en mi retina
Y grabó en mis entrañas,
Con colorido tétrico e imborrable,
La visión de un horrendo panorama.

Asistí al despertar de la agonía,
Vi revivir la patria degollada,
Exangüe incorporarse en su sepulcro,
Descender de la cruz en que clavada
Por muerta la dejaron los sayones
De la Triple Alianza,
Para ser, otra vez, con nuevos bríos,
De frente al porvenir y a la esperanza.

Mi juventud fue lucha y sacrificio,
Consagración total, apasionada,
Ardiente, impetuosa, sin desmayos,
Al culto de la patria,
A la vindicación de la memoria
Del que en la lucha a muerte la encarnara,
Del Héroe calumniado
Que en sí sumó el honor de nuestra raza.

Soporté la impostura
Y el insulto soez de la canalla;
Conocí la miseria,
El desamparo de una suerte aciaga,
Y hasta morir me vi, desesperado,
En mi hija adorada,
Única estrella en la tiniebla densa
De mi ruda jornada.

Aplastando reptiles
y sangrando entre fieras dentelladas
De hirsutos jabalíes,
Clavé, por fin, triunfante en la batalla,
En la cumbre más alta de la gloria
La enseña de la patria.

Entre tanto los años,
En rauda catarata,
Socavando mi vida, los despojos
De mi marchita juventud llevaban,
Y mi cabeza el cierzo vespertino
En su blando sudario amortajaba.

¡Volcán empenachado
De tenues hilos de bruñida plata,
Cansado, pero firme, el fuerte brazo,
Y la misma pasión en las entrañas!

Era, tal vez, la hora del reposo,
La de colgar las armas,
Tras el largo bregar. Otros venían
En pos del luchador y ya su espada
En otras limpias hojas juveniles,
De más templado acero, retoñaban.

¡Pero no fue posible!
Otra vez la Mentira en mi camino,
Al insultar, inverecunda y bárbara,
Los fueros de la estirpe y los derechos
Sagrados de la patria,
Fue como un reto al paladín sañudo
Llamado a ser en todas las batallas
Escudo del honor de su bandera,
Vengador de su tierra atropellada.
Y heme aquí castigando a la barbarie,
Por pluma ruda lanza,
Reviviendo mis años juveniles,
Como ayer encendido en viva llama.

Nací para luchar y lucha ha sido
Mi vida atribulada.
Al ir a descansar de mis fatigas,
Cuando ya el sol se aleja a la distancia,
Me ilumina el incendio,
El furor de la lucha me arrebata,
Y soy el justiciero que castiga
La pérfida emboscada,
Vengador de mi tierra
Y animador de su epopeya sacra.

¡Volcán empenachado
De tenues hilos de bruñida plata,
Cansado, pero firme, el fuerte brazo,
Y la misma pasión en las entrañas!...

Testigo fuí en las horas,
Plenas de angustia, de mi infancia,
De la tribulación inmerecida
De una derrota infausta:
Tócame descender de la montaña,
En medio del rumor de nuestras armas
Y a través de una selva de laureles,
Con la visión del triunfo en lontananza!

II. HISTÓRICOS

1° DE MARZO DE 1870
I
Hay cuadro más grandioso que el cuadro que presentan
Dos pueblos que a la lidia se entregan con valor,
Dos pueblos que combaten
Altivos con nobleza
Llevando en sus pendones el lema del honor.

II
Dos pueblos que en el campo mortal de la pelea
Y al son del grito ronco rugiente del cañón,
No buscan cual las huestes
Del indomable Atila
Venganza y sangre y muerte y ruina y destrucción.

III
Que solo buscan nobles lavar ofensas mutuas,
Ofensas que pudieran sus glorias eclipsar,
Y de sus héroes muertos
Los nombres venerados
De aquella ofensa mutua que es mengua preservar.

IV
Y hay algo más horrible que ver a un pueblo heroico
Que aplasta con su peso vandálica legión,
... Caer entre sus últimas
Trincheras destrozado
Cual débil azucena que troncha el aquilón.

V
Mirad la Roma eterna, la Roma de los Césares
La bárbara mesnada sangrienta al destruir,
Mirad sus templos santos
En ruinas convertidos,
Y escucha de sus bravos el último gemir,

VI
Y ved al jefe bárbaro sentarse en aquel trono
Glorioso que ocupara Trajano el inmortal,
Aquel ante quien muda
La tierra se postrara,
Aquel que sus virtudes jamás tuvo rival.

VII
El cuadro es espantoso, la sangre se subleva
Al ver cómo sucumbe la patria de Catón,
Las cuerdas de la lira
No vibran, enmudecen,
Y ardiente en nuestro pecho palpita el corazón.

VIII
Y aún más nobles fueron las huestes de Alarico
Que aquella raza infame modelo en la maldad,
Que en sangre de patriotas
Y en lágrimas de mártires
Bañó la enseña santa de patria y libertad.

