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jueves, 27 de octubre de 2011

JULIO CORREA. POESÍAS Y CUENTOS COMPLETOS - Edición, introducción, compilación, bibliografía y notas de MIGUEL ÁNGEL FERNÁNDEZ / Editorial EL LECTOR, 1996





POESÍAS Y CUENTOS COMPLETOS
Edición, introducción, compilación,
bibliografía y notas de
Editorial EL LECTOR
Colección POESÍA, Nº 3
Tel.: 595 21 491966 // 610639
Asunción - Paraguay
1996 (149 páginas)

VIDA
JULIO CORREA MYZKOWSKY nació en Asunción el 30 de agosto de 1890 y murió en Luque, a los sesenta y tres años, en la madrugada del 14 de julio de 1953.
Era hijo de ELEUTERIO CORREA, comerciante portugués que fue funcionario civil adjunto en el ejército brasileño durante la guerra del 64-70, a cuyo término se radicó en el Paraguay. Su madre fue AMALIA MYZKOWSKY, hija de un coronel polaco que luchó en las filas paraguayas y cayó en la campaña de Humaitá.
JULIO CORREA creció y se educó en un ambiente acomodado, y en su adolescencia pasó unos meses en el Colegio de Concepción del Uruguay. No se avino a la disciplina de esta casa de estudios y regresó a la capital paraguaya, donde parece que tampoco llegó a completar el ciclo secundario. Sin embargo, frecuentó el medio literario y asistió a las tertulias de los colaboradores de la revista modernista CRÓNICA (1913-1914) y más tarde a las reuniones de ALAS y JUVENTUD, portavoces ya de la generación post-modernista.
En 1920 se casó con GEORGINA MARTÍNEZ, su compañera de toda la vida, quien hasta el final de sus días mantuvo vivo el recuerdo del poeta en su quinta-museo de Luque.
Correa no fue, según parece, un versificador precoz. Sus primeros poemas aparecieron en la década del 20, en ALAS y JUVENTUD, y luego en la revista GUARANIA, en los años 30. Tiempo después recogió su producción poética en un volumen titulado CUERPO Y ALMA (1).
La guerra del Chaco, con su secuela de graves problemas sociales, reveló en él al dramaturgo verista y comprometido con las causas populares. Escribió sus obras teatrales frecuentemente en guaraní, calando hondamente en el sentimiento del pueblo y dejando una impronta indeleble en la historia de la literatura dramática del Paraguay. Este es el aspecto más conocido de la obra de Correa, que sin embargo fue también poeta de mérito y autor de algunos relatos.
POESÍA
La poesía del autor de CUERPO Y ALMA ha sido apreciada de manera dispar por la crítica. Se suele mencionar por ejemplo, su falta de refinamiento poético, en una época en quela herencia del Modernismo imponía aún los lujos verbales de dicha escuela como elemento preponderante en la elaboración poética. Por otro lado, algunos lo consideran el primer poeta social de la poesía paraguaya moderna o contemporánea y con ello se lo asimila a la estética de la modernidad poética.
En lo que respecta al primer punto, cabe observar que escapaban ya, de diversa manera, a esta tendencia ornamental del Modernismo los jóvenes poetas que en la década del 20 captaban los nuevos rumbos señalados por las grandes figuras americanas que sin renunciar completamente a los valores estilísticos de esa escuela, intentaban recorrer nuevos caminos, tales como Gabriela Mistral, López Velarde, Baldomero Fernández Moreno, Juana de Ibarbourou, etc. En el Paraguay, por la misma época, se enmarca dentro del Postmodernismo la obra de HERIBERTO FERNÁNDEZ, JOSÉ CONCEPCIÓN ORTIZ, HÉRIB CAMPOS CERVERA y JOSEFINA PLÁ, entre otros. Su Poética no era uniforme, pero los animaba una común voluntad de superar las formas más trilladas del Modernismo rubendariano que, sin embargo, ejercía todavía sobre ellos, en alguna medida, su influencia.
Aunque JULIO CORREA estuvo vinculado a los modernistas de CRÓNICA, su producción poética es posterior y se relaciona más bien con la de los postmodernistas de ALAS y JUVENTUD. Su poesía, en efecto, se caracteriza por rasgos que lo apartan de los del Modernismo. En primer lugar, no hay suntuosidad en su expresión poética y rara vez aparecen en sus composiciones los temas constantes de esta tendencia. En segundo término, su atención se vuelca hacia las cosas sencillas del mundo, los sentimientos íntimos, el drama de la vida cotidiana, el paisaje realista, la protesta social e incluso política.
