EL REFLEJO DE LA CONCIENCIA COLECTIVA
EN LA NARRATIVA HISTÓRICA PARAGUAYA
PONENCIA DE
NELSON AGUILERA
(ENLACE A DATOS BIOGRÁFICOS Y OBRAS
EN LA GALERÍA DE LETRAS DEL
WWW.PORTALGUARANI.COM )
EN LA NARRATIVA HISTÓRICA PARAGUAYA
PONENCIA DE
NELSON AGUILERA
(ENLACE A DATOS BIOGRÁFICOS Y OBRAS
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EL REFLEJO DE LA CONCIENCIA COLECTIVA
EN LA NARRATIVA HISTÓRICA PARAGUAYA
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Antes de escribir este breve trabajo hice un rápido sondeo en algunas librerías sobre las narrativas históricas más vendidas, y para sorpresa mía, la sospecha que temía se confirmó. Entre las obras más vendidas figuran: "Cuentos de la Guerra Grande" de Margarita Prieto Yegros, "El Peluquero francés" de Guido Rodríguez Alcalá, "Pancha" de Maybell Lebron, "Yo el Supremo" de Roa Bastos, y todo lo referente a Madame Lynch, a López y a la guerra del Chaco.
Así surgieron en mí varias preguntas:
a) ¿Por qué el paraguayo lee novelas y cuentos históricos?
b) ¿Acaso este acto es la búsqueda de una explicación a sus cuestionamientos personales y comunitarios?
c) ¿O es el anhelo de llenar sus vacíos no con razonamientos fríos que provienen de los libros de Historia, sino que le urgen los grandes hechos ocurridos que cuentan con más vida, con mas humanidad y con gran verosimilitud a modo de satisfacer esa sed de verdades?
Estoy seguro de que junto a estas preguntas surgirán muchas más, que no podrán ser respondidas en estas líneas.
Según el psicólogo suizo Carl Jung (1875-1961), quien desarrolló el concepto de arquetipos, él los concibe como inconscientes atributos colectivos de una sociedad. Son como archivos de imágenes que la gente comparte en todo lugar, tiempo y cultura, sin considerar las diferencias individuales que pudieran existir entre los miembros de una sociedad.
Jung cree que estos arquetipos están expresados en los sueños, en las fantasías y en los mitos, los cuales fueron contados una y otra vez de generación a generación, y en ese proceso sufrieron transformaciones. Transformaciones en las que se perdieron muchos detalles y, en algunos casos, hasta el propósito con que se crearon los sueños, las fantasías y los meritos florecientes de una determinada cultura.
La Literatura no es ajena a los mitos. Al contrario, es una gran amiga que les sirve de vida y de muerte. De vida porque reviven cada vez que un lector lee una obra que los contenga; y de muerte, porque actúa según algunos teóricos, por ejemplo, cómo la muerte de los mitos se produce justamente cuando se los arrebata de la oratura y se los acomoda dentro de la literatura.
Según J. Boulogne, manifiesta que “el mito consigue ser una representación imaginaria y dramatizada de lo desconocido, una representación eficaz al punto de ser admitida por todos los miembros de una colectividad y de ser luego transmitida por la tradición, una representación que obtiene su eficacia porque consigue domesticar lo invisible de acuerdo con el conjunto de los otros conocimientos vigentes".
El mito es consustancial a la historia, y la historia al mito. El imaginario de una sociedad es el modo en que ésta organiza sus creencias. Por lo tanto, nuestra historia esta confluida dentro de lo mítico y lo mítico dentro de nuestra historia.
Georges Gusdorf (1987), citado por Fréderic Monneyron y Joël Thomas (2002) en Mitos y Literatura, propone que se definan los estados del mito como sistemas de representación y no como etapas históricas; y distingue tres estados de conciencia de la humanidad:
1- LA CONCIENCIA MÍTICA: la cual es como una estructura del ser en el mundo. Ella interviene desde la prehistoria. Es una relación con el mundo que tiende a integrar al sujeto en el ritmo del cosmos. La experiencia mítica tiene como función reintegrar al ser humano en el universo. El mito es ante TODO LITURGIA DE REPETICIÓN E IMITACIÓN. UN OBJETO, UN ACTO, SOLO TIENEN "REALIDAD" EN LA MEDIDA EN QUE IMITAN O REPITEN UN MITO FUNDADOR. EN ESTE CONTEXTO SOLO EL MITO ES PRINCIPIO DE REALIDAD. En las narrativas históricas paraguayas, por ejemplo, hay un tema recurrente que nos lleva al mito literario fundacional, La Odisea de Homero, y el tema es el viaje.
