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jueves, 19 de mayo de 2011

ESTER DE IZAGUIRRE - ANTOLOGÍA (POEMARIO) - Prólogo: ENRIQUE ANDERSON IMBERT / ALCÁNDARA EDITORA, Colección Poesía Nº 50, 1986



ANTOLOGÍA
Poesías de
Prólogo de
ENRIQUE ANDERSON IMBERT
Colección Poesía, 50
© ESTER DE IZAGUIRRE
ALCÁNDARA EDITORA
Edición al cuidado de M.E.V.M. y C.V.M.
Diseño gráfico: MIGUEL ANGEL FERNÁNDEZ
Viñeta: CARLOS COLOMBINO
Tiraje: 750 ejemplares
Hecho el depósito que establece la Ley 94
Se acabó de imprimir el 18 de diciembre de 1986
en los talleres gráficos de Editora Litocolor
Asunción del Paraguay


PRÓLOGO *
ESTER DE IZAGUIRRE, a mi juicio la mejor poeta de su generación, se destaca en el cuadro de la poesía contemporánea por el modo de configurar sus sentimientos. Neorromántica, existencialista -en esto, emparentada con otros poetas de la “generación del 40”-, no imitó a nadie. Se sintió vivir, contempló sus vivencias y en un íntimo soliloquio objetivó en formas artísticas su subjetividad. EN TRÉMOLO (1960), EL PAÍS QUE LLAMAN VIDA (1964), NO ESTÁ VEDADO EL GRITO (1967), GIRAR EN DESCUBIERTO (1975), QUÉ IMPORTA SI ANOCHECE (1980) hay una gran diversidad de técnicas, temas y tonos. Desde la técnica del soneto endecasílabo hasta la del verso libre, desde el tema de la anécdota familiar hasta el de la pura meditación, desde el tono triste hasta el irónico. En esta aparente diversidad reconocemos siempre la misma voz lírica.
Ester de Izaguirre parece espontánea en virtud de la sinceridad de su canto, pero no lo es si por espontaneidad se entiende indiferencia hacia las formas. Espontáneos son el llanto, la risa y otras señales de esos actos interiores con los que reaccionamos ante los impactos exteriores del ambiente. El poema no es un espontáneo síntoma sino la elaborada representación mental de un sentimiento. Más que dar salida a las manifestaciones naturales de sus estados de ánimo, Ester de Izaguirre revela cómo los ha imaginado. Cada uno de sus poemas es un símbolo de su personal intuición de la “vida sentida”; de la “forma viviente” o, para decirlo con palabras de Wordsworth, es un símbolo de “the emotion recollected in tranquillity”. Ester de Izaguirre no nos comunica conceptos abstractos, ordenados en un discurso lógico, sino que se expresa con imágenes concretas en un proceso que por mucho que se parezca al real proceso de la ida es ficticio, ilusorio. La realidad en sus poemas es tan virtual como un arcoíris. Ester de Izaguirre nos conmueve porque crea formas expresivas de su vida sentimental. Las tensiones y distensiones, los conflictos y soluciones, los cambios y permanencias que aparecen era sus poemas son semejantes a las agitaciones en el crecimiento de una planta, un animal o un ser humano pero Ester de Izaguirre no exhibe experiencias desnudas sino que las reviste de sonidos portadores de imágenes. Su poesía tiene el dinamismo de todo lo que es orgánico y, aun en las circunstancias más difíciles, aspira a la plenitud. Ester de Izaguirre se sobrepone a los tironeos entre la fe y la razón, entre la esperanza y el desengaño, entre la disciplina y la rebeldía, entre la responsabilidad y la bohemia, entre lo cotidiano y lo trascendente, entre la sencillez y la complicación, entre el gusto por la soledad y la necesidad de compañía, entre la paz del hogar y la aventura del viaje, entre la conciencia de los límites de nuestra condición humana y la voluntad irracional de superarlos, entre la gravedad melancólica y la graciosa pirueta. Es la gran poetisa y sacerdotisa del amor (Dios, para ella, es eso: amor): amor a la familia, a los amigos, a la humanidad, a los animales, en fin, a la creación entera, pues su mirada enternecida y afirmativa va salvando del olvido, una por una, a las cositas más humildes. Sin embargo, sufre por la búsqueda del amor imposible a un ausente, a un fantasma, a un ideal. Su poesía es celebrante: el mundo está bien hecho, cantemos agradecidos a la vida... Sin embargo, en el preciso momento de celebrar la vida, el espectáculo de la fugacidad de cuanto nos rodea la acongoja. Y sobre los estremecimientos de su riquísima sensibilidad, domina la obsesión por el Tiempo: por el tiempo psicológico de nostalgias y anticipaciones y también por el tiempo metafísico de la eternidad.
En esta brillante constelación de emociones, aun "los primores de lo vulgar" -pienso, por ejemplo en "Lata de basura"- quedan exaltados en trascendente espiritualidad. Pero, en definitiva, no necesitamos de clave alguna para comprender la honda, compleja y desesperada concepción de la vida de esta gran poetisa que es Ester de Izaguirre.
ENRIQUE ANDERSON IMBERT
*. a JUDAS Y LOS DEMÁS (1981)