Como ya hemos indicado, se ha querido ver, a veces, en estos últimos rasgos de la poesía de Correa, un anticipo de modernidad. Sin embargo, si bien algunos de los hechos capitales de la poesía de este siglo están fuertemente marcados por la temática social, ello no es privativo de la estética moderna y se la encuentra en manifestaciones anteriores de otros poetas. Es el caso, en el Paraguay, de LEOPOLDO RAMOS GIMÉNEZ. El rasgo temático, en sí, no define su pertenencia a la modernidad. La poesía contemporánea lo acoge en una de sus direcciones, con toda legitimidad, por cierto, en un mundo en que ningún creador auténtico puede desentenderse de su entorno problemático, pero en formas diferentes.
El marco estético de la poesía de Correa es, pues, más bien el del Postmodernismo, con su amplitud formal y temática. Dentro de este ámbito, el poeta atiende más a la expresividad que a las fórmulas esteticistas. El resultado es una poesía llena de fuerza aunque a veces un tanto descuidada en sus estructuras formales.
OBRA
El único libro editado en vida del autor, CUERPO Y ALMA, contiene los poemas que fue publicando a lo largo de los años en diarios y revistas. No es una obra unitaria ni en su temática ni en su factura, pero un espíritu común aúna sus composiciones, en las que se encuentran con frecuencia la expresión de una sensibilidad delicada y una rebeldía viril frente a las injusticias de la sociedad y de la vida.
La cruenta "revolución" de 1947 exasperó su rebeldía y llegó a escribir versos de franco contenido político. Parte de esos textos la agregó el autor a la edición original de CUERPO Y ALMA en un cuadernillo adherido al final del volumen. Otras poesías de esta índole quedaron inéditas y fueron publicadas por primera vez en la edición de su OBRA POÉTICA, de 1983, 2. Los poemas inéditos, probablemente posteriores a los de CUERPO Y ALMA, no se apartan de las características, ya señaladas, de su poesía. Correa sigue siendo el poeta atento a los sentimientos populares y su versificación es sencilla y directa. En los poemas de contenido político alza el tono de su voz hasta el insulto cuando cree hallarse ante actos de injusticia o de barbarie. Este es un hecho casi aislado dentro de la poesía paraguaya, más inclinada hacia la exaltación que al denuesto. En unas circunstancias históricas cruciales, Correa supo darle voz al pueblo a cuyo servicio había puesto su pluma (lo cual llegó a costarle la cárcel), y esto basta para darle un lugar prominente en el panorama literario del Paraguay.
"UMI ÑANDE VERSO"
Correa era plenamente consciente del valor de la poesía y en las últimas horas de su vida lo expresó así: "Ñande verso, umí ñande verso cuera mante opytá" (“Nuestros versos, sólo nuestros versos permanecen”) 3.
NUESTRA EDICIÓN
Esta edición de las POESÍAS Y CUENTOS COMPLETOS de JULIO CORREA sigue el texto establecido en la edición de la OBRA POÉTICA, de 1983, en la que se reunieron por primera vez sus poemas éditos e inéditos. En ella utilizamos la edición de CUERPO Y ALMA ya mencionada-aumentada por el autor hacia 1948-, reproduciendo todos los poemas y prescindiendo del prólogo de EUDORO ACOSTA FLORES. Para los poemas inéditos, corno en aquella ocasión, recurrimos a una copia que nos proporcionó Doña GEORGINA MARTÍNEZ DE CORREA hace años y que según ella reunía todos los poemas no editados en volumen. Algunos de esos textos aparecieron en la revista ALCOR, con una nota preliminar de JOSÉ CONCEPCIÓN ORTIZ, 4 . Los cuentos han sido tomados del volumen SOMBRERO KA'Á Y CUENTOS.
MIGUEL ÁNGEL FERNÁNDEZ
Universidad Nacional de Asunción
1.- Buenos Aires, Editorial Difusam, 1943.
2.- Edición de Miguel Ángel Fernández, Asunción, Alcándara Editora, 1983. 3.- Franco Vera, Optaciano: "Las horas últimas de Julio Correa", AMANECER, N° 19, Luque, julio de 1966.
4.- ALCOR, N° 31, Asunción, julio-agosto de 1964. Asunción, Editorial del Centenario, 1969.





