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martes, 13 de julio de 2010

RENÉE FERRER - EL BURDEL (TEATRO) / Fuente: TEATRO PARAGUAYO - TOMO I de TERESA MENDEZ-FAITH.


EL BURDEL
Obra de RENÉE FERRER
(Enlace a datos biográficos y obras
En la GALERÍA DE LETRAS del
www.portalguarani.com )
.
EL BURDEL
Esta obra fue estrenada en Asunción (Manzana de la Rivera), en julio de 1998.

PERSONAJES
*. MALU / PROSTITUTA 1 / PROSTITUTA 2 / PROSTITUTA 3 / PROSTITUTA 4


Un salón con muebles viejos, decoración desteñida, luz tornasolada, varias prostitutas en bata, camisolines, chinelas. Despeinadas, somnolientas. Están tomando mate.

PROSTITUTA 1: Estoy harta de estar encerrada sin ver nada más que este pedazo de río enmarcado en la ventana. Las canoas se pierden entre los camalotes, los barcos se despiden y nosotras les damos la espalda. La ciudad le da la espalda al río, y nos retiene.

PROSTITUTA 2: La Madama nos retiene. Nadie puede navegar corriente abajo intentando una salida. El río pasará, pasará y la vieja se quedará.

PROSTITUTA 3: Ni los pescadores nos visitan.

PROSTITUTA 4: Yo estoy feliz de no ver a nadie. Levantarme sin apuros, tomar mate despeinada. Estar de balde. ¿Por qué no vendrán los hombres?

PROSTITUTA 3: Es lógico. La revoluci6n se está poniendo cada vez más violenta. Se ensaña con los detractores. Al que protesta, pum, lo hacen desaparecer o le dejan la espalda como un colador.

PROSTITUTA 2: De cualquier manera todas tenemos alguien a quien llorar, de modo que no exageremos.

MALU: Poné el disco, Gabina. Me gusta el saxo de ese tipo porque me hace temblar por dentro.

PROSTITUTA 2: ¿El saxo o el sexo?

MALU: (Se escuchan disparos.) Que tiempo sangriento este. Tiempo de duelo donde corre siempre la misma lágrima, el mismo adiós definitivo e inútil.

PROSTITUTA 4: Yo prefiero quedarme guardada en el burdel. Ahora que la presencia de los hombres languidece, se está bien aquí adentro. Mate con galleta coquito. (EI mate pasa de mano en mano.) Sin tener que trabajar. ¡Qué placer!

PROSTITUTA 2: Parece que el rigor de la policía les enfría el deseo.
MALU: A mí me gusta así. El salón desmantelado, las fundas sobre los muebles, el polvo sobre el silencio, y esta calma desteñida, como en reclusión domiciliaria, mientras llora el saxo y tomamos mate dulce.

PROSTITUTA 3: Parece que estamos de vacaciones.

PROSTITUTA 2: (Sarcástica) Estamos de vacaciones.

PROSTITUTA 4: Da gusto Cuando no hay clientes. Me fascina andar en pelotas sin que nadie me babee encima.

MALU: Moverse sin esa rutina obligada del deseo. (Busca los ojos de Lina.) Vení, Lina. Abrázame. En los días libres trabajan los recuerdos. Cuando me acuerdo de la espalda de mi madre, yéndose por el campo, con su ristra de varones colgándole por todas partes, y sin mí, me gusta que me acaricies con esa ternura que vos tenés. (La mirada de Malú se queda fija en la ventana, mirando el río.)

PROSTITUTA 1: Malú, volvé, ¿por donde andás? Despertáte.

PROSTITUTA 3: Dejála, ¿no ves que está en otra parte?

MALU: En las márgenes del río donde se deshace la espuma. Una para aquí, otra para allá, formando círculos al saltar. (Salta en círculo como una niña, sonriendo.)

PROSTITUTA 4: Malú sabe cómo protegerse de sus recuerdos. Se pone una máscara de luna llena, y ya está. Nadie la insultara detrás de esa sonrisa que le defiende la cara, ni siquiera los hombres, que juegan a abrazarnos como si les importáramos.