TRÉMOLO (1960)

FRUSTRACIÓN
Todo al pasar es brillo de lucero,
cansancio de clamar palmas arriba
y adivinar apenas lo que quiero
cuando la inane sombra, vuela esquiva.

Oigo sin tregua resbalar la arena
como a través de inútil varillaje,
en este instante gris que me condena
a no saber usar de mi lenguaje.

Siento el batir de un ala columbrada,
más de un ave que muere pavorida
tras el brillo primero en la alborada:

la palabra en belleza revelada,
la exultante confianza inadvertida
y en la búsqueda ardiente derramada.

AL HIJO QUE NO NACIÓ
Ya tenías un nombre cuando aún no eras forma
y estabas en la savia vital de mi congoja.

El instinto jugaba llenando mis pupilas
de realidades plenas, con tus pupilas vivas.

Mi vida había cambiado, un horizonte abierto
presagiaba en mis sienes el eco de tus besos.

Mas ayer sin un llanto, sin tu forma acabada
en mi cuerpo dejaron de moverse tus alas.

Y hasta de sollozos hoy me siento vacía
derramada ya, en vano, la sangre que era mía.

Yo iba a tener un hijo, y el coágulo fue estrella
que vierte en los espacios luz dilatada y yerma.

TARDE DOMINICAL
Gustavo Claudio
Soy dueña del minuto y de la aurora,
de la canción, el pájaro y el viento,
mi piel es un hechizo que desflora
la margarita añil del firmamento.

El hijo más pequeño ha descubierto
que hay un misterio en unas viejas llaves,
los demás, con la sed de cielo abierto,
mares de trébol surcan en sus naves.

Tarde dominical, tú sí eres mía
y al regalarme la quietud deseada
en medio de la diaria algarabía,

me haces henchir de paz aquilatada,
y me haces creer, en soledad tardía,
entre leves cadenas, liberada.

ADIÓS A LA CASA PEQUEÑA
El mármol y la cal de qué montaña,
de qué árbol marchito el maderaje
fueron las briznas con que se hizo el nido
para quebrar el ojo a la tormenta.

Hoy tengo que dejarte pues mis hijos
no caben en tu abrazo dilatado,
nos mudaremos a una casa grande,
antigua mezcla de terraza y cielo.

Aquí puso a mis pies el compañero
un escabel de musgos y diamantes;
aquí nacieron tres retoños fuertes,
lozanos, claros como nuevos robles.

No te puedo dejar indiferente
pequeña casa de la lucha amable,
el pan me supo a miel entre tus muros
y el sacrificio doblegó mis fuerzas.

