TERMINARON LAS AÑORANZAS
Versión castellana de
"TECHAGA'U REÍ OPÁMA"
Obra de FÉLIX DE GUARANIA
(Enlace a datos biográficos y obras
En la GALERÍA DE LETRAS del
www.portalguarani.com )
Versión castellana de
"TECHAGA'U REÍ OPÁMA"
Obra de FÉLIX DE GUARANIA
(Enlace a datos biográficos y obras
En la GALERÍA DE LETRAS del
www.portalguarani.com )
.
TECHAGA’U REI OPAMA *
PERSONAJES
*. JOSE MARIA / SERAFINA / CHIMO
*. Esta obra fue estrenada en Asunción (Centro Cultural de España Juan de Salazar) por el grupo de teatro juvenil “Karaku”, en junio de 2001.
ESCENA PRIMERA
SERAFINA (50 años), sentada sobre una silla, cosiendo, remendando o tejiendo. De vez en cuando, lleva un pañuelo a los ojos, corno secándose las lágrimas a punto de correr.
JOSE MARIA (63 años), entra como si llegara del trabajo. Ropa de calle, humilde. Un bolso en la mano. A1 ver a Serafina hace un gesto de desagrado.
JOSE MARIA: ¡Ha! Apenas te quedas sola y... llora que te llora. Pero que es lo que está pasando, algo te apena, ¿O estas enferma?
SERAFINA: No es nada, viejo... No te preocupes de mí.
JOSE MARIA: Como no te preocupes... Porque no me voy a preocupar. Andas por ahí suspirando y suspirando y llorando a escondidas. Como si hubiera muerto algún pariente cercano...
SERAFINA: ¡Pero ya te dije que no es nada!
JOSE MARIA: En serio, ¿qué es lo que te pasa? ¿Acaso no te hallas?
SERAFINA: ¿Y qué querés que me alegre?
JOSE MARIA: ¡E'a! ¿Y qué te falta? Tienes una buena casa, comes lo que querés, te vestís como nunca te vestiste en nuestro país; cuando te enfermas, te curas y todos tus hijos están sanos.
SERAFINA: No digas, José María, no lo tengo todo...
JOSE MARIA: ¡Eso si que no me vas a decir! Desde que vinimos a este país, yo y tus hijos hemos trabajado para darte todo lo que necesitas. Si, señora...
SERAFINA: (Suplicante) Si, ya se, ya se...
JOSE MARIA: No dirás que somos unos miserables con vos. Es cierto que por ahora, aquí en la Argentina, se hace cada vez mas difícil, hay poco trabajo, suben los precios. Pero, con todo, Dios nos bendice y no pasamos necesidades.
SERAFINA: ¡Pero José María... yo no pido nada!
JOSE MARIA: Vinimos con las manos sobre la cabeza, ¿te acordás?, después que quemaron nuestra casa y nos pegaron y nos robaron, nos destrozaron... Llegamos aquí sin saber adónde ir, arrastrando a los niños, hambrientos y asustados. Ambos nos pusimos a trabajar en cualquier cosa. Y así, poco a poco, nos levantamos. Dios nos dio de nuevo dos niños. Ahora ya ellos nos dan nietos... ¡Qué más queremos!
SERAFINA: Ya te dije, José María... ¡Yo no quiero nada!
JOSE MARIA: ¿¡Y entonces que!?
SERAFINA: Solo que no me hallo... Sera porque siempre estoy sola. Vos te vas antes de amanecer y vuelves de noche, ¡ni siquiera hablamos! Mis hijos... bueno, ellos ya no están conmigo, todos viven lejos de nosotros, ya están todos casados.
JOSE MARIA: ¡E'a! ,Y que querés querida? Que no trabaje más y me quede aquí con vos ... No estamos también para eso. Por los muchachos que vamos a decir... Cuando los pájaros empluman se van y no vuelven.
SERAFINA: Y bien, viejo, no te preocupes, ya sé que hablo todo de balde, será porque ya estoy vieja o que...
JOSE MARIA: Y que vamos a hacer, Serafina... Es nuestra vida.
SERAFINA: (Se levanta bruscamente ante la resignación de José María.)