PROSTITUTA 2: Todas somos la misma mierda. Mirá ésta. Con los pechitos apenas formados y ya por acá, la muy zorrita.

PROSTITUTA 4: No digas eso. ¿No ves que está llorando? (Señala a una muchacha muy joven.)

PROSTITUTA 2: Ya te vas a acostumbrar, querida. Con el tiempo ni dolor vas a sentir.

MALU: ¿Por qué se burlan? Acaso no se acuerdan como es al principio. No llores, Nana. A la larga una se habitúa. Desperezarse por las mañanas con la cara llena de sueño, las sábanas que se nos pegan a las piernas, la resaca del whisky subiendo y bajando como una burbuja desde el estomago a la boca y de la boca al alma, se vuelve una costumbre.

PROSTITUTA 3: ¿Que es el alma, Malú?

MALU: Allí donde te duelen las cosas.

PROSTITUTA 3: (Exclamación de asentimiento.)

PROSTITUTA 2: (Señalando a la nueva) Esta va a creer que el alma está entre las piernas. Con alma o sin alma es aquí donde estas, y basta de llanto.
MALU: Aquí es donde vas a recibir algún cariño. Tomate un mate dulce, Nana. El agua es una cinta que te enlaza a la vida. Ya vas a encontrar a alguien que te entienda. No te desesperes. Mirame a mí (Se abraza a Lina, le arregla el pelo.) Lina y yo somos amigas, nos contamos las cosas. Nuestros exilios. Mi venta, su caída. En sus brazos encuentro el regazo de mi madre.

PROSTITUTA 4: Las nuevas siempre lloran.

PROSTITUTA 2: Y las viejas nos reímos. Ya sabemos como es. Es mejor reír que llorar, y que llore otra en vez de vos, es mejor todavía.

MALU: No seas mala. ¿Por qué sos así? Yo nunca puedo arrancarme del todo la tristeza que llevo como un vestido pegado al cuerpo. Sobre todo cuando tengo un hombre encima y debo fingir un placer que no siento. En un prostíbulo, el cinismo es siempre la quinta pared que nos libera de los que no pueden amarnos. La boca finge una alegría que está incluida en la tarifa, mientras se derrama entre los dientes esa mueca que algunos llaman sonrisa, y se queda en los labios para que la vea el cliente, y salga satisfecho, creyendo que es verdadera.

PROSTITUTA 3: Revientan de satisfacción, los muy infelices, sabes. Y eso es lo que nos exige la Madama. Ya vas a aprender a escabullirte hacia tu adentro, como hacemos todas para sobrevivir.

PROSTITUTA 2: Aprende, nenita, si no la vieja te va a dejar sin comer, y adiós mundo cruel.

PROSTITUTA 1: Este encierro me agobia. La humareda me da tos. ¿Qué podemos hacer?

PROSTITUTA 3: Todo está como dormido en este lugar. El aburrimiento es un bostezo que nos traga.

PROSTITUTA 4: Pero el mate esta rico. Es ideal para espantar el aburrimiento.

PROSTITUTA 3: Me gusta chupar la bombilla haciéndome la ilusión de que algún día voy a salir de aquí y me sentare en la puerta de mi rancho a matear con quien me quiera. ¿Ustedes saben que antes de venir aquí yo tuve un novio?

PROSTITUTA 2: ¿No me digas? Yo creí que naciste puta.

PROSTITUTA 1: Con los brazos en cruz mecerme, con los brazos en cruz dormirme, ciñéndome toda con los brazos en cruz (risa). Así soles hablar cuando soñás con él.

PROSTITUTA 3: Yo nunca sueño.

PROSTITUTA 2: Chupá, querida, y hacete ilusiones. En sueños o despierta ese cilindro te debe recordar otras cosas.

PROSTITUTA 3: Me alivia sabes. El agua hirviendo me esparce por dentro un bienestar que, borra las cosas que quiero olvidar. Es un compañero con quien podes compartir tus recuerdos sin que se ría.

PROSTITUTA 2: Cada loca con su tema. Tirada con algo caliente siempre te gusta estar.

