ESE PEDAZO DE TIERRA MÍO
Poemario AUGUSTO CASOLA
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En la GALERÍA DE LETRAS del
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© Augusto Casola
© Arandurã Editorial
Tte. Fariña 884.
Teléfono: (595 21) 214 295
e-mail: arandura@hotmail.com ,
Asunción-Paraguay. 19 de octubre 2010
a César Rodolfo, a quien sus amigos llamaban Franky
a Paola, su esposa, una mujer valiente
a Luly, su mamá y su desconsuelo
a los huérfanos de hijos
BEATI POSSIDENTES
Cuando era joven, y me embriagaba
con ilusiones de que hoy me río,
soñé ser dueño de grandes tierras...
¡Ya tengo un trozo de tierra mío!
Luego la vida, que enseña tanto,
calmó del todo mi desvarío,
mas no el cariño perdí a la tierra...
¡Y hoy tengo un trozo de tierra mío!
Pero: ¡ay! que el trozo de tierra ingrata,
al pie de un bajo ciprés, sombrío,
¡es el que llena la sepultura
donde enterraron al hijo mío!
Con él descansan todos mis sueños
de amor, de gloria, de poderío...
y ante los cielos y ante los hombres,
¡aquel pedazo de tierra es mío!
Carlos Fernández Shaw
ÍNDICE
1.- Silencio y ausencia / 2.- ¿Por qué te fuiste? / 3.- Un sitio lejano y sin recuerdo / 4.- Demencia / 5.- ¿Por qué voy a estar triste? / 6.- La caja / 7.- Vergüenza / 8.- Un mendrugo de pan, la comida / 9.- Si alguien me preguntara / 10.- Quién no sabe / 11.- Brindis navideño / 12.- Todo va todo viene / 13.- Lloro en tu muerte mi fracaso / 14.- Me convertí en el silencioso abismo / 15.- Derrumbe / 16.- No me acuso ni me culpo / 17.- Es que yo no sabía / 18.- Unos buenos tragos tal vez no den olvido / 19.- Correr / 20.- Detener el tiempo / 21.- Obligar la ausencia / 22.- A veces / 23.- Porque tengo miedo de la muerte no muero cada día / 24.- Mi sombra pasó frente a la casa / 25.- Eras la argamasa / 26.- La risa es llanto interrumpido / 27.- Desconocimiento / 28.- ¿Qué tiene de más pavoroso la muerte? / 29.- Ahora son recuerdo / 30.- La paloma muerta / 31.- El olvido / 32.- Tristeza apacible / 33.- Crepuscular / 34.- Solsticio de invierno / 35.- Abismo / 36.- Casualidad / 37.- Mi voz / 38.- Mater dolorosa / 39.- Ahora que estoy solo / 40.- Cuál habrá sido / 41.- Navegante / 42.- Despedida.
1
SILENCIO Y AUSENCIA
Eres el silencio de la ausencia
quebrado el sello
de secretos
que arpegian en el llanto
su cantar de desencuentros.
Allí riela el plenilunio umbrío
su bullicio mudo
de niños en juegos inocentes
y amantes furtivos en busca
de penumbras cómplices.
Cosas viejas todas ellas
y sin embargo
vigentes al día siguiente
de haberte vuelto silencio,
y ausencia y dolor y cuna de penas.
2
¿POR QUÉ TE FUISTE?
... si eras
tanta sed de horizontes
tanto anhelo
por perseguir ensueños,
tanto añorar futuros
de alegría aún dormida,
tanta risa:
¿por qué te fuiste?
3
UN SITIO LEJANO Y SIN RECUERDO
Quiero visitar un sitio ajeno
donde no puedan ya alcanzarme
los recuerdos;
un solar sin risas ni tristezas,
de sombras silentes en abrazo,
de paz calmosa
y de olvido.
