AJEDREZ PERPETUO
Novela de LOURDES TALAVERA
Tel.: 595 21 444770
Asunción – Paraguay, 2011
Lanzamiento de La Novela “AJEDREZ PERPETUO”
Editorial Servilibro invita al lanzamiento de la Novela
AJEDREZ PERPETUO de la escritora paraguaya LOURDES TALAVERA.
El miércoles 16 de Noviembre, 2011 a las 19:30 Hs.
Auditorio Ruy Díaz de Guzmán (Manzana de la Rivera))
Ayolas 129.
La presentación de “AJEDREZ PERPETUO”,
estará a cargo de LOURDES ESPÍNOLA y NELSON AGUILERA.
“AJEDREZ SECRETO”
Lourdes Talavera, escribe una novela donde la frase del poeta persa medieval, Omar Khayam, citado por Borges, se convierte en el núcleo de una historia que transcurre como un juego de ajedrez, secreto. Si movemos, en esta vida, los peones humanos, manipulándolos para nuestros fines en la lucha por la sobrevivencia, descubrimos que alguien en algún momento y en algún lugar tumba el tablero y devuelve las piezas al cajón de los trastos, es decir, a la nada.
El personaje de esta historia que es, entre otras cosas, la crónica de una familia, ha aprendido, de niña, a mover los trebejos y cree que por medio de ciertas estrategias, que tienen que ver con el arte de la guerra, se puede triunfar sobre el destino. Es como aquel caballero, de una película de Bergman, que desafía a la muerte a jugar la partida definitiva que podría librarlo de la Parca.
La paradoja es que no somos libres, pues hay hilos invisibles que nos mueven, desde arriba, como si fuéramos marionetas en el teatro del mundo. Un mundo lleno de ruido y de furia que nos arrastra por un tobogán invisible hacia la nada. Conspiraciones políticas, secuestradores, amores imposibles, familias desquiciadas, desfilan ante nuestros ojos en esta odisea humana signada por una dictadura tenebrosa donde la protagonista, Sofía, sufre innumerables peripecias que incluyen: violaciones y sufrimientos sin nombre en el sótano sombrío donde ha sido encerrada por sus captores.
Este drama político-social transcurre en un país olvidado de la mano de Dios, casado con el infortunio donde reinan la injusticia, la pobreza y la impunidad. Donde un puñado de seres excepcionales tratan de redimir a los desvalidos por medio de un proyecto, casi utópico, que salve a los desheredados de la abyección en que viven. En esta obra también se cuestiona sobre el nihilismo en que se debate la sociedad actual, es decir, la nuestra.
Es, además, un análisis magistral sobre la sicología de la víctima de un plagio, es decir, una situación límite (síndrome de Estocolmo), donde las angustias, miedos y pánicos de los que han sido humillados por el maltrato inhumano de los carceleros se ponen en evidencia.
Quizá el hecho de que la autora sea médica la haya capacitado para auscultar los oscuros recovecos del alma humana y pueda realizar un diagnóstico sobre la sociedad enferma en que vivimos. En algún momento se recuerda la horrible historia de Soledad Barret, nieta del famoso escritor Rafael Barret, muerta a raíz de las torturas sufridas en las prisiones de la tiranía brasileña.
Como en su obra narrativa anterior (de denuncia), Lourdes, desarrolla –como en un caleidoscopio infernal– las penurias de las familias de desaparecidos y agrega una reflexión existencial sobre la vida y la muerte en los países, que como en el nuestro, el destino de los desheredados es incierto, ya que en cualquier momento se puede dar un jaque mate inesperado a la vida.
LA AUTORA
LOURDES TALAVERA es narradora y ensayista. Integra la Sociedad de Escritores del Paraguay – SEP y Escritoras Paraguayas - EPA. Forma parte de la comisión editorial de la Revista del PENCLUB PARAGUAY como asimismo de su comisión directiva.