MALU: Cómo sos, Berta. ¿No tenés compasión? ¿Vos no pensás que tenemos sentimientos? ¿Que alguna vez fuimos distintas? Hay muchas cosas sin sentido que sin embargo yo comprendo. Aunque cualquiera me tenga de la piel para afuera mi paisaje interior a nadie pertenece. Ahí adentro no hay quien me toque, ni me ultraje. Todo sucede fuera de mí, lejos de mi primer recuerdo, cerca de mi reiterada muerte. Pero vos no entendés nada. ¿Acaso no sabes lo que se siente Cuando uno se quiere escapar de algún lugar que te lastima?

PROSTITUTA 2: Lo que entiendo es que esta idiota no me deja descansar con su lloriqueo. Y no veo por qué hay que hacer tanta lata pararä por eso.

MALU: Cuando se oyen los ruidos que hace un hombre con una mujer en un catre, y te dicen date vuelta y cubrite la cara, y vos te das vuelta y te cubrís la cara, y no podés fugarte al río porque la puerta está atrancada, entonces te enteras de lo que es la vida, y cuanto duele el encierro. Te refugias en el mate, en las que andan como vos, en tus sueños. Así que déjala tranquila.

PROSTITUTA 2: ¿De dónde salió esta? Aquí todas somos iguales. Toditas de la calle y sin vergüenza.

MALU: Más que en ningún lugar siento aquí la impudicia. Entre estas paredes que me separan de las canoas y de los mbigua que planean en el cielo, lejos de la alegría y la inocencia. Sé muy bien que soy un pájaro que no dejará ningún rastro, y esto, aunque vos no creas, me ayuda a moverme y a entregarme con una fuerza más vital que el oleaje de ese río que se nos escapa sin llevarnos.

PROSTITUTA 2: A mí no me interesa que vos te sientas un pájaro y te crezcan plumas. Esta idiota está llorando y me da risa. ¿Que querés que haga? Yo también tuve mi primera noche, y no ando moqueando por los rincones.

MALU: Desde aquella noche que me violó el desgraciado aquel nunca volví a ser la misma. Pero yo no dudo de que pasaré por una cantidad de mutaciones, y llegaré a ser distinta.

PROSTITUTA 1: ¿Como fue, Malú? Nunca nos contaste nada de tu vida.

PROSTITUTA 2: Ella siempre anda hablando de cosas raras, pero nunca cuenta la verdad de la milanesa.

MALU: Me metió en el auto sin decir una palabra. Yo creí que dos picos de halcón me deshacían. Sus ojos eran duros y se movían para todos lados como si estuvieran esperando la llegada de alguien. Después me acostumbre. Cada noche el mismo manoseo, la misma lucha, el mismo silencio. Finalmente algún monosílabo, cuando pude limpiarme el roce de sus manos, explorándome; el dolor vivo en la intimidad del sexo. Así se fue armando el tiempo. Tardecitas vacías, noches tumultuosas, a la mañana el sol picándome en la cara.

PROSTITUTA 4: ¿Cuánto tiempo duro?

MALU: Ahora se me pierden las fechas. Solo recuerdo el agua hirviendo en el fogón. Su mano subiendo por el tajo de la pollera entre mis piernas. Entonces sucedió. Era Semana Santa y nos topamos con la procesión de los estacioneros. Sus antorchas de papel de seda parecían luciérnagas confundiéndose con los faroles de la calle. Mi mano se acurruco como un pájaro en la suya, y esa tibieza me hizo sentir bien. Nos metimos entre la gente como camaradas entrelazados que olvidan sus nombres. Una Cierta felicidad bajo desde la luna hasta mi frente. No podía creerlo.

PROSTITUTA 3: ¿Tanto te alegraste?

PROSTITUTA 2: Fíjate vos.

MALU: Estamos entre la multitud compartiendo el tumulto de voces y velones encendidos. Cierta gente rezaba y yo rezaba también para que fuera cierto. (Malú con expresión ausente) Camino junto a é1 que retiene mi mano con una incierta dulzura en la suya. Estoy al aire libre, en la calle, rodeada de olores y rostros nuevos. Lejos del lugar donde vivo-muero; lejos de las paredes de la pensión donde me dejo temblando el sexo la noche que me arranco de la casa de mi tío. Lejos de la mesita donde sorbemos el silencio de cada mañana; a mil años de la cama y los ultrajes, a pocos pasos del contento. Soy nueva otra vez, me siento limpia, con mi mano en la suya.