2- LA CONCIENCIA INTELECTUAL: se corresponde con el pasar de la prehistoria al desarrollo de la historia, de una conciencia a-histórica a una conciencia en la historia y en el tiempo. Esta conciencia es el descubrimiento de lo universal y de lo individual. Es como un proceso de adquisición personal de los mitos comunitarios. El ego del ser humano se halla fascinado por sí mismo, y esta nueva situación lo lleva a una nueva responsabilidad: ser obrero de la verdad. Los personajes históricos paraguayos son individuales, pero los escritores descubren que son universales, pues siempre existieron en cualquier tiempo y espacio arquetipos como López, Francia, Pancha Garmendia o la misma Lynch.
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EL REFLEJO DE LA CONCIENCIA COLECTIVA
EN LA NARRATIVA HISTÓRICA PARAGUAYA
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Antes de escribir este breve trabajo hice un rápido sondeo en algunas librerías sobre las narrativas históricas más vendidas, y para sorpresa mía, la sospecha que temía se confirmó. Entre las obras más vendidas figuran: "Cuentos de la Guerra Grande" de Margarita Prieto Yegros, "El Peluquero francés" de Guido Rodríguez Alcalá, "Pancha" de Maybell Lebron, "Yo el Supremo" de Roa Bastos, y todo lo referente a Madame Lynch, a López y a la guerra del Chaco.
Así surgieron en mí varias preguntas:
a) ¿Por qué el paraguayo lee novelas y cuentos históricos?
b) ¿Acaso este acto es la búsqueda de una explicación a sus cuestionamientos personales y comunitarios?
c) ¿O es el anhelo de llenar sus vacíos no con razonamientos fríos que provienen de los libros de Historia, sino que le urgen los grandes hechos ocurridos que cuentan con más vida, con mas humanidad y con gran verosimilitud a modo de satisfacer esa sed de verdades?
Estoy seguro de que junto a estas preguntas surgirán muchas más, que no podrán ser respondidas en estas líneas.
Según el psicólogo suizo Carl Jung (1875-1961), quien desarrolló el concepto de arquetipos, él los concibe como inconscientes atributos colectivos de una sociedad. Son como archivos de imágenes que la gente comparte en todo lugar, tiempo y cultura, sin considerar las diferencias individuales que pudieran existir entre los miembros de una sociedad.
Jung cree que estos arquetipos están expresados en los sueños, en las fantasías y en los mitos, los cuales fueron contados una y otra vez de generación a generación, y en ese proceso sufrieron transformaciones. Transformaciones en las que se perdieron muchos detalles y, en algunos casos, hasta el propósito con que se crearon los sueños, las fantasías y los meritos florecientes de una determinada cultura.
La Literatura no es ajena a los mitos. Al contrario, es una gran amiga que les sirve de vida y de muerte. De vida porque reviven cada vez que un lector lee una obra que los contenga; y de muerte, porque actúa según algunos teóricos, por ejemplo, cómo la muerte de los mitos se produce justamente cuando se los arrebata de la oratura y se los acomoda dentro de la literatura.
Según J. Boulogne, manifiesta que “el mito consigue ser una representación imaginaria y dramatizada de lo desconocido, una representación eficaz al punto de ser admitida por todos los miembros de una colectividad y de ser luego transmitida por la tradición, una representación que obtiene su eficacia porque consigue domesticar lo invisible de acuerdo con el conjunto de los otros conocimientos vigentes".
El mito es consustancial a la historia, y la historia al mito. El imaginario de una sociedad es el modo en que ésta organiza sus creencias. Por lo tanto, nuestra historia esta confluida dentro de lo mítico y lo mítico dentro de nuestra historia.
Georges Gusdorf (1987), citado por Fréderic Monneyron y Joël Thomas (2002) en Mitos y Literatura, propone que se definan los estados del mito como sistemas de representación y no como etapas históricas; y distingue tres estados de conciencia de la humanidad:
1- LA CONCIENCIA MÍTICA: la cual es como una estructura del ser en el mundo. Ella interviene desde la prehistoria. Es una relación con el mundo que tiende a integrar al sujeto en el ritmo del cosmos. La experiencia mítica tiene como función reintegrar al ser humano en el universo. El mito es ante TODO LITURGIA DE REPETICIÓN E IMITACIÓN. UN OBJETO, UN ACTO, SOLO TIENEN "REALIDAD" EN LA MEDIDA EN QUE IMITAN O REPITEN UN MITO FUNDADOR. EN ESTE CONTEXTO SOLO EL MITO ES PRINCIPIO DE REALIDAD. En las narrativas históricas paraguayas, por ejemplo, hay un tema recurrente que nos lleva al mito literario fundacional, La Odisea de Homero, y el tema es el viaje.