¡Nuestra vida! ¿Nuestra vida, dices? ¿Vos le llamas a esto nuestra vida? ¿Que clase de vida? ¡Ah, viejo! La vida no es solo comer bien, dormir, despertar, caminar... La vida es mucho más, viejo.
JOSE MARIA: Y que, que es la vida... ¡Decime!
SERAFINA: ¡E'a! Y donde dejas vos a nuestro país, te digo yo... Tu valle, tus parientes, tus amigos de todo tiempo... Tu padre y tu madre, a quienes dejamos todo de balde. No sabes como están, si viven todavía... Las cartas que escribimos siempre no han sido contestadas nunca... y ya hace más de 20 años. Vos piko, mi viejo, te hallas en este Buenos Aires ingrato, indiferente, lleno de ruido, de miedo, de falta de confianza... ¿Acaso vos no añoras tu tierra, viejo?
JOSE MARIA: ¡Eh! Y ahora me vas a salir con eso...
SERAFINA: ¡Y que te parece! No te das cuenta, viejo, que es lo que nos va matando... Añoranza niko, viejo, techaga'u... ¡Pero si vos mismo sacas algunas veces, del fondo del baúl, tu vieja guitarra y te pones a cantar "Noches del Paraguay", "Che Valle" y otras canciones...! ¡Y no me vas a decir que no!
JOSE MARIA: (Tararea.) "Oimene tajy poty/ pe cerro omopytamba/ oiméne hyakua porä/ opárupi ka'aguy...
SERAFINA: ¡Ha Ñandejára! Cuándo regresaremos a nuestro país... Que me siente de nuevo delante de la casa, que tome mate y vea pasar a la gente... Adió fulana, ¡que tal...! ¡Ha! Esta vida ingrata que nos tira tan lejos... (Emoción )
JOSE MARIA: (Se emociona visiblemente.) Pero... ¡Qué gran cosa! Ahora ya me vas a hacer llorar a mí también.
(Emocionado silencio)
SERAFINA: ¡E'ána! Pero que estúpida soy...
JOSE MARIA: (Se acerca a Serafina, le pone el brazo sobre el hombro, le acaricia los cabellos.) Yo también se... Vos crees que tengo el corazón de piedra. Me muerdo los labios para que no caigan lágrimas de mis ojos Cuando estoy recordando... Yo soy como vos no más también... Para que voy a negar, me hago no más que no me importa... me aprieta la añoranza, esta ausencia tan dura y larga, tan larga, Serafina, tan larga...
(Serafina esconde la cabeza en el pecho de José María.)
ESCENA SEGUNDA
Entra Chimo, que había escuchado las últimas palabras de José María.
CHIMO: Sí, hermano, tan larga, tan larga... Pero podemos acortarla... Y hasta podemos decir que ya se va acortando... Y está llegando la hora para que se apague esta gran añoranza que aprieta nuestro corazón. ¿Qué creen ustedes? ¡Todos vivimos así en esta Buenos Aires negra y cruel!
JOSE MARIA: Aquí la vieja, Chimo, sufre que te sufre... Y me hace sufrir a mí también...
SERAFINA: ¡Dios mío! Que pesada nuestra vida...
CHIMO: Es porque queremos no más, Serafina: o porque no entendemos que camino debemos seguir, que tenemos que hacer para recuperar nuestro país y desprendernos de esta añoranza que nos está matando... Todos añoramos nuestra tierra, nuestra familia, nuestros amigos... No podemos negar que añoramos nuestro valle querido, sus arroyos, sus selvas, sus noches de luna... Pero no es bueno revolcarnos en una añoranza inútil... Nosotros no hemos buscado esta vida... Nos la han impuesto, y tenemos que sacudirnos de ella...
JOSE MARIA: Y que tenemos que hacer, compadre Chimo, para sacudirnos de la añoranza... Decime, compadre...
SERAFINA: Eso, eso es lo que yo digo...
CHIMO: Y tenemos que romper las sombras que rodean nuestra vida, mis amigos... Salir de este aislamiento en que vivimos, unos lejos de otros, buscarnos, compartir, vivir a lo paraguayo, aunque sea los domingos, estar juntos en todo, conversar, informarnos mutuamente acerca de lo que pasa en nuestro país... No preguntarnos luego, eso es lo malo. Decimos que añoramos, pero nos apartamos, nos encerramos...
