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martes, 12 de octubre de 2010

JUAN FRANCISCO PÉREZ ACOSTA - ESTUDIANTES PARAGUAYOS EN EUROPA - GOBIERNO DE CARLOS ANTONIO LÓPEZ / Fuente: CARLOS ANTONIO LÓPEZ. OBRERO MÁXIMO.


ESTUDIANTES PARAGUAYOS EN EUROPA
GOBIERNO DE CARLOS ANTONIO LÓPEZ



1. LOS QUE VOLVIERON EN 1863.
Sin disponer de anotaciones completas acerca de todos los jóvenes paraguayos que fueron enviados Europa a efectuar diversos estudios antes de la guerra, van a continuación algunos nombres, de los más conocidos, comenzando por los que volvieron en 1863, a guisa de simple contribución al estudio del capítulo.
Con esta remesa se daba, por fin, cumplimiento al propósito de enviar algunos jóvenes a Europa de que ya se hizo eco el “Repertorio Nacional” en su Nº 12 del 24 de marzo de 1844. Este primer grupo sería el de los 16 jóvenes que con Lorenzo Ortellado partieron en el .Río Blanco. el 2 de junio de 1858 y probablemente alguno más enviado después.
CÁNDIDO BAREIRO.- Regresó a mediados de diciembre de dicho año (1863) y al mes siguiente recibió una gratificación de doscientos pesos. Dos meses después, en marzo, fue enviado nuevamente en carácter de encargado de negocios en París, en reemplazo de Carlos Calvo (Foto al final).
A la terminación de la guerra, regresó actuando junto con el grupo de paraguayos que gestionaba con los aliados la organización de un gobierno provisorio y tuvo participación activa en los sucesos políticos de la primera década de vida constitucional, habiendo desempeñado hasta su fallecimiento la Presidencia de la República en el tercer período iniciado en 1878.
JUAN CRISÓSTOMO CENTURIÓN.- Regresó a mediados de mayo del mismo año (1863), recibiendo una gratificación de cien pesos y entrando inmediatamente a actuar como empleado del gabinete de ministro, con sueldo de cuarenta pesos mensuales. Es conocida su actuación como militar durante la guerra hasta Cerro-Corá, donde fue herido y posteriormente como hombre de gabinete y de letras y también como historiador de la campaña, de la que dejó escritas sus Memorias (4 tomos), reproducidas en varias ediciones.
GASPAR LÓPEZ.- Regresó a fines de marzo (1863) recibiendo en  7 de mayo una gratificación de cien pesos y pasando luego a actuar como empleado del Ministerio de Relaciones Exteriores con haber de treinta pesos.
ANDRÉS MACIEL.-  Prestó servicio en el ejército y llegó a capitán en la guerra, pero cayó en desgracia y corrió la triste suerte de tantas otras víctimas.
GERÓNIMO PÉREZ.- Estudió letras y llegó en fecha 25 de enero de 1863, procedente de Londres. Al igual que Centurión y López, a su llegada pronunció un discurso de gratitud y, además, publicó un artículo de encomio para el gobierno, pasando a desempeñar el cargo de oficial de gabinete con sueldo de cuarenta pesos. En 20 de mayo recibió comisión para regresar a Europa, junto con ANDRÉS HERRERO, entregándoseles en consecuencia quinientos pesos para sus preparativos y gastos, a fin de conducir otros treinta jóvenes estudiantes, de los que se hará mención por separado.
En 21 de enero de 1864 se ordenó a los agentes en Londres entregarle cuarenta libras.
Aparte de los que quedan nombrados, regresaron por el mismo tiempo varios jóvenes técnicos que resultaron muy aprovechados, como ser: MANUEL ESPÍNOLA, MANUEL FIGUEREDO y RAIMUNDO MEZA, que actuaron en la marina nacional donde se les ha citado especialmente; JUAN GREGORIO ALMIRÓN, JOSÉ TOMÁS ASTIGARRAGA, JUAN JIMÉNEZ y ESCOLÁSTICO RAMOS, que prestaron muy buenos servicios en el ferrocarril donde se vio ya su actuación; JUAN VICENTE PORTILLO, JULIÁN RÍOS, DESIDERIO TRUJILLO, TEODORO TRUJILLO y EDUARDO ZAVALA, que tuvieron importantes funciones en el Arsenal mencionados ya en el capítulo correspondiente.
Entre tanto, completarán estas indicaciones los datos relativos a los que en 1863 fueron nuevamente enviados a Londres y a París.