IX
Oh patria aún yo recuerdo la hora sacrosanta
En que bañado en sangre tu tricolor pendón,
Caiste no rendida
Después de haber llenado
Al mundo americano de eterna admiración.

X
La hora en que caístes como cayó la Grecia,
Como cayó Polonia, la patria del dolor,
Como cayeron todos
Los pueblos que supieron
Luchar con heroísmo, con gloria y con honor.

XI
Tus últimos lamentos cruzaron el espacio
Y al son de los cañones la tierra retembló
Las tumbas se entreabrieron
Y gritos de venganza
En este suelo santo doquiera se escuchó.

XII
Por fin había saciado su sed de sangre y muerte
La alianza, eterna mancha de América baldón,
Por fin había expirado
La Esparta, la esforzada,
La mártir, la heroína del mundo de Colón.

XIII
Tu cielo estaba negro, tu suelo estaba rojo
En sangre que a torrentes corriera por doquier,
En sangre que vertieran
Tus últimos soldados
Tu nombre patria mía, tu nombre al defender.

XIV
Escombros por doquiera se alzaban tristemente,
Emblemas del martirio de un pueblo sin rival,
Los campos sin sus flores,
Los bosques sin verdura,
Y todo en un profundo silencio sepulcral.

XV
América indignada miró el cadáver yerto
Del pueblo de titanes que un lustro combatió,
Del pueblo que arrastrado
Por avalancha inmensa,
Rodó, rodó ligero y al cabo sucumbió.

XVI
América indignada maldijo a sus verdugos,
Los mundos de lo antiguo también los maldijeron,
Y roncos cual los truenos
Que ruedan por la esfera
Los ecos al unísono ¿venganza! repitieron.

XVII
Mas ¡ay! como aquel Fénix que muere y que renace
Mi patria de entre escombros la frente levantó
Y el mundo entero lleno
De espanto y de pavura,
La patria de los libres de nuevo saludó.

XVIII
Las nubes que enlutaban su cielo se rasgaron
Y el sol vertió en su suelo fulgente claridad,
Y de los héroes muertos
Las tumbas olvidadas
Bañó en brillantes rayos el sol de libertad.

XX
Y hoy el pueblo noble que heroico sucumbiera
Vislumbra en lontananza brillante porvenir
Y avanza por la senda
Marchando del progreso,
Olvida aquellas horas de pena y de sufrir.

XIX
Oh patria de mis sueños y eternas afecciones
Yo nunca en tus altares mi sangre te ofrecí
Y solo desde niño
Tus penas recordando
Tributo en mis funéreos cantares te rendí.

XXI
Y hoy, en este día de lúgubres recuerdos,
Recibe nuevamente mi fúnebre cantar,
Y al son de estas estrofas
Escucha silenciosa,
Mezclado con mi canto, mi triste sollozar.

EL PASADO REDIVIVO
¡No está muerto el pasado! No es ceniza
De una hoguera apagada;
Cementerio en que yacen los despojos
Del gran naufragio de la vida humana.
El presente no existe,
Que en su eterno fluir de catarata
Confunde el tiempo lo que es y ha sido
Para encarnar lo que será mañana.
Existe, sí, el gran río de la vida,
Milagrosa unidad que no se acaba,
Y en cuyas ondas, como en un espejo
Desmesurado, el mundo se retrata.
¡Vivos están los muertos! Su tragedia
Es tragedia también de nuestra alma;
En nuestro amor florecen sus amores;
Son suyas nuestras dudas y esperanzas.
Y cuando, a veces, en orgullo necio,
Romper queremos con la edad pasada,
Olvidamos que cuaja en flor y fruto
La savia en las raíces soterradas.

Mirad nuestro presente,
Contemplad en el Chaco nuestro drama.
Y ved los héroes nuevos que forjando
Están una Epopeya soberana.
No han surgido del limbo esos guerreros.
Sus victorias no son inesperadas.
Su estoico sacrificio no es sorpresa
De repentina abnegación sagrada.
No en balde Boquerón pone su rúbrica
Al éxito inicial de la jornada
Y vuelven a sonar los grandes nombres
De la Epopeya antigua en las batallas,
Desfilando los muertos y los vivos
En una heroica comunión extraña.

Caballero, Delgado, Rivarola,
Y Bado y Díaz y Toledo pasan
Entre los regimientos que vocean
La leyenda sin par de sus hazañas.
Y en el cálido ambiente de la lucha,
Cual iris de esperanza,
El fiero Mariscal pone su nombre,
Que es símbolo de muerte o de victoria
Y suprema consigna que agiganta.
Con los vivos están los que cayeron
En las viejas jornadas;
Los que trazaron en suicidio homérico,
Esa franja escarlata
De sangre y sacrificio sobrehumano
Que va de Itapirú a la empinada
Cumbre de nuestro Gólgota,
Señalando su tétrica "vía sacra".
Y va con nuestro Ejército
En defensa otra vez de nuestra patria,
El invisible Ejército diezmado
En la otra guerra, desigual y bárbara.