Sus obras son: “JUNTO A LA VENTANA”; “ZOOLÓGICO URBANO; “AFINIDADES FURTIVAS”; SABOR A ALGARROBO (libro en edición cartonera de cuentos y relatos). “SOMBRAS SIN SOSIEGO” (novela); “APORTES DE LAS MUJERES AL CUENTO EN PARAGUAY DESDE LOS AÑOS OCHENTA A LA ACTUALIDAD” está publicado en: “Crónicas y ensayos paraguayos de ayer y de hoy” de Teresa Méndez Faith; otros ensayos y cuentos están publicados en números de la Revista del PENCLUB del Paraguay como asimismo en textos de literatura de la Enseñanza Básica como también en antologías nacionales e internacionales.
LOS CUENTOS:
“EL DESALOJO” fue seleccionado y publicado en: “REVUE LITTERAIRE BILINGÜE FRANCAISE – ESPAGNOL” N° 27 “ARCOIRIS” y “LA REVANCHA” recibió una mención de Honor en el 7mo concurso de cuento corto “JORGE RITTER”. COOMECIPAR.
CAPÍTULO : HOTEL CALIFORNIA
En aquel tiempo ella estaba viviendo ya en Montevideo, cuando un atardecer recibió la llamada de él y convinieron en encontrarse en el hotel California donde estaba hospedado. Sabía de ella al dedillo, qué hacía en sus horas libres, los lugares qué frecuentaba, las personas con quienes se reunía. Se sobresaltó. Cuando sonó el teléfono no se imaginó que sería él. Le preguntó cosas sobre ella:
-¿Te gusta vivir en Montevideo?
- Me siento más tranquila
Ella vivía en una casa solariega en un barrio residencial que había sido el lugar de veraneo de la familias acomodadas del siglo pasado. Siguieron hablando de cosas banales que no se referían al pasado sino más al presente que los confrontaba. Hubo cierto momento en que ella se sintió incómoda y fue cuando mencionó a Ariel. Le comentó a grandes rasgos que es cruel y desapegado de los sentimientos, que ahora estaba en el Brasil, con la excusa de terminar sus estudios aunque pretendía recomponer desde el exterior el movimiento. Le pareció que él no hablaba con nadie con tanta sinceridad desde hacía años. Luego cayó el silencio sobre ellos. Era un hondo silencio que de tener los ojos cerrados, permitiría desfilar las imágenes del pasado como una película de Godart. Entonces, él la invitó a su hotel:
-Estoy en Montevideo, de paso, mañana tomaré un vuelo rumbo a Suiza. Me gustaría que pudieras venir al Hotel California. ¿Lo conocés?
-Si, lo conozco
Estaba turbada, él estaba allí a pocos minutos de su casa y quería verla. Su corazón latió de prisa como si quisiera huir de su tórax. Por un instante no supo qué hacer. Era evidente que deseaba verlo, pero era consciente del riesgo que eso equivalía. En numerosas ocasiones, en su mente había fantaseado con la idea de verlo una vez más. Lo que más recordaba de él, era la textura de la tela del pasamontañas que cubría su rostro. Por otro lado, tampoco quería sacudir el tizne que cubría los hechos tenebrosos del pasado. El ni siquiera se sacaba la ropa ni el pasamontañas. El instinto le advertía que no debería verlo, sin embargo la propuesta le estremecía y la rodeaba de una irrealidad incompatible con ella. Se había quedado sin palabras:
-¿Estás allí?
-Estoy aquí y pasaré por tu hotel en una hora.
-Te espero.