RETRATO DEL CORONEL
JUAN CRISÓSTOMO CENTURIÓN


2. LOS QUE FUERON EN 1863.
Como ya se ha hecho notar, no es posible tener datos completos sobre este y otros puntos, por la circunstancia, entre otras, de hallarse en poder de particulares libros y documentos que debieron estar en el Archivo Nacional, dificultándose considerablemente la consulta y la investigación, amén de la falta de catálogos que puedan orientarlas.
Ello no obstante, los datos que van a continuación, relacionados con la nueva remesa de jóvenes paraguayos del año 1.863, parece ser suficientemente indicativa, aun cuando falten algunos detalles a su respecto.
En su mayor parte los treinta nuevos enviados iban para estudios mecánicos que debían realizar en Londres, en los talleres de los ingenieros Blyth, bajo la inmediata dirección de éstos y sólo tres de ellos debían de pasar a Francia.
El envío de estos jóvenes fue anunciado a los agentes en nota del 6 de mayo de aquel año (1863) y en 22 del mismo mes se les comunicaba haberse embarcado los mismos acompañados del oficial de marina Andrés Herrero y de don Gerónimo Pérez, quién iba a quedar en reemplazo de Bareiro, el cual debía volver por el vapor del 9 de agosto (probablemente a recibir nuevas órdenes e instrucciones).
En oficio del 9 de septiembre siguiente se expresaba a los señores Blyth que los jóvenes enviados a Inglaterra eran destinados a seguir cursos de ingeniería mecánica, a excepción de Miguel Palacios, Juan Bautista del Valle y Aureliano Corvalán (Según correspondencia con Gerónimo Pérez de la misma fecha, uno de ellos, Martín Velilla, se encontraba gravemente enfermo).
En 6 de febrero de 1864 se tomaba nota de haber alquilado los señores Blyth dos casas contiguas y a distancia conveniente de su factoría para alojamiento de los jóvenes educandos.
Poco después ocurrió un serio percance, consistente en el incendio de la casa que habitaban en Chaphan, percance de que instruye la nota del 21 de marzo siguiente a dichos ingenieros. La del 6 de abril hace referencia al traslado de dichos jóvenes a Limehouse donde debían ser sometidos a un riguroso examen antes de darles colocación en talleres.
Otro oficio de la misma fecha tomaba razón de que 26 jóvenes paraguayos daban principio a su educación práctica en la factoría de los nombrados ingenieros (probablemente el otro se atrasó por la enfermedad) y les indicaba que debía de destinar uno o dos de ellos para modeleros, uno o dos para fundidores, dos para herreros, tres para caldereros y el resto para ingenieros (mecánicos), consultando las necesidades de nuestros arsenales y talleres.
En oficio del 6 de octubre del mismo año (1864) se tomaba nota de otra comunicación de sus directores de hallarse enfermos de “escarlatina” varios de los jóvenes estudiantes y sobre todo Benítez y Lara.
En 6 de noviembre se contestaba otra comunicación de aquéllos de haber salvado los enfermos del "sarampión", quedando de cuidado aún Benítez y Cabrera.
La circunstancia de no haberse vuelto a mencionar a dichos estudiantes en las últimas correspondencias cambiadas con los agentes en Londres hasta el estallido de la guerra y de no figurar tampoco sus nombres en los documentos correspondientes al comienzo de la misma, lo que no se hubiera omitido de haber sido reembarcados para ésta, hace presumible que estos compatriotas quedaran en Inglaterra durante la contienda, repitiéndose en cierto modo, el caso de los paraguayos que cuando las invasiones inglesas fueron a radicarse en la Gran Bretaña, llevados seguramente entre los prisioneros tomados en el Río de la Plata.
Sería interesante conocer el destino que tuvieron en Europa estos jóvenes estudiantes, cuya nómina completa acaso se conserve entre los papeles de la mencionada factoría, ya que no figura en el cuerpo de las notas.
Sobre los que de esta partida pasaron a París, versará el artículo siguiente.
Nota: Gregorio Benítez afirma que fueron treinta y seis los enviados y que ocho pasaron a Francia. Los oficios compulsados sólo hablan de treinta.