Estigarribia, Núñez,
Irrazábal, Fernández, Franco, Ayala,
Y con ellos el bravo Torreani
Y Antola y Cabrera... y cuantos marchan
Al frente de los nuevos batallones,
Reencarnación gallarda
Son de los héroes de la vieja estirpe,
De los que viven en la historia humana
Como ejemplo inmortal de patriotismo;
De aquellos que escribieron con su espada
Nombres como "Corrales"
Para blasón eterno de su raza.

El pasado no ha muerto,
Como no ha muerto el alma de la Patria,
Ni después del horrendo sacrificio,
Ni en la última jornada
En que el cadáver de su Hijo Epónimo
Cerró el cielo feroz de la matanza.
¡Vivos están los mártires de otrora!
Y del misterio de la tumba se alzan,
Para ser, otra vez, escudo férreo,
Frente al empuje de la chusma bárbara,
Y luchar y vencer con los que luchan
Y vencen, como ayer, sin que decaiga
Jamás su fe serena
En la honradez de nuestra santa causa.

Mirad nuestro presente.
Contemplad en el Chaco nuestro drama,
Es la renovación del cuadro antiguo,
La Epopeya que vuelve y la matanza
Que repite su horror en nuestra tierra,
Con su misma crueldad y fiera saña.

Pero en el fondo de dolor tan grande
Y de injusticia tanta,
Mirad, también, el alba vengadora
Que entre vapor de sangre se levanta
De múltiples triunfos,
Anunciando el fulgor de una mañana
De paz, de amor, de bienestar tranquilo,
Tras esta prueba infausta
Que si hoy es honda angustia
Será después inextinguible fama...

Hermanos, no dudéis de la victoria,
Que a vencer nos alienta y acompaña
La imponderable fuerza
De un invisible ejército de almas.
Y el Paraguay glorioso,
Descuartizado por la Triple Alianza,
Y agredido otra vez por la barbarie,
Saldrá del fuego de su suerte aciaga
- ¡Fénix de las Naciones! -
¡No sólo vencedor: libre de manchas!

ÑANE RETA ÑE’EME

CHE RAYIPE
Che rayi, che rayimí,
che rayimí porâite,
¿Mamoitépa re yupí
Mamoitépa revevé?

Opárupi ro jhechá,
mamové na royojhúi,
Jha che quepe re puâ
Che corasô re mondyi.

Che apysápe nde ñe'ê
Arecoité tapiá,
Jha nde resá ojhesapé
Cuarajhýicha, che guatá.

Che py'a re myenyjhê,
Che acâme re yaitypó
Reicové che recové
Nde mba'e che corasô.

Aiquéramo nde cotycuépe
Ndiyai chéve rojhechá,
Jha ovogua ajhendúva upépe
Mbeguemí che monguetá.

Chendive ro guerecó
Nde ñomí che py'a apytépe,
Jha ajhajhárupi rejhó
Jha resê che renondépe.

Reicovéco che rayî
Romanóramo yepé
Nde anga rata che myendy
Jha ombyacu che recovê.

Ybyguýpe ne reimei,
Che corasôme reque,
Jha upépe che purajhéi
Ndeve guarante oguajhê.

Anichéne re manó
Icatuguive aicové:
Che ro'o co nde ro'o,
Che cangué co nde cangué

Che resá ambotymboyvé,
Ndogueichene nde rata;
Jha oicoayá che réra cué
Anichevaerá repá. . .

Che rayî, che rayîmi,
Che rayîmí porâité
¿Mamoitépa reyupí,
Mamoitépa revevé?
(Traducción del autor)

A MI HIJA
Mi hija hermosa, mi pequeña,
Mi pequeñita adorada,
¿A qué región te elevaste?
¿Dónde bates hoy tus alas?

En todas partes te veo,
Pero contigo no doy,
Y hasta en sueños te levantas
a asustar mi corazón.

Tus palabras en mi oído
Siento siempre resonar
Y de mis pasos tus ojos
Son radiante luminar.

De ti llena está mi alma,
Mi cabeza, mi razón,
Que tú vives mi existencia
Y es de ti mi corazón.

Cuando penetro en tu alcoba
Me parece que te veo
Y que escucho que me hablas
Con acento dulce y quedo.

Es que te llevo en el fondo
Más oculto de mi alma
Y donde voy vas conmigo
Y a mi paso te levantas.

Estás viva aunque hayas muerto,
Yo lo siento, hija querida,
Que la lumbre de tu alma
Es calor para mi vida.

No, no estás bajo la tierra,
Que en mi corazón te arrullo,
Y allí te llegan mis cantos
y todos allí son tuyos.

No morirás mientras pueda
Sostener mi vida yo,
Que eres carne de mi carne
Y mis huesos tuyos son.

Mientras no cierre los ojos
Tu luz siempre ha de brillar,
Y mientras viva mi nombre
En pie, viva, quedarás.

Mi hija hermosa, mi pequeña,
Mi pequeñita adorada,
¿A qué región te elevaste?
¿Dónde bates hoy las alas?