Lo imagino vergel de nada
en su extática hermosura
de silencios pleno y atardecida aurora,
tiempo extraviado, tímidas penumbras
luces adensadas en hondo aliento
apaciguadas.
Entonces me susurra una voz queda:
el sitio existe, ese es mi reino,
mío solo y soy yo la Muerte,
su señora.
4
DEMENCIA
Cuando ya no resten sombras cercenadas
tras el derrumbe
y de pie entre los escombros un hombre mire
de su rededor las ruinas
¿por qué ha de extrañar que la furia de su grito
entierre a los dioses
que honró en su demencia?
Tras quebrar el séptimo sello
con el cual nos amenaza Juan
el apocalíptico
y descubrir entre las brumas del desastre
la necia insensatez de sus reclamos
el vano clamor de sus plegarias
la impúdica farsa de mentiras
su triste destino de cadáver
atrapado en las garras que desgarran sin tregua ni piedad
el cuerpo inerme
ante dioses impotentes
incensados
ungidos con plegarias de místico delirio
voces necias
en alabanza
a dioses que no existen
y de existir serían tan sólo
dadores insensatos de llanto y de locura
ángeles vanos
de infames hierofantes
conscientes de su embuste.
Cuando de entre los escombros de las ruinas
alce un hombre el puño amenazante
al infinito
al fin decida tal vez caer de hinojos y vencido
implorando clemencia a dioses que no existen,
fantasmas fementidos que lo acosan
con el denuedo tenaz
de su demencia.
5
¿POR QUÉ VOY A ESTAR TRISTE?
¿Por qué voy a estar triste,
porque te fuiste?
Si no te contaminó la mezquindad del mundo
ni tuvo tiempo el tiempo
de encender tu angustia
ante la vida que festeja
en maremotos
de risas densas de rencor y gritos de agónica agonía
la certidumbre infalible
del fracaso.
¿Por qué voy a estar triste,
porque te fuiste?
Al sueño sin ensueños de la Muerte,
entregaste la alforja de tu alma:
fe, ilusiones, esperanza,
pues de la vida conociste
el ascenso de vivir en franca lucha
el camino hecho de surcos de tristezas
en tu sueño engañoso de alegría.
¿Por qué voy a estar triste
porque te fuiste?
Y sin embargo,
cada cual tiene el derecho
de beber hasta las heces
su cáliz de amargura.
Lo sé, tenías derecho, pero es esa tu ausencia
sin anunciar tu partida
la que enciende en mí el dolor del sinsentido,
la furia ciega centra el crimen sin castigo
que condena a no poder ni hablar ni estar contigo
consumido en nada
a causa de un verdugo inadvertido.
¿Por qué voy a estar triste,
porque te fuiste?
10
QUIÉN NO SABE
¿Quién no sabe
que todo es transitorio
y nada dura?
Hundidos como estamos en mentiras
que cuecen nuestro pan de cada día
¿Quién no sabe
que todo es transitorio
y nada dura?
Palabras ampulosas
hiladas en ruecas fementidas
las telas de un mundo sordo y ciego
que corre sin razón,
desatinado
donde ¿acaso alguien cree
en la misericordia?
¿en los Reyes de enero?
si ya saben los niños por la media
de regalos carentes de Misterio
pues su magia ha perdido el 6 de enero.
¿Quién no sabe
que todo es transitorio
y nada dura?
¿Acaso alguien aún ignora
que amor es hormona enardecida
nacida en un recodo de suspiros
y apañado
en el manto tan tonto cual sutil
de la poesía?
Si doy esto por sabido
¿por qué desespero con un grito
cuando estalla mi ser enajenado?
Química del carbono,
reiterado quantum,
polvo celestial,
materia inerte y encantada,
insensato manantial de vida:
amor, dicha, dolor, sonrisa,
agua, piel y nervios convertidos
en el ite misa est,
llena hiel y confundida
en furia tormentosa del Misterio.