CUERPO Y ALMA

PRIMERA PARTE
CUERPO

ORTIZ GUERRERO

Caballero un rey mago en las nubes del Este,
llegó desde su patria vecina a la del sol,
y nos trajo los versos de su alma celeste,
pura como el más puro oro que ardió en crisol.

Este gran rey guerrero pasó la vida en lides
faz a faz, pecho a pecho, con toda adversidad.
Dime: ¿cuándo, Guerrero, cultivaste tus vides
para darnos el fresco vino de tu bondad?

Mi boca sitibunda a la copa aproximo
y bebo tu poesía, jugo del buen racimo
que exprimieron las hadas con sus manos de luz

en los privilegiados lagares de tu estro.
Tu vino simboliza la sangre del maestro
por todos los pecados derramada en la cruz.

ROMANCE DE LA MOZA EMBRUJADA

La hija del sepulturero
cuando por el pueblo pasa,
las ancianas se persignan,
las mozas la vista bajan.

Con unos ojos muy negros
alumbra toda su cara,
pero de amor no le dicen
los hombres ni una palabra,
y su boca es golosina
que nadie quiere gustarla.

En el baile popular
nadie le pide una danza.
Dicen que bailar con ella
trae a los mozos desgracia.

Yo no sé si será cierto,
mas dicen que está embrujada;
con torvos sepultureros
todas las tumbas profana,
jugando un juego de amores
que traerá una fea alimaña
con las alas de vampiro
y un ojo solo en la cara.

La hija del sepulturero
piensa en silencio, cuitada,
si el enterrar a los muertos
será una cosa tan mala.

Y ya loca de vergüenza,
la cabellera desata
y echa a correr por el campo
lanzando unas carcajadas
que machacan el paisaje
y exprimen jugo de lágrimas.

 
LA AMENAZA

Eran en mi vida como dos estrellas
tus ojos de manso mirar hechicero,
y ahora me miran lanzando centellas
con puntas de acero,
clavando mi alma como en una cruz...
¿Acaso para eso
Dios te dio esos ojos tan llenos de luz?
¿No me ves opreso
en esta gran pena que no tiene nombre
de lo amarga que es?
¿Quieres por ventura que un hombre tan hombre
se eche de rodillas llorando a tus pies?
... Bueno, mas si vuelves a hacer lo que has hecho,
al amor que cuido
aquí dentro el nido
que le hice en mi pecho,
lo mato enseguida
¡para que lo llores por toda la vida!

 
SEGUNDA PARTE
ALMA

LA PREGUNTA

Viejecitos descalzos
que vagan por las calles
alegres de la urbe
como un pregón del hambre,
con las manos tendidas
en un gesto implorante:
nadie piensa al mirarlos
en que fueron titanes
que asombraron al mundo
cuando la guerra grande.
Yo pregunto a la Patria
si los héroes de ahora,
de aquí a cincuenta años
serán unos misérrimos
viejecitos descalzos.

SÉ QUE TRAS LAS PUPILAS...

Sé que tras las pupilas de miradas de luz,
la calavera irónica, con su risa que aterra
dice de los gusanos y el arroyo de pus
que será nuestra carne cuando vuelva a la tierra.

Y quiero arrepentirme, Señor, del mal que he hecho,
y rezar el mea culpa
hasta caer rendido golpeándome el pecho;
mas la fruta prohibida con su rosada pulpa
me tienta y cuando quiero arrojarme a tus pies,
me acomete el deseo de morderla otra vez.

... Mundo, Demonio y Carne, la trinidad temida...
se hizo dueño del mundo un demonio galante
y la carne maldita, flor que dura un instante,
es fuente de placeres que eterniza la vida.

 
MADRE

a Juan Silvano Díaz Pérez

Tu destino es un caos,
abierto como un foso
y hacen falta más muertos
que lo colmen de gloria.

Como una prostituta,
de mano en mano pasas
sin encontrarte nunca con el macho
que te haga parir la libertad.

Sensuales y sucios y egoístas,
te asaltan en la noche,
y maculan tu cuerpo
de madre en un ludibrio
baboso de una angurria
de lombriz solitaria.