JOSE MARIA: Pero nosotros ya estamos viejos, Chimo, donde podemos ir. Y después, los hijos y nietos son todos argentinos y ya no quieren andar con nosotros por donde queremos ir. Por Deportivo Paraguayo y eso, ellos no quieren luego.
CHIMO: Ahí está la cosa. Ustedes mismos se apartan de nuestro país. Nuestro país son nuestros compatriotas. Decimos que añoramos a nuestro país, pero no somos capaces de compartir con nuestros compatriotas aquí. Y también, esto es lo grave, no educamos a nuestros hijos nacidos en este país a conocer y amar al país de sus padres, no le enseñamos nuestra lengua, no hacemos que les guste nuestra música, que tengan curiosidad por nuestra historia...
SERAFINA: En realidad eso debiéramos hacer...
JOSE MARIA: (Haciendo un gesto de impotencia) No podemos hacer nada, no tenemos fuerza ni autoridad sobre ellos.
CHIMO: No es eso, José María, es que no nos proponemos luego, no cuidamos eso, no hacemos ningún esfuerzo, los dejamos también abandonados, los alejamos de nosotros, no le ensenamos a amar el Paraguay, que también es el país de ellos, no importa que hayan nacido aquí. Si los hubiéramos educado en eso, hubieran sido los primeros en ayudarnos para devolver a nuestro país la justicia, la tranquilidad.
JOSE MARIA: Pero Chimo, ¡nadie se interesa ni hace nada!
CHIMO: No, no y no, José María. Solo vos no sabes porque te aíslas. Pero como es que no saben que el domingo pasado no mas, en el Obelisco de Buenos Aires se juntaron 5 mil paraguayos para reclamar libertad a nuestra patria, para que podamos volver todos, a trabajar y vivir en nuestra tierra, para descansar de tanto exilio, de tanta añoranza.
SERAFINA: Pero es verdad eso...
JOSE MARIA: Viste, Serafina. Yo te digo luego siempre, vamos a ver la televisión, vamos a escuchar la radio, y vos me decís ¡na'umbré! Estoy cansada de ver y escuchar tonterías... ¡Pero yo te digo para ver el noticiero no más!
SERAFINA: Y donde yo voy a saber... Hace rato luego que no hablamos con los paraguayos... Ni a compadre Chimo no le visitamos más...
CHIMO: Eso es lo que yo digo siempre... Pero como nosotros los paraguayos no nos vamos a buscar, no nos vamos a visitar, por lo menos para hablar en guaraní y escuchar nuestra música, recordar por nuestros valles.
JOSE MARIA: ¡Eso digo yo!
CHIMO: Nuestro país necesita de nosotros; nuestra tierra vive en nuestro corazón, la hemos traído en la suela de nuestros zapatos a Buenos Aires...
JOSE MARIA: Decime Chimo, ¿la policía no nos hace nada cuando asistimos a esas reuniones?
CHIMO: Ah, José María. la verdad que vivís en la oscuridad...
JOSE MARIA: En el Paraguay no se podía festejar ni cumpleaños, hasta de una novena nos llevaban presos a todos...
SERAFINA: ¡No me hagas recordar! Cuántos prójimos fueron pegados y encarcelados por nada...
JOSE MARIA: Y los que fueron asesinados, y los que desaparecieron después de caer presos...
CHIMO: Así era, y así es hoy. Los que mandan no nos permiten hablar siquiera, no dejan que protestemos por los abusos y que pidamos una vida mejor. Pero, el miedo está terminando, nuestros compatriotas salen cada vez más a la calle a gritar. los jóvenes enfrentan a los policías, hasta las monjas hacen procesión de silencio. Nuestro pueblo lucha, José María.
JOSE MARIA: Y es sobre eso lo que hubo la concentración en el obelisco...
SERAFINA: Y seguramente era eso...