PROSTITUTA 2: Pero mira un poco, que romántico su caso (Con burla).

MALU: En cada vela que la gente pasea presiento una grieta de esperanza. Tal vez desde esta noche algo cambie para mí. O por lo menos me saque a la calle de tanto en tanto para no morirme de encierro entre las cuatro soledades de su cuarto. Un rayito de luz juega conmigo de la mano de mi confianza, invitándome a creer. Quizás alguna, vez, desde ahora, en cualquier momento, podamos conversar como dos seres humanos, olvidando que somos nosotros.

PROSTITUTA 2: Que estúpida sos. ¿Todavía crees en los Reyes Magos? Pajarona.

PROSTITUTA 4: Basta. Déjala hablar.

MALU: Feliz me pego a él, o quizás astutamente. Le ofrezco mi cuerpo para que lo sienta, aunque sé que no le importo y, en verdad, lo detesto. Antes de salir, intenté más que nunca darle gusto. Aunque cualquier intento es imposible y la satisfacción irrisoria. La aguja del ultraje me cosió desde la primera vez el ojal de la entrega.

PROSTITUTA 2: Esa aguja te pincho de lo lindo me parece. Pero no te zurció la boca, por lo que veo.

PROSTITUTA 1: ¿No te podés callar?
MALU: Siento una posibilidad de entreabrir una puerta. En las caras de la gente veo una fe que me contagia. Me siento cálida y fraterna, con mi mano en la suya. En esa vereda todos somos de pronto una gran familia a la cual yo también pertenezco. No importa que no hayamos compartido nunca la intimidad de un café, una confidencia, el descanso entre las sabanas revueltas, el simple hecho de caminar juntos nos acerca. (Malú muy perturbada) Entramos juntos a un callejón incierto. El camino le era familiar y pensé por un momento que me llevaba a comer a alguna parte.

PROSTITUTA 3: Que ilusa.

PROSTITUTA 2: Sí, ¿cómo pudiste chuparte el dedo antes de comer?

PROSTITUTA 4: Cállate de una vez.

TODAS: (Silencio)

MALU: Me desagrado la mujer que se adelanto a recibirnos, con su sonrisa falsa y una flor de papel en el pelo. (Un reloj da las horas.) Hablaron mientras ella me miraba de la cabeza a los pies. Enseguida nos condujo a un cuarto que se abría al final del corredor, y escuche su ¡desvístete! Me fui sacando el pantalón, la camisa, el corpiño, como si fueran partes de mí misma. Entonces se acerco y con dos dedos me apretó fuertemente un pezón. (Malú grita.) Saqué la cara de aquel momento y seguí en pie. Fue entonces que vi la cama, ese injerto monstruoso en el medio de la habitación (solloza). Procede, le dijo. El me empujó y delante de ella me penetro sin espera. (Malú enajenada otra vez) De la colcha se escapaban pájaros a los que les pedía con los ojos cerrados que me llevaran lejos. (Malú en la realidad otra vez) Pero yo seguía aquí, mirándole la espalda. No bien se sacudió las arrugas del traje, recibió la paga por mi cuerpo y me dejó en este sitio. No llores, Nana. Ya ves como son las cosas. Cuando se canso de mí me vendió simplemente a este prostíbulo, donde fui rematada varias veces como una virgen adolescente; la misma virgen cada mes, con la cara impasible cada vez que alguien compraba mis caricias de niña. Ven aquí, no llores más. Todas sabemos que no hay nada más triste que las bombachas usadas de una mujer, esparcidas por los rincones en un cuartito de burdel.
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De: SOBRE EL RÍO... Y OTRAS HISTORIAS:
Ejercicios para autores
(Asunción: Arandurã Editorial, 1998)
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Fuente:
TEATRO PARAGUAYO DE AYER Y DE HOY TOMO I (A-G)
Autora: TERESA MENDEZ-FAITH
Intercontinental Editora,
Asunción-Paraguay – 612 páginas.
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Poesía, Novela, Cuento, Ensayo, Teatro y mucho más.

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