No desesperes, madre,
aún tienes miles de hijos
cuyos rostros se tiñen de vergüenza
y están vibrando en cóleras terribles
que algún día han de hacerse puñaladas.

NO CANTÉIS MÁS POETAS

No cantéis más poetas vuestra vieja canción
de los dulces amores y de la vieja pena,
con las puerilidades de la dura cadena
que un Cupido de palo os ató al corazón.

Dejad a un lado los jardines,
a los viejos poetas del Trianón y Versalles
con las cursilerías de Pierrot, arlequines,
princesas y pastores de los floridos valles.

Y volad a las calles
y con los adoquines
formad las barricadas heroicas del derecho.
Es ahora la hora
de presentar los pechos
a la ametralladora,
y de morir deshechos
vengando los agravios;
el himno de los libres en los labios;
crispadas o cerradas en puños vuestras manos,
golpeando la frente sucia de los tiranos.

 

POEMAS INÉDITOS

SONETO

Resonará mi carcajada loca
cual una clarinada de victoria.
Jamás un ay proferirá mi boca
ni nunca haré de mi sufrir memoria.

Cuando me clave la punzante saeta
que el infortunio en mi camino lanza,
reiré con toda mi alma de poeta
levantando más alta mi esperanza.

Y enarbolando mi pendón de iluso,
donde la pena su amargura puso,
volcaré mis ensueños de optimismo

como una bendición, como un milagro,
aunque el dolor me dé su fruto magro
y abra a mis pies su pavoroso abismo.

SE FUE EL TIEMPO DEL CANTAR

Se fue el tiempo del cantar
con el tiempo del amor,
no llores, vida, por eso;
si hoy nos dejaron los dos
quizá mañana retornen
por los caminos de Dios.

Esperemos todavía,
aún tenemos corazón
y ayer vi una pobre charca
brillar alegre de sol.

Si la fuente del cantar
para siempre se secó,
cantemos el canto viejo
que dentro el alma quedó.
Diz que el vino y el cantar
 cuanto más viejos, mejor.

