LA OTRA MITAD DEL SUEÑO
Poemario de OVIDIO BENÍTEZ PEREIRA
(Enlace a datos biográficos y obras
en la GALERÍA DE LETRAS del
www.portalguarani.com )
Cuadernos del Colibrí Nº 6
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Cuadernos del Colibrí Nº 6
Ediciones DIALOGO,
Director: MIGUEL ÁNGEL FERNÁNDEZ
Grabado de tapa OLGA BLINDER
Viñeta: JOSEFINA PLÁ ;
Asunción – Paraguay
Mayo de 1966 (22 páginas)
A los peregrinos
del único
camino
"Siento en mí un murmullo de agua viva
que dice: Ven..."
(S. Ignacio de Antioquía, camino al martirio)
33
Llegar
hasta el vacío en el área
viscosa
de la soledad.
Mirar
hacia arriba y encontrar
solapado el vacío
en la mañana
que durará mucho menos
que el estambre
de una noche.
Bajar cerca de los pies
y hacia las anchas
puertas que nos ciñen
a derechas y a izquierdas
y todos los contornos
llenos de vacío.
Escuchar esos ecos interiores
que parecen cercanos
y querer
descansar en la ausencia
del propio vacío.
No saber precisarlo.
No creer
en su existencia en uno mismo.
Hablar a ese vacío
y como el eco vacío
devolver la voz.
34
No poder
aquietar esos fuegos
que impiden escribir el nombre
en la propia carne abierta
y saberlo hendido en todo aire
o toda luz,
Llenar el hueco del primero
y del último abismo
-el nombre -
y presentir que palpita
en la más pequeña gota y que descansa
en el silencio de los árboles
estáticos
en su sueño sin planes.
Resbalar por la línea inclinada
del monte más próximo
al deseo.
Estar aquí con uno o dos
- el nombre -
grabado en el rincón más pobre
de uno sólo.
Decir... y estar escrito.
Haberlo dicho pero todo seguir
como siempre
como cuando aun se ignoraban
las siglas de tu nombre.
Buscar la semilla
de la sencillez bajo la piel del lodo.
Buscar la sencillez
de esa flor silvestre
libada por el efímero insecto
cotidiano
cuando no importa el tiempo
y su color.
Aquella sencillez de sombra de árbol
sin hojas para verse.
Esta sencillez de jazmín
limpísimo
sin afeites superfluos
para ser uno mismo y no pisar
el círculo cambiante.
Tú permaneciste inmutable
como la última expresión de un muerto
que no alcanzó a redimir
su olvido.
Aceleré los pasos por la vía
cercana a la pregunta.
Tú -creador- dejaste que allí
donde el silencio nace
todas las preguntas dejaran de ser.
Hacia atrás quedó la barrera
de los círculos cambiantes...
Como corzos disparados
por pulsos de titanes
iniciaron su embestida los vértigos
del mal...
Les abrí las entradas ocultas
al cerrarse los portones
de tu nombre.
Sólo una sombra única
en dirección del señalero
invisible en la hora y en la obra
de cada criatura.
Esta es la hora de todas las criaturas
apretadas en el único
sendero con los párpados bajos
sin la línea de sol
que pudiera descifrar
la dimensión presentida.
Es el estar de la roca dura
que no erosiona el agua intermitente
ni los tiempos del calor.
Es el estar encerrado en el caparazón.
No llegar hasta uno mismo
el origen de los ecos
que sentimos resbalar sin pausas
y sin rastros
como una cédula maldita
con membrana sin ósmosis
para el aliento
de la vida...
Es el estar del frasco
lleno de perfume con cierre hermético
sin sentir las falanges de las manos
abrirse en un aparte nítido,
destapar el frasco y dejarlo olvidado
para que el vívido aroma
sea barrido
por todos los momentos.
Oh tener esas mismas falanges
de las manos
monorrimando con los grillos
de los pies.
Reverberar la mente con una sola
refracción
- punzante -
a través del agua turbia
de la duda.
Curvos
todos los pensamientos
en la comba infinita del universo
del estar a solas
mientras todo en rededor fenece
la voluntad es hilo de humo
en medio
de la tormenta.
Tú has estado en el centro
de la primera palabra
que inicia el sufrimiento.
Hemos creído en ti al girar
en la órbita
de los claros o remotos
tintines que besaban la orla
de tu nombre
aun sin amanecer tu espíritu.
Todo tenía el sentido
inquieto
de tu presencia.
Pero cedieron los granos
que formaban la arena de tus días.
Las manos no encontraron
asidero.
Tus días miraron nuestra ausencia.
La noche comenzó a madrugar
sobre los hombres.
Cabalgan los profetas
de la noche
en corceles con crines puntiagudas.
Los estribos se clavan
en mis carnes.
No hay sangre que sangre.
La sequía llegó.
Déjame de mi salir
todos los pasos
hasta llegar a ser espectador
de mi mismo
en el hombre que habla por mi
en su prólogo de eterna impaciencia
y te reclama la ley
de tu juicio.
Oh el poder llegar hasta ti
aun dando ese rodeo tan amplio
como la distancia del morir
al volver a la vida.
Tu distancia es el mundo
impenetrable
en el improvisar de la humana cercanía.