Si química es del carbono el llanto herido
y el amor nada más que hormona insatisfecha:
¿por qué ha de admirarnos que acabe todo
en palabras de maltrecha poesía?
13
LLORO EN TU MUERTE MI FRACASO
Lloro en tu muerte mi fracaso,
el rostro adusto, las palabras duras,
mi trágica impaciencia
de no saber quién eras,
ni de saber quién soy.
Pero no hay olvido
y el fuego arde en vana zarza
pues sin morir mil veces muero
en medio de voces insolentes
o entre silencios no anunciados
pues comprendo
que sin hacer para ello nada
me quisiste
mucho más de lo que creo haberte amado.
14
ME CONVERTÍ EN EL SILENCIOSO ABISMO
Me convertí en el silencioso abismo
de mi nombre.
No me faltan conocidos
que me conocen
de antes
de caer al pozo
que habito ahora
profundo y tachonado
de paredes frías
y musgoso desconsuelo.
Soy el silencioso abismo
de mi nombre
que despertó tu ausencia
en nuestra soledad inédita.
Y antes ¿dónde estabas?
Y yo ¿por qué no te veía?
17
ES QUE YO NO SABÍA
Qué solos nos dejaste, Rodolfo
y yo que no sabía.
Qué solos estamos
qué ausencia tan sentida
y yo que no sabía.
No pregunto los por qué
porque no hay respuestas
ni van a engatusarme
con necias idioteces
siento, sí,
qué solos Rodolfo, nos dejaste.
Quién iba a pensar siquiera
cuando esa tarde a la madre le dijiste:
mañana vuelvo, mamá
y a Araceli le diste un beso
sin saber que era el postrero.
¡Qué premonición ni qué nada!
de ese amor sencillo y simple
que alguna vez debí haber comprendido en tu mirada
ahora lloro en necio desconsuelo
el beso que bajé a tu mejilla fría
y muerta como estabas
y sólo entonces me atreví a decirte quedo
este es el beso que nunca di,
estando vivo.
Es que yo no sabía.
23
PORQUE TENGO MIEDO DE LA MUERTE NO MUERO CADA DÍA
Porque tengo miedo de la muerte no muero cada día.
Temo al frío repetido de la tumba
y a la redención
que hiede culpas sombrías.
Tengo miedo de morir de nuevo
y nuevamente
descubrirme en la ausencia
de ese cuerpo en el féretro
que debió ser mío.
Suman horas de desvelo
en collage repulsivo
en este cuerpo vivo
de cadáver que se mueve
en ansiedad de manos y de dedos
y artríticas rodillas
y piernas que caminan
y confirman que está vivo
y no es ese cadáver frío
que no es nadie
ni tan sólo carne redimida
y sin embargo...
y sin embargo
qué fuerza adquiere su presencia
al encender tantos recuerdos
con la yesca olvidada
y perecida
que explota en llamaradas
de horror
y miedo
y días diferidos
desde ese cuerpo que duerme ya en la nada
ese cadáver frío que es mi hijo.
28
¿QUÉ TIENE DE MÁS PAVOROSO LA MUERTE?
¿Qué tiene de más pavoroso la muerte?
¿la descomposición o la ausencia?
o el no sentir y estar presente
o su silencio
largo como son del cementerio
las sombras en invierno
atardecido en cipreses
o acaso nada
o acaso todo
envuelto en premonición
de risa cantarina
que salta y escapa
en centelleo
antes de caer
como el capullo del otoño helado.
¿Qué tiene de pavoroso
ese agujero negro de la vida
abierto en el cosmos insensible
donde acaba inexistente todo
en curuvicas de olvido convertido
cuanto alguna vez fue algarabía
risa, llanto, dolores y alegría
con nombres propios
y voces y sonidos
retumbantes en el silencio
perimido?
Abiertas las compuertas
el recuerdo es infinito sin estrellas
crujiente avalancha de las almas al olvido
de la nada
con las manos hendidas en la muerte
procaz que no perdona
la lasciva avaricia de la tumba
y al cerrarse grotesca se estremece.