 
CUENTO

EL PADRE CANTALICIO

El padre Cantalicio se escandalizó de sus nuevos feligreses. Ya le habían dicho que la parroquia que le daban estaba infestada de pecados, pero nunca supuso que llegara a tanto el número de las ovejas descarriadas. Encontró niños ya en edad de hacer la primera comunión que no sabían ni santiguarse y mucha gente incrédula o descuidada de sus obligaciones para con Dios y su santa Iglesia. Pero esto no era lo peor. Don Encarnación, el marido de doña Pabla, la presidenta de la Sociedad del Perpetuo Amor al Santísimo, así a la ligera y sin hacer memoria de los más, le señaló como cincuenta y tantas personas que vivían maritalmente sin haberse casado por la Iglesia.
-¡Esto es el colmo!- vociferó el padre Cantalicio. Luego pensó en lo bello que sería a los ojos de Dios el ver conducir por el buen camino a los descaminados y sonrió satisfecho proponiéndose esa tarea. "Es mi obligación", se dijo, y chisporroteaban sus ojos empañados de lágrimas de ternura. Y amaba a los pecadores y se felicitaba congratulándose de que lo fueran, pues, gracias a ese mal, él podía hacer un bien y ofrecerlo a Dios como un homenaje. "Un bien, un gran bien", repitió transportado de alegría y se sentó y escribió una invitación a los hombres de su feligresía para que acudiesen a su casa particular a escuchar cosas de importantísimo interés. Al pie de la invitación puso una nota que decía: Conste que la presente se dirige a los hombres solamente.
Lo de solamente despertó interés y además daba a la invitación un carácter de importancia reservada, y nadie faltó a la cita.
Todos se salieron de la casa del señor cura convencidos de que éste era un bendito, y con ánimo de casarse en cuanto antes.
Y muchos se casaron y formaron un círculo de honestidad inexorablemente hostil a los que, apartándose de la santa Ley del Matrimonio, vivían en la iniquidad del amancebamiento, olvidando cándidamente que también ellos tuvieron encima ese pecado.
Ya nada pasaba en el pueblo sin que el señor cura interviniera con sus sabios consejos tan salutíferos para el alma como provechosos para la santa Iglesia.
Más aún quedaban algunos reacios al bien. No se confesaban ni comulgaban ni asistían a los oficios religiosos y seguían viviendo en el escándalo del amancebamiento.
"Hay que reducir a estos endemoniegos (sic) que avergüenzan mi feligresía", se dijo el padre Cantalicio, y no se detuvo en poner en práctica su deseo. Desde el púlpito, al remate de un sermón moralísimo que condenaba severamente la abominación del fornicar, lanzó una rotunda proclama:
-En adelante y para siempre jamás, la santa Iglesia rechaza de sí totalmente a los amancebados. Las campanas no doblarán pidiendo una oración por ellos, no podrán cargar con las santas imágenes en las procesiones, también les está prohibido terminantemente ser padrinos de casamientos o de bautizos-. Y fijó los días sábados para los bautizos agregando que nadie debía elegir para compadre ni padrino a persona que no estuviera en condiciones de serlo sin afrentar a la moral religiosa y social.
El sábado siguiente, en los corredores de la vieja iglesia, infinidad de madres con sus hijos en brazos esperaban al señor cura que los tenía que acristianar. Los hombres, apartados a un lado, hablaban de la carrera de caballo del juez con el del médico próxima a efectuarse.
Cuando vieron venir al señor párroco, cada una se apresuró a salirle al encuentro a fin de ganar el primer turno; pero el cura apartó a todas y llamó a una de ellas que, apartada del grupo, conversaba con dos hombres.
-Dígame -preguntó a la mujer-, ¿aquel que está con su esposo es el que eligió, hijita, por compadre?
-Sí, padre- respondió la interpelada-. Es antiguo amigo de Fermín... Le debemos mucho, gracias a él...
-¡Basta, basta! Así será, hijita, pero ningún amancebado podrá ser padrino- y con el rostro arrebolado de ira, agregó: -Y esto ya lo saben todas las que asistieron a la misa del pasado domingo. Y diga a su marido que solo se permite ser padrinos a los hombres decentes... Ya mucho más de lo que debiera he dicho, y no estoy aquí para perder el tiempo ni hacer que lo pierdan esas buenas mujeres que me están esperando para que yo les haga gente a sus hijos.
El marido y el compadre frustrado se presentaron en esto. El primero preguntó a su mujer al verla toda atribulada:

-¿Cata, dich el cur, cata, puest tan mals, José?
Toda ruborosa respondió ella:
-Es que el padre... el padre cura me dijo..., me dijo que no podía bautizar al nene porque don Pedro no puede ser padrino, porque, en fin, el cura lo dijo...
-Cata dicte redeus!- vociferó Fermín fuera de sí.
-... que no es persona decente.
-¡Ca no es parson dacent a dicte!- gritó indignado el esposo, y a grandes pasos se dirigió al cura.
-Tenga Ud. mucho cuidado de faltarme al respeto que, aunque indigno, soy un humilde servidor de Dios- dijo dulcemente el padre Cantalicio mirando al cielo en actitud de dolorosa súplica.
-Al respet no le afalt, sañor cure-respondió Fermín-, pero la fiest dal botisme ya está praparat e los amigues ca ha convidat sa biens san falt por el tren da las sons... Ei gastat plat, sañor cure... Pongue la mane sobre su cunciensie, sañor cure.
-Ya dije que no- replicó el sacerdote con voz estentórea. El catalán contestó levantando los puños:
-¡Sa no lo quier batisar, lo botiso io misme e sant sequebó!-. Y señalando a su hijo, imperativamente le dijo: -Yo te botís, te llames Juan, Don Pedre as me compádere y el cure, el cure... ¡ a fair aspárregos, con pardón de Deus!