CURUZUMI
Curuzumí repuâva
Tepeîquépe nde ne ñomi
Ndéicha avei co yby ári
Che tyreŷ apuamí.

Ama'êrô nde rejhé
Cherejhé chemanduá:
Ndeichaité che corasô
Tesaipuante oitycuá.

Curuzúmi repu'âva
Tapeîquepe nde ñomi
Nde tuyû nde rapope
Nde syvápe re mimbí.

Checo upéchante apuâ
Eroviamí chendivé,
Che anga rapójhasypá
Jha che syvá ohesapé.

Teonguemi oque nde guype,
Iquérape re mo'â
Jha ysapy re mono'ô
Pyjharé ichupeguarâ.

Che rayî'i retecuemí
Che corasôme arecó
Jha yeapyicha tesay
Chupeguarâ amono'ô.

Ndeco ne po'aitevé
Curuzumí tyre'ŷ:
Nembo yvotýpa ojhasáva
Jha opytá nde myataindy.

Ñuatî jhu mante opu â
Jha oyupipá cherejhé
Omojhuguy che ro'o
Jha oicutú cherecové.

Icatúngau che avé
Oicó chejhegui ibyrá,
Jha che rayî'i curuzuró
Tapeyquemípe apu'â!

Upépe mo che aveí
Che yîbaguýpe amoâ
Ipyápe che rapó
Jha ipyjaré amyesacâ.

¡Jha curuzú, curuzú,
Curuzumí tapeyqué,
Ro jecharô nde ñomí
Che manduá che rejhé!.
(Traducción del autor)

CRUCECITA
Crucecita que te yergues
A la vera del camino,
Yo como tú me levanto
Bajo idéntico destino.

Cuando al pasar te contemplo
Pienso en mi existencia amarga,
Que cual tú mi corazón
Sólo lágrimas escancia.

Crucecita solitaria
De la vera del sendero,
Podridas tus raíces se alza
Brillante tu frente al cielo.

Yo también así me alzo,
Como tú sobre la tierra,
La cabeza luminosa,
La raíz del alma enferma.

Arrullas a un muertecito,
A su sueño le das sombra,
Y recoges el rocío
Para refrescar su alfombra.

De mi hija el cuerpecito
En mi corazón arrullo,
Y mis lágrimas recojo
Para refrescar su túmulo.

Tú eres más afortunada
Crucecita solitaria,
Los que pasan te echan flores
Y te encienden luminarias.

Para mí son las espinas,
Las más crueles y negras,
Y se enconan en mi vida
Y mi sangre vierten fieras.

¡Ah! si yo también pudiera
Convertirme en leño duro
Y de mi hija ser cruz
Levantada en su sepulcro!

Sombra daría a sus huesos
Bajo mis paternos brazos,
Arraigaría en su alma
Y en su noche sería faro.

¡Ah! crucecita olvidada
A la vera del camino,
Al mirarte solitaria
Pienso en mi propio destino.

IV – LÍRICOS

GORRIONES PARISINOS
¡Pobres gorriones - Que en la gran ciudad
Vivís prisioneros - De su inmensidad!
Mientras cae la nieve - Y un frío glacial
Pone en el ambiente - Tristeza letal
A través del vidrio - De mi ventanal
Yo os miro, ateridos, - La calle cruzar.

Dueños del espacio - Es vuestro el volar
Que os brinda el dominio - De la libertad...
Y la calle estrecha - No podéis dejar,
La calle en que el nido - Fuisteis a colgar.
La ciudad y el mundo - Son cifras no más
De lo indefinido - Que es el más allá.

Aquí en el arroyo - En que os veo volar
Está vuestra única - Suprema verdad.
El cielo plomizo - Y el blanco charcal
Limitan, gorriones, - La pobre heredad
Donde se consume - Todo vuestro afán.

Y mientras la nieve - Y un frío glacial
Ponen en las cosas - Tristeza letal,
Batís vuestras alas; - Voláis sin cesar,
Actores de un drama - Que es universal.
La vida os impone - Su ley, que es luchar.
¿Que la nieve cae? - ¡Gorriones, volad!

¿No oís en los nidos - Constante piar?
¡Pobres gorriones - De la gran ciudad!
Hermanos con alas - De un mismo penar,
Compañeros tristes - De igual orfandad.
Mientras os contemplo - con honda ansiedad
¡Pienso que es el mismo - Nuestro eterno afán!

V. ELEGÍACOS

MATER DOLOROSA
Madre, me faltan fuerzas para cantar el poema
Grandioso de tu vida saturada de pena,
La Epopeya sublime de tu sin par dolor,
La trágica via-crucis de tu materno amor.
Por eso, cuando quiero subir a ti en mi canto,
Apenas balbuceo las notas de mi llanto,
De mi llanto orgulloso, de orgulloso varón,
Que vuelca toda su alma dentro de su canción.