Cuando otro habite tus pasillos limpios
y asome alegre por tus ventanales,
al no asistirme entonces ni el derecho
de volver la mirada hacia tu lumbre,
apretaré mis pasos por la acera
como si hubiera hurtado una esperanza.

EL PAÍS QUE LLAMAN VIDA (1964)

PUERTO
Las luces de los buques anclados en la rada
desmenuzan mi sombra sobre la piedra impávida;
la Cruz del Sur, inútil, señala solitaria
un flanco dolorido y una ruta quebrada.

Se adhieren mis deseos a los barcos lejanos
y dividida entera me veo desde lejos:
vislumbro a mi silueta que no agita pañuelos
ni libera a los besos que mueren en sus manos.

Y persisto clavada como a la cruz deicida,
acuñando en mis brazos la doble desventura
de brindar a los otros mi adiós de despedida,

cuando quisiera hacerse mi nave a la ventura
aunque en umbrosas playas naufrague, sometida,
y el viento despedace su audaz arboladura.

EL ESPEJO
Cuando miré al espejo
y vi aquella mujer que me observaba
me acordé vagamente de mí misma,
-aunque ella no tenía
las ajorcas de luz en los tobillos
ni la fuente
de Siloé manaba de su pecho.

Tenía, sí, la hondura
de la otra. Y su herida.
Pero no era la misma.
Largos cauces de sed surcaban su mejilla,
y había envejecido de tanto beber cielos
en las metamorfosis de lentas alboradas.
Recordaban sus ojos el amor de los amplios
vitrales del silencio.
Y acariciaba a solas
su verdad como a una
inquietante paloma.

El allegro de un órgano muy alto
me sacudió los hombros azorados,
y entré por el cristal
hasta el límite exacto
de mi precisa dimensión humana.

Yo siempre había creído
que era el tiempo el que se iba
tras cada ciclo cenital morado;
que el ayer existía en la conciencia
y que el hoy ya era un mañana virtual. Impostergable.
Pero entre lo que fui alguna vez
y lo que es hoy la imagen
especular y taciturna,
no son años los que se han ido sucediendo.
Soy yo la sucesiva y no mis noches;
aún ahora no me impulsa el instante:
soy yo la que camina del brazo con la muerte.
El tiempo es solamente
una inmóvil esfinge de amatista,
alzada por las manos de Dios,
para animar su eternidad desierta.

CRISOL
Si pudiera crearme nuevamente,
acrisolarme entera en una fragua
y ser desde mi origen, para siempre,
diáfana y opalina fibra de agua.

Si pudiera traer a sus verdores
la flor que resegó mi alevosía,
sucederme hacia atrás, con los bridones
que sofrenaron hoy mi fantasía.

Si por obra de inéditos prodigios,
retuviera las horas ya pasadas,
y me hundiera en el tiempo y los vestigios

rehaciendo el gesto y el mirar baldíos,
esto que ahora soy, sería un fantasma
hecho de perfección y de extravíos.

NO ESTÁ VEDADO EL GRITO (1967)

NEUROSIS
a Olga Blinder
Hay días
en que caen del firmamento
los cerrojos de un mundo
al que no podrán llegar el Géminis o el Ranger.
Hay días en que los cabellos se peinan con desgano,
y en que quisiéramos clausurar todas las puertas de la casa,
para no tener que salir a la aventura interminable de las horas,
para no oler el desamparo de la calle.
Hay días en que el sol es mi enemigo
porque grita los perfiles de las cosas,
y a mí no podrá poseerme nunca para agotar mis sombras.
Hay días en que se asfixia la esperanza
entre los cuatro muros de mi cuarto;
mañanas en las que no puedo inaugurarme
porque amanece el rostro como un lago pintado.
Hay tardes en que mi cuerpo es un recuerdo
y yo la que recuerda sus latidos.
Hay días en que Dios se empequeñece,
me pide de beber
y yo seco la fuente de mis lágrimas
para ver cómo un Dios muere de sed.