8. LOS QUE PASARON A FRANCIA.
Ya quedó dicho que de los treinta jóvenes paraguayos enviados a Europa en mayo de 1863, tres de ellos, MIGUEL PALACIOS, JUAN BAUTISTA DEL VALLE y AURELIANO CORVALÁN, no eran destinados como los restante a la profesión mecánica, según lo disponía el oficio de septiembre del mismo año.
Por su parte el señor Gregorio Benítez, secretario a la sazón de la legación paraguaya en Europa y posteriormente encargado de negocios en reemplazo de Bareiro, en su obra Anales diplomático y militar de la guerra del Paraguay (tomo II, cap. IX) en que se ocupa especialmente de los .jóvenes educandos en Europa. (Pág. 150 a 155), después de mencionar el primer envío del año 1858, escribe lo siguiente: “Más tarde, en 1863, bajo la presidencia del general López, éste mandó otros grupo de 36 jóvenes a estudiar en Inglaterra y Francia, en diversos ramos de profesiones. El mayor número de ellos, quedó en Londres, en los talleres de los señores Blyth a aprender distintos oficios. (De ellos se hizo referencia en el artículo precedente).
“De los ocho jóvenes destinados e estudiar en París, dos, Miguel Palacios y Juan Bautista Del Valle, se dedicaron a los estudios de derecho. Los demás, Eduardo Estigarribia, Antonio Báez, Francisco Rivas, Juan Duarte, Ignacio Orihuela y Dolores González (hoy Ezequiel) hicieron estudios preparatorios para presentarse a los exámenes de ingreso de la escuela militar de Saint-Cyr. Rivas y Estigarribia, únicamente pudieron ser aprobados en sus exámenes y fueron recibidos en Saint-Cyr. Mas, sólo Rivas pudo terminar los dos años de curso. Estigarribia, no pudiendo pasar al curso segundo, tuvo que dejar la escuela al fin del primer año”.
Rivas fue admitido después de tres años de estudio.
El mayor Francisco Rivas, oriundo de Piribebuy, sirvió durante muchos períodos después de la guerra como secretario de la Presidencia de la República.
Miguel Palacios llegó a ser ministro de relaciones en el primer período de la era constitucional.
Tanto de Palacios como de Del Valle refiere el autor citado que en 1867 se recibió en París una comunicación del mariscal López en la que recomendaba que ambos siguieran el estudio de derecho, pero que Bareiro les manifestó que tales conocimientos no eran necesarios en el Paraguay y que estudiaran de preferencia matemáticas en vez de letras y como ya tenían muy adelantados sus estudios y no pudieron persuadir a Bareiro a cumplir la orden recibida a su respecto, Del Valle regresó al Paraguay por la vía Panamá-Bolivia, por el Pacífico, tomando al efecto un vapor de la línea de Saint-Nazaire, con cartas de Benítez al Presidente. El general Melgarejo lo acogió con simpatía, según desde allí comunicó a Bareiro. Pasó luego a Santa Cruz y llegó al campamento de Paso Pucú incorporándose al ejército con el grado de cabo, y ascendiendo hasta coronel, efectivo que tenía cuando la retirada al norte. Agrega el señor Benítez que Del Valle juzgando inútil la resistencia, la cual sólo serviría para concluir con los pocos sobrevivientes, escribió al Mariscal que no entraría ya en acciones de guerra con la poca gente de su mando, retirándose a los bosques a fin de no sacrificar a los pocos soldados que aún le quedaban, prometiendo no pasarse él ni sus compañeros a las filas enemigas, comunicación que parece haber sido interceptada. Sorprendido poco después por una columna de fuerzas argentinas a la que acompañaba un oficial paraguayo, de apellido Gaona, hizo acto de rendición no obstante lo cual fue pasado por las armas.