CHIMO: Sí, era eso. En la Argentina somos muchísimos, y andamos todos separados, vivimos siempre con ese miedo que trajimos de nuestro país, esa desconfianza que los mismos mandones metieron en nuestra cabeza. Yo mismo, no niego, a muchos compatriotas ni los saludaba más, porque no eran de mi partido. Pero después me di cuenta de que estemos donde estemos, todos sufrimos lo mismo, y porque vamos a estar peleándonos, en vez de unimos contra esos bandidos...
JOSE MARIA: ¡Eso es verdad!
SERAFINA: Chimo, te vas a quedar a cenar, ¿cierto? Anda viejo, a traer un poco de vino, vamos a tomar un poco con el compadre Chimo.
CHIMO: ¡No! Deja no más Serafina. Tengo que ir a una reunión, donde se va a ver cómo podemos ayudar a nuestros compatriotas que luchan contra la dictadura, la gente se va a ir con guitarras y vamos a musiquear un poco, también...
JOSE MARIA: Y qué clase de gente los que van allí...
SERAFINA: Si, si, que clase...
CHIMO: De todas clases, Serafina, de todas clases, los que aman al Paraguay...
SERAFINA: José María, José María, porque no vamos nosotros también...
JOSE MARIA: Eh, y eso es lo que yo te digo siempre, vamos-na a donde se junta la gente paraguaya... Nosotros también tenemos que ayudar...
SERAFINA: Me voy a ponerme ese vestido que me regalo nuestro hijo Andresito en mi cumpleaños, y vos, ponéte ese traje que compraste cuando se bautizo Juanita...
JOSE MARIA: Planchákena un poco, hace rato que no me pongo. (Serafina sale presurosa.)
CHIMO: Que bueno, José María. Tener nostalgia de balde, no vale. Qué es eso de andar siempre suspirando no más por el país perdido. Tenemos que sacudir hasta la sangre y hacer que nuestro corazón salte de entusiasmo y alegría. Muchísimos jóvenes están en la lucha, los viejos no podemos quedar atrás, ¡no podemos quedar atrás!
SERAFINA: (Entrando) ¡Vamos, José María! Anda a vestirte y vamos con Chimó. Ahora sí que terminó el añorar de balde...
TODOS: Si, añorar de balde, ¡no sirve!
TECHAGA’U REI OPAMA *
PERSONAJES
*. JOSE MARIA / SERAFINA / CHIMO
*. Esta obra fue estrenada en Asunción (Centro Cultural de España Juan de Salazar) por el grupo de teatro juvenil “Karaku”, en junio de 2001.
ESCENA PRIMERA
SERAFINA (50 años), sentada sobre una silla, cosiendo, remendando o tejiendo. De vez en cuando, lleva un pañuelo a los ojos, corno secándose las lágrimas a punto de correr.
JOSE MARIA (63 años), entra como si llegara del trabajo. Ropa de calle, humilde. Un bolso en la mano. A1 ver a Serafina hace un gesto de desagrado.
JOSE MARIA: ¡Ha! Apenas te quedas sola y... llora que te llora. Pero que es lo que está pasando, algo te apena, ¿O estas enferma?
SERAFINA: No es nada, viejo... No te preocupes de mí.
JOSE MARIA: Como no te preocupes... Porque no me voy a preocupar. Andas por ahí suspirando y suspirando y llorando a escondidas. Como si hubiera muerto algún pariente cercano...
SERAFINA: ¡Pero ya te dije que no es nada!
JOSE MARIA: En serio, ¿qué es lo que te pasa? ¿Acaso no te hallas?
SERAFINA: ¿Y qué querés que me alegre?
JOSE MARIA: ¡E'a! ¿Y qué te falta? Tienes una buena casa, comes lo que querés, te vestís como nunca te vestiste en nuestro país; cuando te enfermas, te curas y todos tus hijos están sanos.
SERAFINA: No digas, José María, no lo tengo todo...
JOSE MARIA: ¡Eso si que no me vas a decir! Desde que vinimos a este país, yo y tus hijos hemos trabajado para darte todo lo que necesitas. Si, señora...
SERAFINA: (Suplicante) Si, ya se, ya se...
JOSE MARIA: No dirás que somos unos miserables con vos. Es cierto que por ahora, aquí en la Argentina, se hace cada vez mas difícil, hay poco trabajo, suben los precios. Pero, con todo, Dios nos bendice y no pasamos necesidades.