Para tí el final de todos
los orígenes
es el comienzo apenas.
Oh el estar en el origen del final
de todos los trayectos
y saber imposible
toda otra dimensión.
Y el llegar
y quedarse
y esperar
con los brazos extensos
hacia donde amanecerá
su rostro
la única luz...
35
Migrar
como un átomo sin núcleo
en el espacio abierto
a todas las medidas
Eternamente
Hasta en lo humano imposible
no permanecer sumido
No encontrar el presente
del momento rutinario
de esta única existencia
Migrar
entre la sed del alma
y el triunfo de los músculos
¿Qué te espanta?
Huir
Ocultarse detrás de las raíces
que emparientan la vida
con la muerte
Quedar callado...
Mirar y ver...
Ser el transeunte de esta vía
nítida en su trayecto
sin cruces
Y no querer ser
36
Planté el árbol del vino
y en su savia hallé el fuego.
Con el fuego hice vino
y del vino bebí.
"Hallé después que todo es vanidad
y empeño vano".
Los ríos que regaron los sembrados
despeñaron su fuego
en un atajo
para apagarse en su imposible
trascendencia.
Las corrientes son turbias
o traslúcidas
bajo la llama del sol
-los cauces son claros o mugrientos-
la turbidez se limpia
en las altas columnas
-la transparencia se opaca en los estigmas-
pero todas van al mar
o hacia el abierto caos.
El caos bautiza las corrientes
y forma remolinos interiores
que no se ven ni se verán
porque no hay nitidez
en sus entrañas.
Halos que se debaten hasta mínima altura
-tan medida-
que devorados son
y digeridos
en renovado -repetido- círculo
en ascenso y descenso sin contactos.
El mar digiere las aguas neutras.
Aguas que mustian luz
que disuelven la sal de los collados
y estancan su sabor en las hoyadas.
Transforman en agua
el corazón cristalino del alcor
y arrastran
y mastican sedimentos
para formar otra vez
rotundas rocas.
Y todo es vanidad...
Hasta esa doble mitad de sueño
y muerte.
Ese... quizás tú mismo.
Tal vez yo solamente.
El hombre con el péndulo de su destino
en ascuas
en terreno arenoso y empinado y en cada tiempo
de su débil tránsito.
Cae y asciende. Se eleva y se despeña.
Se levanta y camina. Se despeña y camina.
Y no conoce transparencia.
Desciende y hay relámpagos.
Hay pared vertical que no permite precisar
los brazos del camino.
La sangre del camino. La voz...
"Yo soy el camino". El eco es ley. Leyenda.
Vibra un momento en lo orbital
del querer y del saber
emprender los círculos que vuelven.
Pero está la pregunta...
¿Hacia dónde?
Ahora pica el silencio.
Sumo silencio sumo que acrecienta
las distancias que afloraron muy tarde.
Muy temprano en la imagen inconsútil
del amor
en ese mismo cauce del no saber
-del no querer- querer...
Hombre -criatura -lodo. ¿Hacia dónde camino?
Hacia posible transición.
Hacia el primer escalón que lleva
a las Vertientes.
Hacia el último peldaño que toca
la vaguada.
Sin acechos. Sin músculos.
No ve -no oye- no siente la ventisca
que desmiga su hielo en su lomo
descubierto.
La mano de la montaña es tenue.
El halo precursor de desabrigo
desdibuja la visión que modula su esperanza.
De nuevo las tinieblas
sin hallar el principio.
Y el andar pesado. Y el plumaje pegado
al barro.
Hay aun sumisas flores que musitan
debajo de la niebla.
Corolas amarillas - cálices sin verdor.
Cadavéricas son pero son flores.
Quizás cuando se truequen en semillas
el viento las hará remontar
sobre los humos
y caer más allá en paraje asoleado.
Mientras todo es vanidad
y empeño vano.
Paso yo. Pasa tú! No te detengas
a mirar los despojos
que han modelado tus pies.
Podrías reconocer alguna imagen
al sentir afinidad por un color
un sonido o una sombra.
Somos hoy para mañana como fuimos
ayer para hoy.
¿Y mañana...? ¿Mañana es vanidad!
¿Mañana es vanidad y empeño vano?
37
Caminar entre moluscos
y sentir que las babosas le sorben
la epidermis
sin llegar a la médula.
¿No hay defensa contra el polvo
de los dientes de babosas?
El polvo se transformó en destino
a nivel del humano intento fenecido.
Yo los vi precipitar su sangre
en las piras de lo que no es el amor.
Yo los vi devorarse las vísceras
en la filial siembra
de nada.
Y era apenas la oruga de todo lo posible.
No han dejado la carne de sus uñas
para que fuera semilla
en su historia.
Sus lenguas cercenadas con el germen
de la única verdad
sepultada en el fondo de ellos mismos.
¿Hoy todo el universo llora su dolor de parto
de la hora del hombre?
Pero hablarán en el polvo...
El espíritu sobrevivirá al caos
y los pulmones sonarán a esperanza.
Aun será niña impúber
cuando el hombre haya ensayado
-otra vez -
su infancia.
La verdad será vacuna contra los dientes
de las babosas.
El polvo ya no será destino.
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