LA POESÍA REVOLUCIONARIA DE JULIO CORREA

Se ha dicho ya demasiadas veces que en conjunto nuestro siglo representa, dentro del movimiento dialéctico de la historia, la antítesis desgarradora donde las más optimistas esperanzas del siglo XIX -al mismo tiempo positivista y frívolo-alcanzan su más rotundo fracaso. Que nuestra época, patetizada por dos guerras devastadoras, ha sufrido sobre sí la impronta dolorosa de una de las más espectaculares crisis en la trayectoria del hombre.
Tal vez uno de los caracteres más importantes del comportamiento cultural de la sociedad contemporánea consista en la intención de aplicar sistemáticamente al estudio de una problemática en verdad muy vasta un criterio crecientemente científico, esclarecedor, algunas veces catártico (y por lo tanto doloroso) y en tal carácter casi siempre resistido.
El conjunto de los problemas que se pone a nuestra consideración como ciudadanos de un país, de un continente, del mundo, de acuerdo con el concepto progresivamente extensivo, tan en boga en la actualidad, probablemente no es nuevo. Muchos de ellos se venían arrastrando desde el fondo del tiempo, pero hacía falta la conciencia necesaria para enfrentarlos, hacía falta un abismo desesperante entre el hombre y su destino para que él se decidiese a vivirlos.
El arte, y específicamente la literatura, como creaciones humanas, no solamente no podían escapar de esta necesidad, sino que se debían situar en la vanguardia de cualquier intento en ese sentido encaminado.
Pero no fue fácil hacer aterrizar al arte después de tanto tiempo de viaje por todos los caminos celestes. Contratos teóricos marxistas y existencialistas del compromiso en la creación literaria se enfrentaron en todas partes las objeciones, magníficamente deshumanizadas de los artistas desarraigados, artífices del arte por el arte, del arte deshumanizado que denunció Ortega.
De todas maneras el momento histórico de ese conflicto ha pasado ya. Queda una conciencia creacional más o menos lúcida, de responsabilidad frente a la creación y una posibilidad crítica de juzgar en la obra literaria, además del mero valor estructural formal, incluso fonético, el contenido de mensaje humano particularísimo, como condición impostergable para la validez de lo creado.
Ese es el sentido de la afirmación del crítico uruguayo Angel Rama cuando dice, hablando de Juan Carlos Onetti, novelista compatriota suyo que: " la sinceridad se le aparece como el elemento "comprobatorio" del arte". Ese sentido tiene también la obra de poetas españoles actuales, como José Agustín Goytisolo, acaso el más claro exponente de una posición creacional que no concibe escribir si no se tiene algo importante que decir, si no se tiene una verdad en la cual se comprometa todo un pueblo, con sus miserias, las injusticias de que es objeto, el peregrinaje en el que agoniza.
Siguiendo una desdichada tradición que recién ahora se empieza a quebrar, nuestro país defines del siglo pasado y comienzos del actual, vivía recién con medio siglo de atraso, el furor del romanticismo. Después vinieron el postromanticismo y el modernismo, toda esa literatura con posibilidades estrictamente formales por sus limitaciones temáticas, mientras que la realidad del país estaba pidiendo a gritos una labor esclarecedora desmitificante, que encarase la realidad, tan infinitamente importante, tan extraordinariamente compleja.
En su magnífico estudio sobre la poesía, dice el profundo crítico heiddeggeriano Johannes Pfeiffer que en el poema "el objeto sólo se nos da con el lenguaje, en el lenguaje y por medio de él: buscar algo tras la expresión verbal es buscar en el verso". Esto rige ecuménicamente, aún para una poesía revolucionaria como la que hizo Julio Correa, y en cuanto instrumento crítico nos abre la posibilidad de entender cómo todo cambio que se produzca en la sensibilidad de los artistas, es decir, toda transformación de esa permeabilidad selectiva a los problemas que desde el medio ambiente los acucian, debe estar sostenida, acompañada, justificada por la correspondiente alteración del lenguaje que permita la expresión justa, que es siempre única, irremplazable, según ha demostrado Carlos Bousoño con su característico rigor.
O sea que el artista revolucionario de verdad es aquel que consigue una nueva visión de las cosas y que para expresarla encuentra un lenguaje estético adecuado. André Malraux lo corrobora diciéndonos que no basta fotografiar una gran época para que nazca una gran literatura y que el arte debe comprenderse como conquista de los sentimientos y de los medios para expresarlos.
Julio Correa, como tantos otros poetas, probablemente no se haya problematizado sobre su creación en los términos que permite hacerlo la creciente acumulación de datos en la actualidad, además de la perspectiva temporal que nos otorgan los 23 años casi que han transcurrido desde que se publicó "CUERPO Y ALMA".
El sentía la dolorosa realidad de su pueblo, la hazaña constante de su supervivencia, su postergación permanente frente a sus vastas potencialidades, su fracaso. Y paralelamente veía a los elegantes sostenedores de nuestra cultura, de nuestra literatura, demasiado ocupados en el arte para poder pensar, aunque más no fuese un poco, en la vida.