SERAFINA: ¡Pero José María... yo no pido nada!
JOSE MARIA: Vinimos con las manos sobre la cabeza, ¿te acordás?, después que quemaron nuestra casa y nos pegaron y nos robaron, nos destrozaron... Llegamos aquí sin saber adónde ir, arrastrando a los niños, hambrientos y asustados. Ambos nos pusimos a trabajar en cualquier cosa. Y así, poco a poco, nos levantamos. Dios nos dio de nuevo dos niños. Ahora ya ellos nos dan nietos... ¡Qué más queremos!
SERAFINA: Ya te dije, José María... ¡Yo no quiero nada!
JOSE MARIA: ¿¡Y entonces que!?
SERAFINA: Solo que no me hallo... Sera porque siempre estoy sola. Vos te vas antes de amanecer y vuelves de noche, ¡ni siquiera hablamos! Mis hijos... bueno, ellos ya no están conmigo, todos viven lejos de nosotros, ya están todos casados.
JOSE MARIA: ¡E'a! ,Y que querés querida? Que no trabaje más y me quede aquí con vos ... No estamos también para eso. Por los muchachos que vamos a decir... Cuando los pájaros empluman se van y no vuelven.
SERAFINA: Y bien, viejo, no te preocupes, ya sé que hablo todo de balde, será porque ya estoy vieja o que...
JOSE MARIA: Y que vamos a hacer, Serafina... Es nuestra vida.
SERAFINA: (Se levanta bruscamente ante la resignación de José María.)
¡Nuestra vida! ¿Nuestra vida, dices? ¿Vos le llamas a esto nuestra vida? ¿Que clase de vida? ¡Ah, viejo! La vida no es solo comer bien, dormir, despertar, caminar... La vida es mucho más, viejo.
JOSE MARIA: Y que, que es la vida... ¡Decime!
SERAFINA: ¡E'a! Y donde dejas vos a nuestro país, te digo yo... Tu valle, tus parientes, tus amigos de todo tiempo... Tu padre y tu madre, a quienes dejamos todo de balde. No sabes como están, si viven todavía... Las cartas que escribimos siempre no han sido contestadas nunca... y ya hace más de 20 años. Vos piko, mi viejo, te hallas en este Buenos Aires ingrato, indiferente, lleno de ruido, de miedo, de falta de confianza... ¿Acaso vos no añoras tu tierra, viejo?
JOSE MARIA: ¡Eh! Y ahora me vas a salir con eso...
SERAFINA: ¡Y que te parece! No te das cuenta, viejo, que es lo que nos va matando... Añoranza niko, viejo, techaga'u... ¡Pero si vos mismo sacas algunas veces, del fondo del baúl, tu vieja guitarra y te pones a cantar "Noches del Paraguay", "Che Valle" y otras canciones...! ¡Y no me vas a decir que no!
JOSE MARIA: (Tararea.) "Oimene tajy poty/ pe cerro omopytamba/ oiméne hyakua porä/ opárupi ka'aguy...
SERAFINA: ¡Ha Ñandejára! Cuándo regresaremos a nuestro país... Que me siente de nuevo delante de la casa, que tome mate y vea pasar a la gente... Adió fulana, ¡que tal...! ¡Ha! Esta vida ingrata que nos tira tan lejos... (Emoción )
JOSE MARIA: (Se emociona visiblemente.) Pero... ¡Qué gran cosa! Ahora ya me vas a hacer llorar a mí también.
(Emocionado silencio)
SERAFINA: ¡E'ána! Pero que estúpida soy...
JOSE MARIA: (Se acerca a Serafina, le pone el brazo sobre el hombro, le acaricia los cabellos.) Yo también se... Vos crees que tengo el corazón de piedra. Me muerdo los labios para que no caigan lágrimas de mis ojos Cuando estoy recordando... Yo soy como vos no más también... Para que voy a negar, me hago no más que no me importa... me aprieta la añoranza, esta ausencia tan dura y larga, tan larga, Serafina, tan larga...
(Serafina esconde la cabeza en el pecho de José María.)
ESCENA SEGUNDA
Entra Chimo, que había escuchado las últimas palabras de José María.