¿No fuiste, acaso, imagen de la patria afligida
En las horas más negras de tu angustiosa vida?
En el solar paterno como ella eras piadosa,
Buena, cordial, ingenua, opulenta y hermosa.
Y un día el soplo horrendo de tormenta implacable,
De tu hogar apagando la suave lumbre amable,
Te lanzó en el camino del dolor y la muerte,
Poniendo a prueba el temple de tu espíritu fuerte.
Y cruzaste el desierto, y el monte solitario,
Por salvajes regiones, camino del calvario.
Destrozadas tus plantas, tu carne lacerada,
Por la remota sierra pasaste resignada,
Cargando de tus hijos el amor infinito,
Serena bajo el peso de un destino maldito.
La cordillera entonces te brindó en su confín
El asilo espantoso del tétrico Espadín.
Y allí fue la agonía de tu crucifixión,

En la cruz más horrible clavado el corazón.
Como la patria, hambrienta, sola y desfallecida,
Morir viste en tus hijos lo mejor de tu vida,
Y al cavar su sepulcro, bajo piadosa palma,
Abristes una fosa para tu propia alma...
Allí quedó enterrada tu juventud dichosa,
Y las horas contaste de noche pavorosa.
Sola con tu infortunio, sola con tu amargura,
En medio de la selva silenciosa y oscura.
Bajo el fulgor ingrato de las constelaciones
¿Quién escuchó los ecos de tus lamentaciones?
En la angustia profunda de tu orfandad suprema
¿Quién enjugó tus lágrimas y consoló tu pena?
De tu martirologio nadie supo el tormento,
Y el rumor de tu llanto se disolvió en el viento!
Y entre tanto, a lo lejos bramaba la tormenta
De la guerra implacable, de la guerra cruenta,
Y entre ruinas humeantes, en su sangre empapada,
Yacía agonizante la patria degollada.
Tu luto fue su luto, tuyo fue su destino,
Y al bajar del calvario por el mismo camino,
Dejastes a tus hijos durmiendo en Espadín,
Y ella de Aquidabán al suyo en el confín...

Expresión la más alta de estirpe soberana,
En tu virtud Cornelia, fuerte madre espartana,
Dechado de ternura, de gracia y fortaleza,
Fuistes en la opulencia de tu triunfal belleza
Como una flor cargada de tesoros de aroma,
Que en el zarzal del mundo tímidamente asoma.
Y cuando la barbarie de la extranjera saña
Te flageló en los frutos de tu materna entraña,
Entre el horror inmenso del colosal desplome
No encontraste infortunio que tu soberbia dome,
Pues más recio que todos los golpes de la suerte
Era el templo acerado de tu espíritu fuerte.
Yo te vi medio siglo sobrevivir altiva,
Palpando tus recuerdos como una llaga viva,
Entregada al tormento de evocar el pasado
Que dentro de tu pecho llevabas enterrado.
Coronada de canas tu ancianidad gloriosa,
Yo te vi florecer, como una extraña rosa,
Esparciendo el perfume de tu alma juvenil,
De tu alma inmarcesible, en un perpetuo abril.
Y en el último trance de tu postrero día
Vi la serenidad final de tu agonía.
¡Eras como una estrella que al ocaso bajaba
Alumbrando las sombras en que se sepultaba!

Imagen de tu patria, tú tampoco estás muerta,
Que en mí tu ser resurge, se prolonga y despierta,
Y el raudal cristalino que de tu huesa brota
Fecundará en el tiempo mi progenie remota.
Tú estás en mí con todas las fuerzas de tu vida
Y en mi pecho sangrando siento tu propia herida.
Cuando enérgico evoco las glorias del pasado,
Es que tú los acentos más graves me has prestado;
Y cuando como un rayo surge mi indignación,
Tú pones en mi verbo tu ardiente corazón.
Mi dolor es el tuyo, que también he caído
Como tú en mis entrañas con impiedad herido,
Y tengo mi calvario, como tú en el confín
Remoto de la patria tu lóbrego Espadín.

¿Cómo morir, si vives la vida de mi vida.
Si en mí palpita tu alma, si estás en mí fundida?
¿Cómo morir si en todo mi ser espiritual
Dejastes el aroma de tu esencia inmortal?

Madre, me faltan fuerzas para cantar el poema
Grandioso de tu vida saturada de pena,
La Epopeya sublime de tu sin par dolor,
La trágica vía-crucis de tu materno amor.
Por eso, cuando quiero subir a ti en mi canto,
Apenas balbuceo las notas de mi llanto,
De mi llanto orgulloso, de orgulloso varón,
Que vuelca toda su alma dentro de su canción.

VI. HOMENAJES

ELEGIR
A la memoria del Doctor Aceval


Musa divina del dolor supremo
Dadme la lira más pesada y negra
Y entre sus cuerdas mi canción resuene
….. Como un gemido.

El alma siento rebosar quebranto
Ante la angustia de la patria amada
Y mis mejillas humedece triste
….. Lágrima ardiente.

Es que el maestro de virtudes loco,
El que fué égida en la desgracia nuestra,
Cayó en los brazos de la muerte infanda,
….. Tras larga lucha.