DESDOBLAMIENTO
a Jorge Luis
Desde qué momento me miraste de frente
sin rozar la distancia con mis nombres antiguos.
Cuál fue tu primer paso por la senda
cuyas piedras no pude desgastar
para que no te lastimaras caminando.
En qué escala de un tiempo indefinido
se disgregó tu sombra de mi cuerpo,
para ir aventurándose
por las grutas oscuras de la noche.
Cuándo te hiciste hombre, de golpe,
sin mediodía, tarde ni clausura,
cuándo creciste tanto
que no puedo mirarte si no miro hacia arriba.
Fue tan anticipado el primer vuelo
que yo sigo acunando a tu recuerdo
en estos brazos donde ya no cabes.
Éramos dos figuras unidas
como en las guardas de papel antiguo.
La tijera del tiempo
me cortó el horizonte de las manos,
desdibujó mi rostro de tu beso
y hoy somos dos imágenes que el viento
ha fijado en los perfiles de la tarde.

PRESENCIA
Van quedando los recuerdos
con perfil de salario arrebatado.
Yo te acercaba cada día
como una hostia hasta los labios secos,
en un ritual de imágenes precisas
danzando alrededor de mis deseos,
pero después una palabra
o un gesto ya confuso
como un ladrón me arrebataba el tiempo.
Hoy ya no tengo nada.
Tu recuerdo es como una casa
definitivamente abandonada
y tu verdad en ella es un fantasma
que no podré encontrar sin haber muerto.

GIRAR EN DESCUBIERTO (1975)

LOS DUENDES
Cuando juegan los duendes de la siesta
y anda suelta la magia
por los patios celestes de la casa,
salgo de mí, como antes,
con los ojos apenas más cansados
y juego a la rayuela,
ensayo a la mujer con los tacones
y un poco de carmín sobre los labios.
Cuando llegan los duendes de la siesta
vuelve mi perro con sus ojos puros
a devolverme el alma en la mirada,
lo acaricio y sentimos que los días
que pasamos sin vernos desde entonces,
los soñé en una noche interminable.
En una larga noche equivocada.

OBSTINACIÓN
Yo beso las paredes de la casa,
baluarte en esta tierra y atalaya,
me adhiero a los sillones,
acaricio la cómoda, el ropero,
pienso en el triunfo
de quedarme en ellos
como la misma huella de mis dedos,
y siento la nostalgia de mi ausencia
al escuchar la voz del que mañana
preguntará a la voz que no responda:
". . . y quién habrá vivido en esta casa
y de quién habrá sido este moblaje".
Que algo de mí les diga que he vivido
y algo de mí denuncie que no he muerto.

INDECISIÓN
Quiero saber qué hacer,
si volver la mirada hacia otro lado
y entonces preguntar para qué vivo,
o buscar al violador de la pureza,
al que roba el buen nombre de la noche,
al que arroja a los campos inmolados por el sol
su mentira de lluvia.
Quiero saber qué hacer con esta savia
que se me va lo mismo.
Quiero saber qué hacer con este grito.

ACEPTACIÓN
Y flotar como un corcho sobre la corriente
RENDIR
Naufraga la mañana
y no puedo salvarla.
Hoy para mí la noche es una fábula
que encienden las luciérnagas.
Quiero flotar,
no me interesa de dónde viene el río
ni adónde y cómo llevará su rabia.
Yo sólo miro el cielo que no cambia.

DÓNDE
Cinco de enero del cuarentaitantos,
una cifra y un gesto indescifrable,
una arboleda abierta, un gesto amable,
el dolor de nacer, de estar despierta
y aquel cansancio triste de esperarte.
Ya empezaba a esperarte. No sabía
en qué lugar del mundo tu vigilia
acariciaba estrellas inquietantes.
Si por lo menos un nombre limitara
tu recuerdo de cosas que no fueron
para llamarte a gritos en la noche,
en la costa extranjera de algún río.
Si por lo menos tu figura fuera
la de un hombre de veras,
con los ojos tallados en la duda
con las manos inmóviles de esperas,
si tus pasos llevaran al camino
donde transita el miedo de encontrarte.
He revuelto la tierra,
te he llamado de espaldas
y al volverte
me dolió el equívoco del rostro
se me calló la culpa de las lágrimas.
Dónde estás hombre-dios para creerte
y dónde tu misterio para amarte.
Quiero dormir,
soñar que el tiempo pasa
pero que pasa sin llevarse nada.