CHIMO: Sí, hermano, tan larga, tan larga... Pero podemos acortarla... Y hasta podemos decir que ya se va acortando... Y está llegando la hora para que se apague esta gran añoranza que aprieta nuestro corazón. ¿Qué creen ustedes? ¡Todos vivimos así en esta Buenos Aires negra y cruel!
JOSE MARIA: Aquí la vieja, Chimo, sufre que te sufre... Y me hace sufrir a mí también...
SERAFINA: ¡Dios mío! Que pesada nuestra vida...
CHIMO: Es porque queremos no más, Serafina: o porque no entendemos que camino debemos seguir, que tenemos que hacer para recuperar nuestro país y desprendernos de esta añoranza que nos está matando... Todos añoramos nuestra tierra, nuestra familia, nuestros amigos... No podemos negar que añoramos nuestro valle querido, sus arroyos, sus selvas, sus noches de luna... Pero no es bueno revolcarnos en una añoranza inútil... Nosotros no hemos buscado esta vida... Nos la han impuesto, y tenemos que sacudirnos de ella...
JOSE MARIA: Y que tenemos que hacer, compadre Chimo, para sacudirnos de la añoranza... Decime, compadre...
SERAFINA: Eso, eso es lo que yo digo...
CHIMO: Y tenemos que romper las sombras que rodean nuestra vida, mis amigos... Salir de este aislamiento en que vivimos, unos lejos de otros, buscarnos, compartir, vivir a lo paraguayo, aunque sea los domingos, estar juntos en todo, conversar, informarnos mutuamente acerca de lo que pasa en nuestro país... No preguntarnos luego, eso es lo malo. Decimos que añoramos, pero nos apartamos, nos encerramos...
JOSE MARIA: Pero nosotros ya estamos viejos, Chimo, donde podemos ir. Y después, los hijos y nietos son todos argentinos y ya no quieren andar con nosotros por donde queremos ir. Por Deportivo Paraguayo y eso, ellos no quieren luego.
CHIMO: Ahí está la cosa. Ustedes mismos se apartan de nuestro país. Nuestro país son nuestros compatriotas. Decimos que añoramos a nuestro país, pero no somos capaces de compartir con nuestros compatriotas aquí. Y también, esto es lo grave, no educamos a nuestros hijos nacidos en este país a conocer y amar al país de sus padres, no le enseñamos nuestra lengua, no hacemos que les guste nuestra música, que tengan curiosidad por nuestra historia...
SERAFINA: En realidad eso debiéramos hacer...
JOSE MARIA: (Haciendo un gesto de impotencia) No podemos hacer nada, no tenemos fuerza ni autoridad sobre ellos.
CHIMO: No es eso, José María, es que no nos proponemos luego, no cuidamos eso, no hacemos ningún esfuerzo, los dejamos también abandonados, los alejamos de nosotros, no le ensenamos a amar el Paraguay, que también es el país de ellos, no importa que hayan nacido aquí. Si los hubiéramos educado en eso, hubieran sido los primeros en ayudarnos para devolver a nuestro país la justicia, la tranquilidad.
JOSE MARIA: Pero Chimo, ¡nadie se interesa ni hace nada!
CHIMO: No, no y no, José María. Solo vos no sabes porque te aíslas. Pero como es que no saben que el domingo pasado no mas, en el Obelisco de Buenos Aires se juntaron 5 mil paraguayos para reclamar libertad a nuestra patria, para que podamos volver todos, a trabajar y vivir en nuestra tierra, para descansar de tanto exilio, de tanta añoranza.
SERAFINA: Pero es verdad eso...
JOSE MARIA: Viste, Serafina. Yo te digo luego siempre, vamos a ver la televisión, vamos a escuchar la radio, y vos me decís ¡na'umbré! Estoy cansada de ver y escuchar tonterías... ¡Pero yo te digo para ver el noticiero no más!
SERAFINA: Y donde yo voy a saber... Hace rato luego que no hablamos con los paraguayos... Ni a compadre Chimo no le visitamos más...
CHIMO: Eso es lo que yo digo siempre... Pero como nosotros los paraguayos no nos vamos a buscar, no nos vamos a visitar, por lo menos para hablar en guaraní y escuchar nuestra música, recordar por nuestros valles.