2- LA CONCIENCIA INTELECTUAL: se corresponde con el pasar de la prehistoria al desarrollo de la historia, de una conciencia a-histórica a una conciencia en la historia y en el tiempo. Esta conciencia es el descubrimiento de lo universal y de lo individual. Es como un proceso de adquisición personal de los mitos comunitarios. El ego del ser humano se halla fascinado por sí mismo, y esta nueva situación lo lleva a una nueva responsabilidad: ser obrero de la verdad. Los personajes históricos paraguayos son individuales, pero los escritores descubren que son universales, pues siempre existieron en cualquier tiempo y espacio arquetipos como López, Francia, Pancha Garmendia o la misma Lynch.
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3- LA CONCIENCIA EXISTENCIAL: es como una reconciliación y modo de asumir lo reprimido al reintegrar el mito. Gastón Bachelard insiste particularmente sobre la reintegración del cuerpo, mediador entre el cosmos y la psiqué. En este trabajo de mediación, el relato mítico cumple una función terapéutica.
Y aquí es donde tenemos que pensar sobre la represión de la sociedad paraguaya desde su misma historia, desde sus orígenes, desde su punto de partida como país y durante su existencia en estos casi doscientos años de República Independiente. ¿Acaso esta comunidad busca una acción terapéutica, a través de la literatura llamada histórica, a sus tantas heridas físicas, psíquicas y espirituales? ¿Acaso busca explicación a tanta sangre derramada, tanta gente perseguida, desterrada, desintegrada, aplastada en su misma dignidad? Yo creo que sí, y que esta es una de las razones del por qué los paraguayos consumen las narraciones históricas.
Por casualidad nuestra gente lee literatura histórica, y nosotros, los escritores, tenemos la responsabilidad de satisfacer esas ansias de sanar las heridas históricas. Rauskin decía en la Libroferia Asunción de 2009: NADIE ESCRIBE SOLO EN EL PARAGUAY. Y es verdad. Todos estamos escribiendo la Literatura y la Historia de la Literatura Paraguaya. Todos estamos expresando las heridas y los sueños, enquistados en nuestra sociedad desde antaño. A la postre, somos tan sólo amanuenses de la historia de nuestra patria, de las lagrimas y de las risas de nuestra gente.
Nuestras diferencias de estilo, de visión y de enfoque no deben impedirnos que sigamos nutriéndonos de esa savia mítica que se encuentra en las raíces del árbol mítico paraguayo. Después de todo, nuestras obras son las policromas flores y hojas de la Literatura Paraguaya.
Y aquí es donde tenemos que pensar sobre la represión de la sociedad paraguaya desde su misma historia, desde sus orígenes, desde su punto de partida como país y durante su existencia en estos casi doscientos años de República Independiente. ¿Acaso esta comunidad busca una acción terapéutica, a través de la literatura llamada histórica, a sus tantas heridas físicas, psíquicas y espirituales? ¿Acaso busca explicación a tanta sangre derramada, tanta gente perseguida, desterrada, desintegrada, aplastada en su misma dignidad? Yo creo que sí, y que esta es una de las razones del por qué los paraguayos consumen las narraciones históricas.
Por casualidad nuestra gente lee literatura histórica, y nosotros, los escritores, tenemos la responsabilidad de satisfacer esas ansias de sanar las heridas históricas. Rauskin decía en la Libroferia Asunción de 2009: NADIE ESCRIBE SOLO EN EL PARAGUAY. Y es verdad. Todos estamos escribiendo la Literatura y la Historia de la Literatura Paraguaya. Todos estamos expresando las heridas y los sueños, enquistados en nuestra sociedad desde antaño. A la postre, somos tan sólo amanuenses de la historia de nuestra patria, de las lagrimas y de las risas de nuestra gente.
Nuestras diferencias de estilo, de visión y de enfoque no deben impedirnos que sigamos nutriéndonos de esa savia mítica que se encuentra en las raíces del árbol mítico paraguayo. Después de todo, nuestras obras son las policromas flores y hojas de la Literatura Paraguaya.
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Fuente:
IV ÉPOCA – Nº 18
A CENTRE OF INTERNATIONAL PEN
EDICIÓN ESPECIAL
LA FUNCIÓN SOCIAL DE LA LITERATURA
EN EL PARAGUAY
Arandurã Editorial,
Asunción – Paraguay
Julio 2010 (199 páginas).
A CENTRE OF INTERNATIONAL PEN
EDICIÓN ESPECIAL
LA FUNCIÓN SOCIAL DE LA LITERATURA
EN EL PARAGUAY
Arandurã Editorial,
Asunción – Paraguay
Julio 2010 (199 páginas).
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