Según el autor, dicho oficial había sido enviado expresamente de la Asunción por un personaje paraguayo que tenía resentimiento con Del Valle, a dar muerte a este valiente jefe donde lo encontrase.
Más tarde vino también por la misma vía Emilio Gill enviado por Benítez con comunicaciones oficiales que no llegaron a su destino.
Según el Dr. Manuel Domínguez, tanto Emilio Gill como Hermógenes Miltos estudiaron por cuenta propia en la Academia militar de Saint Cyr, y que cuando regresó el General López, dejó en la escuela naval de Francia a Nicanor Sánchez y Antonio Ortiz.
Respecto de los estudios preliminares hechos por estos jóvenes en el instituto Abate París, instruyen las siguientes comunicaciones. En 22 de mayo de 1863, en oficio a Carlos Calvo, encargado de negocios entonces del Paraguay, se le anunciaba el envío de un suboficial ara ingresar en el colegio militar de Saint Cyr, (no lo nombra), previo el aprendizaje del francés en el mencionado instituto.
Sería tal vez el nombrado Rivas, que era becado del Gobierno paraguayo.
En 21 de octubre del mismo año contestando otro oficio a Calvo se tomaba nota de haber abonado al referido establecimiento el primer trimestre, a partir del 14 de julio, por instrucción de seis jóvenes, a razón de 4.752 francos, o sea, 4.110 francos por dos meses y medio, y se le comunicaba haberse ordenado a Egusquiza enviarle 20.000 francos para los trimestres sucesivos. Por su parte, Jerónimo Pérez también avisó al gobierno haber comenzado sus estudios en Francia los seis jóvenes militares enviados al
efecto, lo cual completa en realidad la cantidad de 36 a que se ha hecho referencia anteriormente.
En 6 de diciembre se volvió a escribir a Calvo, tomando nota de haberse abonado 5.734,25 francos al colegio Abate París, en concepto de gastos extraordinarios de los jóvenes estudiantes.
En 6 de marzo siguiente (1864) se le oficiaba haberse recibido el cuadro de clasificaciones, con mención especial de los notables progresos de Estigarribia.
A su sucesor Bareiro, en fecha 6 de junio, se le acusaba recibo sobre el pago de 5.214 francos por el trimestre de abril. En 6 de octubre se le envió otra comunicación igual respecto de los gastos de los seis jóvenes en referencia (4.752 francos correspondientes al trimestre de julio a septiembre y 743 francos de gastos adicionales).
El 26 de enero de 1865, en una nueva nota a Bareiro, se le hacía referencia al pago de 4.752 francos del trimestre anterior y 2.078 francos de extras y a la vez se tomaba nota de haber tenido que costearse la enseñanza del español a los jóvenes educandos “en vista del poco conocimiento que tienen de él”, lo cual explica seguramente el monto de los extras y el largo aprendizaje preliminar que, a excepción de Estigarribia y de Rivas, tuvieron que hacer en el instituto Abate París.
Nota: Con referencia a los que estudiaban mecánica en Londres, se ha omitido en el artículo precedente la anotación de haber regresado enfermo en noviembre de 1864 el joven Benítez, probablemente a consecuencia del sarampión que sufrió y de que quedó con cuidado. Se refiere seguramente al maquinista Justo Benítez, que desde febrero del 65 figura prestando servicios en el arsenal.


Fuente:
LABOR ADMINISTRATIVAY CONSTRUCTIVA.
Edición digital a cargo de BIBLIOTECA VIRTUAL DEL PARAGUAY
sobre la base de la edición 1948 de EDITORIAL GUARANIA
ASUNCIÓN-PARAGUAY.

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