JOSE MARIA: ¡Eso digo yo!
CHIMO: Nuestro país necesita de nosotros; nuestra tierra vive en nuestro corazón, la hemos traído en la suela de nuestros zapatos a Buenos Aires...
JOSE MARIA: Decime Chimo, ¿la policía no nos hace nada cuando asistimos a esas reuniones?
CHIMO: Ah, José María. la verdad que vivís en la oscuridad...
JOSE MARIA: En el Paraguay no se podía festejar ni cumpleaños, hasta de una novena nos llevaban presos a todos...
SERAFINA: ¡No me hagas recordar! Cuántos prójimos fueron pegados y encarcelados por nada...
JOSE MARIA: Y los que fueron asesinados, y los que desaparecieron después de caer presos...
CHIMO: Así era, y así es hoy. Los que mandan no nos permiten hablar siquiera, no dejan que protestemos por los abusos y que pidamos una vida mejor. Pero, el miedo está terminando, nuestros compatriotas salen cada vez más a la calle a gritar. los jóvenes enfrentan a los policías, hasta las monjas hacen procesión de silencio. Nuestro pueblo lucha, José María.
JOSE MARIA: Y es sobre eso lo que hubo la concentración en el obelisco...
SERAFINA: Y seguramente era eso...
CHIMO: Sí, era eso. En la Argentina somos muchísimos, y andamos todos separados, vivimos siempre con ese miedo que trajimos de nuestro país, esa desconfianza que los mismos mandones metieron en nuestra cabeza. Yo mismo, no niego, a muchos compatriotas ni los saludaba más, porque no eran de mi partido. Pero después me di cuenta de que estemos donde estemos, todos sufrimos lo mismo, y porque vamos a estar peleándonos, en vez de unimos contra esos bandidos...
JOSE MARIA: ¡Eso es verdad!
SERAFINA: Chimo, te vas a quedar a cenar, ¿cierto? Anda viejo, a traer un poco de vino, vamos a tomar un poco con el compadre Chimo.
CHIMO: ¡No! Deja no más Serafina. Tengo que ir a una reunión, donde se va a ver cómo podemos ayudar a nuestros compatriotas que luchan contra la dictadura, la gente se va a ir con guitarras y vamos a musiquear un poco, también...
JOSE MARIA: Y qué clase de gente los que van allí...
SERAFINA: Si, si, que clase...
CHIMO: De todas clases, Serafina, de todas clases, los que aman al Paraguay...
SERAFINA: José María, José María, porque no vamos nosotros también...
JOSE MARIA: Eh, y eso es lo que yo te digo siempre, vamos-na a donde se junta la gente paraguaya... Nosotros también tenemos que ayudar...
SERAFINA: Me voy a ponerme ese vestido que me regalo nuestro hijo Andresito en mi cumpleaños, y vos, ponéte ese traje que compraste cuando se bautizo Juanita...
JOSE MARIA: Planchákena un poco, hace rato que no me pongo. (Serafina sale presurosa.)
CHIMO: Que bueno, José María. Tener nostalgia de balde, no vale. Qué es eso de andar siempre suspirando no más por el país perdido. Tenemos que sacudir hasta la sangre y hacer que nuestro corazón salte de entusiasmo y alegría. Muchísimos jóvenes están en la lucha, los viejos no podemos quedar atrás, ¡no podemos quedar atrás!
SERAFINA: (Entrando) ¡Vamos, José María! Anda a vestirte y vamos con Chimó. Ahora sí que terminó el añorar de balde...
TODOS: Si, añorar de balde, ¡no sirve!
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Enlace a la versión en Guaraní
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Fuente:
TEATRO PARAGUAYO DE AYER Y DE HOY TOMO I (A-G)
Autora: TERESA MENDEZ-FAITH
Intercontinental Editora,
Asunción-Paraguay – 612 páginas.
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Visite la GALERÍA DE LETRAS
Autora: TERESA MENDEZ-FAITH
Intercontinental Editora,
Asunción-Paraguay – 612 páginas.
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Amplio resumen de autores y obras
de la Literatura Paraguaya.
Poesía, Novela, Cuento, Ensayo, Teatro y mucho más.
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