39
AHORA QUE ESTOY SOLO
Ahora que estoy solo
tal vez me detenga a pensar
en todas las cosas lindas
que al descuido dejé pasar.
No quiero ponerme triste
y tampoco quiero llorar
nomás revivir un poco
las cosas que dejé pasar.
Cosas sencillas por ciento
que ni puedo recordar
y por eso a veces pienso
¡cómo yo las dejé pasar!
Y sin embargo ahí están
dándome vueltas al alma
y ¿dónde las he de buscar
siendo que las dejé pasar?
Eso tienen los fantasmas
giran sin que los vean
pero siempre están presentes
en eso que dejé pasar.
Es un juego de acertijo
cosa de nunca acabar
los recuerdos de las cosas
que al descuido dejé pasar.
Hay bullanguera de niños
pero no sé dónde han de estar
risas palabras y voces
sombras son que dejé pasar.
Con el correr de los años
los recuerdos iré a mezclar
como condeno al olvido
las cosas que dejé pasar.
42
DESPEDIDA
Qué consuelo vacío
el de la poesía.
Inútil centelleo
de una fuente umbría.
Acceso preterido
a gruta de tristezas.
Purgatorio oculto
de extraño catecismo
aprendido tras volver la espalda
y ya enterrada
la caja que contendrá por siempre
el cuerpo de quien fue una vez
el hijo mío.
POESÍA ESTREMECEDORA - ARTÍCULO DE DELFINA ACOSTA EN EL SUPLEMENTO DE ABC COLOR, EL DOMINGO, 31 DE OCTUBRE DE 2010:
Con claridad rotunda, el escritor y poeta Augusto Casola, ha escrito el libro Ese pedazo de tierra mío. El volumen lleva el sello editorial Arandurã.
Ya el título es un adelanto, un anticipo, de lo que el lector encontrará en las páginas. O sea, un pedazo del alma, o del espíritu, que marchó para siempre del poeta, a regiones incógnitas que la muerte nos tiene reservadas a todos los seres humanos.
En los versos, Casola nos cuenta su dolor. Pero el suyo es un dolor que choca contra la pared, contra el vacío, pues no encuentra respuestas ante la muerte del hijo que lo ha querido como tal vez él no pudo corresponder.
Un largo y sostenido mea culpa va tomando, como hiedra veloz, cada palabra, asfixiando todo el cuerpo poético.
No cabe una poesía de esperanza donde hay tanta desesperanza y polvo de huesos.
Se dice a sí mismo el autor del libro que no ha conocido a su hijo, que no le dio amor; se echa en cara, en fin, su condición de padre que no ha podido salvar aquellas distancias que a veces se alzan, innecesariamente, entre progenitor y descendiente.
Estos versos son un llanto público que escuchamos desde nuestra imposibilidad de remediar las cosas. Augusto Casola es un poeta, sobre todo un ser humano, que entiende las trampas, las ironías y los falsos acordes de una música carnavalesca salida del mundo.
Hubiera yo querido hacer algunas precisiones sobre la versificación y demás detalles poéticos, pero creo que esta obra no busca sino reparar en algo la falta de afecto cometida.
Es un libro para tomar con cuidado y echarse a pensar en la tragedia que a veces es la existencia.
El autor sabe que la vida continúa. Pero la continuación de la vida se le presenta como un cáliz que quisiera pasar de largo, pues la suma de los dolores es muy grande, muy penosa, muy fatídica.
Estamos ante versos que salen calientes desde la sangre misma, desde la herida que no cicatriza, desde el mareo ante un mundo que no cesa en su lenta descomposición.
Jamás he leído versos tan tristes.
Jamás me he encontrado ante tanta soledad.
Jamás he sentido tan de cerca esa respiración de bestia que tiene la muerte al llegar abruptamente a las puertas de un hogar, de una familia.