QUÉ IMPORTA SI ANOCHECE (1980)

QUÉ IMPORTA
Evelina Méndez de Tobelér
Qué importa que la muerte me espere en una esquina
como en alguna cita querida y postergada,
y no importa esta larga fatiga que calcina,
ni los vuelos finales ni algún ala quebrada.

Qué importa la moneda de cobre cotidiana
que nos da de limosna, un dios también mendigo,
si a veces cuando vamos subiendo la mañana,
nos saluda de lejos la mano de un amigo.

Si todavía me asombra la lluvia amanecida,
si los ojos del perro me devuelven confianza
en el disfraz absurdo que me miente la vida.

No importa que anochezca si el amor es mi centro,
si del amor me nazco, por el amor escribo
desde el amor existo y en el amor me encuentro.

MENTIRA
La gente dice ha muerto.
De toda muerte, ha muerto.
Que dejen las mentiras en sus jaulas
y denles los alimentos en platos carcomidos.
Si yo estoy viva, vive.
Y cuando sea yo la que deje su teatro,
entonces sí se irá de mi mano
enguantada de astillas y silencios
para desenterrar caricias,
para besar la mejilla de la aurora
y acunar algún niño
con la luz de las sombras.

TELÉFONO OCUPADO
Yo estoy del otro lado de la línea.
Hay un sonido extraño que no es la voz humana
y se plagia a intervalos regulares
como una gota de agua.
Pero yo, cazadora del vuelo,
deseo un sonido desigual de pinos
golpeados por el viento.
Que se rompa la puerta cuidadosa
en un caos de silencio,
para salir al todo de una canción humana
que desde el otro lado me haga señas.
Cuelgo.
Y ya no escucho más a la esperanza.
El mundo es un teléfono ocupado.

AYER TE VI OTRA VEZ
Pasabas por la esquina del asombro,
como el sueño que suele repetirse
y al despertar nos preguntamos cuándo
y para qué y adónde.
Te vi otra vez pasar
y oí como el silencio de un rezo impronunciado
que iniciará la procesión del júbilo,
la fiesta de la vida, fiesta pura
y de pura mentira disfrazada.
Ayer te vi otra vez
y por una o dos mañanas,
ciega
para ver esta copa, aquella mesa,
mis manos que te escriben sin saberlo.
Ellas ciegas también.
También desiertas.

CONQUISTA
Te acercaste a mi playa. Era la tarde
y el otoño agrisaba las arenas.
Le pusiste tu nombre a mis orígenes
y al fin mis ojos se volvieron tierra
para aceptar la cruz de tu conquista.
Después volvió la historia a ser historia
y la playa de nuevo está desierta.

PALABRAS
Para que no mueran las palabras yo no quiero la muerte.
Sólo esta móvil boca las pronuncia.
Estos orbiculares se pliegan redondeados con gestos de bandera.
Sólo esta lengua obliga a la nostalgia que le deja la tierra.
Sólo estos dientes marcan sedientos de perfiles
las celdas que me encierran.
Habla todavía, manantial de la voz,
socavón de plegarias.
Habla todavía, sedienta e insaciable,
impotente y cobarde,
humana boca mía.