Es que no existe el que mostrara altivo
De su alma pura la grandeza un día,
El que escribiera de la patria historia
….. Más de una página.

Cruzó la vida como cruza el ave
Por sobre el cieno del pantano impuro,
Sin que se manche su plumaje regio,
….. Sin que se enlode.

Fue su existencia luminosa estela,
Ancho camino de perenne gloria,
Do cada huella que dejó sus plantas
….. Es un ejemplo.

Nunca su mente oscureció la envidia,
Jamás el odio se agitó en su alma,
Ni en su conciencia derramó el recuerdo
….. Sus amarguras.

Surgió en su patria tras desastre horrible,
Cuando la negra tempestad airada
Cubría aún la tierra con siniestro manto
….. De roja púrpura.

Y él en la inmensa confusión fue faro
Que guió a la playa la desierta nave,
Que entre tinieblas y en un mar de sangre
….. Vagaba sola.

Y cuando un día de vergüenza y luto
Hubo Efialtes en su patria heroica,
Que de sus padres la sagrada herencia
….. vender quisieron,

Con grito ronco que llenó el espacio,
Desde extranjeras y lejanas tierras
De aquellos viles condenó el infame,
….. Crimen sin nombre.

¿Ah si tuviera el poderoso numen
Y el harpa de oro de los altos genios,
Cómo cantara su brillante vida,
….. Lleno de orgullo!

Mas son tan grandes sus virtudes todas
Que estro me falta y mi canción es débil
Para ofrecer a su memoria excelsa
….. Mis alabanzas.

Pero que a menos a su tumba llegue,
Como una ofrenda de cariño tierna,
Al vago son de estas estrofas rudas
….. Mi pobre canto


FUENTES POÉTICAS
I. AUTOBIOGRÁFICOS
*. "La ruta de una vida", en: Guarania, Asunción, 11(13), p. 19-22, 20 de noviembre de 1934.
*. "Comandante Pascual Urdapilleta", en: Patria, Asunción 13 de mayo de 1920.

II. HISTORICOS
*. "1º de Marzo de 1870", en: El Pueblo, Asunción, lo de marzo de 1898.
*. "Salazar de Espinosa", en: Patria, Asunción, 14 de agosto de 1920.
*. "Asunción", en: El Liberal, Asunción, 14 de agosto de 1924.
*. "Humaitá", en: JUAN E. O'LEARY: Apostolado patriótico, Asunción, 1930, p. 73-74 (Se refirieron en verso al mismo tema: Francisco L. Bareiro, Ricardo Marrero Marengo y Eloy Fariña Núñez, además del pecursor Martín Goycoechea Menéndez).
*. "Solano López", en: Patria, Asunción, 13 de mayo de 1920.
*. "Estás de vuelta, Mandiyú", en: El Diario, Asunción, 6 de setiembre de 1926. Poema II de "Tríptico Heroico".
*. "El pasado redivivo", en: El Liberal, Asunción, 21 de mayo de 1931

III. INDIGENISTAS
*. "El alma de la raza", en: Revista del Instituto Paraguayo, Asunción, III (18), p. 305-311, 1899. Cfr.: Juventud, Asunción, 11(39), p. 377-379, 15 de noviembre de 1924. También: MICHAEL A. DE VITIS: ob. cit., p. 120-131.
*. "Jha che retâ", en: Patria, Asunción, 12 de julio de 1924. Este poema y los dos siguientes aparecieron con el título de encabezamiento de: "Ñane retá Ñeeme".
*. "Che rayîpe", en: Patria, Asunción, 23 de agosto de 1924.
*. "Curuzumí", en: Patria, Asunción, 3 de octubre de 1924. Todos estos poemas figuran con traducción del propio autor.
*. "El último cacique", en: Juventud, Asunción, II (40), p. 393, lo de diciembre de 1924, Cfr.: Patria, Asunción, 16 de mayo de 1925. También: SINFORIANO BUZO GOMEZ: ob. cit., ed. 1943, p. 108.

IV. LIRICOS
"Retoños". Leido en una velada de la Sociedad Protectora de la Infancia el 16 de mayo de 1902, en: Patria, Asunción, 1o de enero de 1920.
*. "Ritornelo triste", en: Patria, Asunción, 10 de setiembre de 1926. Cfr.: El Diario, Asunción, 27 de mayo de 1926.
*. "Canción de añoranza", en: La Nación, Asunción, 30 de enero de 1926. Fechado en Madrid, el 8 de diciembre de 1925.
*. "Gorriones parisinos", en: LUIS ALBERTO DE HERRERA: Sin nombre (Edición de Homenaje), Montevideo, 1943, p. 62-63. Fechado en París, diciembre de 1927.

V. ELEGIACOS
*. "Mater dolorosa", en: El Liberal, Asunción, 29 de setiembre de 1923. Fechado en Asunción el 23 de setiembre de 1923.
*. "El Puñal", en: Patria, Asunción, 22 de abril de 1924.
*. "Elegía filial", en: Revista Americana de Buenos Aires, Buenos Aires, (VII-XXXI (82), p. 147-149, febrero de 1931.