Es un horror saberse vivo cuando perdemos para siempre a la persona más amada.
Pero la vida tiene códigos amargos.
Y Franky ha partido del mundo, con una sonrisa.
Y no hay bien que se pueda entender tras una partida tan trágica y temprana.
Ya el título es un adelanto, un anticipo, de lo que el lector encontrará en las páginas. O sea, un pedazo del alma, o del espíritu, que marchó para siempre del poeta, a regiones incógnitas que la muerte nos tiene reservadas a todos los seres humanos.
En los versos, Casola nos cuenta su dolor. Pero el suyo es un dolor que choca contra la pared, contra el vacío, pues no encuentra respuestas ante la muerte del hijo que lo ha querido como tal vez él no pudo corresponder.
Un largo y sostenido mea culpa va tomando, como hiedra veloz, cada palabra, asfixiando todo el cuerpo poético.
No cabe una poesía de esperanza donde hay tanta desesperanza y polvo de huesos.
Se dice a sí mismo el autor del libro que no ha conocido a su hijo, que no le dio amor; se echa en cara, en fin, su condición de padre que no ha podido salvar aquellas distancias que a veces se alzan, innecesariamente, entre progenitor y descendiente.
Estos versos son un llanto público que escuchamos desde nuestra imposibilidad de remediar las cosas. Augusto Casola es un poeta, sobre todo un ser humano, que entiende las trampas, las ironías y los falsos acordes de una música carnavalesca salida del mundo.
Hubiera yo querido hacer algunas precisiones sobre la versificación y demás detalles poéticos, pero creo que esta obra no busca sino reparar en algo la falta de afecto cometida.
Es un libro para tomar con cuidado y echarse a pensar en la tragedia que a veces es la existencia.
El autor sabe que la vida continúa. Pero la continuación de la vida se le presenta como un cáliz que quisiera pasar de largo, pues la suma de los dolores es muy grande, muy penosa, muy fatídica.
Estamos ante versos que salen calientes desde la sangre misma, desde la herida que no cicatriza, desde el mareo ante un mundo que no cesa en su lenta descomposición.
Jamás he leído versos tan tristes.
Jamás me he encontrado ante tanta soledad.
Jamás he sentido tan de cerca esa respiración de bestia que tiene la muerte al llegar abruptamente a las puertas de un hogar, de una familia.
Es un horror saberse vivo cuando perdemos para siempre a la persona más amada.
Pero la vida tiene códigos amargos.
Y Franky ha partido del mundo, con una sonrisa.
Y no hay bien que se pueda entender tras una partida tan trágica y temprana.
MI VOZ
Cuando lloro
lloro todos mis fracasos
apabullado.
Están y los acepto
en mi total desventura
que grita el grito absurdo y desquiciado
desde mi garganta.
Me recupero vuelvo a hablar
converso
con esta voz que no es la mía
-resquebrajada, inerme-
que ondula repitiente
y pretende ser mi voz
aquella mía
la de antes del derrumbe
firmeza y segura
mi voz
antes del colapso
de tu muerte en la que vivo y no soy yo
sino el desvergonzado
obsceno trashumante
que mi cuerpo usurpa día a día.
lloro todos mis fracasos
apabullado.
Están y los acepto
en mi total desventura
que grita el grito absurdo y desquiciado
desde mi garganta.
Me recupero vuelvo a hablar
converso
con esta voz que no es la mía
-resquebrajada, inerme-
que ondula repitiente
y pretende ser mi voz
aquella mía
la de antes del derrumbe
firmeza y segura
mi voz
antes del colapso
de tu muerte en la que vivo y no soy yo
sino el desvergonzado
obsceno trashumante
que mi cuerpo usurpa día a día.
Fuente:
ARTÍCULO DE
EN EL SUPLEMENTO DE ABC COLOR,
EL DOMINGO, 31 DE OCTUBRE DE 2010.
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