JUDAS Y LOS DEMÁS (1981)

JUDAS
Soy Judas, el traidor,
y te di más que todos,
yo te di más que amor.
Para ellos la merced del heroísmo
y la docilidad de serte fieles,
porque ellos no afrontaron tu mirada
allá en Getsemaní.
-Ojalá me hubieras dicho: "te comprendo,
lo estás haciendo bien. Animo, Judas".-
Ellos navegaban en barcas
que el prodigio salvaba de mareas tenaces,
yo me hundí hasta tocar fondo en los abismos
de este mar de ser hombre y acordarse.
Todos vieron los clavos y lloraron,
yo te inmolé para que amanecieras.
Convocaron a tantos para el drama,
Caifás, Anás, Herodes y Pilatos,
por qué también a mí. Yo te quería.
Por qué habrán acuñado las monedas,
por qué las profecías.
Por qué el árbol aciago
como un ojo hechicero reclamándome
desde la sangre intacta de la Biblia.
Soy Judas, el traidor,
el que mejor cumplió con su destino.
El que entregó al que amaba. Por amarlo.

A DIOS
Yo quería encontrarte.
Me equivoqué de puerta.
De las fiestas lejanas, vestido de extranjero,
con señales de una extraña locura
bajabas por las calles de los pueblos agónicos.
Atravesé las caras de los otros,
las canciones feroces que callaban:
"esa lo anda buscando",
y los que no entendían me lo explicaron todo:
la Trinidad: las Carabelas de Colón;
la Asunción de la Virgen: cabeza, tronco
y también extremidades;
qué son las tres virtudes teologales:
un sistema fluvial de la Argentina,
y el Cielo, el Purgatorio y el Infierno...
Se acabó la memoria. Con ella no he vivido.
Lo principal se olvida.
Dios de mi infancia que asustabas mis noches,
la vida se volvió sendero angosto
y todo lo demás, parque prohibido.
Ayer pisé tus ojos en el barro
y quedaste pegado a mis zapatos.
Ahora vives en mí, camino adentro.
Me equivoqué de puerta.

INSÓLITA
Una paloma apareció en mi cuarto una mañana,
una paloma entera, no le faltó ni el canto.
La rodeaba su bosque y hasta el verdor intacto
y traía con su vuelo el vestigio de todas las distancias,
las nostalgias tatuadas en las alas por todas las partidas.
Se llegó con su cielo hasta mi casa de elemental ladrillo cotidiano,
y en lugar de mirarme en los espejos,
en vez de arrodillarme, de clausurar avara las ventanas,
de acariciarla como se acaricia un minuto,
cuando la vida es sólo ese minuto,
cerré los ojos cuando se alejaba
transformada en estrella o en olvido.
Ahora no sé si no habrá sido un sueño
que una paloma apareció en mi cuarto una mañana.
Una paloma entera.
No faltó ni el canto.

TIEMPO
Yo sólo sé que el tiempo me lastima,
no sé si el que se fue o el que no ha sido,
todo es tiempo de honduras y de cima,
lo que es bien conservado y bien perdido.

Es tiempo la hidalguía de la rosa
que reina en el jardín un corto día,
tiene un cielo fugaz de mariposa
y un largo invierno de melancolía.

Es largo tiempo la ilusión buscada,
que cuanto más se busca más se aleja
a la vuelta de cada encrucijada,

y es tiempo esta certeza de la queja
que contra el tiempo ya no puede nada
más que mirar la nada que nos deja.

Y DAN UN PREMIO AL QUE LO ATRAPE VIVO (1986)

RÍO
Hoy vuelvo a estar como antes,
como cuando era chica
y veía detenerse las barcas
pero nadie bajaba al muelle de mi pueblo.
Ni un rostro diferente,
sola, con la oscura tristeza de aquel río.
Después llegué hasta el mar
y no podía creer
en la rielante senda hacia la espuma
que me impelía,
desde la sordidez de camalotes;
y no podía creer
en la magia raigal de las madréporas.
Ahora,
las arenas de ausencia me devuelven
al limo de las costas,
a las aguas taimadas,
a las barcas en las que nadie llega.

SI EL TIEMPO NO TRANSCURRIERA
La vejez al acecho, sin moverse
como un pastor que cuida las haciendas.
De pronto, la mirada sin los ojos
descubrirá una estrella.