VI. HOMENAJES
*. "Elegía a la memoria del Dr. Aceval", en: ARTURO BRUGADA: El doctor Benjamín Aceval. Asunción, 1925, p. 249-250.
*. "Salutación a Juan Zorrilla de San Martín", en: Patria, Asunción, 21 de agosto de 1920.
*. "Leopoldo Díaz", en: El Diario, Asunción, 25 de mayo de 1925. Posteriormente el autor adoptó el título de: "25 de Mayo", con la misma dedicatoria.

VII. HIMNOS
*. "Himno del Club “Acorta Ñu” de Tobati", en: Patria, Asunción, 4 de setiembre de 1924.
*. "Himno del Club “24 de Mayo” de Ypacaraí, en: Patria, Asunción, 13 de abril de 1925.

VIII. TRADUCCIONES
Dos sonetos de Pedro II del Brasil: "O Adeus" y "Terra do Brasil", en: Revista del Instituto Paraguayo, Asunción, IX (56), p. 117, 1907, con breve prólogo del traductor. Cfr. en: Patria, Asunción, 16 de noviembre de 1918, donde dicho diario formula esta aclaración: "Ante el aniversario de la proclamación de la República brasileña hemos creido oportuno reproducir los dos sonetos siguientes del Emperador destronado, admirablemente traducido por O'Leary".

BIBLIOGRAFÍA
A) DEL AUTOR
JUAN E. O'LEARY (1879-1969)
1918: A LA MEMORIA/ DE MI HIJA/ ROSITA (Reproducido, grabado y estampado en el Establecimiento Gráfico Thomas, calle Mallorca 291-293, Barcelona). Editado por la Société de Publicité Sud-Americaine Monte-Domecq et Cie. Publicistes-Editeurs (de París), 157p con ilustraciones del artista paraguayo Andrés Campos Cervera (1888-1937).
1964: SONETOS (Edición privada). Selección y prólogo de Raúl Amaral. Asunción, 18p.
1971: CANCIONES DE ULTRAMAR, con un "Prólogo en dos etapas" por H. Sánchez Quell. Asunción, Crisol, 50p.

B) Del compilador RAÚL AMARAL (1918)
1962: "Expresión literaria de Juan E. O'Leary" (Serie de cuatro disertaciones: 1. Biografía; II-III: Poesía; IV: Prosa) en el ciclo "El Paraguay en la cultura de América" por Radio Nacional del Paraguay (Octubre) 1964: "Prólogo", en: JUAN E. O'LEARY: Sonetos. Asunción, p. 5-6.
1966: El romanticismo paraguayo. Buenos Aires, Comentario, p. 5.
1968: El novecentismo paraguayo. Línea biográfica y doctrinal de una generación. Buenos Aires, Comentario, p. 4, 5 y 13.
196 9:
a-) "El decano de los escritores de América: Juan E. O'Leary", en: Paraguay en América, Buenos Aires I(2-3), junio-julio, p. 13-14 (Sin firma).
b-) "Ha muerto el maestro O'Leary", en: Paraguay en América, Buenos Aires, I(5-8), setiembre-diciembre, p. 8 (Iniciales: rl. al.)
1969/1970: Curso de Introducción a la Cultura Paraguaya. Capítulo III: El novecentismo. Dictado en la Casa Paraguaya de Posadas, Misiones Guaraníes (Argentina), entre el 12 de diciembre y el 21 de abril.
1972:
a-) "Biografía novecentista de Juan E. O'Leary", en: ABC Color, Suplemento Dominical, Asunción, 22 de octubre.
b-) "Juan E. O'Leary, el poeta, I: del posromanticismo al modernismo", en: ABC Color, Suplemento Dominical, Asunción, 29 de octubre.
c-) "Juan E. O'Leary, el poeta. II: Del posromanticismo al modernismo", en: ABC Color, Suplemento Dominical, Asunción, 5 de noviembre
d-) "Juan E. O'Leary, el poeta. III. Del posromanticismo al modernismo", en: ABC Color, Suplemento Dominical, Asunción, 12 de noviembre.
1973
a-) "Paraguayos de ayer y de siempre: Juan E. O'Leary", en Ñandé, Asunción, No 252, p. 14-15 (Sin fuma).
b-) "El modernismo literario en el Paraguay", en: Cuadernos Americanos, México, XXXII (2), marzo-abril, p. 205-222.
c-) "Rubén Darío, Valle-Inclán y el modernismo paraguayo", en Cuadernos Americanos, México, XXXII (4), julio-agosto, p. 195-210.
d-) "O'Leary y los ideales de su generación" (Serie del ciclo: "Tres clásicos de la cultura paraguaya") por Radio Charitas, Asunción, 5 de noviembre.
e-) "Presencia del pueblo en la obra de O'Leary" (Serie del ciclo: "Tres clásicos de la cultura paraguaya") por Radio Charitas, Asunción, 6 de noviembre.
f-) "O'Leary y la crítica histórica" (Serie del ciclo: "Tres clásicos de la cultura paraguaya") por Radio Chantas, Asunción, 7 de noviembre.
g-) "O'Leary y las grandes amistades" (Serie del ciclo: "Tres clásicos de la cultura paraguaya") por Radio Charitas, Asunción, 8 de noviembre.
1976
a-) "Los libros de O'Leary", en: Ultima Hora, Asunción, 10 de octubre.
b-) Las generaciones en la cultura paraguaya. Asunción, Centro Paraguayo de Estudios Sociológicos, p. 17.
1978
a-) "Juan E. O'Leary en la bibliografía del novecentismo paraguayo". Conferencia pronunciada en la Biblioteca Municipal, Asunción, 9 de octubre.
b-) "El nacionalismo de O'Leary y los nacionalismos". Tema para el seminario sobre Ideología Paraguaya, auspiciado por el Instituto Paraguayo de Estudios Sociales, Asunción, 30 de noviembre.
1979: "Testimonio sobre el maestro O'Leary", en: "HOY" (Revista), Asunción, 2a. época, V(21), mayo-junio, p. 18-19.
1980:
a-) "O'Leary y los héroes". Introducción al No 28 de la "Colección HOY a Popular" (Diario), Asunción, 19 de abril, p. 2.
b-) "Viriato Díaz-Pérez y la generación paraguaya del 900", en: VIRIATO DIAZ-PÉREZ: Literatura del Paraguay. Palma de Mallorca, t. I, p. 1-97.
c-) "La polémica del nacionalismo" en: "El Dominical de HOY", Asunción, 2 de noviembre, p. 18-19.
1982
a-) "Juan Emiliano O'Leary, escritor y maestro", en: JUAN E. O'LEARY: Prosa Polémica. Asunción, NAPA, Libro Paraguayo del Mes, v, 15, enero. Incluye también: "Síntesis bibliográfica" (p. 21-24) y "Cronología de vida y obra" (p. 25-31).
b-) El modernismo poético en el Paraguay (1901-1916). Asunción, AL-CANDARA, 1982, p. 19-20, 26-28.
e-) "Juan E. O'Leary, el poeta", en: Cuadernos Republicanos, Asunción, No 20, noviembre, p. 57-80. Cfr. separata del mismo ensayo, 24p (Incluye bibliografía y notas).
1983: “O´Leary: una amistad ejemplar", en: Sección "Opinión", diario "HOY", Asunción, 30 octubre.