Escribe entonces los famosos versos citados:

No cantéis más poetas vuestra vieja canción;
 de los dulces amores y de la vieja pena,
con las puerilidades de la dura cadena
que un Cupido de palo os ató al corazón.

Está lanzada con esto la postura revolucionaria de Correa. Su poesía es la expresión de una realidad objetiva.
Como hacen ahora las más recientes promociones de poetas en diversos países, en la llamada poesía presentativa, Correa efectúa un intento de ofrecer en el poema un trozo de la realidad, casi sin aderezos y ciertamente sin ningún abalorio idiomático para obligar al lector a enfrentarse con esa realidad y obtener de ese choque el goce estético, que, como anotan Dámaso Alonso y Carlos Bousoño, nace siempre de la comunicación humana lograda a través del vehículo del poema.
El revolucionario al decidirse a ser consecuente, por otro lado, sabe que va a quedarse solo. Correa nos dice:

Este mi traje viejo es el que me defiende
de la envidia insultante del vacío burgués.
Me creen condenado y ya nadie pretende ni aún el
hombre más malo, condenarme otra vez.
Pero y sé quién soy
y sé hacia dónde voy
y sin jactarme de mi rango,
al ver pasar la vida, negro río del fango
propicio a la piara gruñidora y feroz,
yo le brindo mi verso en el nombre de Dios.

Es bien evidenteentonces que se cumpla la primera de las exigencias para que podamos ver en Julio Correa al poeta revolucionario, innovador. No es tan evidente en cambio el que haya logrado ese intralenguaje de que nos habla Paul Valery, para expresar su visión realmente nueva en nuestro país.
Pero para eso existe, como ha dicho Roque Vallejos, lapostageneracional que permite la perduración de los aciertos estéticos, y posibilita, mediante el hecho innegable de la precursión literaria, que la semilla sembrada por un creador surja recién como vigorosa planta muchos años después, en la obra de tantos más nuevos escritores cuanto más profunda haya sido la enseñanza precursora y más paradigmática haya sido la postura humana del poeta.
Mediante JULIO CORREA fue más fácil que haya existido un CAMPOS CERVERA para quien no debe existir arte inútil o que existan ELVIO ROMERO y aún muchos otros. A partir de Correa se hacen posibles los temas poéticos directamente obtenidos de la realidad.
Por todo ello, parece que siempre que se tenga que hablar en el Paraguay de poesía firmemente asentada sobre la tierra, poesía que no se resigne a ser un lujo social oligárquico, sino una expresión verídica de la realidad profunda de un pueblo, se tendrá que hablar de Correa. Y acaso lo más breve que se pueda decir de él como poeta, es que con toda honradez pudiera haber escrito los versos de Antonio Machado que dice:

...Dejar quisiera
mi verso como deja el capitán la espada:
famosa por la mano viril que la blandiera,
no por el docto oficio del forjador preciada.






BIBLIOGRAFÍA

OBRAS DE JULIO CORREA
CUERPO Y ALMA, Buenos Aires, Editorial Difusam, 1943
IMAGEN DE NUESTRA TIERRA (texto completo de KARU POKÃ, SOMBRERO KA'A y ÑANE MBA’ERA’Ỹ en castellano), Presentación de Félix de Guarania, Asunción, Centro Editorial Paraguayo, 1991.
KARU POKÃ, Asunción, Teatro Estudio Libre, 1980-81.
ÑANE MBA’ERA’Ỹ. Sainete en tres actos, Asunción, Editorial Ortiz Guerrero, 1965.
OBRA POÉTICA, Edición de Miguel Ángel Fernández, Asunción, Alcándara Editora, 1983.
SOMBRERO KA’A Y CUENTOS, Asunción, Editorial del Centenario, 1969.