Ella anotó en una hoja, el número de la habitación y del teléfono del hotel. Y fue hasta allí para verlo, a la vuelta del centro de detención de cientos de desaparecidos y víctimas de la dictadura uruguaya. Llegó al lobby, nadie estaba en la recepción, se dirigió al ascensor y pulso el número dos. Caminó con pasos lentos el pasillo y encontró la puerta de su habitación, golpeó, cuando se abrió él sonreía en el umbral. La abrazó largo rato, aspirando su perfume, Eternity de Calvin Klein, la acarició sin prisa como si fuera el dueño de las horas. Se acariciaron largo rato sin decir nada. Con toda naturalidad, la llevó al lecho, la desnudó e hizo lo mismo. En habitación, Central Park Blues cantada por Nina Simone le daba un ambiente sobrenatural. De haber sido lo mismo en el pasado, quizás, ella hubiera sido feliz. Pero, esa oportunidad, se había perdido y nadie la recuperaría y menos ellos. Ella intuyó que su tacto sentía nostalgias de la trama de la tela que le cubría el rostro. Él la contempló desnuda con la avidez de quién tenía sed o apetito de una bebida o manjar exquisito. Muy despacio, lentamente, había pasado tanto tiempo desde que se separaron, entró en su interior. Sofía, recordó el hondo silencio, entre ambos, que se tragaba todos los ecos sin permitir que llegaran a la superficie. En cada ocasión, juntos ella se enfrentaba a la imagen de la muerte, que se desplegaba a pocos segundos, cara a cara con ella. Ese silencio con tinieblas como un fantasma se interponía de nuevo entre ellos. Solo ese silencio y nada más. Ante esa sensación experimentó pánico y sintió miedo. Entre las sábanas, ella se abrazó a su cuerpo desnudo y se acurrucó entre sus brazos, él dijo en un susurro que la amaba. Ella pensó que su sentimiento no tenía futuro, que la oportunidad había pasado de largo. Nadie podía, ahora, recuperarla. Sentía que su cuerpo era atraído hacia la oscuridad, de esas tinieblas. Cerró los ojos y espantó esos pensamientos. Sonaba The Star- Crossed Lovers, esa pieza de blues de la que Harika Murakami habla en una de sus novelas, mientras la dureza y un frío de hielo se instalaban en su corazón; el sonido del saxo sonaba doliente por el amor de una pareja de enamorados desdichados, en un intento afanoso de conjurar la fatalidad, inundaba el cuarto del hotel.
Había permanecido a su lado, algo así, como tres horas, eso creía porque no miró su reloj. No hablaron de nada, solamente estuvieron juntos y acurrucados como eso hubiera sido lo más importante en el mundo. Cuando abandonó el lecho, intentó retenerla y ella se puso de pie, le sonrió y se vistió presurosa. Temblaba, precisaba salir afuera y respirar aire puro. Sentía que si no se marchaba pronto, se quedaría absurdamente a su lado. Le tomó de la mano:
-Me tengo que ir.
- Está bien, pero me gustaría volverte a ver.
- Necesito estar sola y cuando ponga en orden el caos que me habita, veré si eso es posible. En mi vida no hay lugar para las obligaciones ¿Me comprendés? Siento que no debí dejar que pasara estas cosas entre nosotros. Fue un error.
El la estrechó entre sus brazos y la besó, cerró los ojos y se quedó inmóvil; ella pudo sentir los latidos de su corazón dentro de su pecho. Era un latido acompasado, suave, breve. Cerró los ojos e imaginó su sangre roja que fluía en sus arterias. Le acarició su pelo suave, aspiró su fragancia, mientras sus manos vagabundeaban en su espalda como si intentara retenerla. El abrió los ojos y dijo:
-No comprendo nada, pero respeto tu decisión
La abrazó y ella le estampó un beso en la mejilla, después tomó su bolsa y salió al pasillo. Mientras esperaba el ascensor, lo vio de pie en el umbral de la puerta con los brazos cruzados. No era alto y parecía muy vulnerable. Sacudió la cabeza y su pelo le tapó el rostro. Agitó su mano para decir adiós y se fue. Él también, le dijo adiós. Ambos sabían que era un adiós para siempre. Ella se sentía vacía, tenía un espacio en blanco inmenso en su interior. Salió a la calle, dobló en la esquina y fue al sitio donde dejó estacionado su auto. Se sentía sin fuerzas, deseaba caminar por la arena de la playa y no pensar en nada. Fluir. Salió a la 18 de Julio y llegó hasta rambla de Pocitos. Caminó descalza en la arena mientras resonaban a su alrededor el ruido de las olas. Deseaba regresar al hotel, pero no se había movido ni un milímetro, sabía que sería en vano. Una profunda tristeza la invadió, las luces de la noche titilaban y una brisa fresca le recordó que debía regresar a su casa.
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