C-) ANTOLOGÍAS
1904: IGNACIO A. PANE: Poesías. Prólogo de Cipriano Ibáñez, Asunción, p. 2, 29-32, 33.
1911: JOSE RODRIGUEZ-ALCALA: Antología Paraguaya. Asunción, Talleres Nacionales de H. Kraus, p. 60-65.
1924: MICHAEL A. DE VITIS: Parnaso Paraguayo. Barcelona, Maucci, p. 118-141.
1943: SINFORIANO BUZO GOMEZ: Índice de la poesía paraguaya. Asunción-Buenos Aires, Tupa, 1943, p. 82-84.
1950: HÉCTOR PEDRO BLOMBERG: Poetas que cantaron al indio en América. Buenos Aires, Estrada, p. 59-64.
1952: SINFORIANO BUZO GÓMEZ: Ob, cit., 2a. ed. Asunción-Buenos Aires, Indoamericana, p. 80-84.
1959: SINFORIANO BUZO GOMEZ: Ob. cit., 3a. ed. Asunción, Nizza, p. 80 -84.

INDICE
Explicación, / Antología,

I.- AUTOBIOGRAFICOS : La ruta de una vida, / Comandante Pascual Urdapilleta,

II.- HISTORICOS : 1º de Marzo de 1870, / Salazar de Espinosa, / Asunción, / Solano López, / Humaitá, / Estás de vuelta, / El pasado redivivo,

III.- INDIGENISTAS : El alma de la raza, I al VIII, / ÑANE RETA ÑE'EME : ¡Jha che retâ...!, - Patria mía, / Che rayipe, - A mi hija, / Curuzumí, - Crucecita, / El último cacique,

IV.- LÍRICOS : Retoños, / Ritornelo triste, / Canción de añoranza, / Gorriones parisinos,

V. ELEGIACOS : Mater dolorosa, / El puñal, / Elegía filial,

VI. HOMENAJES : Elegía, / Salutación, / Leopoldo Díaz,

VII. HÍMNOS : Himno del Club "Acosta Ñú" de Tobati, / Himno del Club "24 de Mayo" de Ypacarai,

VIII. TRADUCCIONES - DOS SONETOS DE PEDRO II DEL BRASIL : O adeus, - El adiós, / Terra do Brazil, - Tierra del Brasil,

FUENTES POÉTICAS, BIBLIOGRAFIA.
.
Amplio resumen de autores y obras
de la Literatura Paraguaya.
Poesía, Novela, Cuento, Ensayo, Teatro y mucho más.

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