OBRAS Y ARTÍCULOS SOBRE JULIO CORREA
ALSINA, JOSÉ ARTURO: Paraguayos de otros tiempos, Asunción, Ediciones NAPA, 1983.
AMARAL, RAÚL: "Penumbra de Correa", EL DIARIO, Asunción, 17 de julio de 1965.
BAZÁN, FRANCISCO: "Julio Correa", en Martínez, Luís María, El trino soterrado, t. II, Asunción, Ediciones Intento, 1986.
BUZÓ GÓMEZ, SINFORIANO: Índice de la poesía paraguaya, Asunción, Ediciones Nizza, 1959.
CAMPOS CERVERA, HÉRIB: "Homenaje a Julio Correa", Asunción, LA TRIBUNA, 29 de julio de 1953.
CENTURIÓN, CARLOS R.: Historia de la cultura paraguaya, 2 vols., Asunción, Biblioteca Ortiz Guerrero, 1961.
DÁVALOS, RENÉ: "La poesía revolucionaria de Julio Correa", ALCOR, N° 41, 1966.
FERNÁNDEZ, MIGUEL ÁNGEL: "Introducción", en CORREA, Julio, Obra poética, Asunción, Alcándara, 1983.
FRANCO VERA, OPTACIANO: "Las horas últimas de Julio Correa", AMANECER, N° 19, Luque, Julio de 1966.
MARTÍNEZ, LUÍS MARÍA: El trino soterrado, Asunción, Ediciones Intento, 1986.
PÉREZ, DOMINGO REGALADO: "Julio Correa y el proceso civil", AMANECER, N° 59, Luque, Agosto de 1959.
PEREIRA, ARTURO: " 14 de Julio y Julio Correa", Suplemento Cultural de AB C, Asunción, 9 de agosto de 1992.
PÉREZ MARICEVICH, FRANCISCO: "Julio Correa", Separata de CUADERNOS REPUBLICANOS, N° 10, 1975.
PLÁ, JOSEFINA "El teatro de Julio Correa", Municipalidad de Asunción, 1970.
RODRÍGUEZ ALCALÁ, HUGO: Historia de la literatura paraguaya, Asunción, FVD, 1972.
ROMERO, J. ANÍBAL: "Un creador auténtico y recio defensor de la causa de su gente", EL DIARIO NOTICIAS, Asunción, 3 de julio de 1984.
TORGA, RUDI: "El camino a transitar", en CORREA, Julio, Karu poká, Teatro Estudio Libre, 1980-81.
WEY, WALTER: La poesía paraguaya /Historia de una incógnita, Montevideo, 1959.
ZUBIZARRETA, CARLOS: Cien vidas paraguayas, Buenos Aires, Nizza, 1961.

INDICE
INTRODUCCIÓN
I.- POESÍAS
CUERPO Y ALMA
PRIMERA PARTE
CUERPO : Ortiz Guerrero / Romance de la moza embrujada /
Este mi traje viejo / Chiquilla loca / En la playa Casola / La pródiga / Adelante / Aguafuerte / Arroyo Jaen / Pobre diablo /  Amanecer /  Cosas de títeres / Romance del niño asesinado / La amenaza / Tristeza / Polichinela / Gemelos muertos / Cuando llegue tu hijo

SEGUNDA PARTE
ALMA   : La pregunta / Como la mujer de Lot  / Nochebuena / Sé que tras las pupilas / Serenidad / La melancolía / Romance del viejo amor / Visión de hospital / Mangrullo muerto / Amor humilde / Otoñal / Novia de mis veinte años / Parpadeo rojo / La sonrisa triste / El fantasma / A lo largo del camino / La cara pálida / El río es un gran poeta / Madre / No canteis mas poetas /  Romance de sangre y lágrimas / Parto / El caballo de Troya / Versos al traidor máximo / Versos de la cárcel / Bandera del 23 de Octubre

POEMAS INÉDITOS
Los lobos/ Semana Santa / Soneto / Se fue el tiempo del cantar / Esperanza / Cantares / A Georgina / Para ti, Georgina / La hija de Don Viriato /  Romance de la esperanza / Visión de los pynandi / Romance del mes de agosto / Romance de la Virgencita robada / Tus manos, madre / Motivos del antro / Dolor / A Augusto Roa Bastos / Mutilados / El viento de la añoranza / Soneto / A Eva / La reliquia / Soneto / Peicha guãrante

II.      CUENTOS
Nicolasita del Espíritu Santo
El borracho de la casa
El padre Cantalicio
El hombre que robó una pava
III.     APÉNDICE
Homenaje a Julio Correa
La poesía revolucionaria de Julio Correa
IV.    ICONOGRAFÍA
V.      BIBLIOGRAFÍA




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