PUEBLO
Desde entonces
cuánta semilla en el secano,
cuánto desperdiciado brote
No ver cuándo amanece
es seguir en la noche.
Y me fui,
abandoné la tierra
y las siestas de hoguera.
Desde entonces
quiero saber quién es la desertora.
Quién soy,
que ahora nadie deletrea mi nombre.
Quién soy que la casa está cerrada
y ajenas, reticentes, las paredes.
Que el perro ya no sale a recibirme,
que al entrar en la escuela
ya no hay olor a tinta
y a sosegado otoño.
Que en el recreo, a las hamacas
las columpia el aire.
Que no quiero ser Tarzán ni Jean Harlow.
Apenas la que soy, pero saberlo,
y no dudar ante el recuerdo
de aquellos cementerios deslunados,
en los que yazgo,
unitaria y plural
como la vida.

OBJETO INÚTIL
Nada de lo que sirve, a mí me sirve.
Quiero lo que no sirve a nadie,
las cosas sin destino, cosas libres,
un saco que no cubra los andrajos,
un amor gratuito como el sol,
que no cueste arrojarlo a la vereda
y se pueda malherirlo sin escándalo.
Y yo
no quiero servir más,
me quitaré el tatuaje de la feria
y si alguien me encuentra
que no se llame a engaño:
soy un objeto inútil.
Que no me busquen dueño
y no pongan avisos en los diarios.

RÉQUIEM AL AMOR
Dónde estaba la gente distraída
que no se oyó el tañer de una campana,
que ninguna palabra lo ha llorado,
que los parques están como si nada.

Empecinado tiempo que desgasta
la estatua y el diamante y el poema.
En mi pecho hay un mínimo sepulcro
y una paloma sepultada a medias.

Hay una parte exánime que hiende
las sombras y el orgullo destronado;
la otra todavía se estremece:

el ala viva del amor que ha muerto
esta hoja otoñal, este fantasma
ya no podrá volar ni en el recuerdo.

A UNA MARIPOSA EN LA CIUDAD
Allí estás sobre el muro de cemento,
destronada de un ciego paraíso,
de alguna aldea parecida al viento,
de un jardín devastado de improviso.

Qué distancia enarbola tu extravío,
que vandálica lluvia, qué exorcismo
te arrancó al corazón del labrantío
y señaló a tu vuelo el ostracismo.

Entre tanta ciudad, tanto hundimiento,
tus alas replegadas se parecen
a desquiciada brújula de tiempo:

señalas derrumbada el pavimento
pero recuerdas que hay un Mar de Césped
más allá del naufragio y el tormento.

INDICE
Prólogo,
TRÉMOLO (1960) : Frustración, Al hijo que no nació, Tarde dominical, Adiós a la casa pequeña, Interna, Palomas en la ciudad, Niño pobre,
EL PAÍS QUE LLAMAN VIDA (1964) : Cumpleaños, Puerto, El espejo, Crisol, Trasgo,
NO ESTÁ VEDADO EL GRITO (1967) : Neurosis, Mis vestigios, Desierto,  Desdoblamiento, Presencia, En viaje,
GIRAR EN DESCUBIERTO (1975) : Los duendes, Dónde estabas, Brindis, Volver, Fiesta, Obstinación, Indecisión, Aceptación, Dónde, Octubre, Rastreo,
QUÉ IMPORTA SI ANOCHECE (1980) : Qué importa, Mentira, Teléfono ocupado, Miedo, Referencia, Ayer te vi otra vez, Conquista, La serpiente, A una ilusión arrojada a la calle, A la casa en venta, A un día de verano nublado y frío, Palabras,
JUDAS Y LOS DEMÁS (1981) : Judas, A Dios, Insólita, Despedida, La casa ya no está, Tiempo,
Y DAN UN PREMIO AL QUE LO ATRAPE VIVO (1986) : Destiempo, Río, Si el tiempo no transcurriera, Agenda, Amarras, Pueblo, Objeto inútil, Réquiem al amor, A una mariposa en la ciudad.



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